El librito - Dulce y Amargo
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1 Entonces vi a otro ángel poderoso que descendía del cielo envuelto en una nube con un arco iris sobre su cabeza. Su cara brillaba como el sol, y sus pies eran como columnas de fuego.
2 En la mano tenía un rollo pequeño que había sido abierto. Se paró con el pie derecho sobre el mar y el pie izquierdo sobre la tierra,
3 y dio un fuerte grito, como el rugido de un león. Y cuando gritó, los siete truenos respondieron.
4 Cuando hablaron los siete truenos, yo estuve a punto de escribir, pero oí una voz del cielo que decía: «Guarda en secreto lo que los siete truenos dijeron y no lo escribas».
5 Entonces el ángel que vi de pie sobre el mar y sobre la tierra levantó la mano derecha hacia el cielo.
6 Hizo un juramento en el nombre de aquél que vive por siempre y para siempre, quien creó los cielos y todo lo que hay en ellos, la tierra y todo lo que hay en ella, y el mar y todo lo que hay en él. El ángel dijo: «Ya no habrá más demora.
7 Cuando el séptimo ángel toque su trompeta, el misterioso plan de Dios se cumplirá. Sucederá tal como él lo anunció a sus siervos los profetas».
8 Después la voz del cielo me habló de nuevo: «Ve y toma el rollo abierto de la mano del ángel, que está de pie sobre el mar y sobre la tierra».
9 Así que me acerqué al ángel y le dije que me diera el pequeño rollo. Él me dijo: «Sí, tómalo y cómelo. Será dulce como la miel en tu boca, ¡pero se volverá amargo en tu estómago!».
10 Entonces tomé el pequeño rollo de la mano del ángel, ¡y me lo comí! Fue dulce en mi boca, pero cuando lo tragué, se volvió amargo en mi estómago.
11 Entonces me fue dicho: «Tienes que volver a profetizar sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes».
Introducción
Introducción
El domingo pasado culminamos nuestra reflexión asombrados de cómo se describe la condición de la humanidad justo antes del fin. Esto revelado por el toque de la sexta trompeta.
Vimos cómo esta penúltima trompeta desatará un feroz ejercito de agentes de maldad cuya arma letal será la mentira y el engaño.
La humanidad caerá víctima de este feroz ataque. La gente será brutalmente engañada para que se aferren más y más a las cosas de este mundo. Caminando más y más lejos de Dios. Experimentando una profunda ceguera espiritual y un cada vez más endurecimiento del corazón.
Corazones endurecidos que perderán la capacidad de volverse a Dios en arrepentimiento. Exactamente como ocurrió con en faraón y los egipcios, el día que el Señor liberó al pueblo judío de sus garras.
Un interludio
Un interludio
Y como Juan ya nos tiene acostumbrados, antes de sonar la séptima trompeta, que desatará el juicio final, vemos un interludio.
Vimos un interludio entre los relatos de las 7 iglesias y los 7 sellos. Esto lo vimos en los capítulos 4 y 5. Luego en el capítulo 7 vimos un interludio entre la apertura del sexto y séptimo sello.
Ahora vemos otro interludio entre la sexta y la séptima trompeta, que se extiende desde el capítulo 10 hasta la mitad del 11.
Sin embargo, a pesar de ser considerado un interludio, vemos que este está intrínsecamente relacionado con la sexta trompeta.
Algunos comentaristas dividen el Apocalipsis en dos mitades y piensan que este interludio es un eslabón que une a ambas.
¡Yey! ¡Llegamos a la mitad del libro!
Al ser un eslabón, este interludio trae a la memoria del lector muchos elementos del primer capítulo y por ende, es un recordatorio del mensaje central de esta revelación para la iglesia.
¿Y cuál es este mensaje?
Para contestar esa pregunta tengo que comenzar por la conclusión.
El verso 11 dice:
11 Entonces me fue dicho: «Tienes que volver a profetizar sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes».
Después de tener toda esta visión tan gloriosa de Cristo, en el primer capítulo, luego el mensaje a las 7 iglesias, luego el trono de Dios, luego los sellos y las trompetas, Juan recibe una instrucción clara: tienes que seguir profetizando.
Porque te esté revelando las cosas que han de suceder, no te desenfoques de la misión. No olvides que todavía el tiempo no se ha cumplido. Por lo tanto, no olvides cual es mi misión y a qué te he llamado.
De hecho, ese es el propósito de revelarte estas cosas, para que reconozca que no hay tiempo que perder. Mi misión continúa y te he llamado a ti y por ende a la iglesia a colaborar en mi misión.
Te he mostrado el destino final de aquellos que no se refugien en mí, para que cobres ánimo y continúes proclamando mi Buena Noticia de salvación, aquí, allá y en todo lugar.
Me parece que Jesús le está recordando a Juan la Gran Comisión y la responsabilidad de la iglesia de seguir proclamando la Buena Noticia hasta que Él regrese.
Nuestra responsabilidad de seguir profetizando sobre este mundo que no es otra cosa que proclamando su Palabra para que el mundo se vuelva a Dios mientras haya tiempo.
Para sellar esta instrucción en su corazón Juan tiene otra visión gloriosa.
1 Entonces vi a otro ángel poderoso que descendía del cielo envuelto en una nube con un arco iris sobre su cabeza. Su cara brillaba como el sol, y sus pies eran como columnas de fuego.
Otro ángel poderoso - ¿Jesús?
Otro ángel poderoso - ¿Jesús?
En medio de la visión de la sexta trompeta, Juan tiene otra visión. Él ve a otro ángel poderoso.
El primer ángel poderoso fue aquel que en el capítulo 5 proclamó: ¿Quién es digno de desatar los sellos y abrir el rollo?
Pero Juan describe este segundo ángel de una manera peculiar. Él ve que este desciende del cielo envuelto en una nube.
¿Les trae esto algo a la memoria? ¿Recuerdan cómo ascendió Jesús al cielo? Envuelto en una nube.
¿Recuerdan lo que le dijeron los ángeles a los discípulos cuando los cogieron embelesados mirando al cielo? Así mismo como lo vieron ascender en las nubes un día lo verán regresar.
Este ángel tiene un arco iris sobre su cabeza, su cara brilla como el sol, y sus pies son como columnas de fuego.
En el capítulo 4 Juan ve que el trono de Dios está rodeado de un arco iris. En el capitulo 1 Juan ve que el rostro de Jesús brillaba como el sol.
De hecho, Mateo registra que en el monte de la transfiguración el rostro de Jesús brilló como el sol.
Juan también ve en el primer capítulo de Apocalipsis que los pies de Jesús eran como bronce pulido refinado en el horno.
Entonces, ¿quién es este ángel? ¿Será Jesús mismo?
Con toda esta gloriosa descripción, se me hace difícil pensar que no sea Jesús, aunque reconozco la dificultad que produce el que Juan lo describa como un ángel.
¿El ángel del Señor en el AT?
2 En la mano tenía un rollo pequeño que había sido abierto. Se paró con el pie derecho sobre el mar y el pie izquierdo sobre la tierra, 3 y dio un fuerte grito, como el rugido de un león. Y cuando gritó, los siete truenos respondieron.
Un rollo pequeño (librito)
Un rollo pequeño (librito)
Hay bastante consenso en afirmar que este rollo pequeño es el mismo rollo que le fue entregado al Cordero para que este desatara los sellos. O se puede referir a una sección del mismo.
Ya hemos visto que este rollo contiene la revelación del plan soberano de Dios sobre la humanidad.
Aquí Juan parece utilizar una imagen del AT para describir lo que está viendo.
9 Luego miré y vi que se me acercaba una mano que sostenía un rollo, 10 el cual él abrió. Entonces vi que estaba escrito en ambos lados con cantos fúnebres, lamentos y declaraciones de condena.
Un pie en la tierra y otro en el mar
Un pie en la tierra y otro en el mar
El hecho de que este ángel se para con un pie sobre el mar y otro sobre la tierra es un elemento glorioso. Esto representa completa autoridad y dominio sobre toda la creación. No hay montaña que se imponga ante su grandeza, ni abismo profundo que se interponga ante su majestuosidad.
Posiblemente un gloriosa recuerdo vino a la mente de la iglesia del primer siglo. A Jesús caminando sobre las aguas lleno de poder, dominio y autoridad.
Un rugido de león
Un rugido de león
Este ángel no solo demuestra su poder, dominio y autoridad parándose sobre la tierra y sobre el mar sino rugiendo como un león.
Esta es una imagen común del AT.
4 Pero el Señor me ha dicho: «Cuando un león joven y fuerte ruge sobre la oveja que ha matado, no lo asustan los gritos ni los ruidos de toda una multitud de pastores. De la misma manera, el Señor de los Ejércitos Celestiales descenderá para pelear en el monte Sión.
Los sietes truenos
Los sietes truenos
Cuando el ángel gritó, Juan escuchó 7 relámpagos. Estos 7 truenos son otra manera de referirse al Espíritu Santo, que es descrito en Apocalipsis como el Espíritu de 7 aspectos o el Espíritu que tiene toda la plenitud de Dios. Este tiene un papel protagónico, no solo en la era de la iglesia sino en el día final.
4 Cuando hablaron los siete truenos, yo estuve a punto de escribir, pero oí una voz del cielo que decía: «Guarda en secreto lo que los siete truenos dijeron y no lo escribas».
Para entender esto tenemos que recordar las instrucciones que el Señor le dio a Juan en el primer capítulo:
10 Era el día del Señor, y yo estaba adorando en el Espíritu. De repente, oí detrás de mí una fuerte voz, como un toque de trompeta, 11 que decía: «Escribe en un libro todo lo que veas y envíalo a las siete iglesias que están en las ciudades de Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea».
19 »Escribe lo que has visto, tanto las cosas que suceden ahora, como las que van a suceder.
Así que Juan se disponía a escribir lo que estaba viendo cuando escuchó la voz del cielo que le dijo que no lo hiciera. Que guardara en su corazón lo que el Espíritu dijo en aquel momento.
Esto tampoco es extraño para el pueblo de Dios ni para la experiencia de los profetas de antaño.
4 Pero tú, Daniel, mantén en secreto esta profecía; sella el libro hasta el tiempo del fin, cuando muchos correrán de aquí para allá y el conocimiento aumentará.
5 Entonces el ángel que vi de pie sobre el mar y sobre la tierra levantó la mano derecha hacia el cielo. 6 Hizo un juramento en el nombre de aquél que vive por siempre y para siempre, quien creó los cielos y todo lo que hay en ellos, la tierra y todo lo que hay en ella, y el mar y todo lo que hay en él. El ángel dijo: «Ya no habrá más demora.
Ya no habrá más demora
Ya no habrá más demora
Se acerca el fin. Ya no habrá más demora. La paciencia de Dios se ha agotado. Su enojo por la violencia, la corrupción y la maldad ha llegado al límite.
El incesante ruego de los mártires que están frente altar y las contantes oraciones del pueblo de Dios que suben como olor fragante de incienso quemado a su presencia, serán contestados. Llegó el tiempo de juzgar a las naciones.
Es tiempo de adorarle
Es tiempo de adorarle
Al igual que sucede con los otros interludios, como si Apocalipsis fuera un gran cántico de adoración, este también es una oportunidad para proclamar la grandeza de aquel que está sentando en el trono y para exaltar su nombre.
A aquel que vive por siempre y para siempre. Al eterno.
A aquel que creó los cielos y todo lo que hay en ellos, la tierra y todo lo que hay en ella, el mar y todo lo que hay en él. Al Creador de todo lo que existe.
Este cántico es un preludio de lo que ocurrirá el día final.
El apóstol Pablo lo expresa de esta manera:
9 Por lo tanto, Dios lo elevó al lugar de máximo honor y le dio el nombre que está por encima de todos los demás nombres 10 para que, ante el nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra, 11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor para la gloria de Dios Padre.
7 Cuando el séptimo ángel toque su trompeta, el misterioso plan de Dios se cumplirá. Sucederá tal como él lo anunció a sus siervos los profetas».
Este interludio no solo exalta y adora a aquel que está sentando en el trono sino que anuncia el toque de la última trompeta.
Y cuando la última trompeta suene, revelará el misterio. Aquello que Juan, y los profetas de antaño, vieron que dijo el Espíritu de Dios pero que no se les permitió escribir.
8 Después la voz del cielo me habló de nuevo: «Ve y toma el rollo abierto de la mano del ángel, que está de pie sobre el mar y sobre la tierra».
A Juan se le da el privilegio más grande del Universo. Acercarse a aquel ángel poderoso y pedirle el rollo que contiene los profundos misterios de Dios.
Pero esto no es extraño para Juan. Porque desde el principio Dios ha decidido revelar sus misterios a su pueblo; primero a sus profetas y ahora a su iglesia.
Entonces podemos afirmar que aquí Juan representa a la iglesia y el gran privilegio que hemos recibido en Cristo Jesús de revelarnos su misterioso plan eterno.
¿Y para qué lo hace?
Para animarnos, para llenarnos de esperanza, para recordarnos cuánto nos ama y para recordarnos cuál es nuestra misión.
9 Así que me acerqué al ángel y le dije que me diera el pequeño rollo. Él me dijo: «Sí, tómalo y cómelo. Será dulce como la miel en tu boca, ¡pero se volverá amargo en tu estómago!».
Juan obedece, pero recibe otra instrucción del ángel.
Para nosotros estas instrucciones pueden parecer extrañas pero no para Juan.
1 La voz me dijo: «Hijo de hombre, come lo que te doy, ¡cómete este rollo! Luego ve y transmite el mensaje a los israelitas». 2 Así que abrí la boca y él me dio a comer el rollo. 3 «Llénate el estómago con esto», me dijo. Al comerlo, sentí un sabor tan dulce como la miel.
14 El Espíritu me levantó y me sacó de allí. Salí amargado y confundido, pero era fuerte el poder del Señor sobre mí.
Dulce y amargo
Dulce y amargo
Este mensaje que Dios está confiando en las manos de Juan, y por ende, en las manos de la iglesia, es uno que por un lado es dulce y por el otro, amargo.
El ser dulce y amargo tiene varias implicaciones y aspectos.
En primer lugar, es dulce para el pueblo de Dios, para aquellos que han sido sellados en la frente con su sello de propiedad, para aquellos que rindieron su vida ante los pies del Cordero.
Y a la misma vez es amargo para aquellos que rechazaron el Evangelio.
Para los primeros es dulce, porque representa perdón, salvación, y una nueva vida.
Pero para los últimos es amargo porque representa condenación y muerte eterna.
En segundo lugar, para Juan es dulce porque el mensaje es un llamado a que el mundo se torne a Dios. Pero se vuelve amargo cuando se da cuenta de cómo la gente rechaza el mensaje y sigue viviendo en rebeldía.
En tercer lugar, es dulce para la iglesia porque es un mensaje de esperanza. Pero amargo porque es necesario que pasemos por muchos sufrimientos antes de entrar en el reino de Dios.
10 Entonces tomé el pequeño rollo de la mano del ángel, ¡y me lo comí! Fue dulce en mi boca, pero cuando lo tragué, se volvió amargo en mi estómago. 11 Entonces me fue dicho: «Tienes que volver a profetizar sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes».
Juan obedece al ángel, toma el rollo y se lo come y experimenta exactamente las mismas sensaciones que el ángel le advirtió.
Una vez come el rollo es recomisionado como profeta del Señor.
Conclusión
Conclusión
El comer la Palabra de Dios tiene varias implicaciones. Reconocemos que es el alimento que nuestra alma necesita. Aunque a veces se sienta amarga.
103 ¡Qué dulces son a mi paladar tus palabras!; son más dulces que la miel. 104 Tus mandamientos me dan entendimiento; ¡con razón detesto cada camino falso de la vida!
Su Palabra es el único alimento diario que va a nutrir al pueblo de Dios. No hay substituto.
¿Te sientes desnutrido espiritualmente? Entonces este es un llamado a volverte a alimentar del verdadero alimento que va a nutrir tu vida.
Este es el verdadero alimento, que no solo nutre nuestro espíritu sino que nos prepara y capacita para cumplir con la misión de Dios.
¿Sientes que no estás siendo efectivo en la misión? Entonces este es un llamado a alimentarte del verdadero alimento que te preparará y te capacitará.
¿Y cuál es el llamado para La Cumbre? El mismo.
Alimentémonos cada día con el Librito para que nuestras almas sea nutridas y para que recibamos la capacitación para ser efectivos en la misión.
No podemos depender exclusivamente del sermón del domingo. Si usted recibe buen alimento los domingos, pero pasa toda la semana alimentándose de comida chatarra, no vamos a llegar lejos.
Pero si usted hace el esfuerzo y el sacrificio e insiste en alimentarse con el Librito cada día va a llegar un momento en que su paladar va a cambiar y va a comenzar a disfrutarlo de una manera extraordinaria y ya no va a querer probar otra cosa.