EL HOMBRE EN EL EDEN DE DIOS
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INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN
Buenas tardes hermanos, abramos nuestras Biblias en Genesis 2:4-17 y vamos a comenzar con una lectura de la Palabra de Dios.
Estos son los orígenes de los cielos y de la tierra cuando fueron creados, el día que Jehová Dios hizo la tierra y los cielos,y toda planta del campo antes que fuese en la tierra, y toda hierba del campo antes que naciese; porque Jehová Dios aún no había hecho llover sobre la tierra, ni había hombre para que labrase la tierra,sino que subía de la tierra un vapor, el cual regaba toda la faz de la tierra.Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.
Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado. Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal. Y salía de Edén un río para regar el huerto, y de allí se repartía en cuatro brazos. El nombre del uno era Pisón; éste es el que rodea toda la tierra de Havila, donde hay oro; y el oro de aquella tierra es bueno; hay allí también bedelio y ónice. El nombre del segundo río es Gihón; éste es el que rodea toda la tierra de Cus. Y el nombre del tercer río es Hidekel; éste es el que va al oriente de Asiria. Y el cuarto río es el Eufrates.
Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.
Vamos a inclinar nuestro rostros y pedir al Señor que ilumine nuestro entendimiento hoy.
Oración.
Genesis es un libro que genera sin duda alguna mucha curiosidad, tanto a creyentes como a no creyentes. Académicos, teólogos, científicos y actividas ateos se han interesado en el contenido de Génesis. Independientemente de su postura frente a su mensaje, el libre despierta en todo tipo de público cierta curiosidad. Al mismo tiempo, Génesis es uno de los libros que menor entendido es por el público, y esto incluye a la iglesia.
Aún el pueblo cristiano por mucho que afirme que la Biblia es la Palabra de Dios, lucha con la idea de entender cuál es el mensaje central de Génesis. Y como hemos dicho antes, entender Génesis es indispensable para entender el evangelio. Es practicamente imposible tener evangelio si no tenemos el libro de Génesis, de modo que es un libro fundamental para nuestra fe.
Solo por dar un ejemplo, si no tuvieramos el libro de Génesis sencillamente el resto de la Escritura no tendría sentido alguno, porque no tendríamos relato alguno sobre la caída y desobediencia del ser humano a un Dios Santo que hace necesario tanto el castigo y la maldición como la necesidad de un salvador, que por cierto, es anunciado por primera vez en Genesis 3:15.
Ahora bien, en otras ocasiones he mencionado el propósito de Genesis, y creo que es importante brevemente volverlo a mencionar para que podamos comprender su mensaje.
Genesis no es un libro de ciencia moderna, y no pretende serlo. Genesis no quiere enseñar biología moderna, ciertamente podemos ver algunos rasgos biológicos en su narración porque describe el diseño de Dios para la vida, pero no es un libro de biología moderna, no es un libro científico.
Genesis es protologia, algunos estamos familiarizados con el término escatología, que es el estudio de las últimas cosas, pero pocos estamos familiarizados con la protologia, que es el estudio de las primeras cosas. Ahora bien, para poder entender la escatología, es importante comprender la protologia. Después de todo, Dios mismo ha dicho en Isaías 46:10 “que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero;” En el original puede leerse como “declarando el fin desde el principio”.
Finalmente, y una perspectiva que nos ayudará especialmente hoy, es que Genesis es historia teológica. Hablaremos de esto en breves momentos.
Así que, dicho esto, leamos nuevamente el texto para tenerlo fresco y claro en nuestras mentes a medida que Dios nos guía en el estudio de su Palabra.
LOS ORÍGENES DEL CIELO Y LA TIERRA (Genesis 2:4-6)
LOS ORÍGENES DEL CIELO Y LA TIERRA (Genesis 2:4-6)
Lo primero que encontramos en el texto, es una de las frases que veremos repetidas 10 veces en todo el libro de Genesis, y que proveen la estructura de todo el libro. Esta frase es la que encontramos en el versículo 4 “Estos son los orígenes de los cielos y de la tierra cuando fueron creados...”, en Hebreo la frase es ToLeDoT, que puede ser traducida como “estos son los orígenes...”, o también, “estas son las generaciones de...”, en ambas traducciones se nos muestra el comienzo, el inicio o el principio. Esto tiene todo el sentido, pues, Genesis es el libro de los orígenes, el origen del macrocosmos que es el universo, y todo lo que en él hay; pero también es el origen del microcosmos que es el pueblo de Israel, iniciando con el llamamiento de Abraham.
En cada sección del libro encontraremos esta frase introductoria que nos hablará acerca de los orígenes de los personajes con quienes Dios interactúa, por ejemplo, encontraremos los orígenes de las generaciones de Adán (5:1), los orígenes de las generaciones de Noe (6:9), encontramos también el origen de Abraham, hijo de Tare en Genesis 11:27. Y así, sucesivamente hasta llegar a los hijos de Jacob en Genesis 37:2, donde se nos introduce la historia final que cierra el libro con la historia de José.
Esta frase divisoria tiene un propósito muy claro, demostrar históricamente al pueblo de Israel que su Dios, aquel que los sacó de Egipto con mano poderosa, y los lleva a la Tierra Prometida, ese Dios Redentor de Israel, es el mismo Dios Creador del universo. De hecho, observamos que el mismo Abraham se refiere así a su Dios en Genesis 14:22 “Y respondió Abram al rey de Sodoma: He alzado mi mano a Jehová Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra,”.
El pueblo de Israel debía reconocer que el mismo Creador de los cielos y la tierra, es también el Redentor de ellos.
Ahora bien, esta es la primera vez que encontramos esta frase introductoria, ToLeDoT, “los orígenes de los cielos y de la tierra”, y nos introduce entonces al inicio del macrocosmos y de los primeros seres humanos.
Algunos podrán ver una discrepancia entre los relatos de la creación en Genesis 1 y Genesis 2, sin embargo, no hay una contradicción sino un cambio de enfoque que el narrador nos da para desarrollar la historia que veremos en el resto del libro.
Genesis 1 nos da una descripción global de la creación, nos muestra al hombre como creado a la imagen de Dios y se hace mayor alusión a la reproductividad, a la bendición de Dios para ser fructíferos. Nos muestra tanto al hombre como la mujer como creados a imagen de Dios, como representantes de Dios.
Sin embargo, Genesis 2, se enfoca en mayor detalle en ese sexto día de la creación, y nos muestra el hombre como procedente del polvo de la tierra, nos muestra el rol que Dios ha dado al hombre así como el mandamiento de Dios, y nos muestra el hombre ya no tanto con el enfoque reproductivo que nos da Genesis 1, sino en el contexto de su relación de matrimonio. Por esa razón, se nos da mayor detalle de cómo Dios formo al hombre y a la mujer en Genesis 2, mientras que en el capítulo 1 vemos un enfoque distinto.
Este capítulo es clave si queremos entender porqué el Paraíso que Dios creó no es la realidad que experimentamos hoy en día los seres humanos. Génesis 2 nos introduce a aspectos claves que luego darán sentido a lo que ocurre en el capítulo 3 con la caída de Adán y Eva.
DESCRIPCIÓN DEL EDEN DE DIOS
Ahora bien, en el versículo 2, no solo se nos introducen los orígenes de los cielos y la tierra, sino que se nos reafirma a Dios como el Creador. Dios sigue estando en el centro de la escena como aquel que da origen a todas las cosas, y la descripción lejos de ser tomada de forma alegórica, debe ser interpretada de forma literal. Dios literalmente creó todas las cosas con solo pronunciar una palabra. El dijo y fue hecho, el proclamó y existió. De la nada, ex nihilo, es decir, sin materiales previamente existentes, de lo queno era hizo todo lo que vemos.
Historia Teológica: Pero, vemos algo muy interesante, en este segundo relato de la creación no vemos el mismo orden cronológico que vemos en Genesis 1. Y en este punto debemos recordar una de las alcaratorias hechas al inicio de esta serie de Genesis, y es el hecho de que Genesis es historia teológica, es decir, por una parte podemos afirmar que Génesis es un relato fiel de los eventos que ocurrieron. Génesis no es mitología, no es alegoría, sino que es un recuento fiel de cómo ocurrieron las cosas. Sin embargo, la historia teológica no está tan preocupada con la cronología sino con la teología. Los autores bíblicos organizaron sus narrativas en función de la verdad teológica que querían enfatizar. Esto lo vemos más claramente en los evangelios, no se si lo ha notado pero los evangelios, especialmente los sinópticos, Mateo, Marcos y Lucas, suelen narrar los mismos acontecimientos históricos en un orden diferente. Incluso en algunos puntos algunos evangelios dan mayor detalles sobre una historia que otro evangelio.
Esto se llama historia teológica. Esto no minimiza el testimonio histórico, sino que por el contrario le da un sentido e interpretación a los hechos.
Esto es lo que está ocurriendo en Génesis 1 y Génesis 2, no estamos frente a una contradicción cronológica. Moisés organizó los eventos históricos de una manera distinta con el fin de enfatizar dos puntos teológicos diferentes.
Vemos por ejemplo que, Genesis 1:1-3 nos muestra como Dios creó los cielos y la tierra, y que lo primero en crear fue la luz, mientras que en Genesis 2:4-6 vemos la misma expresión, Dios creando los cielos y la tierra, e inmediatamente nuestra atención es atraída, no a la luz, sino a toda planta del campo, y todo hierba del campo. La razón de esto, es que sirve como preámbulo para lo que vendrá más adelante en la historia. De hecho, este preámbulo sirve para introducir un elemento que es fundamental para todo lo que va a ocurrir en Génesis 3, que es el árbol de la vida, y el árbol de la ciencia del bien y del mal. Por esta razón, Moisés lleva nuestra atención rápidamente a toda planta y toda hierba, porque, de alguna manera, nos está preparando para la caída el ser humano.
Si pasarmos directamente de Genesis 1 a Genesis 3, tendríamos más preguntas que respuestas, ¿de dónde salió ese árbol?, ¿por qué fueron expulsados al comer de su fruto?, ¿qué relación había entre el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal? Pero gracias al capítulo 2 podemos responder a estas preguntas.
Ahora bien, el texto nos narra el funcionamiento de la tierra creada antes de la caída del ser humano. La mención a que no había hecho llover, y del vapor y de los ríos que regaban todo el huerto responde al hecho de que la tierra era fructífera en todo momento. La tierra no dependía de la lluvia, pues no experimentaba sequía. La razón por la que necesitamos lluvia en nuestros días es porque la tierra no tiene irrigación constante, sino que experimenta sequía. Pero no era así en el inicio, Dios había creado todas las cosas fértiles y listas para producir.
Cuando lleguemos a la maldición como castigo por el pecado veremos que en ese momento la tierra se volverá hostil, maldita fue la tierra como consecuencia de la desobediencia.
Pero, inicialmente no era así, la tierra en vez de ser hostil y opuesta al esfuerzo del hombre, era más bien cooperativa y estaba siempre irrigada con el fin de ser fructífera en todo momento, por eso la descripción del rio que regaba todo el Edén es algo constante, sin interrupciones, por lo que no se experimentaba sequía ni se debía esperar a que las condiciones fuesen favorables.
Sin embargo, hay un segundo elemento que se menciona además de la falta de lluvia, y es la falta de hombre que labrara la tierra. Esta frase nos sirve, precisamente, como introducción a la creación del primer hombre en el versículo 7.
EL PRIMER HOMBRE Y EL HUERTO (Genesis 2:7-8)
EL PRIMER HOMBRE Y EL HUERTO (Genesis 2:7-8)
Hace unos meses, un compañero de trabajo que se enteró que soy cristiano me preguntó con cierto sarcamos “¿pero, no de los que creen en Adán y Eva, o si?”
Ahora bien, ha habido mucho debate sobre la creación de Adán y Eva como los primeros seres humanos. La perspectiva Darwinista se ha introducido aún en circulos cristianos que intenta harmonizar la teoría de la evolución con el relato de Génesis 1 y 2. Al intentar hacer esto, muchos alegorizan el texto, lo trata como mito que revela una verdad espiritual. Sin embargo, esto solo roba a Génesis del componete histórico que tan claramente Moisés quería comunicar.
Para los creyentes que toman la Biblia en serio, y que verdaderamente la vemos como la inspirada, inerrante, infalible, autorititativa y suficiente Palabra de Dios, veremos en Genesis 1 y 2 una descripción histórica y literal del origen del hombre. De hecho, el texto en Genesis 2:7 “Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.” no da a lugar a una interpretación diferente a la literal. Podemos aceptar o rechazar este relato histórico-literal, pero no podemos cambiarlo, el texto no admite un acercamiento diferente. No hay mención de un ser transitorio entre los primates y el ser humano, sino que claramente nos dice que Dios formo del polvo de la tierra al ser humano, y literalmente sopló aliento de vida en su nariz.
El hombre pasó a ser un hombre sin vida a un ser viviente.
Como cristianos, afirmar la perspectiva llamada “El Adán histórico” es de vital importancia, de hecho, es lo que demanda de nosotros la Escritura. Tan esencial es para nuestra fe el afirmar la historicidad de Genesis 2, que rechazar esta idea implicaría rechazar la encarnación misma de nuestro Señor Jesucristo. Acompañeme por un momento a Lucas 3:37-38 “hijo de Matusalén, hijo de Enoc, hijo de Jared, hijo de Mahalaleel, hijo de Cainán, hijo de Enós, hijo de Set, hijo de Adán, hijo de Dios”. En Lucas 3 se nos narra la genealogía de nuestro Señor, y de conecta su ascendencia humana hasta Adán en Genesis 2:7.
Pero no solo la encarnación, que ya es bastante, sino también a Cristo como representante de nosotros delante de Dios. El apóstol Pablo en dos ocasiones en sus cartas, primero en Romanos y luego en 1 Corintios, hace referencia a Adán como un personaje histórico para afirmar el ministerio salvador de Jesús.
Romanos 5:12-15 “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.Pues antes de la ley, había pecado en el mundo; pero donde no hay ley, no se inculpa de pecado.No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la transgresión de Adán, el cual es figura del que había de venir. Pero el don no fue como la transgresión; porque si por la transgresión de aquel uno murieron los muchos, abundaron mucho más para los muchos la gracia y el don de Dios por la gracia de un hombre, Jesucristo”.
1 Corintios 15:45-47 “Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante. Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual. El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo.”
Adán, el primer hombre creado por Dios, fue creado de una manera literal tal como nos muestra Genesis 2, y este hecho histórico sirve como base para todo el mensaje del evangelio. Porque Adán fue un hombre creado literalmente, podemos afirmar que su transgresión también fue un hecho histórico por medio del cual el pecado y la muerte entraron en la creación. De hecho, esta es la experiencia real de todo ser humano, todo ser humano está sujeto al pecado, y experimenta la muerte de una forma literal, no de forma alegórica.
Hermanos, es fundamental para nuestra fe que podamos entender este punto. De la misma manera que Adán representó a la humanidad en la caída, así nos representó Cristo en la justificación. Negar la literalidad de uno, es negar la veracidad del otro.
De modo que, nuestro texto afirma la creación histórica y literal de Adán como un hombre completamente formado y desarrollado, quien es formado del polvo de la tierra y quien recibe de Dios su aliento de vida.
Ahora bien, es interesante la imagen del Creador que nos llega en este acto creador. No se nos dice que Dios crea con su Palabra, sino de una manera implícita con sus manos. Vemos a Dios como una especie de alfarero que forma al hombre como si fuera de arcilla. Del polvo de la tierra. Esta misma imagen es tomada por Pablo en Romanos 9:20-21 “Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así? ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?”.
Dios ha formado al hombre del polvo de la tierra, de la arcilla si se quiere. Ahora bien, esto es un contraste con el hecho de que el ser humano es creado a imagen de Dios. La imagen de Dios debe recordarnos nuestro propósito, dignidad y servir como una protección para el ser humano. Como hemos visto en Genesis 9:6 “El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre”. Mientras que el ser formados del polvo de la tierra debe recordarnos que no somos dioses sino seres creados por un Dios infitino, soberano, eterno y dueño de toda la creación.
Dignidad y dependencia. Esto es lo que debe comunicarnos los dos relatos de Génesis en cuanto al ser humano.
EL EDEN
A continuación, Moisés nos cuenta la plantación del huerto del Edén. Y vemos nuevamente un orden cronológico diferente al que vemos en Genesis 1. En el primer capítulo se nos narra primero la creación y organización del espacio y ambiente donde habitarían luego los seres vivientes, pero en Genesis 2, encontramos en primer lugar la creación del hombre previa a la plantación del huerto en el Edén.
Pero una vez finalizado el relato del hombre, vemos cómo Dios planta el huerto, y nos introduce el árbol de la vida, y el árbol de la ciencia del bien y del mal.
Dios además había creado todo para el disfrute y deleite del hombre. La descripción del Edén es bastante gráfica, se nos dice que Genesis 2:9 “Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer;....”.
Esto describe el estilo de vida de gozo y abundancia que existía en el Edén de Dios. Un gozo y una abundancia a la que el hombre tenía completo y libre acceso a placer.
Dios pone al hombre dentro del huerto para que disfrutara de la creación de Dios. Esto se repite dos veces en el texto, lo vemos en:
Genesis 2:8 “Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado.”
Genesis 2:15 “Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase.”
Y en medio tenemos la descripción del huerto y los ríos que lo regaban.
EL PACTO DE OBRAS (Genesis 2:15-17)
EL PACTO DE OBRAS (Genesis 2:15-17)
Llegamos al punto central de nuestro texto de hoy. Ustedes pensaban que estábamos terminando, no hermanos, apenas terminamos la introducción.
Bromas aparte, llegamos a uno de los puntos centrales de este relato, y al que debemos prestar mucha atención. En Genesis 2:15-17 “Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.”.
Dios pone al ser humano en su huerto con el propósito que lo labrase y lo guardase. De esta forma, el hombre debía por medio del mandamiento de ser fructífero, y de sojuzgar la tierra, debía extender el reino de Dios sobre el resto de la creación. Este jardín esta solo al este del Edén, pero no en toda la tierra. El hombre debía extender ese jardín al resto de la creación. Esto nos muestra que claramente el trabajo no es una maldición como consecuencia de la caída, sino que el trabajo es parte del diseño de Dios para su gloria y disfrute del ser humano.
Profundizaremos mucho más sobre este tema en el siguiente sermón.
El día de hoy nos enfocaremos en el mandamieto dado al hombre que representa el primer pacto entre Dios y los hombres. Vemos por primera vez en la Escritura lo que conocemos como el Pacto de Obras.
Dios da al ser humano una libertad para disfrutar según le plazca de toda la creación, ha creado toda clase de plantas y frutos que sirven para el sustento del ser humano. Sin embargo, en esa libertad, Dios da al hombre un mandamiento que debe servir como recordatorio a la humanidad, si, somos creados a imagen de Dios; si, somos creados para gobernar la tierra; si, somos creados para tener dominio sobre todas las aves, animales y bestias; pero no somos Dios.
El mandamiento de Dios le da al hombre una limitante a su libertad, porque la libertad del hombre está delimitada por la voluntad de su Creador. Dios es amo, dueño y Señor de todas las cosas, incluyendo la vida de los hombres.
Adán y Eva debían recordar que toda su libertad y toda su autoridad sobre la creación estaban sujetas a la autoridad de su Creador. Solo uno es Dios, y solo uno tiene completa soberanía sobre el universo, y ese uno no eran ni Adán ni Eva, sino Dios el Creador.
Dios puso al hombre en el Edén, lo bendijo y le dio todo lo que necesitaba. Y junto con su provisión, vino una prohibición.
Genesis 2:16 “Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer;”.
La libertad era total para disfrutar el huerto. Dios no fue mezquino, ni tacaño, sino bondadoso y generoso en gran manera con el ser humano. Vemos la provisión de Dios. Pero, acto seguido, leemos en el siguiente versículo:
Genesis 2:17 “mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.”
Ahora bien, cabe la pregunta, ¿por qué ese árbol en específico? Fíjense lo importante de este punto, Dios no prohibe al ser humano ni siquiera el árbol de la vida eterna. El hombre tenía acceso a la inmortalidad si así lo deseaba porque podía comer también del árbol de la vida. Adán y Eva no eran inmediatamente inmortales, pues, solo Dios es eterno. El hombre tiene acceso a esa eternidad inmortal por medio del árbol de la vida. Este árbol estaba al alcance del hombre, de hecho, su prohibición no llega sino hasta Genesis 3:22 después de la caída donde leemos “Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre”.
Pero Dios había dado acceso a su fruto al hombre, de todo árbol del huerto podrás comer, solo hay uno que no, el árbol de la ciencia del bien y del mal.
He conversado con muchas personas que se preguntan, ¿si Dios sabía que íbamos a pecar, por qué puso el árbol en el medio? La respuesta es, precisamente, por lo que acabamos de comentar, Dios lo puso en el huerto como un recordatorio de que Dios es el único soberano, pero también como recordatorio de que el hombre es dependiente de Dios para conocer y obtener sabiduría.
El árbol de la ciencia del bien y del mal no era malo en sí mismo. No podía serlo porque el testimonio de la Escritura es que todo lo que Dios creó era bueno. De modo que, el árbol en si mismo no era malo. Su fruto no iba a causar ninguna indigestión en Adán ni Eva. La prohibición no viene como advertencia de consumir algo que estaba caducado, que era malo para el cuerpo. De hecho, en la tentación de la serpiente, Eva ve que el fruto de ese árbol era apetecible y buenoo para comer. Es la misma descripción que encontramos en Genesis 2:9 “Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal.”
Entonces, ¿cual era el problema con el árbol?
El fruto de este árbol permite conocer el bien y el mal, es decir, aquello que solo Dios puede saber. Dios es quien sabe lo que verdaderamente es bueno o malo. Dios es el único que puede determinar lo que es bueno, porque todo lo que es bueno procede de su propio carácter.
El ser humano fue creado para depender de Dios en su conocimiento del bien y del mal, es decir, el ser humano conoce lo que es bueno por medio de la revelación divina y no por medio de la razón humana. En esta relación de dependencia del hombre a Dios tanto para su ejercicio de la autoridad, como para el conocimiento de la verdad, es lo que el árbol debía recordarle a Adán y Eva. La sabiduría y el conocimiento provienen de Dios, el hombre aún hoy depende de Dios para conocer lo que es bueno y es malo.
Proverbios 1:7 “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza.” Conocimiento lejos del temor de Dios no es sabiduría verdadera. Cuántas personas conocemos que han usado su conocimiento para el mal y no para bendición de otros. El conocimiento intelectual privado del marco moral que provee la Palabra de Dios, solo ha generado desastres en la humanidad. El hombre ha querido determinar el bien y el mal por su propia cuenta. No ha querido ser la imagen de Dios, sino que ha querido ser Dios mismo.
El hombre debía confiar en la bondad de Dios y en su carácter para saber lo que era bueno. En el momento que el ser humano comienza a confiar más e su propia razón intelectual, que en la revelación especial de Dios, ahí comienza toda tragedia humana. Cuando Eva fue tentada, en vez de razonar con la serpiente y comenzar a evaluar según su propio juicio, debió responder de la misma manera que lo hizo Jesús a Satanas en el desierto, escrito está; es decir, Dios ha dicho, y lo que Dios ha dicho, eso es lo correcto.
El hombre depende de la revelación divina para conocer loque verdaderamente es bueno o malo.
Conexión con el evangelio: Y en esto consistía el pacto de obras. El hombre debía obedecer a Dios porque Dios es el Creador y el hombre una criatura.
Dios dio un mandamiento al ser humano para recordarle que tanto su vida como su conocimiento dependen de Dios mismo. Este pacto de obras es universal para todo ser humano, no hay persona en este mundo que no nazca estando sujeto al pacto de obras de Dios con la humanidad. El profesor y teólogo del Antiguo Testamento, Bruce Waltke, dijo en su descripción del Pacto de Obras lo siguiente:
“Ningún ser humano desde Adán hasta el presente puede evitar ser miembro de este pacto. Las personas podrían negarse a obedecer o incluso a admitir la existencia de tal pacto, pero no pueden escapar de él”.
Dios ha establecido este pacto con todos nosotros por medio de Adán como nuestro representante. Amado amigo, tú que nos visitas hoy, o que quizás ya has venido algunas veces, puede que nunca hayas escuchado esto, y que nunca nadie te haya dicho el pacto en el que estás con tu Creador. Esta es una realidad de la que no podrás escapar, Dios ha demandado de todo ser humano obediencia perfecta, y todos estamos en esa relación con El por naturaleza. Sea que lo quieras admitir o no, sea que lo quieras reconocer o no, esa es nuestra realidad. Y al final de nuestros días, estaremos frente a nuestro Creador quien nos juzgará según ese pacto, según su ley. Solo hace falta un solo pecado para quebrantar toda la ley. Tu consciencia y la mía nos dan testimonio de esto. Tú u yo sabemos que somos pecadores, lo sabemos, sabemos que no somos buenos, sabemos que somos mentirosos, orgullosos, lujuriosos, envidiosos, que odiamos a los demás, somos egoístas, y muchas cosas más.
Sabes que si el relato de Genesis es verdad, entonces estás en graves problemas porque el Creador demandará de ti una vida perfecta. Por eso hacemos todo lo que podemos para callar nuestras consciencias, para negar la verdad que en nuestro corazón sabemos, buscamos excusas, explicaciones alternativa para negar la verdad del Creador, todo esto en un intento desesperado de que podamos librarnos de este pacto de obras, pero es imposible.
Al menos, para nosotros es imposible. Pero Dios, por su amor con el que nos ha amado, ha provisto un camino único por el cual podemos ser libres de este pacto de obras, y entrar en un nuevo pacto con Dios por medio de Jesús. Este es el pacto de gracia.
Jesús vivió en este mundo un vida perfecta, sin pecado, obedeció completamente a la ley de Dios, para que, de la misma manera que Adán desobedeció por nosotros, y pecó en representación nuestra, asimismo, Cristo en nuestro lugar obedeció perfectamente el pacto y murió por nosotros pagando el precio de nuestra transgresión. Y ofrece a todos los que se arrepientan y crean en Él, la vida eterna.
Amado amigo, te animo a que no desprecies su regalo, te exhorto a dejar todo tu pecado y venir a Cristo para recibir el perdón de Dios. De lo contrario, nos enfrentaremos al Creador con nuestras vidas llenas de maldad antes un juez justo.
Aplicación para la iglesia
Amados hermanos, no debemos ignorar tampoco nosotros esta verdad que encontramos en Génesis 2. Este texto nos debe llevar a:
Reconocer que el Creador es nuestro Redentor.
Responder en adoración y agradecimiento.
Reconocer que dependemos de Dios para obtener sabiduría. Pensar en qué es lo correcto sin tomar en cuenta el consejo de Dios nos llevará a la tragedia de la misma manera que ocurrió con Adán y Eva, y esto aplica para todas las áreas de la vida, y todas las decisiones que tomamos.
Nos lleva a considerar la soberanía de Dios sobre nuestras propias vidas. No nos pertencemos a nosotros mismos.
Genesis 2 es un gran recordatorio, hermanos y amigos, un recordatorio de que el Creador nos ha hecho para tener una comunión con El, disfrutando de sus bondades, bajo el seguro cuidado de su ley.
Oremos.