¡Vuelve a dar fruto!
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· 40 viewsDejar la rebeldía, reconocer que somos hijos de Dios.
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En la Biblia hay muchas referencias a las oportunidades que nos da nuestro Dios ¿alguna vez has recibido una segunda o tercera oportunidad? Entonces sabes lo que se siente.
Hay una historia de un joven llamado Mefiboset. Es hijo de Jonatán, hijo de Saúl el primer rey de Israel. Cuando David está regresando a Jerusalén, porque Saúl y Jonatán han muerto, la nana de Mefiboset creyendo que David lo matará, en esa época cuando llega un nuevo rey, lo que hace es eliminar a la familiar del anterior para evitar problemas. Por eso la nana sale corriendo, pero se tropieza y lastimando el pie del niño, que desde ese día queda lisiado o no podía caminar bien. Muchos años después David se entera que hay un hijo de Jonatán que está vivo, lo manda a llamar, quizá Mefiboset pensó que lo mataría, pero en realidad era para restituirle todas sus propiedades y desde ese día comió en el palacio, en la mesa del rey. Pasó de una vida en un desierto a comer con el rey.
Hay otro personaje llamado Job, después que pasó por las pérdidas de sus propiedades, sus hijos, su salud, eso lo lleva a un encuentro profundo con Dios y dice la Biblia que todo le fue restituido y aumentados sus bienes.
Nuestro Dios es un Dios generoso de segundas oportunidades, pero esas oportunidades no son para satisfacer nuestro egoísmo, sino para dar fruto, hemos sido creados para fructificar.
Ahora veamos una historia del AT. Cuando el pueblo de Israel va por el desierto, camino a la tierra prometida, son una nación en proceso de dejar lo que fueron y aprender a ser lo que han sido llamados a ser.
Moisés es el líder que los va dirigiendo, pero unos cuantos están inconformes y se rebelan, en realidad su inconformidad es contra Dios, pues Moisés es sólo una vara, un instrumento en SUS Manos. Esto sucede:
“Todos se unieron contra Moisés y Aarón y les dijeron: —¡Ustedes han ido demasiado lejos! El Señor santificó a la comunidad entera de Israel y él está con todos nosotros. ¿Qué derecho tienen ustedes para actuar como si fueran superiores al resto del pueblo del Señor?” (Números 16:3, NTV)
Dios asignó unas tribus una función especial, Moisés así se lo indico a pueblo. Pero Coré que era parte de la tribu de Levi, se unió con unos de la tribu de Rubén y dijeron ¿por qué sólo ustedes? Se empiezan a quejar y a murmurar. Moisés les dice: para que sepan que esto no lo inventé yo. Que Dios mismo se los haga saber. Y de una forma poderosa Dios permite un terremoto que se trago exactamente a las carpas de esas personas que se rebelaron ante la autoridad de Dios.
Después de esto, los que vieron lo que pasó, tan sólo un día después se enojan, como que quedaron contagiados de la rebeldía de los demás y empiezan a culpar a Moisés diciendo que es su culpa que Dios envió ese castigo. Moisés lleva esa queja a Dios y ÉL le instruye lo siguiente: cada tribu debe llevar la vara de cada tribu, y escribir en esa vara el nombre de su tribu. Pero en la vara de la tribu de Leví que escriban el nombre de Aarón.
“Así que Moisés dio las instrucciones al pueblo de Israel, y cada uno de los doce jefes de las tribus, incluido Aarón, llevó una vara a Moisés; Entonces Moisés colocó las varas en la presencia del Señoren el tabernáculo del pacto.” (Números 17:6–7, NTV)
“Al día siguiente, cuando Moisés entró en el tabernáculo del pacto, encontró que la vara de Aarón, que representaba a la tribu de Leví, ¡había retoñado, echado brotes, florecido y producido almendras maduras!” (Números 17:8, NTV)
Imagina unas varas secas, tiesas, pero una de ellas vuelve a dar retoños, floreció y dio fruto y el fruto está maduro. Era algo improbable, imposible. Este hecho nos enseña y nos recuerda que para Dios ¡No hay nada imposible!
Esto es algo que como iglesia hemos sido testigo, todos tenemos milagros y experiencias del poder de Dios en nuestras vidas: La prima de Iris, Vic Jr, hijo de Evelyn, la mamá de Nelly, Héctor Benitez, su hijo. Los padres de Clarisa. Sin embargo después de ver esos milagros, en ocasiones pronto volvemos a fijarnos en lo que aún no sucede.
En nuestra vida, habrá momentos difíciles, circunstancias difíciles. De todo tipo, desde personas que hablan mal de ti a pesar de que les has ayudado, peleas por bienes materiales, discusiones sobre quién manda, por tener el poder. Lo vemos en familias, parejas, deportes, política. Lo vemos en todos lados.
En la historia unas personas de unas tribus se levantan contra Moisés y Aarón y el tipo de liderazgo que tienen. Se quejan de cómo están haciendo las cosas, se quejan porque están en un desierto y sentían que su liderazgo no está dando resultado.
Esto tú lo sabes, porque cuando estás en una etapa de desierto, uno se siente así. Cuando llevas tiempo sin trabajo, el negocio no prospera, la familia no se restaura. Pasar por el desierto no es fácil. Dime, ¿qué piensas cuando digo desierto? Sed, calor, peligro, escasez, muerte. Pero es también en el desierto que aprendes a confiar o esperas que la realidad de Dios se te muestre, en parte porque ¡no te queda de otra! Y con el tiempo, aprendes a reconocer que Dios tiene el poder de cuidar y sostenerte, aún en medio del desierto.
No podemos evitar los desiertos en la vida. No importa si eres joven, saludable, debes saber que habrán circunstancias en tu vida que no te van a gustar, habrá personas que van a intentar bloquearte, o hacer que tropieces. Bien lo dijo Cuco Sánchez “No soy monedita de oro…”
Hasta como pastor, hay personas que se levantan en su contra, algunos que porque debo predicar de otra forma, vestirme diferente, no tardar mucho, etc. Todos hemos pasado por lo que Moisés y Aarón están pasando. O lo vivirás de alguna forma.
En ese tiempo, como ahora en algunas comunidades, la vara era un símbolo que representaba a la tribu y al líder, no es sólo una herramienta que Dios pone en nuestras manos, sino también refleja que Dios usa a la persona que lleva esa vara. Veamos a Moisés y el uso de la vara que tenía.
“Lleva contigo tu vara de pastor y úsala para realizar las señales milagrosas que te mostré.” (Éxodo 4:17, NTV)
“Luego el Señor le dijo a Moisés: «Dile a Aarón: “Toma tu vara y extiende tu mano sobre las aguas de Egipto —todos sus ríos, canales, estanques y depósitos de agua—; convierte toda el agua en sangre. En todo Egipto el agua se transformará en sangre, incluso el agua almacenada en vasijas de madera y en tinajas de piedra”».” (Éxodo 7:19, NTV)
“Mientras Moisés sostenía en alto la vara en su mano, los israelitas vencían; pero, cuando él bajaba la mano, dominaban los amalecitas.” (Éxodo 17:11, NTV)
Vemos que Dios le da autoridad y poder a Moisés, y la vara es un instrumento, pero quién lleva la vara es a su vez un instrumento de Dios para cumplir SU propósito. Todo quién ha recibido un llamado, un ministerio, un área de servicio, tiene el poder y autoridad de parte de Dios, para desarrollar ese ministerio.
Ahora bien, quizá estás pasando por un periodo de sequía, por un desierto. En este pasaje encontramos algunas claves para volver a dar fruto. Quizá hay algo en tu vida que está siendo un estorbo, un impedimento para dar fruto. Veremos algunos consejos para volver a dar fruto. En le área que te desenvuelves.
¡Vuelve a dar fruto!
1. Abandona la rebelión o rebeldía
“Cierto día, Coré, hijo de Izhar, quien era descendiente de Coat, hijo de Leví, conspiró con Datán y Abiram, hijos de Eliab, junto con On, hijo de Pelet de la tribu de Rubén. Ellos provocaron una rebelión contra Moisés junto con otros doscientos cincuenta jefes de la comunidad, quienes eran miembros prominentes de la asamblea.” (Números 16:1–2, NTV)
Rebelión no es oposición o diferir en cómo actúa cierta persona, eso se puede dar. Rebelión es levantarse en su contra y tomar acciones para destituirlo del puesto. Es atacar con toda intención al líder. Hay algunos elementos que te ayudan a analizarte, hay alarmas que nos permiten saber si estamos en ese camino.
a. La queja constante
“Es más, no nos has llevado a una tierra donde fluyen la leche y la miel. Ni nos has dado una nueva patria con campos y viñedos. ¿Intentas engañar a estos hombres? ¡Nosotros no iremos!».” (Números 16:14, NTV)
Van en el desierto y tienen agua, comida, sombra de día, luz y calor de noche y ¡se quejan de que no han llegado! Como los hijos que apenas van dando vuelta a la cuadra y preguntan si ya mero llegan a Huatulco.
¿Conoces alguien así? Que se queja de todo o quizá ¿eres tú? Te quejas del sol, la playa, la luna, de si será que no te ama. Te quejas de tus padres, del jefe, y el jefe ¡eres tú mismo! del trabajo. O quizá estás rodeado de personas que son toda una queja y sabes que de la queja hay otros pasos, así que ¡cuidado! Puedes estar entrando en el territorio de la rebelión.
b. La murmuración
“Sin embargo, tan pronto como la mañana siguiente, toda la comunidad de Israel comenzó de nuevo a murmurar contra Moisés y Aarón diciendo: «¡Ustedes mataron al pueblo del Señor!».” (Números 16:41, NTV)
Murmurar es hablar o comentar de una persona que no está presente, con la finalidad de hacerle daño o molestarla y tratando que no se entere. Es hablar entre dientes, en forma de queja, enojo.
Si hablas entre dientes, quejándote, criticando, juzgando ¡cuidado! Puedes estar entrando en el territorio de la rebelión.
¿Qué hacer ante la murmuración?
“Al día siguiente, cuando Moisés entró en el tabernáculo del pacto, encontró que la vara de Aarón, que representaba a la tribu de Leví, ¡había retoñado, echado brotes, florecido y producido almendras maduras!” (Números 17:8, NTV)
“Entonces el Señor le dijo a Moisés: «Pon la vara de Aarón permanentemente delante del arca del pacto para que sirva de advertencia a los rebeldes. Esto deberá poner fin a las quejas contra mí y evitará más muertes».” (Números 17:10, NTV)
Cuando las tribus llevaron sus varas, con el nombre escrito en la vara para evitar problemas, todas las varas se pusieron en el tabernáculo, delante del arca. El arca simbolizaba la presencia de Dios.
“Entonces, de la vara del hombre que yo elija saldrán brotes y finalmente pondré fin a las murmuraciones y a las quejas de este pueblo en contra de ustedes».” (Números 17:5, NTV)
La vara de quien YO elija reverdecerá, dará fruto y así pondré fin a las murmuraciones y a las quejas de este pueblo contra ustedes. En realidad, la queja es contra Dios, pero Dios respalda a su mensajero, a su profeta. Moisés es el líder y Aarón el sacerdote.
La vara de Aarón se quedó permanentemente frente el arca, mientras la vara de Aarón estuviera ahí, el pueblo recordaría que está porque ¡Dios lo puso ahí!
De igual forma, una vez que llegas a Dios y eres SU hijo, Su hija, debes saber que tú como líder de tu hija, de tu hogar, en tu empresa, oficina, el sindicato, el negocio, dónde estés y has reconocido a Dios, ÉL te respalda y te defiende, pero debes permanecer en SU presencia.
2. Libérate de la trampa del temor al hombre.
“…—¡Ustedes han ido demasiado lejos! El Señorsantificó a la comunidad entera de Israel y él está con todos nosotros. ¿Qué derecho tienen ustedes para actuar como si fueran superiores al resto del pueblo del Señor?” (Números 16:3, NTV)
La conspiración, la murmuración, la queja dio origen a una rebelión contra Moisés y Aarón. Atento si ves esto en tu empresa, negocio, oficina. En la forma que expresan su queja, pudo hacer que Moisés temiera. Moisés ¿te crees más? ¿eres autoritario? Moisés pudo escuchar eso y creerlo. ¿Cómo reacciona Moisés?
“Cuando Moisés oyó lo que decían, cayó rostro en tierra.” (Números 16:4, NTV)
¿Qué haces cuando hablan mal de ti? Nos ponemos a pelear, a defender con nuestras fuerzas y argumentos. ¿Cómo reaccionas cuando alguien se te opone, cuando te señalan, te desprestigian? Claro que es incómodo, molestia, angustia, quizá hasta te roba el sueño, la paz.
Recuerda, el contexto es cuando es algo injusto, no cuando eso que dicen es verdad. Cuando como hijo, hija de Dios se burlan de ti, te desprestigian, solemos olvidar ¡quién es quién te ha llamado! Se nos olvida ¡quién es quien nos sostiene! Olvidamos que mayor es el que está con nosotros que el que está en el mundo.
“El Señor está de mi parte, por tanto, no temeré; ¿qué me puede hacer un simple mortal? Así es, el Señor está de mi parte; él me ayudará; miraré triunfante a los que me odian.” (Salmo 118:6–7, NTV)
Recuerda que Coré era de la tribu de Levi, no eran cualquier tribu. Fíjate que dicen de ellos:
“¿Les parece de poca importancia que el Dios de Israel los escogiera de entre toda la comunidad para estar cerca de él de manera que sirvan en el tabernáculo del Señor y que estén delante de los israelitas para ministrarles?” (Números 16:9, NTV)
“Coré, él ya les dio este ministerio especial a ti y a tus hermanos levitas. ¿Ahora también reclaman el sacerdocio? ¡En realidad es contra el Señor que tú y tus seguidores se rebelan! Pues, ¿quién es Aarón para que se quejen de él?».” (Números 16:10–11, NTV)
Este Coré quería todo. Sólo él sabe cómo hacer las cosas, nadie más puede. Coré ya tienen una función especial, estaba encargado de todo lo relacionado con el templo: la adoración, alabanza, sacrificios, ofrendas, todo.
En el área, ministerio que estás sirviendo, es un lugar especial, porque Dios te ha puesto ahí.
Voy terminando. ¿cómo volver a dar fruto? ¿cómo dar fruto?
I. Recupera tu identidad en Cristo.
“Entonces, de la vara del hombre que yo elija saldrán brotes y finalmente pondré fin a las murmuraciones y a las quejas de este pueblo en contra de ustedes».” (Números 17:5, NTV)
De la vara que Dios escoja. De esa vara saldrán brotes, que hará que terminen las murmuraciones y las quejas.
Aarón había sido asignado como sumo sacerdote. ¿Era perfecto? Claro que no, seguramente cometió errores. El nombre Aarón quiere decir: maestro, excelso, brillante. Después de leer las quejas de Coré, podríamos pensar que a veces Aarón no tenía la mejor actitud. Aun con todo eso, Aarón sigue siendo a quién Dios eligió.
A veces, ya como cristianos, nos equivocamos, cometemos errores ¿te identificas? Quizá ves tu pasado, pero debes saber que, una vez que tú eliges creer en Jesucristo como Hijo de Dios, ÉL te elige para que seas Su hijo, Su hija amada.
II. Eres hijo o hija de Dios por eso ÉL te respalda.
“Así que Moisés dio las instrucciones al pueblo de Israel, y cada uno de los doce jefes de las tribus, incluido Aarón, llevó una vara a Moisés; Entonces Moisés colocó las varas en la presencia del Señoren el tabernáculo del pacto.” (Números 17:6–7, NTV)
“Al día siguiente, cuando Moisés entró en el tabernáculo del pacto, encontró que la vara de Aarón, que representaba a la tribu de Leví, ¡había retoñado, echado brotes, florecido y producido almendras maduras!” (Números 17:8, NTV)
Dios respaldó a Aarón y toda su tribu. Pese a las murmuraciones, quejas, chismes ¡Dios respaldó a su Ungido, a quién ÉL llamó! Moisés planta la vara frente el arca del pacto para que fuera advertencia contra los rebeldes.
La vara que reverdece nos recuerda que Dios respalda a sus hijos y a sus escogidos. Así que:
III. Plántate en la Casa de Dios.
Así como la vara de Aarón fue plantada frente al arca del pacto, donde descendía la presencia de Dios, así, nuestra vida debe plantarse en Cristo para poder dar fruto y un fruto maduro.
“Pero los justos florecerán como palmeras y se harán fuertes como los cedros del Líbano; trasplantados a la casa del Señor, florecen en los atrios de nuestro Dios. Incluso en la vejez aún producirán fruto, seguirán verdes y llenos de vitalidad. Declararán: «¡El Señor es justo! ¡Es mi roca! ¡No existe maldad en él!».” (Salmo 92:12–15, NTV)
El apóstol Juan escribió:
“»Ciertamente, yo soy la vid; ustedes son las ramas. Los que permanecen en mí y yo en ellos producirán mucho fruto porque, separados de mí, no pueden hacer nada.” (Juan 15:5, NTV)
La clave es: Permanecer. Para eso es necesario ser pacientes y profundizar en el Señor. Si permanecemos en ÉL, igual que la vara de Aarón en SU presencia ¡vamos a retoñar! ¡vamos a dar fruto!
“Son como árboles plantados a la orilla de un río, que siempre dan fruto en su tiempo. Sus hojas nunca se marchitan, y prosperan en todo lo que hacen.” (Salmo 1:3, NTV)
Termino con esto: La pandemia ocasionó que muchos se desarraigaran del lugar donde Dios los plantó. Ustedes que hoy están aquí, claro que algunos no pueden venir por su condición médica; ustedes que han permanecido, que se han plantado en la presencia de Dios, a pesar de las dificultades, aunque el matrimonio aun no reverdece. A pesar de la crítica, de las dificultades. Pero Recuerda tu identidad, plántate en la presencia de Dios y prepárate porque ¡vas a dar fruto!
Los bautizos que hoy celebraremos es una prueba que Dios está con nosotros. Levántate y prepárate para dar fruto.
Palabra de Dios
Oremos
BENDICIÓN PASTORAL
Pero los justos florecerán como palmeras y se harán fuertes como los cedros del Líbano; trasplantados a la casa del Señor, florecen en los atrios de nuestro Dios. Incluso en la vejez aún producirán fruto, seguirán verdes y llenos de vitalidad. Declararán: «¡El Señor es justo! ¡Es mi roca! ¡No existe maldad en él!».” (Salmo 92:12–15, NTV)
“»Ciertamente, yo soy la vid; ustedes son las ramas. Los que permanecen en mí y yo en ellos producirán mucho fruto porque, separados de mí, no pueden hacer nada.” (Juan 15:5, NTV)
“Son como árboles plantados a la orilla de un río, que siempre dan fruto en su tiempo. Sus hojas nunca se marchitan, y prosperan en todo lo que hacen.” (Salmo 1:3, NTV)