Frente a la Cruz
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Actualmente ver una cruz evoca muchas emociones, pero creo que ninguna de ellas es: Terror. La tenemos como decoración, arte, pero no por ser un instrumento de tortura y ejecución. ¿Sabes que la cruz no fue símbolo cristiano durante los 300 años después que Jesús murió? Todo lo contrario ¡era contra la ley! Era prohibido usarlo como representación de arte; eso lo dijeron los padres de la iglesia después que los apóstoles murieron. Porque ¡ellos vieron la cruz! Vieron a Jesús morir en la cruz, no era nada artístico, romántico o espiritual. No era nada digno de recordar pues era un instrumento de ejecución, como si tus hijos hacen monumento a la chancla.
Ahora nos parece artístico, romántico, pero ¡no era así! Era algo que no querías ver, era símbolo de vergüenza, angustia, dolor, una muestra de la degradación humana. Fue usada como método de tortura y ejecución por Alejandro Magno que la expandió en todo el Imperio Romano. Las crucifixiones no eran en lo oculto o a escondidas, se hacían en las plazas, mercados. Roma la usaba como ejemplo de lo que les pasa a los rebeldes a Roma. No era solo una ejecución, era una muestra de crueldad, de crear terror y mostrar el poder de Roma. Cicerón dijo que: “Ningún ciudadano romano podía ser crucificado”. Era para los esclavos y enemigos de Roma o emperador.
Miles de personas fueron ejecutadas en una cruz. En la guerra judía del 650 al 750 d. C. en un solo día fueron ejecutados 500 judíos fuera de Jerusalén, no siguieron porque se les acabó la madera; miles de muertos en la cruz desde la época de Alejandro el Grande hasta Constantino. Ahora para los cristianos es un símbolo, no por los miles de muertes sino por una sola muerte en la cruz.
Imaginémonos en ese tiempo, cuando la cruz es algo que se ve diariamente, es terrorífico y podrás entender porque por 300 años después de la crucifixión de Jesús, nadie quería tener una cruz como figura de arte. Constantino decía que era una vergüenza. Como cristianos decimos en forma fácil o rápida que nuestro Salvador murió en una cruz, porque nos enfocamos en la parte que nos interesa, y es que, gracias a esa muerte en la cruz, mis pecados son perdonados. No vemos la cruz, sino a nuestros pecados siendo perdonados. Soy salvo, tengo paz con Dios, por lo que Jesús hizo en la cruz por mí.
En Mateo, Marcos, Lucas y Juan vemos la narración de este evento. Hoy estudiaremos de la mano de Marcos, será él quien nos lleve en los detalles. El tipo de detalles que la gente pregunta cuando estás narrando una historia de tus vacaciones, y te dicen ¿hacía calor? ¿qué tipo de ropa? ¿a qué hora se metió el sol? Los detalles son clave en esta historia por ser la historia más importante. Dan todo tipo de detalles, los registra porque es algo verídico, algo que sucedió.
Después del arresto de Jesús, imagina todo en cámara lenta. Hora por hora, minuto a minuto. Jesús es arrestado en el huerto Getsemaní; lo llevan ante los líderes religiosos que no lo quieren castigar, sino matar. Saben que no tienen la autoridad para ejecutar a nadie, eso solo lo puede hacer: Roma. Lo hace con quienes considera una amenaza al imperio o a César. Pilato dirá que Jesús no ha hecho nada contra Roma, sino que ha ofendido a los del templo y que lo arreglen.
Los líderes religiosos buscan la manera de culpar a Jesús de un crimen que sea de interés para Roma, lo arrestan, lo interrogan, presentan testigos tan falsos, que entre ellos no se pueden poner de acuerdo. Se dan cuenta que no tienen nada para llevarlo ante Pilato, hasta que el sumo sacerdote pregunta algo que, al responderla, Jesús se condena a sí mismo y entrega Su vida. Jesús sabe que su respuesta lo condenará a muerte ¡y lo hace! SU vida nadie se la quita ¡ÉL la da!
“Pero Jesús se mantuvo callado y no contestó. Entonces el sumo sacerdote le preguntó: —¿Eres tú el Mesías, el Hijo del Bendito?” (Marcos 14:61, NTV)
¿Eres el Mesías, el Ungido? ¿Rey de los judíos? Jesús lo ve a los ojos (Sabe su intención) y dice:
“Jesús dijo: —Yo Soy. Y ustedes verán al Hijo del Hombre sentado en el lugar de poder, a la derecha de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.” (Marcos 14:62, NTV)
Eso era lo que quería escuchar ¡se rasga el vestido! Lo acusa de blasfemi y de nombrarse rey.
“Muy temprano por la mañana, los principales sacerdotes, los ancianos y los maestros de la ley religiosa —todo el Concilio Supremo— se reunieron para hablar del próximo paso. Ataron a Jesús, se lo llevaron y lo entregaron a Pilato, el gobernador romano.” (Marcos 15:1, NTV)
Es una acusación federal, lo llevan a Pilato y si se traga el anzuelo seguro que Jesús será condenado a muerte.
“Pilato le preguntó a Jesús: —¿Eres tú el rey de los judíos? —Tú lo has dicho —contestó Jesús. Entonces los principales sacerdotes siguieron acusándolo de muchos delitos, y Pilato le preguntó: «¿No vas a contestarles? ¿Qué me dices de las acusaciones que presentan en tu contra?».” (Marcos 15:2–4, NTV)
Pilato no entiende el silencio de Jesús ¿por qué no se defiende? Pilato sabe lo que está en riesgo, Jesús y los líderes lo saben. Si es declarado culpable será condenado a la cruz. Si decía que es rey de los judíos, sería crucificado, Pilato no entiende porque Jesús no se defiende.
“Entonces, para sorpresa de Pilato, Jesús no dijo nada.” (Marcos 15:5, NTV)
Se sorprende porque en este momento los acusados se tiran al suelo, lloran, imploran, ruegan por su vida, decían lo que fuera para vivir: soy esclavo, azóteme, pero no me mande a la cruz. En ese momento las personas se dan cuenta que Pilato tiene el poder para darles la vida o la muerte.
Otro evangelio narra que Pilato dice: ¿no te das cuenta de que tengo el poder de darte la vida o la muerte? ¡defiéndete! Jesús no responde. Ha decidido dar Su vida y lo hizo por decisión propia, con sus propias palabras al reconocer ser quien siempre dijo que es.
En ese momento de la historia vemos que Pilato no quería ejecutarlo ¡quería salvarlo! Y diseña un plan, era el tiempo de la Pascua y una forma de ganar el favor del pueblo era liberando un preso. Cree que así puede salvar a Jesús, pues el domingo pasado, mucha gente le daba muestras de afecto. Manda presentar a un rebelde acusado de asesinato, un hombre nada popular, lo presenta y dice a la multitud, sin preguntar al sanedrín ¿a quién quieren que libere? Esto pasa este viernes:
“Ahora bien, era costumbre del gobernador cada año, durante la celebración de la Pascua, poner en libertad a un preso, el que la gente pidiera. Uno de los presos en ese tiempo era Barrabás, un revolucionario que había cometido un asesinato durante un levantamiento. La multitud acudió a Pilato y le pidió que soltara a un preso como era la costumbre.” (Marcos 15:6–8, NTV)
¿Barrabás o Jesús? Pensó que la gente diría Jesús por lo que pasó el domingo pasado y así decir a los líderes religiosos “Vox Populi, Vox Dei”. Pilato sabe que los líderes tienen envidia de Jesús, así él no será culpable de liberar a Jesús y no habrá derramado sangre inocente, los líderes religiosos serán evidenciados y humillados frente la multitud. Pilato no sería culpable sino la multitud.
“«¿Quieren que les deje en libertad a este “rey de los judíos”?», preguntó Pilato. (Pues ya se había dado cuenta de que los principales sacerdotes habían arrestado a Jesús por envidia). Sin embargo, en ese momento, los principales sacerdotes incitaron a la multitud para que exigiera la libertad de Barrabás en lugar de la de Jesús.” (Marcos 15:9–11, NTV)
Es mucha envida, celos, pero Jesús está ahí porque ÉL lo ha decidido. Da Su Vida, nadie se la quita.
“Pilato les preguntó: —Entonces, ¿qué hago con este hombre al que ustedes llaman rey de los judíos? —¡Crucifícalo! —le contestaron a gritos.” (Marcos 15:12–13, NTV)
¡Crucifícalo! No es amigo de Roma ni de César ¡merece morir! ¡crucifícalo!
“—¿Por qué? —insistió Pilato—. ¿Qué crimen ha cometido? Pero la turba rugió aún más fuerte: —¡Crucifícalo!” (Marcos 15:14, NTV)
Pilato no encuentra un delito real, pero la gente gritó ¡crucifícalo! Lo queremos ver humillado, castigado, colgado de esa cruz. ¡Queremos que muera!
“Entonces Pilato, para calmar a la multitud, dejó a Barrabás en libertad. Y mandó azotar a Jesús con un látigo que tenía puntas de plomo, y después lo entregó a los soldados romanos para que lo crucificaran.” (Marcos 15:15, NTV)
Otros evangelios aclaran que lo quería soltar, quizá por eso primero lo manda azotar, quizá al verlo sangrando se compadezcan de ÉL y le pidan liberarlo y crucificar a Barrabás. Esto de los azotes está bien documentado ¡muchos morían durante esos azotes! El “flagelum” era una empuñadura con tiras largas de cuero que se dividen en varias puntas y en cada una tiene un pedazo de plomo, hueso o vidrio, al entrar en contacto con la piel se clavaba y al jalar, desgarra la piel de la espalda, brazo, hombros, quitando tiras de piel incluso de músculo y tendones. Después de azotarlo, Pilato lo trae de regreso, pero la gente sigue gritando ¡crucifícalo!
“Los soldados llevaron a Jesús al patio del cuartel general del gobernador (llamado pretorio) y llamaron a todo el regimiento.” (Marcos 15:16, NTV)
Detalle tras detalla, la gente que oye la narración conoce el palacio, sabe dónde está el pretorio, se puede imaginar la escena, han estado ahí.
“Lo vistieron con un manto púrpura y armaron una corona con ramas de espinos y se la pusieron en la cabeza. Entonces lo saludaban y se mofaban: «¡Viva el rey de los judíos!».” (Marcos 15:17–18, NTV)
Jesús ¡no debiste decir eso! Era mejor no decir nada.
“Y lo golpeaban en la cabeza con una caña de junco, le escupían y se ponían de rodillas para adorarlo burlonamente.” (Marcos 15:19, NTV)
No hay nada romántico, inspirador, nada que quieras ver, oír, no quieres ser parte de eso.
“Cuando al fin se cansaron de hacerle burla, le quitaron el manto púrpura y volvieron a ponerle su propia ropa. Luego lo llevaron para crucificarlo.” (Marcos 15:20, NTV)
Son muchos detalles. ¡Se burlan! Le escupen, golpean, le ponen la ropa sobre la espalda con sangre, la carne desgarrada, por si fuera poco, vemos más detalles:
“Un hombre llamado (¿quieres saber cómo se llama?) Simón, que pasaba por allí (¿te preguntas de dónde era?) pero era de Cirene, venía del campo justo en ese momento, y los soldados lo obligaron a llevar la cruz de Jesús. (¿Ese hombre tenía familia, hijos?) Simón era el padre de Alejandro y de Rufo).” (Marcos 15:21, NTV)
¿Por qué son importantes los detalles? Porque esas personas vivían cuando Marcos escribe esta narración; no es leyenda, no han pasado ni 50 años desde la ejecución. Marcos está diciendo: si quieres puedes ir a Jerusalén, hablar con estas personas, ahí tienes los datos necesarios.
“Y llevaron a Jesús a un lugar llamado Gólgota (que significa «Lugar de la Calavera»). Le ofrecieron vino mezclado con mirra, pero él lo rechazó.” (Marcos 15:22–23, NTV)
El Gólgota, por si no eres de aquí, quiere decir: Calavera. Después Marcos llega al clímax, al momento más importante de la narración, a la parte que quizá toda la gente quiere saber, y, de pronto, sin nada más que decir, los detalles terminan. No hay más descripción detallada, nos deja con preguntas. El evento más importante, el que marca la diferencia y así, de la nada, los detalles paran. Marcos sólo dice:
“Después los soldados lo clavaron en la cruz. Dividieron su ropa y tiraron los dados para ver quién se quedaba con cada prenda.” (Marcos 15:24, NTV)
No hay más detalles ¿por qué? Porque quienes escuchan ¡saben lo que es una crucifixión, lo han visto ¿para qué oír algo tan aterrador? ¿quién quiere recordar una ejecución? Además, no hay descripción que haga justicia a lo que experimentó Jesús. No hay detalles, porque quienes lo leen ¡lo saben! No hay misterio, no se tienen que preguntar ¿cómo es una crucifixión?
Para nosotros sí hay misterio, porque nunca escuchamos los llantos, los gritos desgarradores o el sonido de los clavos entrando en la carne, nunca olimos la sangre. Muchos ejecutados se orinaban o defecaban en la cruz. No tuvimos que volver el rostro para no ver el horror ¡ellos sí! Para nosotros la cruz es un ícono, arte, algo para hacer dijes, collares, etc.
Ver a Jesús en la cruz, ver a los soldados poner esos clavos de 18 cm. En sus manos o muñecas, los brazos estirados al máximo, ver a varios soldados levantar el travesaño para después dejarlo caer, el cuerpo colgado, soportando el peso con las muñecas. Los cuerpos eran colgados a nivel de piso ¡no en lo alto! La gente podía ver sus rostros en sufrimiento.
Testimonios de sobrevivientes de Auschwitz Polonia, dicen que cuando los nazis crucificaban a las personas de las manos, duraban 1 hora vivos, porque cuando el peso descansa en las muñecas, no puedes respirar, necesitas el impulso de los músculos de las costillas para exhalar, si, además, le ponían peso en los pies, morían en 15 minutos.
Los romanos saben esto, no querían que sus víctimas murieran rápido, por eso a Jesús le flexionan las rodillas para colocar un madero donde clavan sus pies; para que se pueda sostener e impulsar y así pueda exhalar prolongando su agonía.
Jesús cuelga en la cruz por 6 horas, empujando con sus pies, subiendo la espalda desgarrada por el madero rasposo, madera que ÉL usó muchas veces como carpintero. Lo crucifican a las 9 am y exhala su último aliento a las 3.00 pm. En la cruz dice 7 frases, todas cortas porque apenas puede hablar, en la 7ª frase, es como si se rindiera, es cuando da Su vida diciendo:
“Después Jesús gritó: «Padre, ¡encomiendo mi espíritu en tus manos!». Y con esas palabras dio su último suspiro.” (Lucas 23:46, NTV)
La crucifixión fue forzada en miles de personas, pero fue elegida, escogida por una sola. Los esclavos eran crucificados por su rebelión contra Roma, Jesús fue crucificado por tu rebelión y por mi rebelión contra Dios.
No hay nada artístico o romántico en la cruz. C. S. Lewis dice: “Los crucifijos no se incluyeron en las artes, hasta que los últimos testigos de una crucifixión hubieron muerto”. En el NT, Pablo, Lucas, que vivieron en el 1er siglo dicen que Jesús murió por nuestros pecados. Fue el precio de nuestros pecados, los tuyos y los míos, y no fue cualquier muerte, sino una muerte que ni siquiera podemos empezar a imaginar. Pablo dice:
“se humilló a sí mismo en obediencia a Dios y murió en una cruz como morían los criminales.” (Filipenses 2:8, NTV)
¿Qué hacemos con esto? Esto no es un sermón, esto habla por sí mismo ¿qué harás? Lo que he dicho no hace justicia a lo que es inimaginable. No se puede explicar, describir el horror de la cruz. Es importante entender el significado de la cruz para comprender el libro de Hechos, que es la narración de lo que hicieron los seguidores de Jesús. La cruz explica el entusiasmo, la pasión, por qué ellos fueron por todo el mundo, se entregaron por completo, porque fue por ellos que Jesús pagó el precio máximo. Dio Su vida y no la dio en secreto en lo oculto.
Una noche antes, Jesús sabía lo que pasaría y aun así lo hizo de todos modos. No por SU rebelión, sino por la tuya y la mía. Esto debe dolernos en el corazón. ¡Nuestra rebeldía! Quizá ves la cruz en muchos lugares, casas, iglesias, collares, pero no representa nada para ti. Quizá has abandonado a Jesús o no te acercas a quien hizo el máximo sacrificio. Quizá te has alejado de Dios, pero al escuchar esta historia no puedes quedarte impávido.
Esa es la realidad de Dios. Te ama tanto, y esa cruz de sufrimiento, dolor, vergüenza también es la invitación que te dice ¡He pagado el precio, no tienes que escapar de mí, no corras más! Tan sólo ven y ¡Sígueme!
Este es el día para buscarlo, aceptarlo, regresar a ÉL.
Quizá no habías entendido lo que Jesús hizo por ti, en tu lugar. Esto es un evento histórico. Sabes que dividió la historia, pero quizá no sabías la extensión o profundidad de su sacrificio. Si quieres puedes decir: Jesús, has hecho eso por mí, te entrego mi vida, quiero que seas mi Salvador.
No sé cuál será tu respuesta, pero ¡debe haber una respuesta!Esa cruz está en medio de la historia como un recordatorio del amor de Dios, un recordatorio de nuestra rebelión y un recordatorio de SU perdón. Toma un minuto para reflexionar y responder como Dios te guíe.
Quizá tienes preguntas, pero al ponerlas junto la cruz, pierden importancia. Hay cosas que nos avergüenzan, pero al ponerlas junta a la vergüenza que pasó Jesús en la cruz, no tenemos excusa. Ahora podemos decir que esa cruz es hermosa, por lo que representa, pero no ignoramos lo que significó para quienes lo vieron. Fue símbolo de sufrimiento, dolor, vergüenza. Para nosotros es símbolo de esperanza y perdón.
Padre, que todos podamos experimentar la paz de saber que tu Hijo está vivo y nos dio Salvación por medio de esa cruz.
Si estás corriendo de Jesús, de Dios, es tiempo de correr, pero hacia la cruz, porque el perdón que necesitas está frente a la Cruz de Jesús
Palabra de Dios
Oremos
Nos vemos el domingo a las 6:00 am a celebrar que Resucitó