Justicia y Lealtad

Deuteronomio 16:18–22

18 Jueces y oficiales pondrás en todas tus ciudades que Jehová tu Dios te dará en tus tribus, los cuales juzgarán al pueblo con justo juicio. 19 No tuerzas el derecho; no hagas acepción de personas, ni tomes soborno; porque el soborno ciega los ojos de los sabios, y pervierte las palabras de los justos. 20 La justicia, la justicia seguirás, para que vivas y heredes la tierra que Jehová tu Dios te da.

21 No plantarás ningún árbol para Asera cerca del altar de Jehová tu Dios, que tú te habrás hecho, 22 ni te levantarás estatua, lo cual aborrece Jehová tu Dios.

Introducción

Uno de los atributos de Dios es que es justo.

Muchas veces pretendemos creer que podemos vivir en desobediencia a la voluntad de Dios, creyendo que al final de nuestros días pasará por alto nuestros errores.

Números 14:18 “Jehová, tardo para la ira y grande en misericordia, que perdona la iniquidad y la rebelión, aunque de ningún modo tendrá por inocente al culpable; que visita la maldad de los padres sobre los hijos hasta los terceros y hasta los cuartos.”

Pero su Palabra revela que impartirá su justicia sobre todos nosotros con imparcialidad.

Los que se acogieron a su salvación y fueron obedientes a su Palabra recibirán la corona de vida eterna. Pero los que rechazaron la salvación y vivieron desobedientes a su Palabra recibirán el castigo eterno. El actuará con justicia e imparcialidad.

De la misma manera espera que nosotros también seamos justos con nuestro prójimo.

Jueces y oficiales

En este texto muestra que Moisés había organizado al pueblo para que fueran juzgados por ancianos según el consejo de su suegro Jetro (Éxodo 18). Cuando entraran a la tierra prometida debían dejar establecidos jueces en todos los pueblos.

Los jueces tenían a su cargo oficiales que atendían al pueblo y velaban porque se ejecutaran las sentencias de los jueces. Ambos son exhortados a actuar en justicia.

Deuteronomio 16:19 “No tuerzas el derecho; no hagas acepción de personas, ni tomes soborno; porque el soborno ciega los ojos de los sabios, y pervierte las palabras de los justos.”

“No tuerzas el derecho”

No interpretes la ley para beneficio propio, que sean imparciales a la hora de juzgar.

“No hagas acepción de personas”…

No se fijen si la persona es acaudalada o pobre, popular o desconocida, debían actuar conforme a la justicia.

“ni tomes soborno, porque el soborno ciega los ojos de los sabios, y pervierte las palabras de los justos”…

Es común que en casos de ejercer la justicia, los ofensores quieran evitarla ofreciendo soborno a los jueces u oficiales. Dios ordena que no sean partícipes de este pecado. No debemos dar soborno ni tampoco recibir.

Gobernaremos

Quizá no ocupemos un puesto de juez, pero si debemos practicar la justicia con nuestro prójimo, no prestarnos a hacerle daño, ofender con bromas pesadas: Mateo 7:12 “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.”

Cuando estemos en la gloria con nuestro Señor, tendremos puestos de gobierno: 1 Corintios 6:3 “¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¿Cuánto más las cosas de esta vida?” (2 pedro 2:4 ángeles condenados por sus pecados)

Apocalipsis 1:6 “y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén.”

Lealtad

Deuteronomio 16:21 “No plantarás ningún árbol para Asera cerca del altar de Jehová tu Dios, que tú te habrás hecho”

Es importante traer luz a este versículo bíblico, puesto que muchos predicadores lo utilizan para referirse al árbol de navidad. Aunque no conviene que un cristiano ponga árboles navideños, tampoco podemos torcer la Biblia para nuestra conveniencia.

Asera era una diosa pagana que representaba la fertilidad, tomaban el tronco de un árbol y tallaban la figura de una mujer para representarla. Era conocida como “árbol de la vida”, su adoración incluía prácticas de pecados sexuales.

La confusión radica en las palabras plantar y árbol.

Plantar: Hebreo Natá: afirmar, plantar, sembrar, fijar, afirmar.

Árbol: Hebreo Ets: árbol, bosque, madera, leño, palo, tronco, poste, enmaderado.

Otros textos bíblicos la presentan a Asera así:

Moisés: Éxodo 34:13 “Derribaréis sus altares, y quebraréis sus estatuas, y cortaréis sus imágenes de Asera.”

Gedeón: Jueces 6:25–26 “25 Aconteció que la misma noche le dijo Jehová: Toma un toro del hato de tu padre, el segundo toro de siete años, y derriba el altar de Baal que tu padre tiene, y corta también la imagen de Asera que está junto a él; 26 y edifica altar a Jehová tu Dios en la cumbre de este peñasco en lugar conveniente; y tomando el segundo toro, sacrifícalo en holocausto con la madera de la imagen de Asera que habrás cortado.”

La reforma de Josías de la idolatría de su padre Amón:

2 Reyes 23:6 “Hizo también sacar la imagen de Asera fuera de la casa de Jehová, fuera de Jerusalén, al valle del Cedrón, y la quemó en el valle del Cedrón, y la convirtió en polvo, y echó el polvo sobre los sepulcros de los hijos del pueblo.”

El sentido de este texto sería: Deuteronomio 16:21 (NTV) “Jamás pondrás un poste de madera dedicado a la diosa Asera al lado del altar que edifiques para el Señor tu Dios”.

De igual manera: Deuteronomio 16:22 “ni te levantarás estatua, lo cual aborrece Jehová tu Dios.”

La justicia tiene que ver con la lealtad al único Dios verdadero.

Ahora el altar donde se ofrece adoración a Dios es nuestro corazón: Juan 4:23 “Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.”

La aplicación de este texto debe ser que nada debe competir con Dios en el trono de nuestro corazón. Pues hacerlo sería idolatría lo cual Dios aborrece.

Conclusión

Los principios bíblicos de justicia y lealtad son virtudes que los seres humanos desean pero no pueden obtener, pues nuestra condición de pecado lo impide.

Estos atributos o virtudes los alcanzamos únicamente sometiéndonos a Dios, sin Él nada podemos hacer. Juan 15:5 “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.”