SANTIDAD VERSUS HIPOCRESÍA
Sed Santos. • Sermon • Submitted
0 ratings
· 229 viewsDios espera que nosotros vivamos una vida de Santidad y que dejemos la falsedad y la hipocresía.
Notes
Transcript
INTRODUCCIÓN:
INTRODUCCIÓN:
Si hay algo que Dios aborrece es el comportamiento falso.
Mateo 5:21–48 se centra en la enseñanza de la ley, lo que los hombres creen,
Mateo 6:1–18 se enfoca en la práctica de la ley, lo que los hombres hacen.
La primera sección hace hincapié en la justicia moral interior, y ofrece seis ilustraciones representativas con relación al asesinato, al adulterio, al divorcio, a los juramentos, a la venganza y al amor. Esta segunda sección resalta la justicia formal externa, y nos da tres ejemplos representativos de la actividad religiosa.
El primero tiene que ver con dar, con cómo nuestra religión actúa hacia los demás (vv. 2–4).
El segundo tiene que ver con la oración, con cómo nuestra religión actúa hacia Dios (vv. 5–15).
El tercero tiene que ver con el ayuno, con cómo nuestra religión actúa con relación a nosotros mismos (vv. 16–18).
Todas estas enseñanzas de Mateo 6: 1-18, nos muestran que Dios aborrece el comportamiento falso.
Porque la justicia falsa, es peligrosa para el hombre, puede caer en ella pensando en ser agradable a Dios, pero ciertamente haciendo todo lo contrario, siendo aborrecible ante los ojos de Dios.
Puede cualquier persona presentar cierta vida de apariencia religiosa o de moralidad, pero en realidad su corazón estar lejos de Dios.
Hermanos Dios es santo, debemos observar la santidad de Dios, como nuestro modelo a seguir.
Dios demanda santidad en la vida de nosotros los Creyentes, debemos buscar la santidad.
Dios aborrece la hipocresía y la falsedad porque esta se oponen a la santidad que él ha puesto en nosotros.
Veremos TRES aspectos que nos muestran que Dios aborrece la hipocresía y la falsedad que todos aquí debemos considerar para tener una vida agradable a los ojos de Dios.
I. EL PELIGRO DE LA HIPOCRESÍA- FALSA JUSTICIA.
I. EL PELIGRO DE LA HIPOCRESÍA- FALSA JUSTICIA.
1 Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos.
Jesús aquí está atacando la primera de las tres formas de hacer justicia religiosa que señala en Mateo 6,
Jesús dice guárdense de hacer cosas para ser vistos por los hombres, o para ser reconocidos por los hombres, para que los hombres le aplaudan.
Anécdota: “Se cuenta la historia de un santo asceta oriental que se cubrió de cenizas como señal de humildad y con regularidad se sentaba en la esquina de una calle famosa de su ciudad. Cuando los turistas le pedían permiso para tomarle una fotografía, el místico reacomodaba las cenizas para dar la mejor imagen de miseria y humildad”
Así hermanos, muchas veces es la vida de nosotros los cristianos cuando caemos en la religiosidad, gran parte de la religión equivale a nada más que “cenizas” religiosas reacomodadas para impresionar al mundo con la supuesta humildad y devoción del individuo.
Por supuesto, el problema es que esa humildad es un acto fingido, y la devoción es hacia el ego, no hacia Dios.
Hermanos, Dios no quiere que vivamos religiosamente, fingiendo, jugando a fingir Santidad, Dios en su deseo más grande, en su deseo más profundo, demanda Santidad de sus hijos.
El apóstol Pedro, enseña e llamado de Dios a su pueblo.
16 porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.
No podemos vivir una santidad fingida, o falsa, los escribas y fariseos de la época de Jesús eran maestros en esto.
Su religión, era un espectáculo, y una burla del camino de la verdad revelado por Dios a su Pueblo, por eso Jesús denuncia fuertemente a estos dirigentes religiosos.
Ellos amaban hacer cosas en público, amaban señalar lo que consideraban era el pecado ajeno, para decir que todos estaban mal, y ellos cumplían con la ley y la tradición.
En Mateo 15.1-2 encontramos un episodio de estos.
1 Entonces se acercaron a Jesús ciertos escribas y fariseos de Jerusalén, diciendo: 2 ¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los ancianos? Porque no se lavan las manos cuando comen pan.
Podemos fijarnos, ahí estaban señalando algo que consideraban que era pecado, nosotros debemos evitar ese tipo de comportamiento en la iglesia, para no caer en la falsedad y la hipocresía.
Ahora es importante resaltar que la hipocresía y la santidad son irreconciliables. podemos preguntarnos ¿porqué?
La repuesta es sencilla:
“La hipocresía es endémica para el hombre caído y parte integral de su naturaleza carnal”
Cada uno de nosotros la tiene en su vida, pero es carnal, no es espiritual, y al practicarla, cometemos pecado delante de Dios.
Podemos con facilidad caer en ella si descuidamos nuestra relación con Dios, nuestra vida devocional y nos dejamos llevar por la carne, podemos justificar nuestras acciones y vivir una falsa santidad, sólo para que los demás crean que soy un hombre o una mujer piadosa, mientras, mi vida, y mi comportamiento, es un desastre delante de Dios.
Lo segundo que debemos aprender es:
II. DIOS ATACA FUERTEMENTE LA HIPOCRESÍA.
II. DIOS ATACA FUERTEMENTE LA HIPOCRESÍA.
Jesús dice:
V. 2 “Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles...”
V. 5 “Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres”
V. 16 “Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan”
Como vemos, el Señor no trató la hipocresía con ligereza, más bien, la atacó con fuerza.
Jesús denunció en muchas ocasiones a los escribas y fariseos:
“Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí” (Mr. 7:6–7).
También utilizó muchas representaciones para describir la hipocresía de ellos:
La comparó con levadura (Lc. 12:1).
Sepulcros blanqueados (Mt. 23:27).
Sepulcros que no se ven (Lc. 11:44),
Cizaña entre el trigo (Mt. 13:25),
Y lobos rapaces vestidos de ovejas (Mt. 7:15).
Hermanos, siempre Dios ha atacado fuertemente este comportamiento en su pueblo, porque este tipo de comportamiento superficial, trae con sigo una falsa santidad.
Respecto a Israel, Dios declaró por medio de Amós:
21 Aborrecí, abominé vuestras solemnidades, y no me complaceré en vuestras asambleas. 22 Y si me ofreciereis vuestros holocaustos y vuestras ofrendas, no los recibiré, ni miraré a las ofrendas de paz de vuestros animales engordados. 23 Quita de mí la multitud de tus cantares, pues no escucharé las salmodias de tus instrumentos. 24 Pero corra el juicio como las aguas, y la justicia como impetuoso arroyo.
Ahora, ¿por qué Dios les reclama al pueblo, si estaban adorando, si estaban haciendo algo que él les había mandado a hacer?
Debido a que no los realizaban con sinceridad y a que no iban acompañados de una vida justa, no eran aceptables ante Dios. Los sacrificios, las ofrendas y los cánticos no se ofrecían para la gloria de Dios sino para la propia gloria y satisfacción vanidosa de la gente.
Hermanos, amigos, aparte de la idolatría, el mayor pecado en Judá y en Israel era la religión hipócrita.
Dios estaba hastiado de ese comportamiento del pueblo de Israel.
Isaías así lo expresa:
11 ¿Para qué me sirve, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y de sebo de animales gordos; no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos.
El Señor siguió declarando su desagrado ante inútiles ofrendas, incienso, luna nueva, y días de fiesta, además de oraciones hipócritas (vv. 13–15).
13 No me traigáis más vana ofrenda; el incienso me es abominación; luna nueva y día de reposo, el convocar asambleas, no lo puedo sufrir; son iniquidad vuestras fiestas solemnes. 14 Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes las tiene aborrecidas mi alma; me son gravosas; cansado estoy de soportarlas. 15 Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; asimismo cuando multipliquéis la oración, yo no oiré; llenas están de sangre vuestras manos.
Hermanos, debemos tener en claro, a través de estos versículos, que Dios quiere de parte de nosotros, pureza y justicia, no rituales superficiales, Dios no quiere una vida de apariencia, no quiere un cristianismo que solo se muestre superficialmente, sino una vida cristiana, que se muestre en una relación intima con Dios, que lleva consigo obediencia y Santidad.
Dios le manifiesta al pueblo de Israel, Isaías 1: 16-18
16 Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; 17 aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda. 18 Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.
Hermanos, no podemos vivir nuestra vida Cristiana, en iniquidad, sumergidos, en pecado y la falsedad, en hipocresía, haciendo lo malo delante de Dios, haciendo lo que Dios aborrece, Por eso el dice; Vengan y estemos a cuenta, pónganse a cuenta conmigo, no importa cuan terribles son tus pecados, yo los voy a perdonar y los voy a limpiar.
Vengan, pónganse a cuenta conmigo, no sigan pecando, no sigan en la falsedad, en la vida de apariencia, en la hipocresía.
Y eso nos lleva al tercer punto de esta tarde.
III. DIOS QUIERE QUE NOS QUITEMOS LA MASCARAS.
III. DIOS QUIERE QUE NOS QUITEMOS LA MASCARAS.
7 No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.
Anecdota:
Una fábula de Esopo habla de un lobo que deseaba tener una oveja para su cena y decidió disfrazarse de oveja y seguir al rebaño hasta el redil. Mientras el lobo esperaba hasta que las ovejas se durmieran, el pastor determinó que comería carne de cordero. En medio de la oscuridad eligió la oveja que creyó más grande y más gorda; pero después de haber matado al animal se dio cuenta de que se trataba de un lobo.
Lo que ese pastor hizo sin darse cuenta a un lobo vestido de oveja, Dios lo hace de manera intencional. El Señor juzga la hipocresía.
Ahora piense por un momento en esta definición:
En la Antigua Grecia el hipócrita era un actor teatral, sin ningún tipo de connotación negativa. Posteriormente, en esta misma cultura, se utilizó el término para referirse a aquéllos que «actuaban» en la vida cotidiana, es decir que fingían ser personas que no eran.
En este tiempo, hablamos de alguien que usa una mascara, para no develar su verdadera identidad, puede ser como el lobo de la historia de Esopo o como personajes de la televisión como Batman, o el Zorro, a quienes no se les conoce su verdadera identidad, o pueden tener doble identidad.
A veces en nuestra naturaleza pecaminosa, creemos que podemos tener ese tipo de comportamiento.
Si no eres, Cristiano, aparentas una doble identidad o comportamiento, delante de unas personas un comportamiento, delante de otras otro.
A veces usamos la mascara de la moralidad, nos definimos moralmente buenos, y en realidad, tenemos muchas cosas en nuestra vida que ofenden a Dios.
Por eso la invitación de Dios para el pueblo de Israel, es la misma, para usted amigo en esta tarde. Isaías 1:18
18 Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.
Y si somos cristianos, muchas veces, aunque viviendo en Cristo, todavía arrastramos muchos pecados, que antes practicábamos, o estamos viviendo en apariencia, todo eso ofende la santidad de Dios.
Usamos la mascara de la mentira, para aparentar una vida piadosa, pero en realidad no vivimos piadosamente.
Tenemos un comportamiento en la iglesia, otro en casa, otro comportamiento en el trabajo, o un comportamiento para cada circunstancias.
A veces somos como el mar, el mar tiene dos en si mismo dos fenómenos que ocurren:
Marea alta: Cuando el mar lo cubre todo.
Marea baja, cuando el mar se aleja, y todo queda descubierto.
Si pensamos un poco en lo que ahí ocurre, así somos muchas veces nosotros en nuestra vida personal.
Un rato estamos en marea alta, tapando nuestros defectos, escondiendo nuestros pecados, aparentando que todo esta bien, para que todos vean que soy muy piadoso, procurando engañar a otros, al hermano, al líder, a la iglesia, queremos dar una buena impresión.
Pero cuando nadie nos ve, ahí viene el asunto, somos otros, somos lo que realmente somos, estamos en marea baja, todo está , queda en descubierto.
Sin embargo se nos olvida, que podemos engañar a todo el mundo, , menos a Dios, ante quien todos estamos desnudos.
13 Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.
Hermanos, Dios es omnisciente, y también omnipresente, él está siempre viéndonos, y no no podemos ocultar de él, no hay mascara, que oculte nuestra verdadera identidad Dios.
Dios nos, ve, Dios te ve hermano, ¿A quien pensamos que podemos engañar?
El salmista en el Salmos 139: 3 dice :
3 Has escudriñado mi andar y mi reposo, Y todos mis caminos te son conocidos.
Pablo dice en Gálatas 6:7 Dios no puede ser burlado, todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.
CONCLUSIÓN:
CONCLUSIÓN:
Entonces que debemos hacer:
Quitarnos la mascara, dejar la falsedad, dejar la hipocresía.
Todos aquí necesitamos revisarnos.
Si eres una persona que aún no ha recibido a Cristo y estás viviendo bajo la mascara del engaño del diablo, de este mundo, que te dice, tú estas bien, no necesitas nada, vive tu vida, quiero decirte que no es lo que Dios dice.
Dios dice:
“Tu me necesitas, tu pecado te separa de mi, y lejos de mi nada puedes hacer”. Romanos 3:23, Juan 5:5b
Si eres Cristiano, si estas en la iglesia y está usando máscara, falsedad, apariencia, si la hipocresía quiere controlar tu vida, no olvides que esta es una obra de la carne. El Señor demanda santidad, una vida guiada por el Espíritu Santo.
25 Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.
No importa donde te encuentras hoy, no importa que máscaras has estado usando, Dios te pide tu corazón.
26 Dame, hijo mío, tu corazón, Y miren tus ojos por mis caminos.
Ven al Señor y confiesa tu pecado, él quiere perdonarte, y que no peques más.
13 El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.
Vamos a orar.