PREDICA A TIEMPO Y FUERA DE TIEMPO

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2 Timoteo 4: 1- 8

1Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, 2que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. 3Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, 4y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. 5Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.

6Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. 7He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. 8Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.

MIREMOS DE CERCA NUESTRO PASAJE:

Por medio de de cinco imperativos enérgicos se plantea el contenido del encargo: PROCLAMA LA PALABRA, DEBES ESTAR DISPONIBLE A TIEMPO Y FUERA DE TIEMPO; REDARGUYE, REPRENDE, AMONESTA CON TODA PACIENCIA Y DOCTRINA:
PROCLAMA LA PALABRA. Este es básico con respecto a los demás imperativos. La traducción es enteramente correcta si se entiende el verbo PROCLAMAR en su sentido primario, es decir PROCLAMAR EN PÚBLICO y no en un sentido debilitado que actualmente se le da: “dar una charla moral o religiosa de cualquier tipo y de cualquier manera”. La palabra empleada en el original significa proclamar, literalmente PREGONAR, dar a conocer oficial y públicamente un asunto de gran significado e importancia. Desde luego, toda predicación debiera ser proclamación. Pablo se llama así mismo heraldo. Por orden de su superior hacía una declaración autoritativa, abierta, vigorosa. Aquí manda a Timoteo que sea también un heraldo. Entonces según las Escrituras, “PREGONAR” O “PREDICAR” es generalmente la proclamación autorizada del mensaje de Dios a los hombres. Es el ejercicio del cargo de Embajador. Es evidente por los siguientes ejemplos, estos hombres todos “PROCLAMARON”:
NOÉ:
“Dios destruirá el mundo. ¡Apartaos de vuestros pecados!. 2 Pe. 2: 5.
JONÁS:
“De aquí a cuarenta días Nínive será destruida.” Jonas 3: 4
JUAN EL BAUTISTA:
“Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.” “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Mt. 3: 1,2.
EL ENDEMONIADO GADARENO SANO:
“Grandes cosas ha hecho Dios conmigo”. Lc. 8: 39.
EL APOSTOL PABLO:
“Jesús es el Cristo” Hch. 9: 20.
“Más ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho”. 1 Co. 15: 20.
Igualmente se dice que proclamaron, pregonaron o predicaron los DOCE, FELIPE EL EVANGELISTA, PEDRO EN CESAREA, “UN ANGEL PODEROSO”, ETC.
EL VERBO EN NUESTRO TEXTO TAMBIÉN SE USA AUN EN RELACIÓN CON CRISTO, PORQUE ÉL TAMBIÉN ESTABA TRAYENDO EL MENSAJE DE DIOS A LOS HOMBRES.
EL HERALDO TRAE EL MENSAJE DE DIOS. La predicación genuina es viva, no seca, oportuna, no obsoleta. El tímido Timoteo no debe tener miedo de predicar la palabra, el evangelio. Es el mensaje de redención en Cristo, y como tal se opone a toda falsedad.
2.- Debes estar disponible a tiempo y fuera de tiempo”. Sea bien recibido o no, Timoteo siempre debe estar al punto con el mensaje de Dios. Debe aprovechar la oportunidad.
3.- “Redarguye” o “convence de culpa” El pecado debe hacerse sentir en la conciencia del pecador para que se arrepienta.
4.- “Reprende” En el proceso de redargüir o convencer al pecador, éste debe ser reprendido severamente. No se debe reducir la gravedad de su pecado.
5.- “Amonesta” Mano a mano con la reprensión pertinente debe haber una amonestación paternal, tierna.
Modificando cada uno de los tres imperativos está la hermosa frase “con toda paciencia y doctrina”, que quiere decir “con paciencia suprema y con concienzuda actividad de enseñar; amables con todos, apto para enseñar”.

LA RAZÓN DEL PORQUE TIMOTEO DEBE SER DILIGENTE EN LA OBRA DE PREDICAR:

Porque tiempo vendrá cuando los hombres no soportarán la sana doctrina. En todo período de la historia habrá un tiempo durante el cual los hombres se niegan a oír la sana doctrina. A medida que la historia avanza hacia la consumación, esta situación se hace peor. Los hombres no soportarán o tolerarán la verdad, la doctrina que es llamada SANA porque promueve la salud espiritual.
Pero teniendo comezón en los oídos, acumularán para sí maestros adaptados a sus propios caprichos. No es el Heraldo del evangelio el que ha fallado, sino el oír de los hombres volubles que forman el auditorio. Tiene oídos con comezón. Su anhelo es tener maestros que se adapten a sus propios caprichos o gustos pervertidos. Tan grande es ese anhelo que amontonan maestro sobre maestro. “Los profetas profetizaron mentira… y mi pueblo así lo quiso”. Jer. 5: 31. “Y he aquí que tú eres a ellos como cantor de amores, hermoso de voz y que canta bien; y oirán tus palabras, pero no las pondrán por obra”. Ez. 33: 32. El pueblo aquí descrito está más interesado en algo diferente, algo sensacional, que en la verdad pura. Y cuando se les presenta la verdad, no están interesados en la verdad misma, sino en la forma en que se presenta, el “estilo”, la oratoria del predicador, el predicador mismo, su voz, su porte, su apariencia, sus modales.
Hay un énfasis en el anhelo de oír historias fascinantes y especulaciones filosóficas: y apartarán sus oídos de la verdad y se volverán a los mitos.
1.- SE SOBRIO EN TODO, SUFRE TRABAJOS, HAZ LA OBRA DE EVANGELISTA, CUMPLE AL MÁXIMO TU MINISTERIO.
La persona sobria es tranquila, estable y cuerda. No se encuentra embriagado con el anhelo de cosas sensacionales o sentimentales. No aparta sus oídos de la verdad para volverse a los mitos. El apóstol requiere que Timoteo muestre esta actitud calmada y bien equilibrada “en todas las cosas”. Esto quiere decir por su puesto, que también con respecto a sufrir por la causa del Evangelio Timoteo no debe buscar los sufrimientos, por una parte, ni quejarse de ellos por la otra. Simplemente debe hacer la obra de Evangelista (Predicador del Evangelio), dispuesto a soportar maltratos cuando quiera que le toque sufrir, aun gozándose cuando se le tenga por digno de sufrir deshonra por el nombre de Cristo. No debe permitir que nadie ni nada lo detenga, pero debe cumplir su ministerio del Evangelio al máximo: predicando la palabra, estando preparado a tiempo y fuera de tiempo, redarguyendo, reprendiendo y amonestando con toda paciencia y doctrina.
Cuando el hombre mayor sea llamado a la eternidad, el joven tendrá que llenar la brecha. Debe tomar la antorcha y llevarla adelante.

3.- OTROS QUE SIGUIERON PREDICANDO:

Los primero 400 años de la Iglesia produjeron muchos predicadores.
Los padres del segundo siglo; como Justino Mártir y Tertuliano que compusieron apologías en defensa del cristianismo y del Evangelio.
Los padres del tercer siglo; como Cipriano y Orígenes discutiendo en contra de la doctrina falsa.
Los padres del cuarto siglo; seis de los distinguidos predicadores de este período fueron Basilio, Gregorio de Nisa, el famoso teólogo Agustín de Hipona, Juan Crisóstomo y Ambrosio de Milán.
El Período Medieval.
Aunque el período produjo algunos predicadores famosos como Pedro Ermitaño, Bernardo Clairvaux.
Grupos independientes como los Paulicianos, los Valdenses, los Albigenses (aunque estos grupos eran rechazados como herejes).
Predicadores antes de la llegada de la Reforma.
Entre ellos estaba Jhon Wycliff quien estaba profundamente preocupado en cuanto a la proclamación de la Palabra.
También William Tyndale; Jhon Huss; Girolamo Savonarola quienes llegaron a ser estudiantes y predicadores de la Escritura.
Otros sin desearlo como Erasmo de Rotterdam; Jhon Colet; quienes proveyeron un fundamento para el reavivamiento de la predicación durante la Reforma
El período de la Reforma.
En esta época se produjo predicadores de la talla de Martín Lutero quién dijo un día “Mi conciencia está cautiva a la Palabra de Dios”; Ulrico Zwinglio; Melancton; el anabaptista Batalsar Humbaier, pero el predicador más significativo de la era de la Reforma fue Juan Calvino. como principal ministro de Ginebra, Calvino predicó dos veces cada domingo y cada día de la semana, alternando las semanas desde 1549 hasta su muerte en el 1564 predicando más de 2,000 sermones del A. T. quién también exhortó diciendo: “No nos metamos en la cabeza buscar a Dios en ningún otro sitio que en su Sagrada Palabra, o pensar cosa alguna acerca de Él que no esté motivada en su Palabra, o decir nada que no sea tomado de esa Palabra”.
Henry Bullinger; Jhon Knox; Jhon Jewel, Hugh Latimer; Thomas Cartwright.
El período Moderno.
En ésta era moderna se produjo varios predicadores incluyendo algunos puritanos. Ellos decían “que la predicación es la exposición de la Palabra de Dios; y, por lo tanto, debe controlarlo todo”. Así que algunos puritanos enfatizaron colocando sus púlpitos con su Biblia abierta, en el centro del local para que fuera el foco de la Iglesia en lugar del altar.
Algunos de los principales predicadores puritanos como William Perkins; Joseph Hall; Thomas Goodwin; Richard Baxter; Jhon Owen; Thomas Manton; Thomas Watson; Jhon Bunyan; Estephan Charnock; William Greenhill; Joseph Allein.
Jhon Wesley; George Whitfield; Jhon Gill; Matew Henry; Andrew Fuller; Robert Hall; Jhon Brown; Jhon Eadie; Alexander Carson.
Charles Hodge; Maclaren; Jhon Broadus; Jhon Ryle; Charles Vaughan; Charles Spurgeon; William Robertson Nicoll.
Y finalmente en el siglo 20 algunos de estos hombres que se esforzaron por predicar el Evangelio podemos citar a Allan Ironside; James M. Gray; William Bell Riley; Criswell; Campell Morgan; Martín Lloyd-Jones y James Montgomery Boice.
Ahora volvamos a las palabras del apóstol que estaba sintiendo acercarse, un pronto cambio:
Sermones de Spurgeon—Volumen 2 No. 989: Una Última Advertencia

El cambio, es decir, la remoción de Pablo de este mundo al otro, estaba muy cercano y era inminente, y el apóstol estaba plenamente consciente de él; con todo, miraba al pasado con calmada satisfacción, miraba al futuro con una dulce seguridad y miraba a su entorno con el más profundo interés en la misión que había absorbido su vida. Como habrán notado mientras leíamos el capítulo, en su caso “la pasión dominante era potente en la muerte.” Escribiendo la que muy bien sabía que sería la última carta que escribiría jamás, su principal tópico es el cuidado por la iglesia de Dios—ansiedad por la promoción de la verdad—y celo por el progreso del Evangelio. Cuando muera y abandone el puesto de servicio, la escena de sufrimiento y el campo de actividad, ¿a quién le quedará el manto? Pablo desea encontrar en Timoteo a un digno sucesor, poseedor de una sólida fe, de un sincero corazón y, además, de un intrépido valor, alguien que blandiera la espada y sostuviera el estandarte una vez que su mano quedara paralizada por la muerte

Sermones de Spurgeon—Volumen 2 No. 989: Una Última Advertencia

Prioridades en su mente son la prosperidad de la iglesia cristiana y el progreso de la santa causa del Evangelio. ¡Oh, que viviéramos enteramente para Cristo y muriéramos también para Él! Que esto fuera siempre primordial en nuestros pensamientos: “¿Cómo puedo hacer progresar el reino de nuestro Señor y Salvador? ¿Por qué medios puedo bendecir a Su iglesia y a Su pueblo?”

2.- Agrégate a la lista de aquellos que Predican a tiempo y fuera de tiempo:

Sermones de Spurgeon—Volumen 2 No. 989: Una Última Advertencia

Pero si el tiempo de mi partida está cercano y estoy satisfecho porque todo está bien conmigo, ¿no hay para mí un llamado para hacer todo lo que pueda por mi casa? Padre, el tiempo de tu partida está cercano. ¿No es salva tu esposa? ¿Pasará otra noche sin que le hables amorosamente de su alma? Esos amados muchachos ¿no son regenerados? ¿Es todavía negligente esa muchacha? Él tiempo de tu partida está cercano. Tú puedes hacer un poco más por los muchachos y por las muchachas. Puedes hacer un poco más por la esposa y por el hermano. ¡Oh, haz lo que puedas ahora! Hermana, tú estás tísica; pronto habrás partido. Tú eres la única cristiana en la familia. Dios te envió allí para que fueras una misionera. Que no tengas que decir, cuando te estés muriendo: “La última esperanza de mi familia se está desvaneciendo, pues no me he preocupado por sus almas.” Jefes, ustedes tienen subalternos en torno suyo y pronto serán llevados de aquí. ¿No harán algo por las almas de ellos? Yo sé que si hubiese una madre que está a punto de irse a Australia, y tuviera que dejar a algunos de sus hijos, se inquietaría si pensara: “No he hecho todo lo que necesitaría hacer por mis pobres hijos. ¿Quién se preocupará por ellos ahora que su madre se marcha?” ¡Bien, pero haber descuidado algo necesario para su comodidad temporal sería poco en comparación con no haberse preocupado por sus almas! ¡Oh, no permitan que así suceda! Que no sea una espina en su almohada mortuoria el hecho de que incumplieron las obligaciones con sus parientes mientras tuvieron una oportunidad. “El tiempo de mi partida está cercano.”

Sermones de Spurgeon—Volumen 2 No. 989: Una Última Advertencia

Que se me permita intentar concluir todo mi trabajo, no sólo en relación a mi deber para con mi familia, sino con respecto a todo el mundo hasta donde mi influencia o habilidad pudieran alcanzar. Ricos, sean sus propios albaceas. Hagan lo que puedan con su riqueza mientras la posean. Hombres de talento, hablen por Jesús antes de que su lengua ya no pueda articular nada y se convierta en una pieza de arcilla. George Whitefield nos proporciona un fino modelo de esta consistencia uniforme. Él era tan ordenado y preciso en sus hábitos y tan escrupuloso y santo en su vida, que solía decir que no le gustaría retirarse a la cama para dormir si hubiera un par de guantes en la casa que estuvieran fuera de lugar, y mucho menos si algo que hubiera querido hacer estuviera pendiente, o si alguna parte de su deber estuviere incumplido hasta donde él supiera. Deseaba que todo estuviera bien, y deseaba estar plenamente preparado para cualquier cosa que pudiera suceder, de tal manera que, si no se despertara nunca de los sueños de la noche, nadie tendría una causa para achacarle algo que hubiera dejado sin hacer, que implicara un problema innecesario para su esposa o para sus hijos. Tal cuidado puesto sobre lo que algunos considerarían como nimiedades es un hábito digno de nuestra imitación. La principal obra de la vida podría ser arruinada tristemente por una negligencia en las cosas pequeñas. Esta es una impactante prueba del carácter. “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto.” ¡Oh, entonces, el tiempo vuela y la diligencia es urgente; recoge tus pensamientos, aviva tus manos, apresura tu paso, pues Dios te manda que te apresures! Si tienes algo que hacer, has de hacerlo pronto. Las ruedas de la eternidad están chirriando detrás de ti. ¡Acelera tu paso! Si has de correr una carrera has de correrla rápido, pues Muerte pronto te alcanzará. Ya casi puedes sentir el cálido aliento del caballo blanco de Muerte en tus mejillas. Oh, Dios, ayúdanos a hacer algo antes que nos vayamos de aquí y no seamos vistos más. Fue algo grande de parte del apóstol que al mismo tiempo que dijera: “El tiempo de mi partida está cercano,” dijera también: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.” Que podamos decir lo mismo cuando llegue el tiempo de nuestra partida.

Lot era un pobre hombre; era un creyente pésimo; más aún así, pudo haber sido una gran bendición para Sodoma si hubiera predicado y orado por ella como era debido. Habiendo tantos cristianos flacos y estériles, como me temo que existen, uno comienza a valorar cada alma verdaderamente convertida en estos días malos, y a rogar que cada una glorifique al Señor. Yo ruego porque cada hombre justo, en su aflicción de alma por la nefasta conducta de los malvados, persista más que nunca en la oración y se vuelva a Dios, para obtener más vida espiritual, y pueda así ser una bendición para los que parecen a su alrededor. ¡Por tanto que el Espíritu de Dios haga que cada uno de ustedes sienta esta responsabilidad muy personal!.
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