El Dios que es Fiel a su Pacto
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Introducción
Introducción
Mucha gente alrededor del mundo se ha maravillado de la valentía y dedicación del presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky.
Tuvo la oportunidad de huir del país y mantenerse a salvo, pero prefirió quedarse y luchar por la soberanía de su país.
Él fue fiel a su juramento presidencial:
“Yo, Volodimir Zelenksy, elegido por la voluntad del pueblo como Presidente de Ucrania, asumo la investidura de la presidencia, y juro solemnemente mi lealtad a Ucrania. Juro con todas mis fuerzas proteger la soberanía e independencia de Ucrania, proveer para el bien de la patria y el bienestar del pueblo de Ucrania, proteger los derechos y libertades de sus ciudadanos, respetar la constitución y leyes de Ucrania, y ejercer mi deber considerando el interés de todos mis compatriotas, y levantar en alto el prestigio de Ucrania en el mundo.”
El Presidente Zelensky considera que su deber es mantenerse al frente de su pueblo, luchando por su libertad, y ser fiel a la promesa que hizo a su pueblo el día que tomó la presidencia.
Es de admirar a este hombre que en cualquier momento puede ser asesinado por el ejército ruso.
Pero, para él su juramente presidencial no fueron meramente palabras huecas sino un juramento sincero que hasta el momento ha respetado.
Muchos admiran la valentía del Presidente Zelensky porque consideran sus propias promesas/juramentos; que en lugar de haber sido fieles/haberlos cumplido - tarde o temprano fallaron ante lo prometido.
¿Cuántos han prometido jamás volver a drogarse/embriagarse porque han visto el daño que causan a su familia, y vuelven a caer en el mismo error?
¿Cuántos han prometido jamás levantar su mano contra su esposa, solo para volver a pelear y agredirla una vez más?
¿Cuántos han prometido ser fieles hasta la muerte, solo para luego romper los votos matrimoniales por una aventura?
¿Cuántos han jurado decir la verdad, solo para que luego se descubra que todo lo que dijo fue mentira?
…los humanos hacemos promesas/pactos/juramentos; pero muchas veces son palabras al aire porque fallamos en lo que hemos prometido.
Hoy vamos a considerar a alguien que hizo una promesa y que hasta el día de hoy permanece fiel a su promesa - a Dios.
Hoy vamos a considerar a Jehová de los ejércitos, al Dios de la Biblia y como él ha establecido su pacto y ha sido fiel a su pacto.
Hoy consideraremos:
El pacto de Dios con Abraham y sus descendientes
El Dios que es fiel a su pacto
La respuesta del pueblo ante el pacto de Dios
I. El pacto de Dios con Abraham y sus descendientes
I. El pacto de Dios con Abraham y sus descendientes
La semana pasada vimos como Moisés falló en su primer intento de liberar a Israel de la esclavitud de los egipcios.
El Faraón, molesto con Moisés e Israel, ordena que ya no se les diera paja a los israelitas para hacer ladrillos.
Ahora los israelitas deberían recoger paja para hacer ladrillos y cumplir con la cuota diaria.
Vimos como los israelitas y Moisés ya no podían más ante el castigo que les impuso Faraón. Por tanto, Moisés se queja ante Dios y lo vemos completamente desesperado/sin confianza/derrotado.
Sin embargo, Dios responde a Moisés:
El Señor respondió a Moisés: «Ahora verás lo que haré a Faraón. Porque por la fuerza los dejará ir, y por la fuerza los echará de su tierra».
Tarde o temprano los israelita van a salir de Egipto.
Tarde o temprano los israelitas no solo podrán irse de Egipto sino que “los echarán” de Egipto.
El Faraón estará encantando de verlos lejos a causa de lo que Dios hará (esto anticipa los juicios que Dios traerá sobre Faraón).
Uno podría preguntarse, ¿por qué está Dios haciendo esto? ¿por qué insiste Dios en liberar a Israel de los egipcios? La respuesta la tenemos en los versículos 2-8:
Dios continuó hablando a Moisés, y le dijo: «Yo soy el Señor.
»Yo me aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como Dios Todopoderoso, pero por Mi nombre, Señor, no me di a conocer a ellos.
Dios hace que Moisés recuerde que todo esto comenzó mucho antes que él naciera, mucho antes que los israelitas entraran en la esclavitud egipcia.
Dios hace recordar a Moisés a los patriarcas Abraham, Isaac, y a Jacob.
Dios trae a la memoria el linaje de Abraham por media de Isaac y luego Jacob.
¿Pero qué tienen que ver estos hombres en lo que ahora está viviendo Israel?
»También establecí Mi pacto con ellos, de darles la tierra de Canaán, la tierra donde peregrinaron.
Dios hizo con ellos un pacto.
La palabra pacto podríamos tomarlo como “promesa”.
Dios hizo una promesa acerca de la tierra de Canaán.
Esta promesa la vemos en Génesis 12:7.
El Señor se apareció a Abram y le dijo: «A tu descendencia daré esta tierra». Entonces Abram edificó allí un altar al Señor que se le había aparecido.
Dios les iba a dar una tierra para su descendencia. Ellos poseerían la tierra no por derecho propio sino por derecho divino.
El creador del planeta tierra les estaba cediendo a su pueblo elegido una tierra específica.
Sin embargo, el pacto de Dios no se limitaba a darles una tierra:
Y el Señor dijo a Abram:
«Vete de tu tierra,
De entre tus parientes
Y de la casa de tu padre,
A la tierra que Yo te mostraré.
»Haré de ti una nación grande,
Y te bendeciré,
Engrandeceré tu nombre,
Y serás bendición.
»Bendeciré a los que te bendigan,
Y al que te maldiga, maldeciré.
En ti serán benditas todas las familias de la tierra».
Dios prometió que Abraham y su descendencia serían el medio por el cual Dios iba a bendecir a todas las “familias de la tierra”.
Ambas promesas no podían cumplirse mientras que ellos fueran esclavos en Egipto:
No podían poseer la tierra siendo esclavos en una tierra extraña.
No podían tomar posesión de la tierra prometida siendo esclavos en una tierra extraña.
Por tanto Dios declara:
»Además, he oído el gemido de los israelitas, porque los egipcios los tienen esclavizados, y me he acordado de Mi pacto.
Notemos como Dios escucha el clamor de su pueblo.
Dios considera el dolor y angustia que está viviendo su pueblo y se “acuerda” de su pacto.
No es que Dios se haya olvidado de lo que prometió sino que va a actuar porque hizo un pacto con ellos. Dios va a ser fiel a su promesa.
Pero hay algo más que debemos tener en mente en cuanto al pacto de Dios con Israel. Dios prometía a Israel una tierra, Dios prometía a su pueblo que ellos serían el medio de bendición para el mundo entero…pero hay algo más - Dios les estaba dando una nueva identidad.
”Los tomaré a ustedes por pueblo Mío, y Yo seré su Dios. Sabrán que Yo soy el Señor su Dios, que los sacó de debajo de las cargas de los egipcios.
El pacto de Dios con Israel les daba una nueva identidad.
Ya no eran solo los hebreos, no eran solo los israelitas, no eran solo los esclavos de los egipcios, no eran solo un pueblo nómada insignificante - eran ahora el pueblo de Dios. Y el único Dios verdadero era el Dios de ellos.
Es hermoso pensar que Dios le daba a su pueblo una tierra y qué serían bendición para el mundo entero.
Pero considero que es aun más grande la bendición de recibir esta nueva identidad - ser el pueblo de Dios, ser pertenencia de Dios, ser suyos y él el Dios de ellos.
Esto era lo que realmente distinguía a Israel entre todos los demás pueblos del mundo.
Es por eso, que después de ser liberados Dios les da leyes acerca de sus vestimentas, de como sembrar/cosechar, de que comer y que no comer, de su forma de culto/adoración a Dios, etc...
Ellos eran el pueblo de Dios, y bajo esta nueva identidad Dios les daría ciertas normas/estatutos que dirigían prácticamente cada área de sus vidas.
Es cierto que esto parece ser muy ajeno a nosotros.
No hay nación sobre la tierra que hoy pudiera conocerse como el pueblo de Dios.
Dios no le ha dado esta promesa a los EEUU, ni a ningún país europeo, ni latinoaméricano.
No existe una nación actualmente a la cual Dios le haya dado una promesa similar.
Sin embargo, en el Nuevo Testamento vemos que Dios ha establecido un nuevo pacto mediante la sangre de Cristo.
Este nuevo pacto Dios lo selló mediante la sangre que vertió el Señor Jesús sobre la cruz del calvario.
El nuevo pacto nos dice:
Ellos respondieron: «Cree en el Señor Jesús, y serás salvo, tú y toda tu casa».
A lo Suyo vino, y los Suyos no lo recibieron.
Pero a todos los que lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en Su nombre,
Todos aquellos que reconocen sus pecados y claman a Dios perdón, creyendo en lo que hizo Jesús sobre la cruz (para salvarnos) serán salvos.
Como pueblo del nuevo pacto Dios nos da una nueva identidad - llegamos a ser hijos de Dios a todos los que creemos en su nombre.
Usted hoy es pueblo del pacto si ha creído en el Señor Jesucristo. Usted ha recibido una nueva identidad.
Ahora, la norma de vida del pueblo del nuevo pacto no es abstenerse de camarón, de comer conejo, de no trabajar en sábado.
La norma de vida del pueblo del nuevo pacto se resume en 2 Corintios 5.17.
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron, ahora han sido hechas nuevas.
Como pueblo de Dios ahora vivimos sometidos al Espíritu de Dios que ahora mora en nosotros.
Vivimos una vida en la cual ya no somos esclavos de nuestra carne, nuestra vida vieja. Las cosas viejas ya han pasado.
Somos libres de la esclavitud al pecado, al diablo, a nuestros deseos, y somos libres para servir a Dios.
Así que Dios va ser fiel a sus promesas y va a liberar a su pueblo:
”Los traeré a la tierra que juré dar a Abraham, a Isaac y a Jacob, y se la daré a ustedes por heredad. Yo soy el Señor”».
II. El Dios que es fiel a su pacto
II. El Dios que es fiel a su pacto
Pero, Moisés lo único que ha visto hasta el momento ha sido derrota y desaliento:
De esta manera Moisés habló a los israelitas, pero ellos no escucharon a Moisés a causa del desaliento y de la dura servidumbre.
Pero Moisés dijo delante del Señor: «Yo soy torpe de palabra. ¿Cómo, pues, me escuchará Faraón?».
Moisés sigue mirando su insuficiencia, su falta de habilidad, sus intentos que han fracasado.
¿Cómo podría Dios ser fiel a su pacto si hasta el momento parece que todo va de mal en peor?
¿Cómo podemos tener seguridad que Dios va a ser fiel a sus promesas…o que por lo menos tiene el poder para cumplir su promesa?
Una cosa es que Dios tenga las buena intención de liberar a su pueblo, y otra cosa es que realmente tenga el poder para hacerlo.
Pero, este pensamiento introduce la posibilidad de que Dios tal vez quiera liberar a su pueblo pero tal vez no tenga suficiente poder para hacerlo.
Si pensamos así, entonces realmente no hemos conocido al Dios de la Biblia.
Por tanto, Dios quiere que Moisés entienda quien es el Dios del pacto, quien es Yahvé, Jehová, el Dios del pacto.
Notemos como en Éxodo 6:2, 3, 6, 7, y 8 veemos en NBLA la palabra “SEÑOR”.
Aquí aparece el nombre Yahvé/Jehová, el nombre de Dios que tiene la idea del Dios que existe por si mismo.
El Dios que siempre ha sido y jamás dejará de existir.
El Dios que no depende de nada sino que sostiene al mundo entero con el poder de su palabra.
Así que Moisés, los israelitas, y nosotros debemos entender el Dios que ha establecido su pacto con su pueblo.
El Dios que hizo pacto con nosotros es el todopoderoso.
Es el Dios que no depende de nadie ni de nada.
Es el Dios que existe por sí mismo.
Es el Dios que declara y suceden las cosas.
Es el Dios que habla y la creación entera llega a existir.
¡Imaginemos el poder que Dios tiene! No hay poder que pueda superar al poder y autoridad de Dios.
Por tanto, el Dios todopoderoso recuerda a Moisés la magnitud de su poder:
Entonces el Señor dijo a Moisés: «Mira, Yo te hago como Dios para Faraón, y tu hermano Aarón será tu profeta.
»Tú hablarás todo lo que Yo te mande, y Aarón tu hermano hablará a Faraón, para que deje salir de su tierra a los israelitas.
»Pero Yo endureceré el corazón de Faraón para multiplicar Mis señales y Mis prodigios en la tierra de Egipto.
»Y Faraón no los escuchará. Entonces pondré Mi mano sobre Egipto y sacaré de la tierra de Egipto a Mis ejércitos, a Mi pueblo los israelitas, con grandes juicios.
»Los Egipcios sabrán que Yo soy el Señor, cuando Yo extienda Mi mano sobre Egipto y saque de en medio de ellos a los israelitas».
Cuando Israel salga de Egipto no será porque Faraón tuvo compasión, no será porque los israelitas lucharon contra los Egipcios, no será porque Moisés fue valiente, será porque Dios va a mostrar su poder y autoridad y los Egipcios “sabrán que él es el SEÑOR”.
Moisés, los israelitas, el Faraón, y los egipcios se darán cuenta del gran poder de Dios y no podrán resistirse ante su poderío.
Ningún mortal de la tierra podrá resistirse ante el gran poder de Yahvé/Jehová de los ejércitos.
III. La respuesta del pueblo ante el pacto de Dios
III. La respuesta del pueblo ante el pacto de Dios
El pueblo de Dios puede responder de dos maneras:
Mirarse a sí mismo como el mundo lo mira.
Mirarse a sí mismo como Dios lo mira.
Los hombres/egipcios miraban a Israel como los esclavos egipcios.
El pueblo derrotado que serviría a Egipto en todo lo que se les demandaba.
El pueblo que no eran más que esclavos y siempre lo serían.
Aarón y Moisés no eran más que dos hombres de edad/ancianos:
Así hizo Moisés y también Aarón. Tal como el Señor les mandó, así lo hicieron.
Moisés tenía 80 años y Aarón 83 cuando hablaron a Faraón.
Sin embargo, Dios miraba a los israelitas como:
Su pueblo, su primogénito.
Su ejército:
»Y Faraón no los escuchará. Entonces pondré Mi mano sobre Egipto y sacaré de la tierra de Egipto a Mis ejércitos, a Mi pueblo los israelitas, con grandes juicios.
De la misma vemos que Dios ve a Aarón y a Moisés como los comisionados para librar a Israel.
Aarón y Moisés son a los que el Señor dijo: «Saquen a los israelitas de la tierra de Egipto por sus ejércitos».
Es cierto, que las circunstancias que el pueblo de Israel se encontraba y también Moisés ellos no podían creer que eran el ejército de Dios y mucho menos los libertadores de Israel.
Ellos miraban sus circunstancias.
Moisés miraba sus fracasos, su torpeza de labios, etc.
Sin embargo, parte de ser pueblo de Dios implica confiar en Dios, confiar en su palabra, confiar en su pacto, confiar en que Dios hará lo que ha prometido hacer.
Hoy dirigimos nuestra mente hasta la carta a los Romanos:
Estoy convencido precisamente de esto: que el que comenzó en ustedes la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús.