El Bautismo
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Se dice que hay temas de los que es mejor no hablar, de política, de futbol, del AIFA. El tema de hoy para algunos puede que sea emocional: El bautismo.
Porque en nuestra cultura e idiosincrasia, es algo muy arraigado, para algunos. Hay quienes no tienen una relación íntima, real con Dios, tienen una relación nominal con Dios, no se congregan, no estudian la Biblia, no oran, pero al tener un hijo, una de las primeras costumbres o tradiciones es el bautizo. Por eso hablar de este tema en nuestra cultura, puede ser muy emocional.
Algunos dicen que el bautizo tiene que ver con cómo fuiste educado, en qué iglesia creciste, más que con el hecho de haber analizado el tema. Si no creciste en un ambiente religioso, al oír o ver bautizos te preguntas ¿qué hacen estos? ¿por qué se meten de esa forma a la alberca?
Hoy estudiaremos la razón del bautizo de acuerdo con la Biblia. En el NT leemos que cuando alguien acepta a Jesús como Salvador, inmediatamente era bautizado. Al reconocer a Jesús como Hijo de Dios, aceptar SU perdón, eran bautizados. Veremos la instrucción que Jesús da a sus discípulos, poco antes de ir al Padre.
“Por lo tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.” (Mateo 28:19, NTV)
Se lee como una orden ¡bautizar a sus seguidores! Quizá no entendamos todos los temas de la Biblia, pero sí reconocemos cuando es un mandato. Y cuando Jesús ordena algo ¡obedecemos! Después de aceptar, reconocer a Jesús como nuestro Salvador nos bautizamos.
Comparado con otras religiones, una diferencia es el bautismo en bebés. La pregunta es ¿por qué varias de ellas bautizan al principio de la vida? Cuando no se tiene memoria o parte en el proceso de decisión ¿cómo empezó a hacerse así? Leemos que en el NT NO HAY un solo ejemplo de que se hiciera así. Emocional.
Quiero aclarar que el tema no es contra nadie, pero es un acto tan importante, nos debemos a nosotros mismos, investigar ¿dónde debo investigar? En la Biblia, porque creemos que es Palabra de Dios y la mayoría de las religiones judeocristianas están de acuerdo en este hecho. Puedes decidir escuchando información que te den terceras personas sin corroborar las fuentes.
Es verdad que, en un tiempo, sólo unas cuantas personas eran las autorizadas para leer e interpretar la Biblia, y aunque ahora está disponible para todas las personas, quedó la idea de que leer la Biblia es para unas cuantas personas y quizá por eso, no se lee. Son personas que creen en Dios, en Jesús, incluso pueden admitir que no leen la Biblia y por eso al llegar a una iglesia y no saber lo que la Biblia dice, siguen las instrucciones que les dicen que hagan.
Yo creo que la Biblia es la máxima autoridad y otras personas creen que la iglesia como institución es la máxima autoridad. Hoy no intentaremos responder por qué algunos lo hacen de una manera diferente, sino que veremos lo que la Biblia dice con respecto al bautizo.
Una forma de preservar la historia en la antigüedad, era hacerlas en forma narrativa. Algo así haremos hoy. Intentemos crear un escenario del 1er siglo. Tu padre es romano y tu mamá es griega, creces creyendo en Zeus, Afrodita; tus padre son comerciantes que ven una oportunidad de negocio en Jerusalén y se van a vivir ahí. Zona dominada por siglos por los griegos conservan la lengua en el comercio. En esa ciudad de judíos, escuchas cosas diferentes sobre UN DIOS. No eres religioso, porque los dioses griegos no son muy exigentes, pero los judíos creen que hay un solo Dios. Lo interesante es que, aunque los judíos son un pueblo oprimido, pagan impuestos excesivos, aún así, son fieles a su Dios y mientras más conoces a esa gente más preguntas tienes.
Creces en esa ciudad, aprendes el idioma, lees su literatura, y te interesa conocer a su Dios: YAVHÉ. El Único Dios, Invisible, Creador de todo. Con el tiempo te casas, una tarde en confianza preguntas a tus amigos, hijos de otros comerciantes, a tu esposa ¿es posible que yo nacido en otra nación pueda convertirme al judaísmo? (Raza, religión). Has llegado a creer que hay un solo Dios, Creador de Universo; tus amigos te dicen que han oído que sí es posible.
Haces una cita con los escribas y fariseos, estudiosos de la ley judía, a tu pregunta te dicen que sí existe la forma de convertirse al judaísmo, pero hay algunos requisitos qué cubrir:
1. La más difícil: Te tienes que circuncidar
2. Tienes que obedecer la Ley de Moisés
3. Tienes que participar de la ceremonia del banquete
4. Tienes que hacer un sacrificio en el templo
5. Tienes que hacer la ceremonia del lavado. En que te sumergen en una cisterna, y el simbolismo es que lavas todo lo gentil y al salir ¡eres judío!
Lo piensas, estás convencido, pero le pides a los maestros que pongan los requisitos por escrito para comentarlo con tu esposa. En griego la palabra para bautizo es: βαπτίζω baptizo. Esa misma palabra se usa para describir el hundimiento de un barco. La palabra bautizo del griego, no tiene una connotación religiosa, es sólo una palabra. Esto es importante, esta palabra griega se fue introduciendo al idioma español. Leamos un ejemplo
“Mientras Jesús hablaba, uno de los fariseos lo invitó a comer en su casa. Jesús fue y se sentó a la mesa. Su anfitrión se sorprendió de que se sentara a la mesa sin antes realizar la ceremonia de lavarse las manos que exigía la costumbre judía.” (Lucas 11:37–38, NTV)
La palabra para lavarse es: baptizo. La misma palabra en el NT la traduce como bautizo. En Lucas se usa como lavarse ¿por qué? Porque ¡eso significa! En todo el NT, tomaron la palabra en griego y la introdujeron al español. En ese momento se convierte en algo místico, religioso, cuando en realidad sólo quiere decir: lavarse.
Para ser judío tienes que hacer la ceremonia de lavarte, eso era algo que hacías tú mismo, delante de otras personas, te sumergías en la cisterna para lavarte.
Volviendo a la historia, tienes los requisitos, vas a casa para contárselo a tu esposa, tus hijos te dicen que está en el río Jordán lavando. Vas al río y le dices lo que sabes, ella se interesa, y le estás diciendo los requisitos cuando escuchas un alboroto, a poca distancia de dónde están hay un hombre vestido muy raro, como con pieles de animal. Te acercas y escuchas lo siguiente: “¡Arrepiéntanse, el reino de los cielos ha llegado! Viene uno de quién no soy digno de amarrar o desamarrar sus sandalias ¡preparen el camino del Señor porque ÉL ya viene!
Le preguntas a otro que esta por ahí ¿qué pasa? ¿de qué habla? ¿quién es el que viene? ¿quién es este? Y te dicen: se llama Juan.
Después ves algo que nunca se ha visto en la historia. Juan está dentro del río Jordán, en la rivera mucha gente escuchando. Ves que uno a uno entra al río con Juan y parece que ahora Juan los está lavando, los baña, los sumerge. No sabemos si los sumergía por completo o en parte.
En ese momento entiendes lo que te dijo el fariseo sobre la ceremonia del lavado. Entiendes que las personas que están de acuerdo con la enseñanza de ese hombre y creen que es verdad, se convierten, aceptan, adoptan lo que él enseña y como señal de su aceptación ¡él los lava!
Al poco rato entre la multitud sale un apodo para el hombre: Juan el lavador, el bañador; no le están dando una carga religiosa, era solo una descripción de lo que están viendo y lo que él hace, los está lavando. Los está baptizo. Así obtiene su apodo Juan el Bautista. Es la primera persona que registra la historia que baña o lava a otra.
Los gentiles que querían ser judíos hacían esa ceremonia, pero la persona se metía solita y se lavaba a sí mismo, era algo simbólico que representaba que al salir del agua ya eras algo que antes no eras. La idea de que alguien más te lavara, te bañara era algo totalmente nuevo.
Juan sigue lavando a quienes aceptan su mensaje. De pronto se voltea, te ve entre ceja y ceja y con su dedo huesudo te dice: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Te quedas pálido, mudo, no sabes qué hacer, la gente voltea a verte, tal parece que te está traspasando con su mirada, cuando una mano desde atrás te toca el hombro y te dice: déjame pasar. Escuchas a la gente decir: ¡Jesús!
Tú has oído ese nombre, así que caminas detrás de él hasta quedar lo más cerca de Jesús y Juan para escuchar lo que hablan. Jesús entra al agua, tus pies se mojan con el agua. Oyes que Jesús le dice a Juan: ¡Lávame! Quiero que me sumerjas, que me bañes. Juan responde: ¡Pero si yo necesito ser lavado por ti! Jesús insiste: ¡Lávame tú a mí! Es necesario que yo cumpla la ley. Pero Juan insiste ¡Tú eres el Cordero de Dios! Tú que escuchas les dices: ¿Y si lo deciden en un disparejo? Piedra, papel, o tijera. Te ven por un momento y pones cara de ¡nada ha pasado, sigan! Al fin Juan lava a Jesús frente a toda la gente, al salir del agua, de alguna manera Dios dice: ¡Este es mi Hijo!
Jesús sale del río y Juan sigue lavando a las personas. Con el tiempo, los seguidores de Jesús empiezan a hacer lo mismo, a lavar a los que creen que Jesús es el Mesías. Dan el mismo mensaje ¡arrepiéntanse!
No se registra que Jesús bautice a nadie, quizá sólo a sus discípulos. Ahora no es sólo Juan el lavador, sino que se une Andrés, Esteban, Pedro, etc.
La gente dice ¿qué pasa? ¡nunca habíamos visto esto antes! Pero ahora saben que tiene algo que ver con ser seguidor de alguien. Si eres seguidor de Juan, él te lava, si sigues a Jesús, Jesús te lava o alguien lo hace en SU Nombre.
Jesús continúa su ministerio, Juan sigue dando su mensaje. Arrestan a Juan y los seguidores de Juan escapan de Jerusalén a otras ciudades y países, dando el mismo mensaje ¡arrepiéntanse! El reino de los cielos ha llegado. El mismo mensaje que daba Juan el bautista. Sin enterarse que la persona de quién hablan ¡ya está entre ellos! Es Jesús.
Tiempo después Jesús es crucificado. Pero al tercer día resucita y se va al Padre, pero los discípulos de Juan no sabían que ya había venido, por eso seguían diciendo ¡Ya viene, preparen el camino!
Años después, Pablo está en la ciudad de Éfeso, y escucha a unas personas dando el mismo mensaje; Pablo que ahora es seguidor de Jesús, pregunta ¿dónde escucharon esto que predican? Ellos dicen: ¡Juan el lavador, él nos bautizó! Y ahora nosotros compartimos el mensaje que él decía. Pablo les dice: Muchachos, tienen que actualizarse ¡Jesús ya vino! El Mesías ya llegó, lo crucificaron, pero ¡resucitó! Y ascendió al cielo.
“—Entonces, ¿qué bautismo recibieron? —preguntó. Y ellos contestaron: —El bautismo de Juan. Pablo dijo: —El bautismo de Juan exigía arrepentirse del pecado; pero Juan mismo le dijo a la gente que creyera en el que vendría después, es decir, en Jesús. En cuanto oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús.” (Hechos de los Apóstoles 19:3–5, NTV)
Primero fueron bautizados por Juan el lavador, y ahora años después Pablo los actualiza y deja que los vuelvan a lavar en el Nombre de Jesús.
Así es como empieza, bíblicamente, el lavado, bautizo de personas. Eso es lo que enseña el NT sobre el bautizo. A partir de ese momento las personas que aceptan a Jesús como Salvador, son bautizadas.
¿Qué aprendemos? Que el bautizo es sencillo. Es una declaración pública de una nueva identidad. Es la decisión de seguir a Jesús. Si eras de otra nación y querías ser judíos, te lavabas, significando que dejas de ser extranjero y te adhieres a los judíos, ya eras uno con ellos, sigues los rituales, leyes, costumbres y sus enseñanzas.
Cuando Juan lavaba a las personas, era lo mismo, ellos decían: creemos lo que Juan dice y adoptamos sus enseñanzas para nuestra vida. Ya no sigo lo que antes seguía. Por eso Jesús dejó que Juan lo bautizara, el mensaje que estaba dando es: “Este hombre dice la verdad y me identifico con él, al dejarme lavar. Me someto a sus enseñanzas, declaro públicamente que no me avergüenzo de asociarme con él”.
Cuando los discípulos empezaron a bautizar, las personas declaraban que se asociaban con ellos. Así es como la persona hace una declaración pública de su compromiso de aceptar las enseñanzas de Jesús y lo reconocen como el Único Hijo de Dios, quien murió por el perdón de sus pecados y resucitó para salvación.
Cuando Jesús va al Padre, las personas ya no podían ser bautizadas por él, así que la forma de declarar públicamente su asociación con Jesús era por medio del bautizo. Es declarar que adoptamos las enseñanzas de Jesús para nuestra vida. El simbolismo del agua es que ahí se lavan, ahí se quedan las viejas asociaciones, las viejas creencias, el viejo estilo de vida, se lavaba el pasado y al salir del agua, se sale a la vida con una nueva enseñanza.
¡Eso es el bautismo! Pero a través de los años, la iglesia como instituciones, empezaron a darle una carga extra, algo que no tiene que ver con lo que pasó en los días del NT. Por eso es importante aprenderlo directamente de la Biblia.
Esto trae varias implicaciones
1. El bautizo es para las personas que deciden seguir a Jesús. Aceptan sus enseñanzas, entienden y aceptan el sacrificio en la cruz y SU resurrección.
2. Es un acto consciente, por eso no bautizamos bebés. Se bautizan niños que son conscientes y entienden la decisión que están tomando.
3. Lo que sí hacemos los padres con los bebés, es ¡dedicarlos! Pero ese es nuestro deseo ¡no del hijo!
4. Lo importante del bautizo es que la gente recuerde que un día declaró públicamente su decisión voluntaria de seguir a Jesús.
5. No estoy minimizando el echo de lo fuerte emocionalmente del bautizo de un bebe, pero es importante, saber diferenciarlo del acto bíblico.
6. El bautizo no transmite una fuerza sobrenatural o una seguridad espiritual. La tragedia del bautizo sin tener consciencia es que da un falso sentido de seguridad a los padres sobre los hijos. Porque los padres piensan: “ahora mi hijo ya es cristiano”. “Ahora que pasó por las aguas…” “con el bautizo le han quitado…” Yo no puedo explicar de dónde surgen esas ideas, pero sí puedo decirles que la Biblia ¡No enseña eso! Por eso es importante leer la Biblia. No me crean, mejor lean Su Biblia.
Ahora unas preguntas más ¿El bautizo garantiza que la persona es salva y se va al cielo? Te diré que la Biblia no enseña eso ¡todo lo contrario! La salvación no depende del bautizo en agua. Jesús fue bautizado y ¡No tenía pecado que ser perdonado! Además, está la historia del criminal junto a la cruz. Narrarlo ¿Dónde quedó el bautizo?
¡No vas al cielo por algo que hagas! No puedes hacer nada para entrar, ese es el mensaje cristiano. Si lees algunos versos de forma aislada, sin contexto, vas a tener tu pretexto.
Recuerda que estos versos que leímos fueron escritos por testigos de todo eso que pasó. Vieron a Jesús, a los discípulos, a Juan el bautista, conocen el contexto, por eso no había razón para que dijeran: ¡el bautizo no es el camino para ir al cielo! ¡Ellos ya lo sabían! Todos entendían que el bautizo, el lavado, es una declaración pública de aceptar a Jesús como Salvador.
¿Entonces, por qué lo hacemos? Porque esa fue la instrucción de nuestro Señor Jesús. Es una demostración pública de nuestra asociación con ÉL.
Nadie del primer siglo asoció el lavado con la salvación. Los que se bautizaban en esos días ¡ya eran creyentes! Si hubieran muerto antes de llegar al río, se hubieran ido al cielo. Bautizar a los bebés para querer asegurar algo que la Biblia no enseña, es sacar el texto del contexto.
Si tú aún no te has lavado, bautizado, sumergido, desde que pusiste tu confianza en Dios por medio de Jesucristo ¡Necesitas hacerlo! No para salvación, sino como un testimonio público y así obedecer el mandamiento de nuestro Señor Jesús.
Si te bautizaron de niño, seguro que es algo muy significativo para ti, por lo que significó para tus padres, guarda esa memoria con cariño. Pero tú no has experimentado lo que dice la Biblia, con respecto a asociarte con Jesús.
Lo hacemos en un acto especial. No es cada fin de semana, porque no somos muchos, pero llegaremos a ese tiempo que sean una vez al mes. Es una fiesta, toda la iglesia está invitada, tus amigos, familia, a quienes invites serán testigos de un acto transcendente para ti.
Hay 2 cosas que unen a los cristianos de todo el mundo: El bautizo y la Comunión. Por más de 2 mil años, el bautizo y la comunión se siguen haciendo. Cuando te bautizas, de forma espiritual te conectas con todos aquellos que se han bautizado alrededor del mundo.
Hay quienes se visten de blanco o se ponen sus mejores ropas ¡eso es lo de menos! Lo importante es tu declaración: Jesús es mi Salvador. Y te comprometes a seguirlo como tu Señor.
El bautizo no es para unirte a una iglesia o que te sientas obligado a algo más, sino que te sabes parte de una familia.
El requisito es: Creer que Jesús es el Hijo de Dios, en SU Muerte redentora en la cruz, en que resucitó y has sido perdonado de todos tus pecados. Si has creído esto ¡Puedes bautizarte! Será una gran fiesta de celebración de la bondad, la Hessed de Dios.
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