Gracia Asombrosa 7
Gracia Asombrosa 7 • Sermon • Submitted
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· 28 viewsDios promete y cumplirá su promesa. Dios llama y Dios sostiene
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La semana pasada vimos una historia que a todos nos tocó, por aquello de las etiquetas, hoy quiero complementar ese tema, porque Dios dio SU gracia a Rahab para rescatarla y después incluirla en el linaje de Su Hijo Jesús y eso nos anima…pero... ¿Has escuchado la frase: a quién mucho se le da…mucho se le exige! Como le dijeron a Peter Parker “Un gran poder…”.
Rahab no merecía ese honor, ni siquiera era judía; y no podemos argumentar que fue prostituta, porque era una pagana viviendo como tal. Pero tú y yo estamos en mejor condición que ella, porque tenemos más información. Tenemos la historia, la Biblia, iglesias, muchos tenemos años de ser cristianos, o sea que deberíamos ser maduros espirituales. Ser cristiano desde pequeño significa que has tenido tiempo de hacer y romper más promesas a Dios que el promedio de las personas. Yo he roto más promesas a Dios que mucha gente en toda su vida. Si Dios es Dios de gracia limitada, seguro que yo la he agotado desde hace tiempo.
A quienes se nos ha dado mucho y por eso somos más responsables, también se nos ha dado mucha gracia ¿qué tanta? Más de la que imaginas. Nadie en el AT sabe esto más que el personaje de hoy. Se le dio todo lo que un hombre puede pedir y él lo sabía. Sabía que todo lo que tenía vino directo de la mano de Dios. Es más, recibió una promesa única de parte de Dios. Y, a pesar de todo eso ¡le dio la espalda! Si hubo alguien cuyo comportamiento lo llevaría fuera de los límites de la gracia de Dios ¡fue él! Pero al final descubrió que la Gracia Asombrosa de Dios ¡no tiene límites!
La historia empieza unos 40 km al sur de las ruinas de Jericó, un pueblo llamado Belén. Netflix. El bisnieto de Rahab, Isaí recibe la visita del profeta y eso era muy bueno o muy malo, en este caso son buenas noticias, súper buenas noticias.
El profeta Samuel le dijo a Isaí que Dios ha elegido a uno de sus hijos para ser el próximo rey de Israel, eso le sonó raro, porque ¡ya hay rey! Pero no discutió con el profeta. Llamó a sus hijos bueno, a 7 de sus 8 hijos, el más pequeño: David, seguro que ni siquiera sería considerado para ser rey, así que lo dejan pastoreando el rebaño familiar.
Cuando Samuel vio al mayor pensó que él sería rey. Era alto, guapo, su porte inspiraría a los hombres a la batalla, pero para su sorpresa ¡no era él! Samuel pasa uno a uno a los hijos en busca de la señal de parte de Dios, pero la señal no llegó. Le pregunta a Isaí algo raro ¿son estos todos tus hijos? La esposa de Isaí lo ve enojada, pero Isaí recuerda: claro, falta el menor, David está cuidando las ovejas. Samuel le dice que lo traigan y para sorpresa de todos ¡es el indicado! El profeta lo unge desde la cabeza con aceite de olivo, en una ceremonia informal pero muy significativa. La Escritura dice:
“Al estar David de pie entre sus hermanos, Samuel tomó el frasco de aceite de oliva que había traído y ungió a David con el aceite. Y el Espíritu del Señor vino con gran poder sobre David a partir de ese día. Luego Samuel regresó a Ramá.” (1º Samuel 16:13, NTV)
David llega a ser conocido como “el ungido” o “a quién el Señor unge”. Fue designado por Dios como rey sobre Israel. La ceremonia terminó, David se limpia el aceite y se va corriendo a buscar su rebaño.
La historia de David es una historia de gracia de principio a fin. ¿Por qué David? ¿qué hizo para merecer el honor? ¡Nada! Y parece que su familia pensaba lo mismo porque no lo llamaron cuando llegó el profeta. Además, el rey debe ser descendientes de reyes y él no es. Aun así ¡Dios lo eligió! A pesar de su familia y a pesar de que no era el primer hijo de Isaí.
Años después David tiene la corona, ha derrotado a todos sus enemigos. La Biblia dice que se le metió en la cabeza construir un templo para Dios. Hasta ese momento el Arca del Pacto, una caja de madera contiene las tablas de la ley, y otras cosas. Esa caja era el epicentro de la adoración judía; para ellos el lugar santísimo dentro del tabernáculo representaba la presencia misma de Dios. Pero estaba en una carpa temporal. David llamó al profeta Natán y le dijo:
“el rey mandó llamar al profeta Natán. —Mira —le dijo David—, yo vivo en un hermoso palacio de cedro, ¡mientras que el arca de Dios está allá afuera en una carpa!” (2º Samuel 7:2, NTV)
Esa idea le pareció buena a Natán y lo animó a hacerlo, pero esa noche Dios le dijo a Natán que le dijera que no era buena idea. Él no era el indicado para esa tarea. La construcción del templo lo haría su hijo, pero en medio de esa noticia triste, Dios le da una promesa extraordinaria, una promesa incondicional con implicación de generaciones. Natán le dice:
“»… “Esto ha declarado el Señor de los Ejércitos Celestiales: te saqué de cuidar ovejas en los pastos y te elegí para que fueras el líder de mi pueblo Israel. He estado contigo dondequiera que has ido y destruí a todos tus enemigos frente a tus propios ojos. ¡Ahora haré que tu nombre sea tan famoso como el de los grandes que han vivido en la tierra!” (2º Samuel 7:8–9, NTV)
Estoy casi seguro de que ya habías escuchado del rey David, antes de hoy. Porque eso se cumplió, Dios le dijo que su nombre sería conocido más allá de su generación. Sigue:
“…»”Además, el Señor declara que construirá una casa para ti, ¡una dinastía de reyes! Pues cuando mueras y seas enterrado con tus antepasados, levantaré a uno de tus hijos de tu propia descendencia y fortaleceré su reino. Él es quien edificará una casa —un templo— para mi nombre, y afirmaré su trono real para siempre.” (2º Samuel 7:11–13, NTV)
“Yo seré su padre, y él será mi hijo. Así que, cuando haga lo malo, lo castigaré con varas y azotes, como lo haría un padre. Sin embargo, no le negaré mi amor, como se lo negué a Saúl, a quien abandoné para abrirte paso. Tu casa y tu reino durarán para siempre delante de mí; tu trono quedará establecido para siempre.” »” (2º Samuel 7:14–16, NVI)
Le promete que su hijo reinaría en su lugar y construiría el templo. El templo de Salomón es considerado una de las maravillas del mundo antiguo. Le prometió que su reino duraría para siempre, se lo dice 2 veces, la casa de David sería una casa de reyes.
La palabra hebrea traducida como “amor” es “Hessed”. Describe la bondad constante, infalible, inmerecida de Dios. En otras palabras: GRACIA. La promesa para él y sus descendientes fue una promesa cimentada en esa gracia, no en el desempeño de David. No hubo un “si tú, entonces yo”. Ninguna condición a la promesa de Dios para David, fue una promesa incondicional.
Con el tiempo los judíos entendieron que el Mesías vendría del linaje de David y ¡así fue! Años después Mateo que escribe su versión de la vida de Jesús, empieza con la genealogía. Pensó que nadie tomaría en serio al proclamado Mesías si antes no quedaba claro que venía de David.
El nacimiento de Jesús fue el cumplimiento de la promesa hecha a David y su familia. Pero esto es sólo el principio y el fin de la historia, lo sorprendente es lo que sucede en el medio, o el desastre que pasa en el medio lo que hace esta, una historia de gracia.
Llegó el día que el pastor de ovejas sobresale como héroe nacional al matar a Goliat, eso lo llevó a fama nacional que no le gustó a Saúl. David se empieza a acostumbrar a estar en el palacio y en eso el hijo del rey, su amigo, le dice que hay un complot para matarlo, organizado por el mismo rey. David tiene que huir, se va a las montañas, a las cuevas del sur del mar muerto y por 14 años es considerado un fugitivo y es perseguido.
Con el tiempo forma una banda de ladrones, amargados, que viven escapando del rey. A veces David muestra una fe e integridad asombrosa, actuando como todo un hombre que ha nacido para reinar. 2 veces perdonó la vida de Saúl, otras pusieron su vida en peligro para defender Israel. Pero otras veces se veía rebasado por la desesperación y esas veces su juicio no era el mejor.
En un episodio trágico, David miente al sacerdote del pueblo Nod, con tal de que lo ayude, le dijo que estaba en una misión encargada por el rey y el sacerdote no tuvo más opción que darle lo que pedía. Cuando Saúl se entera que los de Nod lo ayudaron, ordenó a su general que mate a toda la gente de ese pueblo, a todos.
El único sobreviviente, Abiatar, corre a David con la noticia de la masacre, David se llena de pesar, de culpa, pero acepta su responsabilidad y dijo: “soy responsable por la muerte de toda tu familia”, después juró suplir todas las necesidades de Abiatar el resto de su vida.
A pesar de esos horribles episodios de su vida, David ¡está destinado para ser rey de Israel! Dios así lo quiso. Aun sabiendo que David no siempre sería digno de la confianza que le dio. A Dios le agradó aun sabiendo que llegaría el día que David, con sus acciones, casi le está pidiendo que le quite esa promesa. Pero la promesa permanecería, porque no dependía del comportamiento de quién recibió la promesa, sino de la Gracia de aquél quién había hecho la promesa.
Después de años de vivir como forajido, David llega al trono. Saúl y su hijo fueron muertos en batalla. La mayoría de la nación reconoce el derecho de David al trono; después de aceptar la corona se dedica a unir todas las tribus de Israel que están dispersas. Aseguró las fronteras, conquistó naciones vecinas, recuperó territorio que fue prometido a Abraham, fortaleció la economía de Israel y estableció una presencia poderosa en la región
En esa temporada de éxito y calma, Dios envía al profeta Natán con un mensaje: el reino de David será un reino perdurable. Pero, también fue en esta temporada que David tomó una serie de decisiones que mancharían su reputación para siempre. Las decisiones que tomó hacen parecer lo que hizo Saúl insignificante. Cualquiera que supiera las leyes, supo que lo que hizo lo descalificaría para ser rey. Y quien hubiera visto sus acciones, esperaría que Dios retirara su promesa, pero Dios ¡no lo hizo! Dios no había puesto ninguna condición a su promesa, no estaba buscando la forma de no cumplir esa promesa.
La historia de David y Betsabé es muy conocida, la resumiré. En la primavera como cada año, los israelitas marchaban para rodear las ciudades enemigas, pero esa primavera por razones que no sabemos, David decide quedarse en Jerusalén. Una tarde, David pasea por la terraza de su palacio, sólo para espiar a una joven que se baña, David llama un siervo y le pregunta quién es ella, la respuesta es más que el nombre:
“Luego envió a alguien para que averiguara quién era la mujer y le dijeron: «Es Betsabé, hija de Eliam y esposa de Urías el hitita».” (2º Samuel 11:3, NTV)
En la respuesta va implícita una advertencia: es hija de tu amigo Eliam y esposo de uno de tus mejores soldados: Urías, quién está arriesgando su vida para ampliar tu reino, mientras tú descansas y le echas el ojo a su esposa. David ignora la advertencia y pide que la lleven a su recamara. Pasan la noche juntos y al día siguiente ella regresa a su casa.
Unas semanas después, ella envía un mensaje: “estoy embarazada”. Urías está en la guerra, así que David tiene un asunto escabroso entre manos. Tiene 2 opciones: Confesar u Ocultar. En vez de enfrentar las consecuencias de su pecado, intenta cubrirlo. (Todo pecado tiene consecuencias). Manda traer a Urías con el pretexto que le de un informa, en realidad espera que vaya a su casa a dormir con Betsabé y asunto arreglado. Pero el soldado prefiere dormir en las afueras del palacio, cuando David se entera, le pregunta a Urías y éste dice:
“…—El arca y el ejército de Israel y el de Judá están viviendo en carpas de campaña, y Joab y los hombres de mi señor están acampando a cielo abierto. ¿Cómo podría yo ir a casa para beber, comer y dormir con mi esposa? Juro que jamás haría semejante cosa.” (2º Samuel 11:11, NTV)
David le pide que se quede otro día, lo emborracha e intenta enviarlo a su casa, pero una vez más, el soldado se niega a ir a dormir con su esposa. David quiere controlar el daño y hace lo impensable, lo envía de regreso a la batalla con un mensaje para Joab, el general. Le dice que ponga a Urías en el frente de batalla y en lo más duro, lo abandone. Esto es una sentencia de muerte, para Urías y los demás soldados que estarían con él. Esto fue abuso de poder en su máxima expresión, es asesinato.
Joab cumple la orden, Urías muere. Betsabé cumple con el tiempo de duelo y después David la lleva al palacio. Parece que controló las consecuencias, pero rompió casi todos los mandamientos. Quienes lo saben no tienen autoridad sobre él y no se atreven a decir nada, pero Dios sí puede. Lo que hizo fue malvado, algo que no puede ser ignorado y David está a punto de comprobarlo. La gracia y la disciplina no son mutuamente excluyentes, la disciplina muchas veces es una expresión de gracia de Dios.
Una tarde el profeta Natán llega a palacio, el mismo profeta que le aseguró que tendría el favor de Dios, pero ahora viene a confrontarlo y el rey se quebrantó.
“Entonces David confesó a Natán: —He pecado contra el Señor. Natán respondió: —Sí, pero el Señorte ha perdonado, y no morirás por este pecado.” (2º Samuel 12:13, NTV)
El salmo 51 es el lamento de David después de ser confrontado por Natán. Su apelación es:
“Ten misericordia de mí, oh Dios, debido a tu amor inagotable; a causa de tu gran compasión, borra la mancha de mis pecados.” (Salmo 51:1, NTV)
David sabe que el fundamento para la redención y el perdón es sólo el amor inagotable de Dios, su única esperanza es la gracia de Dios. Después dice:
“Tú no deseas sacrificios; de lo contrario, te ofrecería uno. Tampoco quieres una ofrenda quemada.” (Salmo 51:16, NTV)
No se esconde atrás de un sacrificio, un ritual, no pretende que la sangre de los animales haría que las cosas estén bien entre él y Dios. No hay nada que pueda hacer, está a la merced de la misericordia de Dios. Está arrepentido de corazón y no tiene alternativa más que esperar y ver cuál será la respuesta de Dios.
“El Señor está cerca de los que tienen quebrantado el corazón; él rescata a los de espíritu destrozado.” (Salmo 34:18, NTV)
Natán le dice las consecuencias del abuso de poder y la repercusión por generaciones.
“De ahora en adelante, tu familia vivirá por la espada porque me has despreciado al tomar a la esposa de Urías para que sea tu mujer”. » Esto dice el Señor: “Por lo que has hecho, haré que tu propia familia se rebele en tu contra. Ante tus propios ojos, daré tus mujeres a otro hombre, y él se acostará con ellas a la vista de todos.” (2º Samuel 12:10–11, NTV)
“Tú lo hiciste en secreto, pero yo haré que esto suceda abiertamente a la vista de todo Israel”. Entonces David confesó a Natán: —He pecado contra el Señor. Natán respondió: —Sí, pero el Señor te ha perdonado, y no morirás por este pecado.” (2º Samuel 12:12–13, NTV)
La única buena noticia es que se le perdona su vida, pero tomaría la vida del bebé por nacer. Y así pasó, el niño enfermó y murió. Pero esto es sólo el principio de los problemas de David. En los años siguientes su vida familiar fue una serie de escándalos y humillaciones sin fin. Su hijo mayor Amnón viola a su media hermana Tamar y David, no sabemos por qué ¡no hizo nada!
“Cuando el rey David se enteró de lo que había sucedido, se enojó mucho.” (2º Samuel 13:21, NTV)
Bueno ¡se enojó! Fue emoción su acción, sin castigo. Por 2 años Absalón hermano de Tamar esperó que su papá hiciera algo, pero cuando quedó claro que no lo haría, Absalón planea el asesinato de Amnón. No sabe cuál será la reacción de su padre, al haber matado a Amnón, futuro heredero así que escapa del país. Años después regresa a Jerusalén, pero David se niega a recibirlo. Pasan 2 años y lo recibe, pero es una reunión fría, sin reconciliación. El resentimiento de Absalón se convierte sedición. Se levantaba temprano y se ponía junto el camino que llevaba a la corte del rey, cuando la gente se acercaba a pedir clemencia por sus asuntos, Absalón se acercaba y decía:
“…«Usted tiene muy buenos argumentos a su favor. ¡Es una pena que el rey no tenga disponible a nadie para que los escuche! Qué lástima que no soy el juez; si lo fuera, todos podrían traerme sus casos para que los juzgara, y yo les haría justicia».” (2º Samuel 15:3–4, NTV)
Hizo eso por 4 años y ganó aliados para destronar a su padre y nombrarse rey. Reunió apoyo militar para un golpe de estado y poner a David en fuga. Toma control del palacio, y ¿sabes quién es su consejero? El papá de Eliam, abuelo de Betsabe. Absalón levanta una carpa en la terraza y públicamente se acostó con las concubinas de su padre. Lo persigue, así como Saúl lo hizo años antes. Empieza una guerra civil. El episodio termina con Absalón en una guerra, lo persiguen y lo asesinan aun contra la orden de su padre, el rey David.
David acepta su responsabilidad en la rebelión de su hijo y experimenta el temor de todo padre: fracasa como padre. Ha fallado como la persona que Dios puso para hacer justicia, se negó a someter a su familia, se puso por encima de la ley. David entendió que lo que padeció fue originado por que desobedeció al Único que le había prometido y dado todo. Al final, David sólo se tiene a él para culpar. Por dónde le veas, él se sabotea para perder las bendiciones y promesas de Dios.
La gracia de Dios nunca había sido puesta a prueba como con David. Aparte de Abraham nadie más recibió tantas promesas, nadie incluido Abraham ha sido bendecido con tanta riqueza, poder y prestigio.
Pero ni este desprecio de David por esas bendiciones estiró tanto la gracia de Dios como para romperla. Si la gracia de Dios tiene límite, lo que hizo David sería ese límite. Pero Dios no canceló SU promesa, no retiró su promesa, no cambió de parecer, además ¡eso nunca fue parte del trato! La promesa se trata sólo del Amor inagotable de Dios. Esto fue y siempre ha sido una historia de Gracia. Gracia que no tiene límites, gracia que no conoce fronteras, gracia que es más grande que cualquier pecado aún el pecado del rey David. Claro que David experimentó un sufrimiento enorme como consecuencia de sus actos, pero la promesa de Dios permaneció.
Si nosotros hubiéramos escrito lo que sigue de la historia de David, quizá sería muy diferente de lo que en realidad sucedió. En nuestra versión quizá ella queda estéril para siempre, como castigo por traicionar a su primer esposo, o quizá el dolor por la pérdida de su hijo la lleva a ser internada en un hospital psiquiátrico, o cae de unas escaleras para quedar lisiada. David sería humillado por todos, lo correrían del palacio sin nadie que respete, los niños le tiran tomates y se burlan.
Pero no, lo que sucedió fue que David y Betsabé tienen otro hijo, lo llaman: Salomón. Él fue rey después de David, llevó a la nación a lo que se conoce la época dotada de Israel. Cumple el sueño de su padre y edifica el templo. Es considerado el hombre más sabio que existió y autor de 3 libros de la Biblia ¿Lo puedes creer? Mas te vale, porque eso fue lo que paso. De no ser por el pecado de David ¡Salomón no hubiera nacido! Quizá diríamos que Salomón no debió nacer; pero no sólo sí nació, sino que fue escogido de Dios para cumplir ese legado prometido a su padre David ¡Eso es gracia! Gracia inmerecida, inesperada, inexplicable ¡Así es nuestro Dios! El máximo cumplidor de promesas que dio SU gracia a uno de los más grandes rompedores de promesas de la historia.
Quizá tu vida se parece a la de David y seguro algo tenemos en común con él ¡Todos hemos puesto la gracia de Dios a prueba! Hemos violado sus leyes, hemos sido irresponsables con sus bendiciones, hemos confesado pecados sólo para darles la vuelta y verlos en la otra esquina. En esas ocasiones me pregunto ¿cuántas veces? ¿cuántas veces puedo esperar que Dios me perdone por el mismo pecado? O ¿a los cuántos años de cristiano me retirará su gracia? ¿dónde termina la gracia y empieza el castigo? Si la historia de David es un indicador, entonces SU gracia no tiene fin. Cientos de años después otro hombre que se considera el jefe de los pecadores, escribe una carta a Roma y les dice:
“La ley de Dios fue entregada para que toda la gente se diera cuenta de la magnitud de su pecado, pero mientras más pecaba la gente, más abundaba la gracia maravillosa de Dios.” (Romanos 5:20, NTV)
Esa fue la experiencia de David.
Su pecado reveló lo inmenso de la gracia de Dios en una forma tan dramática que Mateo, alguien que conoció el pecado, no pudo resistir mencionar esta parte de la vida de David al escribir la genealogía de Jesús. En la lista la mayoría son hombres y ahí mete el desliz de David.
“Salmón fue el padre de Booz (su madre fue Rahab). Booz fue el padre de Obed (su madre fue Rut). Obed fue el padre de Isaí. Isaí fue el padre del rey David. David fue el padre de Salomón (su madre fue Betsabé, la viuda de Urías).” (Mateo 1:5–6, NTV)
¿Por qué Mateo menciona el único evento en la vida de David que todos quieren olvidar? Creo que lo vio necesario por la historia que va a narrar. Mateo, ha visto esa gracia de cerca, sabe que la gracia que Jesús ofrece va más allá de la gracia que los líderes religiosos de sus días ofrecían.Mateo vio en Jesús, la gracia que David experimentó. Gracia que puede absorber todo el peso del pecado. Gracia que puede absorber el pecado del mundo.
Así que no importa qué has hecho, o qué tan lejos te has desviado, qué tanto has lastimado a tus padres, cónyuge, hijos, o tu mismo cuerpo o alma. Sin importar cómo te sientes ¡La gracia te espera! La gracia que es más grande que todos tus pecados.
Palabra de Dios
Oremos