Sucesos de Semana Santa III

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La Muerte de Cristo

Introducción:
Estamos en nuestra serie de sermones: Sucesos de Semana Santa.
Hemos visto en primer lugar las tres predicciones que Jesús hizo de los sucesos que ocurrirían en la última semana de su ministerio terrenal.
En el calendario litúrgico la semana santa empieza con el domingo de ramos, en el que se recuerda la entrada triunfal a Jerusalén.
Como hemos leído en sus predicciones en,
Mateo 16:21 (RVR60)
21 Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día.
Aunque fue recibido triunfalmente en Jerusalén, Jesús sabía que los sucesos por el predichos se iban a cumplir, porque tendría que pasar a través de: Sus padecimientos, su muerte y su resurrección.
Hoy nos toca hablar del segundo evento, sus muerte.
El diccionario Lexham describe este suceso de la siguiente manera:
La muerte de Jesús por crucifixión fue un evento histórico divinamente ordenado a través del cual cumplió amorosamente la expiación, compró la libertad de los cristianos de la esclavitud del pecado, obtuvo su justificación delante del Padre y triunfó sobre la tiranía de Satanás.
Podemos ver la muerte de Cristo desde diferentes enfoques:

Como la realización del sacrificio perfecto expiatorio.

Hebreos 9:12–14 RVR60
12 y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención. 13 Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne, 14 ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?

Como la victoria del Hijo de Dios sobre él Diablo.

Génesis 3:15 RVR60
15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.
Colosenses 2:15 RVR60
15 y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.

Como el acto de liberación de la esclavitud del reino del pecado.

Hebreos 2:14–15 RVR60
14 Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, 15 y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.

Como la mayor expresión del amor de Dios hacia el ser humano.

Romanos 5:8 RVR60
8 Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
Pero también podemos describir la obra de Cristo a nuestro favor de la siguiente manera:
En la muerte de Cristo se realizó la expiación de nuestros pecados al ofrecerse el sacrificio que borró nuestros pecados.
Hebreos 2:17 RVR60
17 Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo.
En la muerte de Cristo se efectuó nuestra redención, es decir, nuestra liberación mediante el pago del rescate , la sangre de Cristo fue el precio pagado.
Colosenses 1:14 RVR60
14 en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.
En la muerte de Cristo, Dios nos reconcilió con él, perdonando la ofensa de nuestro pecado por el sacrificio de Cristo.
Romanos 5:10 RVR60
10 Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.
En la muerte de Cristo, se presentó la ofrenda propiciatoria que apagó la ira de Dios por nuestros pecados, al ocupar Cristo nuestro lugar y llevar sobre él nuestra culpa.
1 Juan 4:10 RVR60
10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.
Como resultado de la obra salvadora anteriormente expuesta de Cristo en la cruz, Dios nos otorga los siguientes beneficios:

Justificación

Romanos 3:24 RVR60
24 siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,

Adopción a la familia de Dios

1 Juan 1:7 RVR60
7 pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.
Efesios 1:5 RVR60
5 en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad,

Nueva vida victoriosa

2 Corintios 5:17 RVR60
17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

- Una vida por fe, no por obras.

Romanos 10:4 RVR60
4 porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.
Romanos 10:9–10 RVR60
9 que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. 10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.
Vayamos a la narración del suceso mismo en los evangelios.
Mateo 27:50–56 RVR60
50 Mas Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu. 51 Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron; 52 y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron; 53 y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos. 54 El centurión, y los que estaban con él guardando a Jesús, visto el terremoto, y las cosas que habían sido hechas, temieron en gran manera, y dijeron: Verdaderamente éste era Hijo de Dios. 55 Estaban allí muchas mujeres mirando de lejos, las cuales habían seguido a Jesús desde Galilea, sirviéndole, 56 entre las cuales estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.
Así fue el momento exacto de la muerte de Jesús, la novena hora (3 pm), en el gólgota (monte de la Calavera), en una cruz, Jesús dijo: Padre en tus manos encomiendo mi espíritu. Y así murio.
En la ciudad, el velo del templo se rasgo en dos, la tierra tembló, resucitaron algunos, las mujeres que le seguían miraban de lejos y el centurión que estaba al pie de la cruz dijo: Verdaderamente éste era el Hijo de Dios.
¿De que manera la muerte de alguien puede transformar una vida?
No solo el centurión romano fue afectado en cuanto en quien creía que era Jesús.
A partir de la muerte de Jesús, el mensaje central de sus discípulos estuvo basado en ese acontecimiento que cambió sus vidas, como Pedro lo afirmó enfáticamente:
Hechos de los Apóstoles 2:36 RVR60
36 Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.
Y como el apóstol Pablo lo enseñó en las iglesias:
1 Corintios 15:3 RVR60
3 Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras;
De allí nace esa confesión básica y fundamental para todo aquel que reconociendo su pecado se acerca con fe a Dios, buscando que su vida sea transformada:
Cristo murió por mí, Cristo murió por mis pecados.
Esta verdad es importante de confesar por lo siguiente:

Es la manera en la cual reconocemos nuestra condición espiritual

Romanos 5:6 RVR60
6 Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos.
No solo es la confesión de la muerte de alguien, es reconocer nuestra propia condición de muerte debido a nuestros pecados.

Es la manera en que reconocemos la provisión de Dios.

Romanos 5:8 RVR60
8 Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
Es reconocer que Dios nos ama, tal cual somos, nos acepta como venimos a él, y reconocer que por su gracia, por un amor inmerecido somos perdonados.

Es la manera por medio de la cual recibimos salvación.

1 Pedro 3:18 RVR60
18 Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu;
Es finalmente reconocer que solo por medio del sacrificio del Hijo de Dios podemos acercarnos a Dios, puesto que no hay ninguna forma en la cual podamos pagar nuestra deuda de pecado.
Esto me lleva a hacerte una invitación necesaria, esa invitación esta en el libro de Romanos.
Romanos 10:8–13 RVR60
8 Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: 9 que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. 10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. 11 Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado. 12 Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; 13 porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.
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