1 Juan 2:7-11
Introducción:
Interpretación:
Un hombre que iba caminando una noche por una calle oscura vio que una pequeña luz se le acercaba vacilante. Pensó que la persona que llevaba la luz quizá estaba enferma o borracha, pero a medida que se fue acercando pudo ver a un hombre con una linterna, usando un bastón blanco.
—¿Por qué razón un ciego llevaba una luz?—, se preguntó el hombre, y luego decidió averiguar.
El ciego sonrió: —No estoy llevando mi luz para poder ver yo, sino para que los demás puedan verme. No puedo evitar ser ciego—, dijo él, —pero sí puedo evitar a ser piedra de tropiezo.
La mejor manera de ayudar a que los otros creyentes no tropiecen es amándolos. El amor nos hace piedras sobre las cuales poder afirmarse; el odio (o cualquiera de sus “primos”, tales como la envidia o la malicia) nos convierte en piedras de tropiezo. Es importante que los creyentes practiquen el amor en una iglesia local, de lo contrario, siempre habrá problemas y desunión
Hasta aquí hemos visto el lado negativo de los versículos 9–11. Ahora veamos el positivo. ¿Cuáles serán los resultados maravillosos si practicamos el amor cristiano?
p 54 En primer lugar, estaremos viviendo en la luz, viviendo en comunión con Dios y con nuestros hermanos.
En segundo lugar, no tropezaremos ni nos convertiremos en piedras de tropiezo para los demás.
Y, tercero, creceremos espiritualmente y progresaremos en la meta de ser semejantes a Cristo.
En este momento deberíamos considerar el contraste entre las horribles “obras de la carne” (Gálatas 5:19–21) y el hermoso fruto del Espíritu: “Amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza” (Gálatas 5:22–23).
Cuando andamos en la luz, la “semilla de la Palabra” (Lucas 8:11) puede echar raíces y dar fruto. ¡Y el primer brote que produce el Espíritu es el amor!
Pero el amor no vive solo. ¡El amor produce gozo! El odio hace al hombre miserable, pero el amor siempre le trae gozo.