El llamado divino a la obediencia - Parashat Tzav#25 פָּרָשַׁת צַו - Levítico 6:8-8:36
“Esta es la palabra que YHWH a mandado” - צַו Ordena
El sacrificio de Cristo ha purificado a su pueblo de la contaminación moral del pecado, y les ha asegurado la mantención permanente de una relación correcta con Dios. “Porque por medio de una ofrenda hizo perfectos para siempre a los que han sido consagrados a Dios” (VP).
En el v. 10 la afirmación de que “somos santificados” está en el tiempo perfecto; aquí, como en el cap. 2:11, es el participio presente de la voz pasiva el que se utiliza. En el v. 10 el énfasis radica en la naturaleza irrepetible de la muerte de Cristo como el sacrificio por el cual su pueblo es apartado para la adoración y el servicio de Dios; aquí su carácter como pueblo apartado simplemente está indicado en términos sin tiempo,73 porque el énfasis recae ahora en el hecho de que por ese mismo sacrificio Cristo ha hecho “perfecto” para siempre a su pueblo santo. Al sacrificio de Cristo, por lo tanto, se le adjudican tres efectos sobresalientes: por él la conciencia de los suyos ha sido limpiada de culpa; por él han sido hechos aptos para acercarse a Dios como adoradores aceptos; por él han experimentado el cumplimiento de lo que se había prometido en días antiguos, y han sido traídos a la relación perfecta con Dios que estaba implícita en el nuevo pacto.74
1 וַיְדַבֵּ֥ר יְהוָ֖ה אֶל־מֹשֶׁ֥ה לֵּאמֹֽר׃
2 קַ֤ח אֶֽת־אַהֲרֹן֙ וְאֶת־בָּנָ֣יו אִתּ֔וֹ וְאֵת֙ הַבְּגָדִ֔ים וְאֵ֖ת שֶׁ֣מֶן הַמִּשְׁחָ֑ה וְאֵ֣ת׀ פַּ֣ר הַֽחַטָּ֗את וְאֵת֙ שְׁנֵ֣י הָֽאֵילִ֔ים וְאֵ֖ת סַ֥ל הַמַּצּֽוֹת׃
3 וְאֵ֥ת כָּל־הָעֵדָ֖ה הַקְהֵ֑ל אֶל־פֶּ֖תַח אֹ֥הֶל מוֹעֵֽד׃
4 וַיַּ֣עַשׂ מֹשֶׁ֔ה כַּֽאֲשֶׁ֛ר צִוָּ֥ה יְהוָ֖ה אֹת֑וֹ וַתִּקָּהֵל֙ הָֽעֵדָ֔ה אֶל־פֶּ֖תַח אֹ֥הֶל מוֹעֵֽד׃
5 וַיֹּ֥אמֶר מֹשֶׁ֖ה אֶל־הָעֵדָ֑ה זֶ֣ה הַדָּבָ֔ר אֲשֶׁר־צִוָּ֥ה יְהוָ֖ה לַעֲשֽׂוֹת׃
No podemos apoyarnos en sus promesas, sin obedecer sus mandamientos … Aquellos que abandonan los medios que Dios recomienda y toman la resolución de probar su poder y capacidad, actúan de manera tan absurda como el que corta las manos y los brazos de una persona y luego le ordena que trabaje.
JUAN CALVINO
4342. προσκαρτερέω proskarteréo; de 4314 y 2594; anhelar, i.e. (una cosa) a perseverar, constantemente diligente, o (en un lugar) asistir asiduamente a todos los ejercicios, o (a una persona) adherirse estrechamente a (como servidor):—perseverar, persistir, listo, asistir, atender, constante.
El Señor no se volverá atrás de hacerle bien a Su pueblo, porque Él ya le ha mostrado mucha benevolencia; y todo lo que ha hecho se perdería si no terminara Su obra. Cuando entregó a Su Hijo, nos dio una segura garantía de que tenía la intención de terminar Su obra de amor. Se dice del hombre que no completa su obra: “Este hombre comenzó a construir, y no fue capaz de terminar”, pero eso no se dirá nunca del Señor Jehová.
Vean, amados, esta perseverancia de los santos es una perseverancia en santidad: “Que no se aparten de mí”. Si la gracia de Dios te ha cambiado realmente, entonces estás cambiado radical y perdurablemente. Si tú has venido a Cristo, Él no ha puesto en ti un mero vaso de agua de vida, sino que Él mismo lo ha dicho: “El agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna”. La obra cumplida en la regeneración no es una obra temporal, por medio de la cual un hombre es reformado por un tiempo, sino que es una obra perdurable por la cual el hombre nace para el cielo. Hay una vida implantada en el nuevo nacimiento que no puede morir, pues es una simiente viva e incorruptible que vive y permanece para siempre. La gracia continuará obrando en un hombre hasta conducirlo a la gloria.
Omnipotente Dios, son tantos los errores en que nos ves involucrados, que a menudo caemos por ignorancia, y ves también que las emociones violentas de nuestra carne ciegan por completo cualquier razonamiento y juicio que haya en nosotros, concédenos, pues, que podamos aprender a dedicarnos por completo a obedecerte y a honrar tanto tu sabiduría que no contendamos jamás contigo, aunque las cosas que ocurran se opongan a nuestros deseos; y esperemos pacientemente lo que a ti te agrade conceder; y en vez de dejarnos perturbar por los obstáculos que Satanás pueda interponer en nuestro camino, prosigamos siempre hacia la meta que tú has puesto delante de nosotros, y nunca nos desviemos de ti, hasta que después de haber pasado por todos los peligros y haber vencido todos los impedimentos, podamos al fin llegar a ese bendito reposo, que obtuvo para nosotros la sangre de tu Hijo. Amén.
JUAN CALVINO126