¿Por qué importa la Resurrección?

Semana Santa 2022   •  Sermon  •  Submitted
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Evidencia de SU resurrección

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Mayo 14. Café conferencia para parejas, novios, amigos cercanos, matrimonios, con esperanza de alguna vez casarse. Un trío y mensaje especial. Énfasis en que inviten a una pareja, amigos, es evento de la iglesia de Casa, vengan, participen, reciban.
¿Por qué importa la Resurrección?
La SS no es una celebración del cristianismo ni de las enseñanzas de Jesús. La Semana Santa es la celebración de un evento histórico, específico. La SS se ha convertido en un tiempo de vacaciones y para algunos, es la oportunidad de ir a la iglesia. La SS es la celebración de algo que pasó en la historia, si no hubiera sucedido no existiría el cristianismo, ni la SS ni estas vacaciones. Ese evento es: La Resurrección de Jesús.
Así es como empieza la iglesia. Si creías que la iglesia nace por las enseñanzas de Jesús, estás equivocado. Si creías que nace por los milagros de Jesús, también es un error. El evento por el que nace la iglesia es que ¡Jesús resucitó! Sin la resurrección no sabríamos nada de sus enseñanzas y milagros.
Es una historia que hemos oído mucho, pero que aún algunos no conocen. Esta historia cambia a las personas, sólo te pido un favor: abre tu corazón y tu mente. No deseches el mensaje antes de haberlo escuchado.
Lo interesante es que, al leer sobre la resurrección, no la lees como folclor ni como cuento de hadas, no es una narración oscura, rebuscada, al contrario, es una narración histórica, rica en detalles. 4 narraciones diferentes dan testimonio de este evento.
Es interesantes porque en esta historia ¡no hay héroes! Ninguno de los seguidores de Jesús esperaba que Jesús resucitara ¡ni uno solo! En cuanto Jesús muere, todos se fueron a sus casas.
Creo que sería una historia más interesante, si fuera algo así: “Cuando Jesús murió y bajaron su cuerpo de la cruz, lo llevaron a la tumba y alrededor estaban los discípulos: Pedro, Andrés, Juan, Marcos, se reunieron esperando la resurrección de Jesús. En la noche cantaron, dando gracias a Dios por lo que verían al amanecer, oraron a Dios y resulta que, a la media noche, se escucha un trueno ensordecedor y los discípulos empiezan a contar: 8, 7, 6, 5 la tierra tiembla, sus pies se sacuden con el movimiento, 4, 3, 2 en ese momento… ¡pero no es así! No hubo hombres, ni mujeres de fe extraordinaria, no hubo héroes que esperan la resurrección. Si la narración fuera así, quizá al leerla se nos erizan los bellos y una emoción llenaría nuestra mente.
La verdad es que cuando Jesús fue puesto en la tumba, sus seguidores se van a sus casas, se fueron porque al ver el cuerpo de Jesús en la tumba, hicieron lo que cualquiera hace al ver que se deposita el cuerpo en la tumba…se van a casa, siguen con su vida, lidian con su tristeza y su duelo.
Al morir Jesús todos ellos pensaron que Jesús…seguiría muerto. Aunque vieron sus milagros, escucharon sus enseñanzas, pensaron que finalmente resultó ser otro aspirante a Mesías. Hablaba de forma maravillosa, no podemos explicar los milagros, pero ¡lo vimos morir! Lo vimos ser puesto en la tumba ¡asunto terminado! No sabemos que sigue.
Este evento no coloca a Pedro o Juan como héroes, los ponen como hombres desanimados, tal como tú y yo estaríamos. Esos detalles son lo que hacen que esta sea una historia creíble e interesante. La historia empieza después de la crucifixión.
Había un hombre bueno y justo llamado José. Era miembro del Concilio Supremo judío, pero no había estado de acuerdo con la decisión y las acciones de los otros líderes religiosos. Era de la ciudad de Judea llamada Arimatea y esperaba la venida del reino de Dios.” (Lucas 23:50–51, NTV)
Este José era parte de los líderes religiosos de Jerusalén. Aunque él creía en Jesús, creía que era alguien especial. Era un seguidor secreto de Jesús. Estaba de acuerdo con sus enseñanzas, se opuso al arresto y sentencia de Jesús. Y era alguien que esperaba el cumplimiento de la promesa del reino de Dios. Alguien que decía: “han pasado más de 400 años desde la promesa, pero sé que Dios enviará al Mesías y éste Jesús cumple con los requisitos”.
Fue a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús.” (Lucas 23:52, NTV)
Era alguien que tenía contactos, influencia pues pudo llegar hasta Pilato para hacer la petición.
Luego bajó el cuerpo de la cruz, lo envolvió en un largo lienzo de lino y lo colocó en una tumba nueva que había sido tallada en la roca.” (Lucas 23:53, NTV)
Después de bajar el cuerpo, él y sus amigos o sus siervos lo ponen en la tumba. La forma correcta de preparar un cuerpo para ser puesto en la tumba era que al bajarlo de la cruz, el cuerpo era lavado cuidadosamente, lo untaban con aceites y fragancias para después ponerlo en sábanas nuevas que también eran saturadas con aceites y perfumes, era entonces que el cuerpo está preparado para ponerlo en la tumba.
Esto sucedió el viernes por la tarde, el día de preparación, cuando el día de descanso estaba por comenzar.” (Lucas 23:54, NTV)
Este detalle es importante, porque el viernes es el día que se preparaban para poder pasar el Sabbat. Las personas hacían todo lo que tenían que hacer: recolectar maíz, la leña, matar la gallina para el caldo, lavar la ropa, todo lo hacías ese día. Este viernes, ya es tarde, así que hay prisa para poner el cuerpo de Jesús en la tumba, antes que se ponga el sol y oficialmente de inicio al Sabbat. Preparar el cuerpo de una persona para la tumba, recaía normalmente en mujeres y estos son puros hombres.
Mientras llevaban el cuerpo, las mujeres de Galilea iban detrás y vieron la tumba donde lo colocaron.” (Lucas 23:55, NTV)
Al ver que bajan el cuerpo de Jesús y ver que son hombres los que preparan el cuerpo para ponerlo en la tumba, están pensando: “no lo van a hacer bien, no saben preparar café, van a saber preparar un cuerpo. Aunque Jesús no es quién pensamos que sería, aun así, merece que se prepare su cuerpo de forma correcta”.
Esas mujeres acompañan a José y ahora saben dónde está la tumba.
José hace que sus hombres sellen la tumba. Esto se hacía cavando un canal en la boca de la cueva en la que se deslizaba una piedra. Pero no era cualquier piedra, era enorme, se necesitaban varias personas para moverla. Así se sellaba la tumba, se hacía por si alguien quisiera robar las pertenencias que se dejaban con el cuerpo. Además, por los otros evangelios sabemos que los líderes religiosos que mataron a Jesús le pidieron a Pilato que pusieran soldados romanos a cuidar la tumba, eso prueba que ellos tampoco creían que Jesús resucitaría. Pero pensaron que quizá los seguidores de Jesús intentarían robar el cuerpo para decir que resucitó y eso sería peor que el hecho mismo de la crucifixión; así que además hay un grupo armado de soldados romanos cuidando la tumba.
Las mujeres al ver todo esto que sucedía, hacen lo que vemos a continuación:
Luego fueron a sus casas y prepararon especias y ungüentos para ungir el cuerpo de Jesús; pero cuando terminaron ya había comenzado el día de descanso, así que descansaron como ordena la ley.” (Lucas 23:56, NTV)
Las mujeres ¡tampoco esperaban que Jesús resucitara! Se van a casa y preparan las especias, aceites y perfumes que necesitan ¿por qué? Porque pensaron que Jesús seguiría muerto, sólo querían darle una sepultura digna. Pero no podían hacerlo ese mismo viernes, así que lo tuvieron que dejar todo preparado para el día después del Sabbat.
El viernes se van a toda prisa compran todo lo necesario y trabajan hasta que el sol se los permite, descansan el sábado y con ansias esperan a que el sol se prepare a salir el primer día de la semana.
El domingo, muy temprano por la mañana, las mujeres fueron a la tumba, llevando las especias que habían preparado.” (Lucas 24:1, NTV)
En cuánto vieron que el sol empezaba a pintar el horizonte se preparan para ir, porque eso anunciaba oficialmente el terminó del Sabbat. Salen de sus casas y van a la tumba con las especias, aceites y esperan ver el cuerpo de Jesús en la tumba y poder prepararlo correctamente.
Encontraron que la piedra de la entrada estaba corrida a un costado.” (Lucas 24:2, NTV)
No se trata de que deslizaron la piedra un poco, sino que la pusieron a un costado, la levantaron por completo y la ponen en otro lugar.
Entonces entraron, pero no encontraron el cuerpo del Señor Jesús.” (Lucas 24:3, NTV)
Fueron porque estaban seguras de que el cuerpo muerto de Jesús estaría ahí. No esperaban la resurrección. Veamos los detalles en este verso:
Mientras estaban allí perplejas, de pronto aparecieron dos hombres vestidos con vestiduras resplandecientes.” (Lucas 24:4, NTV)
Ven la tumba vacía, la piedra lejos, no están los soldados, que otro evangelio dice que al oír ruidos que salían de la tumba, salieron corriendo despavoridos. Y ellas se preguntan ¿qué pasa? Ninguna de ellas exclama: ¡Ha resucitado! Se preguntan si están en la tumba equivocada, pero cómo olvidarla. Mientras se hacen todas esas preguntas se aparecen estos dos hombres.
Las mujeres quedaron aterradas y se inclinaron rostro en tierra. Entonces los hombres preguntaron: «¿Por qué buscan entre los muertos a alguien que está vivo?” (Lucas 24:5, NTV)
¿Alguien quiere responder? ¡porque pensamos que estaba muerto! No, no pensamos, lo vimos morir en la cruz, por eso vinimos a preparar su cuerpo, porque los hombres de plano no pueden hacer nada bien. Pensamos que seguiría muerto.
¡Él no está aquí! ¡Ha resucitado! Recuerden lo que les dijo en Galilea,” (Lucas 24:6, NTV)
¿Acaso no recuerdan? ÉL se los dijo, se los explicó.
que el Hijo del Hombre debía ser traicionado y entregado en manos de hombres pecadores, y ser crucificado, y que resucitaría al tercer día».” (Lucas 24:7, NTV)
Jesús mismo predijo su muerte y resurrección ¡varias veces! Si lees los evangelios verás que cuando le decía a sus amigos lo que pasaría, como que bloqueaban eso, no lo querían escuchar y filtraban lo que les decía. Pero Jesús lo dijo varias veces, en una ocasión Pedro dijo: ¡nada de esto te pasará!
Creo que todos lo podemos entender, primero, porque no nos gusta escuchar las noticas malas y segundo porque ellos han visto a Jesús resucitar a los muertos ¡quién lo va a poder matar! Jesús puede saber lo que la gente piensa y tiene en el corazón ¿quién lo podrá engañar? Lo vieron pasar por en medio de una multitud que lo quería atrapar y no lo detuvieron ¿quién lo va a sorprender? ¡nada malo le pasará! Creemos que eres el Mesías, el Hijo de Dios, te hemos esperado por más de 400 años, por eso ¡nadie prestó verdadera atención a esas palabras!
Entonces ellas recordaron lo que Jesús había dicho.” (Lucas 24:8, NTV)
En ese momento las mujeres avientan las especias y aceites, salen corriendo para ver a los discípulos. Ellas saben dónde están, saben dónde están escondidos, creen que los romanos los perseguirán.
Así que regresaron corriendo de la tumba a contarles a los once discípulos y a todos los demás lo que había sucedido.” (Lucas 24:9, NTV)
Están todos, menos Judas.
Fueron María Magdalena, Juana, María la madre de Santiago y varias mujeres más quienes contaron a los apóstoles lo que pasó.” (Lucas 24:10, NTV)
Los detalles que se dan son asombrosos, porque si fuera una historia inventada o si la hubieran escrito muchos años después, seguramente Pedro ya sería todo un héroe, perfecto, sin errores, hombre de fe, pero lo que leemos es todo lo contrario.
Pero a los hombres el relato les pareció una tontería, y no les creyeron.” (Lucas 24:11, NTV)
¿Por qué no les creyeron? ¡porque pensaban que estaba muerto! No esperan una resurrección, ni siquiera lo piensan. Lo vieron morir, no sólo colgado de la cruz, lo vieron sangrar y ser llevado a la tumba. ¿Qué cosas dicen mujeres? Sus palabras les parecieron tonterías. Estos no son para nada hombres de fe, no son hombres santos listos para ir al mundo para dar el mensaje.
Sin embargo, Pedro se levantó de un salto y corrió a la tumba para ver por sí mismo. Agachándose, miró hacia adentro y vio sólo los lienzos de lino, vacíos; luego regresó a la casa, preguntándose qué habría ocurrido.” (Lucas 24:12, NTV)
¡Pedro no esperaba que Jesús resucitara! Aun viendo la tumba y los lienzos y no ver el cuerpo, se pregunta: ¿habrán robado el cuerpo? ¿para qué quitarle las vendas? ¿cómo lo llevaron? ¿qué ha pasado? ¿habrá resucitado?
Porque si Jesús resucitó ¡esto cambia todas las cosas! Eso quiere decir que todo lo que dijo de ÉL mismo ¡es verdad! Y todo lo que dijo de Dios -SU Padre- también es verdad.
Si resucitó de los muertos entonces cuando dijo que yo: Pedro, puedo hablar con Dios como si fuera mi padre, entonces ¡eso es verdad! Si resucitó de los muertos, eso que dijo de orar en privado a mi Padre porque ÉL me escucha y me recompensará en público ¡es verdad!
Si resucitó de los muertos entonces quiere decir que cuando dijo que Su muerte y resurrección es por el perdón de TODOS los pecados ¡todos mis pecados son perdonados! Aún ese pecado de negarlo ante esa muchachita ¡eso ya está perdonad!¡ese pecado que me atormenta ¡ya está perdonado!
Si resucitó de los muertos, entonces ¡Es el Único Hijo de Dios! ¡El Cordero de Dios! Y esto ¡cambia todas las cosas!
Ahora sabemos cuál fue la conclusión de Pedro al ver la tumba vacía: ¡Jesús ha resucitado! Días después lo vio con sus propios ojos, habló con ÉL. Y todo lo que vio lo convenció tanto que unos pocos días después en el mismo Jerusalén, sucede algo que saca a todas las personas de sus negocios, casas, tiendas, mercados; cerca de 3 mil personas se reúnen en Jerusalén porque ¡algo está pasando! ¿qué es lo que está sucediendo?
Y lo que sucedía es que ese mismo Pedro, que no esperaba una resurrección, que no creyó a las mujeres, ahora está hablando a toda la gente que lo rodea, hay personas en los techos, sobre muros, Pedro les está diciendo: “Déjenme decirles de lo que ustedes también son testigos! Este mensaje es dado, días después que él se asomó a la tumba vacía de Jesús.
»Pueblo de Israel, ¡escucha! Dios públicamente aprobó a Jesús de Nazaret al hacer milagros poderosos, maravillas y señales por medio de él, como ustedes bien saben;” (Hechos de los Apóstoles 2:22, NTV)
Ustedes lo saben, no los puedo engañar ¿recuerdan a Jesús? ¡vieron sus milagros, pues este hombre es el enviado de Dios.
pero Dios sabía lo que iba a suceder y su plan predeterminado se llevó a cabo cuando Jesús fue traicionado. Con la ayuda de gentiles sin ley, ustedes lo clavaron en la cruz y lo mataron;” (Hechos de los Apóstoles 2:23, NTV)
¿Acaso no es cierto lo que dijo? Estos hombres y mujeres vivían en dónde todo esto sucedió. Muchos de ellos gritaron ¡crucifícalo! Vieron la crucifixión y antes de eso, también vieron a Jesús alimentar como a 5 mil, muchos de ellos comieron ese pescado con pan, muchos de ellos oyeron el Sermón en el Monte, conocían a sus seguidores, conocían a María a José y ahora Pedro se para delante de ellos ¡unas semanas después de la resurrección! Y además ¡los acusa!
pero Dios lo liberó de los terrores de la muerte y lo volvió a la vida, pues la muerte no pudo retenerlo bajo su dominio.” (Hechos de los Apóstoles 2:24, NTV)
¡Les diré a qué conclusión llego después de ver la tumba vacía! Estoy totalmente convencido que Dios lo levantó de la muerte, tan convencido que estoy dispuesto a dar mi vida, si quieren me pueden atrapar, crucificar, pero sé con toda la certeza que Jesús a quién ustedes crucificaron ¡Ha resucitado de la muerte!
»Dios levantó a Jesús de los muertos y de esto todos nosotros somos testigos.” (Hechos de los Apóstoles 2:32, NTV)
Esto es muy importante: ¡no creemos porque lo queramos creer! ¡creemos porque lo hemos visto! No es una filosofía a la que nos adherimos, no es algo que nos convenga creer, no es algo que queremos creer, somos testigos, lo hemos visto con nuestros propios ojos y ustedes no lo pueden negar.
Lo que dice después o es una verdad o una blasfemia por la que debía ser apedreado. Es más de lo que Jesús dijo de sí mismo. Cuando Pedro dijo esto, o estaba loco o quería que lo mataran o está totalmente convencido de que es la verdad: Jesús es el Hijo de Dios.
»Por lo tanto, que todos en Israel sepan sin lugar a dudas, que a este Jesús, a quien ustedes crucificaron, ¡Dios lo ha hecho tanto Señor como Mesías!».” (Hechos de los Apóstoles 2:36, NTV)
Quizá el lugar se llena de un silencio pesado, porque ellos que saben que todo lo que sucedió es verdad ¡tienen que tomar una decisión! ¿qué hará la multitud? ¿Matamos a Pedro, así como hicimos con su líder? ¿nos damos la vuelta? ¿reímos o lloramos?
Este grupo pudo caminar a la tumba donde pusieron a Jesús y decir: Pedro ¡estás loco! Aquí está el cuerpo. Esto no sucedió años, ni siquiera más de 3 meses después. Fue hace unas semanas antes. ¿Cuál será su respuesta? ¿cuál será su reacción?
Las palabras de Pedro traspasaron el corazón de ellos, quienes le dijeron a él y a los demás apóstoles: —Hermanos, ¿qué debemos hacer?” (Hechos de los Apóstoles 2:37, NTV)
Lo que están diciendo es: ¡Tienes razón! Nos equivocamos. Somos culpables, somos responsables de su muerte, nosotros lo entregamos a los romanos y pedimos que lo crucificaran.
Pedro les responde a ellos, pero también te lo dice a ti y a mí y a todo el honesto intelectual y quién está en búsqueda de la Verdad: ¡Reconozcan que se equivocaron! ¡En realidad nunca he investigado profundamente sobre este Jesús! Y lo había descartado porque me conviene, tenía miedo de admitirlo. De alguna forma sabía que Dios me ha guiado, guardado y me ha librado, pero no he querido aceptarlo. Pedro les dice:
Pedro contestó: —Cada uno de ustedes debe arrepentirse de sus pecados y volver a Dios, y ser bautizado en el nombre de Jesucristo para el perdón de sus pecados. Entonces recibirán el regalo del Espíritu Santo.” (Hechos de los Apóstoles 2:38, NTV)
Esto es increíble. Pedro tiene todo el derecho de estar enojado con esta gente, hicieron pasar por mucho sufrimiento a su amigo y maestro. Quizá no lo hace porque sabe que él también comparte esa responsabilidad. Porque en el momento que pudo hacer algo por su maestro, sus palabras fueron: ¡No lo conozco! ¡no sé quién es!
Pedro dice: Hagan lo que yo hice, primero tienen que arrepentirse, cambiar su manera de pensar y de actuar. Deben admitir que estaban equivocados.
Después tienen que declarar públicamente con el bautizo, frente a las personas de Jerusalén, reconocer que Jesús es el enviado de Dios, que es Salvador personal y que Jesús es el Salvador del mundo. Haciendo esto, recibirán perdón de sus pecados.
Piensa en el poder de estas palabras. Pedro le habla a quienes son responsables de la muerte de Jesús, y les dice: Estoy convencido que Jesús es quién dice que es y SU muerte cubre los pecados de todos, incluso de quienes son responsables de entregarlo a los romanos y son ustedes.
Aún los pecados de quienes le dieron muerte: ¡Son perdonados! Si tan solo se arrepienten. Y eso lo sé, porque he visto la tumba vacía de Jesús mi Salvador, lo sé porque he hablado con ÉL, lo sé, porque también a mí ¡Me ha perdonado!
Pedro contestó: —Cada uno de ustedes debe arrepentirse de sus pecados y volver a Dios, y ser bautizado en el nombre de Jesucristo para el perdón de sus pecados...” (Hechos de los Apóstoles 2:38, NTV)
Ese día más de 3 mil judíos, que pudieron caminar a la tumba y verificar que el cuerpo de Jesús ¡no estaba ahí! Pudieron hablar con María, pudieron torturar a Mateo, Andrés para que les dijeran ¿dónde estaba el cuerpo de Jesús? Más de 3 mil hombres y mujeres que fueron testigos de la crucifixión, en ese momento declararon que Jesús es el Cristo, el Mesías enviado por Dios, el Salvador del mundo y cientos de judíos fueron bautizados diciendo: “Creemos que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios que hemos estado esperando y que SU muerte y resurrección perdona todos nuestros pecados, incluso el pecado de entregarlo a los romanos para que lo mataran”.
¡Esto es poderoso! Porque ese día nace la iglesia. En las semanas y meses siguientes, según el registro histórico de Hechos, miles de personas reconocen a Jesús como Mesías y este mensaje sale de Jerusalén, llega a Roma, después a la Europa conocida de la época. Años después, hombres y mujeres cruzan el océano para dar ese mensaje a este continente. Y, aquí estamos este día ¡celebrado la resurrección de Jesús! Algo que sucedió en la historia hace más de 2 mil años, un evento histórico.
Si algo en ti dice: “creo que esto es verdad, pero aún hay algo dentro de mí que duda ¿qué puedo hacer? La respuesta de Pedro es la misma: ¡Arrepiéntete! Cambia tu mente, toma una decisión, reconoce, declara que has estado equivocado sobre quién es Jesús y declara públicamente que Jesús es el enviado de Dios para salvarnos y acéptalo como tu Salvador personal.
Esto es algo personal, no es grupa, familiar, hereditario ¡es personal! Por eso Pedro dice: “cada uno de ustedes” debe decidir ¿quién es Jesús?
Qué mejor manera de terminar la celebración de la Semana Santa que dar a todos la oportunidad que tuvieron esas personas que oyeron a Pedro después de asomarse a la tumba vacía.
Si has estado corriendo ¡corre a Jesús! Ahora sabes que no se trata de ti, se trata de lo que Jesús ha hecho por ti. De ese sacrificio que hizo por ti hace más de 2 mil años frente a miles de testigos, que después no pudieron negar la resurrección.
Eso es ser cristiano. Así es como la Semana Santa trata de un evento histórico, tu salvación personal, es una celebración de un evento específico en la historia. Ese día de salvación para ti puede ser el día de hoy.
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