La celebración de la Cena del Señor.

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Amonestaciones e instrucciones sobre la celebración de la Cena del Señor.

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La Cena del Señor, una conmemoración de la última ocasión en la que el Señor cenó con Sus discípulos, era parte importante en las reuniones de adoración.
La ocasión original fue la celebración de la Pascua tal como el Señor ordenó a Israel antes de salir de Egipto. Un cordero sin defecto y sin mancha era sacrificado y, en la primera Pascua, su sangre fue usada para pintar los dinteles de la casa para ser protegidos del ángel de la muerte.
Jesús era el verdadero Cordero Pascual y sabía que estaba a punto de ser sacrificado para pagar por los pecados del hombre.
La Iglesia, que comenzó con judíos, continuó la práctica, pero ahora entendiendo el verdadero significado de la Pascua.
Desafortunadamente, los corintios habían hecho de la celebración simplemente un rito rutinario y sin significado espiritual.
En este pasage, el apóstol primero los amonesta por lo que estaban haciendo y después los instruye.

La amonestación.

No se reunen para lo mejor.

1 Corinthians 11:17 NBLA
Pero al darles estas instrucciones, no los alabo, porque no se congregan para lo bueno, sino para lo malo.
Las reuniones de adoración de los corintios estaban haciendo más daño que bien. El verso, literalmente dice “no se congregan para los mejor sino para lo peor.”
Pablo les dice la razón de su amonestación: no practican o no viven en unidad, como el Señor espera de sus discípulos.

No viven en unidad.

1 Corinthians 11:18 NBLA
Pues, en primer lugar, oigo que cuando se reúnen como iglesia hay divisiones entre ustedes, y en parte lo creo.
La participación en la Cena del Señor nos identifica como parte de la familia espiritual; por eso, al celebrarla, usamos la frase “Comamos juntos como una familia en el Señor”.
Momentos antes de se entregado por Judas, el Señor Jesús hizo una oración que conocemos como la “Oración Intercesora”. El corazón o la petición central de dicha oración fue una: la unidad de Sus discípulos. Cuatro veces pide “que sean uno” (Juan 17:11, 21, 22, 23).
Por preferencias personales, los corintios estaban divididos, como lo mencionamos en los primeros capítulos. “Yo soy de Pedro, yo soy de Apolos, yo soy de Pablo” no tiene lugar en la mesa del Señor.
Parecería que Pablo no quiere creer totalmente lo que se le ha informado acerca de lo que estaba sucediendo en las celebraciones de la Cena, por eso dice “y en parte lo creo.” Dando a entender que una parte del reporte le parecía increíble.
Una porción del pasaje que podría dar lugar a confusión es el v. 19:
1 Corinthians 11:19 NBLA
Porque es necesario que entre ustedes haya bandos, a fin de que se manifiesten entre ustedes los que son aprobados.
“es necesario que entre ustedes haya bandos” no significa que Pablo esté aprobando tales divisiones, sino que tales bandos daban evidencia que quienes realmente eran aprobados por Dios. ¿Cómo podían ser aprobados aquellos de espíritu divisivo?
Cuando Coré, Datán, y Abiran formaron bando y se opusieron a Moisés y Aaron, causando división, Dios abrió la tierra que se los tragó a ellos y sus familiares. De manera similar, cuando los espías reconocieron la tierra que Dios daría al pueblo, diez de ellos formaron bando, solamente dos fueron del agrado de Dios, Josué y Caleb.

Son impacientes.

1 Corinthians 11:20–21 NBLA
Por tanto, cuando se reúnen, esto ya no es comer la Cena del Señor. Porque al comer, cada uno toma primero su propia cena, y uno pasa hambre y otro se embriaga.
Podía ser una fiesta como cualquier otra, pero no la Cena del Señor.
La responsablidad del creyente de amar a otros siempre era expresada en reuniones de fraternidad. Esa fraternidad era realizada o expresada por medio de la participación en una comida. Por esa razón, más tarde, tales comidas fueron conocidas como “agapes”. “Agape” es la palabra griega que se refiere al amor divino.
Este verso nos enseña, primero, que era una cena completa, tal como la que comemos en casa, no con una galletita y una copita de vino, como se práctica en este tiempo. Algunos, debido al hambre que tenían, no estaban dispuestos a esperar a los que llegaban tarde; y segundo, que el vino era fermentado, sino, ¿Cómo habría de embriagarlo?
¡La falta de orden era evidente en las iglesias de Corinto!
El vers. 22 nos dice que las diferencias económicas también eran evidentes. Había personas con bastantes recursos y personas pobres.
1 Corinthians 11:22 NBLA
¿Qué? ¿No tienen casas para comer y beber? ¿O desprecian la iglesia de Dios y avergüenzan a los que nada tienen? ¿Qué les diré? ¿Los alabaré? En esto no los alabaré.
Los creyentes no deben ver de menos a aquellos que tienen menos recursos. Si esos pobres han creído en Cristo, son parte de la iglesia de Dios; y como tales valen lo mismo a los ojos de Dios. Verlos de menos es despreciar a la iglesia.
Es una utopía creer que en la iglesia no deben existir diferencias económicas. Cristo dijo a los discípulos, “A los pobres siempre los tendréis.” Eso no cambia la responsabilidad que tenemos de compartir con los más necesitados, como era el ejemplo de la iglesia en el libro de los Hechos:
Acts 2:44–45 NBLA
Todos los que habían creído estaban juntos y tenían todas las cosas en común; vendían todas sus propiedades y sus bienes y los compartían con todos, según la necesidad de cada uno.
Acts 4:34–35 NBLA
No había, pues, ningún necesitado entre ellos, porque todos los que poseían tierras o casas las vendían, traían el precio de lo vendido, y lo depositaban a los pies de los apóstoles, y se distribuía a cada uno según su necesidad.
El apóstol repite la reprensión dada en el vers. 16, “No los alabaré”.

La instrucción sobre la Cena del Señor.

Proviene del Señor.

1 Corinthians 11:23 (NBLA)
Porque yo recibí del Señor lo mismo que les he enseñado...
Pablo deja en claro que lo que está por decir sobre la Cena del Señor, no es su opinión personal, sino lo que recibió del Señor. No sabemos si Pablo lo recibió por medio de una revelación directa , como dice acerca del evangelio:
Galatians 1:11–12 NBLA
Pues quiero que sepan, hermanos, que el evangelio que fue anunciado por mí no es según el hombre. Pues ni lo recibí de hombre, ni me fue enseñado, sino que lo recibí por medio de una revelación de Jesucristo.
o por revelación indirecta, por medio de la enseñanza de los apóstoles.

Es un memorial del sacrificio de Cristo.

1 Corinthians 11:23–25 NBLA
Porque yo recibí del Señor lo mismo que les he enseñado: que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan, y después de dar gracias, lo partió y dijo: «Esto es Mi cuerpo que es para ustedes; hagan esto en memoria de Mí». De la misma manera tomó también la copa después de haber cenado, diciendo: «Esta copa es el nuevo pacto en Mi sangre; hagan esto cuantas veces la beban en memoria de Mí».
Esa noche, celebrando la Pascua, nuestro Señor, de manera símbolica, les hizo saber lo que estaba por acontecerle. Así como habían derramado la sangre del cordero y comido de la carne, así habría de suceder con Él.
Como los hogares israelitas fueron protegidos del ángel de la muerte si se habían acogido a la protección de la sangre, la sangre del verdadero Cordero sin mancha protege a los que se acogen a Él. Los judíos no comían la sangre del cordero, solamente el cuerpo; por eso dice “mi cuerpo que es para ustedes;”. La copa estaba representando la sangre de Jesús.
Para los judíos no convertidos, eso era motivo de escándalo porque no entienderon las palabras de Jesús cuando les habló de comer Su cuerpo y beber Su sangre:
John 6:54–56 NBLA
»El que come Mi carne y bebe Mi sangre, tiene vida eterna, y Yo lo resucitaré en el día final. »Porque Mi carne es verdadera comida, y Mi sangre es verdadera bebida. »El que come Mi carne y bebe Mi sangre, permanece en Mí y Yo en él.
La reacción de ellos fue: “Dura es esta declaración (palabra); ¿quién puede escucharla?

Es una proclamación de su muerte.

1 Corinthians 11:26 NBLA
Porque todas las veces que coman este pan y beban esta copa, proclaman la muerte del Señor hasta que Él venga.

Debe tomarse con un corazón limpio.

1 Corinthians 11:27 NBLA
De manera que el que coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será culpable del cuerpo y de la sangre del Señor.
Ya que solamente Dios conoce el corazón de las personas, para saber si estamos dignos de tomarla, es necesario un auto-examen.
1 Corinthians 11:28 NBLA
Por tanto, examínese cada uno a sí mismo, y entonces coma del pan y beba de la copa.
Es necesario dejar claro que la palabra traducida como “examínese” significa literalmente “averiguar la genuinidad de algo por medio de examinación o prueba”.
Eso es un examen de conciencia, en el cual, si nos hallamos culpables, debemos confesar y pedir perdón a Dios, para poder participar con limpia conciencia. O sea que solamente la persona y Dios saben si es digna de tomarla.
Es preferible que el creyente se juzgue a si mismo, a que otros lo juzguen a él:
1 Corinthians 11:31–32 NBLA
Pero si nos juzgáramos a nosotros mismos, no seríamos juzgados. Pero cuando somos juzgados, el Señor nos disciplina para que no seamos condenados con el mundo.
Si no es digna y se atreve a tomarla, las consecuencias son severas: juicio, enfermedad (físicamente débiles), o muerte.
1 Corinthians 11:29–30 NBLA
Porque el que come y bebe sin discernir correctamente el cuerpo del Señor, come y bebe juicio para sí. Por esta razón hay muchos débiles y enfermos entre ustedes, y muchos duermen.
Pablo concluye exhortándoles a no apresurarse sino a ser pacientes: “espérense unos a otros”. Si no pueden esperar o resistir el hambre, es mejor que coman antes que exponerse a juicio.
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