La Promesa del Espíritu Santo: Parte I, la ascensión

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Cuando Jesús asciende de regreso al Padre, les da la orden a los discípulos de esperar en Jerusalen hasta que sean llenos del Espíritu Santo

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¿Qué sucedió después de la resurrección de Jesús?

La semana pasada leímos el último capítulo del evangelio de Lucas.
Allí vimos los sucesos alrededor del domingo de resurrección, el día en que Jesús resucitó de entre los muertos y se presentó a sus discípulos.
Hoy vamos a leer lo que sucede inmediatamente después.
El libro de los Hechos de los apóstoles, es el segundo tomo escrito por Lucas.
En este libro, el autor registra lo que sucedió en la historia de la salvación después de la resurrección de Cristo.
Leamos la primera sección de este libro, y descubramos juntos la profunda enseñanza que nos deja la ascensión de Cristo de regreso al Padre.
Vamos a desglosar el pasaje por pequeñas porciones e ir descubriendo lo que sucedió.
Hechos de los Apóstoles 1:1–3 NVI
Estimado Teófilo, en mi primer libro me referí a todo lo que Jesús comenzó a hacer y enseñar hasta el día en que fue llevado al cielo, luego de darles instrucciones por medio del Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido. Después de padecer la muerte, se les presentó dándoles muchas pruebas convincentes de que estaba vivo. Durante cuarenta días se les apareció y les habló acerca del reino de Dios.
En esta breve introducción, Lucas nos cuenta algunos detalles importantísimos acerca de estos días:
Nota que Lucas hace énfasis en explicar que Jesús se presentó a los discípulos “dándoles muchas pruebas convincentes”. El griego de esta frase es fascinante, lo que la escritura registra es que:
Después de haber muerto.
Jesús se presentó vivo a los apóstoles, con muchas pruebas convincentes.
Y esto lo hizo durante el lapso de 40 días.
Lo primero que debemos notar aquí, es que las apariciones de Jesús resucitado no fueron pocas o momentáneas. Él estuvo presente durante cuarenta días, visitando a distintos discípulos en diversas ocasiones.
Con respecto a esto, el apóstol Pablo registra en 1 Corintios 15:6 que Jesús se apareció ¡a más de 500 personas!
Lo segundo que debemos notar, es que las apariciones de Jesús fueron “con muchas pruebas convincentes”. Entre ellas estaba el hecho de que Jesús comía con ellos, de que ellos podían tocar su cuerpo y ver sus heridas, de que podían reconocerlo y conversar con él, etc.
Lo tercero que debemos notar, es que durante estos cuarenta días, Jesús estuvo hablando a los apóstoles acerca del reino de Dios.
CONTINUEMOS CON LA LECTURA
Hechos de los Apóstoles 1:4–8 NVI
Una vez, mientras comía con ellos, les ordenó: —No se alejen de Jerusalén, sino esperen la promesa del Padre, de la cual les he hablado: Juan bautizó con agua, pero dentro de pocos días ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo. Entonces los que estaban reunidos con él le preguntaron: —Señor, ¿es ahora cuando vas a restablecer el reino a Israel? —No les toca a ustedes conocer la hora ni el momento determinados por la autoridad misma del Padre—les contestó Jesús—. Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.
Mientras Jesús comía con sus discípulos, posiblemente una de sus últimas comidas, les dio una orden: que no se vayan de Jerusalén hasta que reciban la promesa que les había hecho.
¿Cuál era esa promesa? La venida del Espíritu Santo, el mismísimo espíritu de Dios que los bautizaría.
¿Qué significaba ser bautizados? Era una ceremonia de identificación con un movimiento al cuál uno se unía. El bautismo marcaba un antes y un después.

El bautismo de Juan vs. el bautismo de Jesús

Juan el bautista había bautizado a muchos de los judíos en el río Jordán.
Este bautismo de Juan simbolizaba el arrepentimiento de los malos caminos del pueblo y la renovación de un compromiso de seguir a Dios.
El bautismo de Juan era simbólico, el agua representaba la limpieza de la consciencia y el compromiso de seguir a Dios.
El bautismo de Juan era un bautismo que dependía de las fuerzas de la persona.
Pero EL BAUTISMO DE JESÚS SERÍA DIFERENTE.
Jesús los bautizaría con el Espíritu mismo de Dios.
El bautismo de Jesús NO era simbólico, el Espíritu Santo verdaderamente limpiaría el pecado de los discípulos y les daría una nueva vida.
El bautismo del Espíritu Santo no dependía de las fuerzas personales, sino del poder de Dios que sería depositado sobre los discípulos

La pregunta de los discípulos

Ante esta promesa del bautismo del Espíritu Santo, los discípulos hacen una pregunta muy importante a Jesús:
Hechos de los Apóstoles 1:6b (NVI)
—Señor, ¿es ahora cuando vas a restablecer el reino a Israel?
La expectativa de los discípulos era que tras la llegada del Mesías, Dios restaure el reino de Israel.
Si estuviste aquí la anterior semana, recordarás que la muerte en la cruz fue la mayor decepción para los discípulos, ya que ellos pensaron que toda su esperanza se había perdido.
Pero, tras la resurrección, ellos pensaban que Jesús inmediatamente cumpliría sus expectativas y establecería un reino terrenal cuya capital sería Israel.

La respuesta de Jesús

Ante esta pregunta, Jesús una vez más procede a corregir las expectativas erróneas de los discípulos y a hacerles una hermosa promesa:
Hechos de los Apóstoles 1:7–8 NVI
—No les toca a ustedes conocer la hora ni el momento determinados por la autoridad misma del Padre—les contestó Jesús—. Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.
El texto de la NVI no hace justicia a la fuerza del original griego, vamos a desglosar esta respuesta de Jesús con un poco de paciencia:
Jesús dice: No es de ustedes saber los tiempos ni las temporadas que Dios ha designado por su propia autoridad.
Aquí, Jesús utiliza las dos palabras griegas más comunes para designar el tiempo:
Cronos = tiempo cronológico; Kairos = periodo de tiempo, estación, temporada.
Jesús está afirmando que no le hes dado a los discípulos (y por extensión a la humanidad) el conocer los planes de Dios, quien gobierna tanto sobre el paso normal del tiempo, cronos, como sobre los eventos que marcan temporadas especiales, kairos.
SÓLO DIOS POSEE LA AUTORIDAD PARA DIRIGIR EL TIEMPO.
Pero, sí hay algo que les es dado a ellos como una promesa y en lo que pueden confiar:
Dios enviará su Espíritu Santo sobre los discípulos y ellos ya no serán simplemente testigos visuales del poder de Dios y de la resurrección, sino que recibirán poder para ser testigos activos de la resurrección de Cristo.
Es bajo el poder del Espíritu Santo que los discípulos darán testimonio de la resurrección de Jesús en todo el planeta tierra.
Esta es la hermosa promesa que Jesús hizo a sus discípulos, y que después fue extendida a todos aquellos que creemos en Jesús por el testimonio de los discípulos: El Espíritu mismo de Dios nos bautiza y nos empodera para ser testigos de Cristo y llevar adelante su obra.

La ascensión de Jesús y la promesa de su retorno

Leamos la última parte del pasaje.
Hechos de los Apóstoles 1:9–14 NVI
Habiendo dicho esto, mientras ellos lo miraban, fue llevado a las alturas hasta que una nube lo ocultó de su vista. Ellos se quedaron mirando fijamente al cielo mientras él se alejaba. De repente, se les acercaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: —Galileos, ¿qué hacen aquí mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido llevado de entre ustedes al cielo, vendrá otra vez de la misma manera que lo han visto irse. Entonces regresaron a Jerusalén desde el monte llamado de los Olivos, situado aproximadamente a un kilómetro de la ciudad. Cuando llegaron, subieron al lugar donde se alojaban. Estaban allí Pedro, Juan, Jacobo, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Jacobo hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas hijo de Jacobo. Todos, en un mismo espíritu, se dedicaban a la oración, junto con las mujeres y con los hermanos de Jesús y su madre María.
Esta es la despedida oficial de Jesús, luego de dar sus instrucciones a los discípulos y de dejarles la promesa del Espíritu Santo, Jesús asciende de regreso al Padre, de regreso a su divinidad absoluta. Veamos algunos detalles sorprendentes de este pasaje final:
Nota cómo es que los discípulos se quedan buscando a Jesús entre las nubes, cuando de repente se les acercan dos hombres vestidos de blanco.
¿Dónde escuchaste mencionar a estos “dos hombres” antes?
Entregar premio (chocolate) a quien se acuerde dónde aparecen estos dos hombres antes
Sí, en Lucas 24, en el relato de la resurrección.
En ambos casos las personas estaban buscando a Jesús en el lugar equivocado.
En el domingo de resurrección, estaban buscando a Jesús en la tumba entre los muertos.
En el día de la ascensión, lo estaban buscando entre las nubes.
PERO, en ambos casos los ángeles corrigen a las personas y les afirman la verdad:
Jesús no estaba entre los muertos, ¡él vive! Pues él es la vida misma y la muerte no lo puede vencer.
Jesús tampoco estaba en las nubes, ¡él reina desde su trono celestial!
Sin embargo, la ascensión no era el final de la historia, aún faltaban por cumplirse las dos grandes promesas de Jesús.
Primera promesa: Él enviaría a su Espíritu Santo a habitar en los creyentes. (De lo cuál hablaremos la próxima semana)
Segunda promesa: Él volverá “de la misma manera” como se fue. Es decir, él regresará descendiendo del cielo, al final de los tiempos, para cumplir la promesa final de Dios de restaurar todas las cosas bajo su absoluto gobierno.

Esta vez los discípulos obedecen

Los versículos 12 al 14 nos cuentan lo que hicieron los discípulos después de este evento.
A diferencia del jueves del arresto y el viernes de cruz, esta vez ellos no salieron huyendo.
Sino que obedecieron, permanecieron en Jerusalén juntos.
Se dedicaron a la oración, estando en unidad, esperando la promesa que pronto vendría.

He aquí el poder de la resurrección:

Mientras la cruz hizo que todos salieran huyendo derrotados, la resurrección hizo hizo que todos se unieran en esperanza de victoria.

Aplicación

La introducción del libro de los Hechos relata los sucesos históricos que dieron inicio a nuestra historia con Dios.
La resurrección de Cristo es uno de los hechos con mayor respaldo histórico.
La resurrección es nuestra garantía de que, así como él se fue, también regresará.
Pero, mientras esperamos su retorno, él no nos dejó solos, sino que envió a su Espíritu Santo a morar con nosotros.
Es su Espíritu el que nos fortalece, consuela, equipa y renueva cada día.

Hoy te invito a que dejes de enfrentar la vida en tus fuerzas, Dios quiere bautizarte con su Espíritu, solamente requiere que lo aceptes por la fe.

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