Judas 11
Interpretación:
De hecho, en un primer momento, trasmitió fielmente lo que Dios le comunicaba. Cuando Balac, rey de Moab, le pidió que maldijera a Israel, Balaam se negó, a pesar de la promesa de riquezas. En vez de maldecir a Israel y bendecir a Moab, bendijo a Israel y profetizó destrucción para los moabitas. Sin embargo, antes de marcharse a su propia tierra, dio consejo a los moabitas acerca de cómo podían atrapar a los israelitas: debían enviar a las mujeres jóvenes de Moab para seducir a los soldados de Israel y enseñarles a practicar la idolatría. Balaam comprendía que no podía hacer que Dios se alejara de Israel. Había que intentarlo al revés y lograr que Israel se alejara de Dios. El Señor no iba a permitir la maldición de Israel mientras éste le fuera fiel. Pero, ¿y si Israel apostataba? Entonces, se colocaría a sí mismo bajo la maldición divina. La estrategia que Balaam recomendaba, pues, era la de hacer que Israel saliera de la voluntad de Dios y practicara la prostitución ritual de las naciones vecinas. Convenía utilizar el apetito sexual como medio de seducción para hacer que los israelitas se entregaran a costumbres idolátricas:
He aquí, éstas [las mujeres de Moab] fueron la causa de que los hijos de Israel, por el consejo de Balaam, fueran infieles al Señor (Números 31:16).
p 131 Efectivamente, eso es lo que pasó:
Mientras Israel habitaba en Sitim, el pueblo comenzó a prostituirse con las hijas de Moab. Y éstas invitaron al pueblo a los sacrificios que hacían a sus dioses, y el pueblo comió y se postró ante sus dioses. Así Israel se unió a Baal de Peor, y se encendió la ira del Señor contra Israel (Números 25:1–3).
Aunque las Escrituras no lo dicen específicamente, podemos deducir —y así lo entendieron los rabinos— que Balaam actuó motivado por la recompensa material que Balac le había prometido.