El verdadero arrepentimiento
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Jesús y el Malhechor
Jesús y el Malhechor
39 Y uno de los malhechores que estaban colgados allí le lanzaba insultos, diciendo: ¿No eres tú el Cristo? ¡Sálvate a ti mismo y a nosotros! 40 Pero el otro le contestó, y reprendiéndole, dijo: ¿Ni siquiera temes tú a Dios a pesar de que estás bajo la misma condena? 41 Y nosotros a la verdad, justamente, porque recibimos lo que merecemos por nuestros hechos; pero este nada malo ha hecho. 42 Y decía: Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. 43 Entonces Él le dijo: En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso.
EL INSULTO
El insulto es muestra de amargura e impotencia.
Un corazón amargado difícilmente podrá mostrar arrepentimiento
El malhechor que insultó al Señor lo hizo en dos maneras:
No reconoció la divinidad y santidad del Señor
No se reconoció a sí mismo como pecador
Retó al Señor a demostrar su divino Poder vs. Su Santidad y Su Justicia.
2. EL RECONOCIMIENTO
De la Divinidad de Jesús
¿Ni siquiera tú temes a Dios? Aquí el otro malhechor reconocía quien era Jesús, Dios encarnado.
De la Santidad de Jesús
pero este nada malo ha hecho
Del propio pecado
nosotros a la verdad, justamente, porque recibimos lo que merecemos por nuestros hechos;
De la naturaleza salvadora de Jesucristo
Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.
3. LA SALVACIÓN Y EL PERDÓN
Viene de Dios a través de Cristo
Entonces Él le dijo: En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso.
¡ARREPIÉNTETE!
Ciertamente la contemplación de la muerte de Cristo es uno de los métodos más seguros y rápidos de alcanzar el arrepentimiento. No te quedes inmóvil tratando de extraer el arrepentimiento del pozo seco de la naturaleza corrompida. Es contrario a las leyes de la mente suponer que puedes forzar tu alma para entrar en ese estado de gracia. Lleva tu corazón en oración a Aquel que lo entiende, y di: “Señor, límpialo. Señor, renuévalo. Señor, obra el arrepentimiento en mi corazón.” Entre más procures producir emociones penitentes en ti, te verás más frustrado; pero si piensas con fe en Jesús que murió por ti, irrumpirá el arrepentimiento. Medita en el derramamiento de la sangre del Señor por amor a ti. Pon delante del ojo de tu mente la agonía y el sudor sangriento, la cruz y la pasión; y, mientras hagas esto, Aquel que soportó todo este dolor te mirará, y con esa mirada hará por ti lo que hizo por Pedro, al punto que tú también saldrás y llorarás amargamente. Quien murió por ti puede hacer que mueras al pecado por Su Espíritu de gracia; y Quien ha ido a la gloria en favor tuyo puede atraer a tu alma en pos de Sí, lejos del mal, y orientado a la santidad.
Estaré contento si dejo este único pensamiento contigo; no busques bajo el hielo para encontrar el fuego, ni esperes en tu propio corazón natural para encontrar el arrepentimiento. Busca la vida en Quien vive. Mira a Jesús para todo lo que necesitas entre la Puerta del Infierno y la Puerta del Cielo. No busques nunca en ninguna otra parte lo que Jesús quiere otorgar; sino debes recordar:
CRISTO ES TODO.
Spurgeon, C. H. (2011). Todo por gracia (A. Román, Trad.; pp. 69-70). Allan Román.