El Propósito de los problemas (Sabios en los problemas)
El Propósito de los problemas • Sermon • Submitted
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· 14 viewsLos problemas tienen un propósito
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14 Mayo , 7 pm. Invitar
Imagina una comunidad escapando por toda la región por ser perseguida, no tienen hogar, terreno, campo para sembrar, son rechazados por las personas. Desplazados en Chiapas, Oaxaca. No es nuevo.
Algo así paso con una comunidad de judíos que han reconocido a Jesús como Mesías y Salvador personal, y ahora son marginados por su propio pueblo. El emperador romano no tiene lugar para ellos, a donde llegan son expulsados y perseguidos. La gente se burla de ellos, de sus hijos que tienen que dejar la escuela por el abuso, sus negocios son boicoteados. En ese momento la vida para ellos se reduce sólo en sufrir. Las luchas, los problemas diarios son algo “normal” para ellos.
Santiago, hermano de Jesús les escribe una carta, un mensaje donde les dice que hay un propósito más allá de lo inmediato, les dice cuál es el propósito de los problemas y no deben perder de vista. Leeremos un pasaje que habla de esos tiempos, cuando parece que los problemas llegan para quedarse ¿ahora qué hago? Tal parece que los problemas se van acumulando.
“Amados hermanos, cuando tengan que enfrentar problemas, considérenlo como un tiempo para alegrarse mucho porque ustedes saben que, siempre que se pone a prueba la fe, la constancia tiene una oportunidad para desarrollarse. Así que dejen que crezca, pues una vez que su constancia se haya desarrollado plenamente, serán perfectos y completos, y no les faltará nada. Si necesitan sabiduría, pídansela a nuestro generoso Dios, y él se la dará; no los reprenderá por pedirla. Cuando se la pidan, asegúrense de que su fe sea solamente en Dios, y no duden, porque una persona que duda tiene la lealtad dividida y es tan inestable como una ola del mar que el viento arrastra y empuja de un lado a otro. Esas personas no deberían esperar nada del Señor; su lealtad está dividida entre Dios y el mundo, y son inestables en todo lo que hacen… Dios bendice a los que soportan con paciencia las pruebas y las tentaciones, porque después de superarlas, recibirán la corona de vida que Dios ha prometido a quienes lo aman.” (Santiago 1:2-8, 12, NTV)
Lo interesante de esta palabra es que es algo vigente, tal parece que fue escrito para nosotros y nos ayuda a darnos cuenta de una parte del plan de Dios. Su plan incluye el pasado, el futuro hasta la eternidad, porque habla de una corona de vida para quienes soportan las pruebas.
Los problemas pueden ser variados, raros, suceden de forma inesperada. Cuando te das cuenta ya estás en medio de una situación difícil y cuando quieres hacer algo para solucionarlo, algunas veces lo empeoras y no importa que más hagas el problema sigue ahí ¡no se va! Se acumulan.
Leí en esos casos de accidentes raros, de un albañil que está pidiendo permiso y explica la razón: “Cuando llegué al edificio me cuenta que la tormenta derribó una parte de una barda, así que improvisé con un madero y una polea en el techo para subir varias carretillas de ladrillos. Cuando terminé el trabajo me di cuenta de que sobraron ladrillos. Quise hacer la operación a la inversa para bajar los ladrillos y los puse en la carretilla para bajarlos, pero al hacerlo eran más pesados que yo y la carretilla empezó a bajar demasiado rápido mientras me jalaba hacia arriba. Me aferré al lazo ya que estaba muy alto para soltarlo, a medio camino me topé con la carretilla de ladrillos que venía bajando rápidamente, me golpeó el hombro y seguí subiendo, golpeándome la cabeza contra la vida y mis dedos quedaron prensados en la polea. Cuando la carretilla llegó al suelo, se rompió y los ladrillos se regaron, ahora yo era más pesado que la carretilla, así que empecé a bajar a gran velocidad, a medio camino me topé con la carretilla rota que venía subiendo rápidamente y me golpeó la espinilla y la rodilla. Cuando llegué al suelo, caí sobre los ladrillos regados que me golpearon y magullaron la pierna y me golpe la espalda. En ese momento quizá me desmayé porque solté el lazo, la carretilla bajo rápidamente y me golpeó otra vez la cabeza. Por eso estoy en el hospital y pido respetuosamente permiso para faltar hoy”.
Quizá no hemos vivido lo del albañil, pero sabemos que los problemas pasan y aunque muchas veces tenemos la mejor intención de arreglar las cosas, en ocasiones se complican y parece que los problemas se multiplican.
En la semana platicamos con alguien que nos decía que, al construir un espacio, el herrero no cuadro las esquinas por eso no quedó a nivel una parte, quién quería colocar la puerta tuvo que improvisar para que quedara, como no podía se quería llevar la puerta, pero ya la había pagado, una pieza de metal que debía quedar oculto empieza a notarse. Sabes de lo que hablo, cuando digo que parece que no salimos de una y ya viene otra.
En ocasiones las heridas son visibles, otras no. Se quedan en lo profundo del corazón o a flor de piel en las emociones. Gracias a Dios que no pasa por alto las heridas físicas o emocionales. Job escribe que el hombre es efímero y lleno de confusión, como una flor que brota y se seca. Pablo dice que el hombre es frágil, y pocos los días de su vida que está libre de problemas.
“Por todos lados nos presionan las dificultades, pero no nos aplastan. Estamos perplejos, pero no caemos en la desesperación. Somos perseguidos, pero nunca abandonados por Dios. Somos derribados, pero no destruidos.” (2 Corintios 4:8–9, NTV)
David escribe:
“Muchas son las angustias del justo, pero el Señorlo librará de todas ellas;” (Salmo 34:19, NVI)
Cuando platico con algunos de ustedes, se que aman a Dios, le adoran y muchos derraman lágrimas de gratitud, pero muchas lágrimas son de aflicción, de dolor, tristeza, dudas, quebrantamiento o por problemas no resueltos. Están viviendo esto que estoy predicando.
Al leer la carta de Santiago, a veces no nos detenemos a pensar en las personas a quienes se les escribió; eran personas que estaban en un lugar donde no los querían, rechazados por su propia gente, son más los que están en su contra que a favor de ellos.
El emperador romano los desprecia y surge una persecución contra ellos, sus negocios y sus casas son confiscados, sus familias difamadas, y ellos son esparcidos por el extranjero. Están lejos de la ciudad que aman: Jerusalén. Fuera de la patria que han conocido, donde han sido criados, su corazón anhela descansar de las pruebas de la vida.
Santiago escribe a esa gente herida, golpeada por la adversidad. Santiago les escribe a ellos, a nosotros y a todos los que sufren, en su mensaje responde 3 preguntas al hablar de las pruebas. Primero ¿Qué podemos decir de los problemas cuando surgen? Son una realidad, son inevitables.
Segundo ¿Qué puedo hacer en los problemas? Aprende y úsalos a tu favor. En lugar de vivir bajo el peso de los problemas ¡elévate por encima de ellos.
Tercero, ¿Qué puedo esperar de los problemas? Esperaremos para responder estar pregunta.
“Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas,” (Santiago 1:2, NVI)
¿Cuál es la realidad de los problemas? ¡Son inevitables! Y una de las características de la naturaleza humana es que ¡tratamos de evitarlas, rodearlas o ignorarlas! Te vas de vacaciones esperando que al regresar el problema haya desaparecido, pero regresas y ahí sigue la deuda, la enfermedad. Tus hijos ¡se van a enfermar! El trabajo es inestable ¡no puedes aislarte de los problemas! ¡vendrán!
Por eso dice: “…cuanto tengan…”. Ese día llegará. Toda clase de pruebas, algunas molestas, irritantes, que vienen y van, pero llegarán otras más. Algunas más profundas otras superficiales, unas son una amenaza otras inofensivas. Algunas pruebas o problemas son externas y otras internas, dentro de nosotros.
En lo externo sabemos de las deudas, pérdida de trabajo, llanta ponchada, hueso roto; pero los problemas internos nos pegan mas fuerte. Porque son sentimientos incómodos, quizá alguno de ustedes en este momento está pasando por conflictos sin resolver. Tenías una relación que era muy cercana y ahora ¡no se hablan! Esa es una prueba. Antes eran buenos amigos ahora son enemigos o ya no estás seguro de lo que sucedió, pero ese distanciamiento es incómodo.
Otras batallas de la carne son: codicia, ira, orgullo, avaricia, desconfianza. Santiago lo dice y nosotros lo sabemos, los problemas son inevitables.
1. ¿Cuál es el propósito de los problemas?
Todas las pruebas, problemas tienen un propósito. Toda prueba viene con un propósito, no son lanzados accidentalmente en un momento de nuestra vida y dejados allí para que nos defendamos como podamos. No, eso que nos sucede, incluso los problemas son parte del plan de Dios.
“Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas,” (Santiago 1:2, NVI)
Considérense muy dichosos, no es una alegría de la que ríes a carcajadas, eso sería masoquismo o cuando menos no muy apropiado; se trata de un espíritu positivo que está arraigado en lo profundo, es un entendimiento de que hay una razón para todo lo que estás pasando.
Una prueba es una prueba de fe y a tu resistencia se le está dando una oportunidad de crecer. Santiago tiene el valor de decir, parafraseándolo ¡déjenla crecer! No busques una salida fácil, no te rindas, no huyas, persiste, aprende de la prueba y como resultado se va a desarrollar tu madurez.
En mi vida cuando volteo al pasado a ver las huellas, las heridas y el dolor, me doy cuenta de que ahí aprendí grandes lecciones; muchas veces por mis fallas, por situaciones que yo causé, otras en que fui la víctima de algo o alguien. Pero de todas aprendí y he madurado…algo. Todas esas pruebas han tenido un propósito y eso -ahora-le da una dimensión diferente a la prueba, en lugar de verlas como algo que debí evitar. En otras palabras, puede que fuera un error que yo cometí, pero estaba en el plan de un Padre amoroso, para que yo aprendiera una lección. SU plan es amplio y se estira más allá de lo que puedes ver o de lo que estás viviendo. Lo que aprendiste en el taller de la secundaria te ha servido para algo en tu vida y eso sin haberlo planeado, pero Dios ¡sí lo sabía!
Pero ¿qué tengo que aprender? ¿Qué es lo que Dios me enseña en esos momentos? ¿qué propósito incluye lo inevitable de los problemas? ¿cómo puedo aprovechar o sacar ventaja de un problema?
Primero, ya sabemos que los problemas son inevitables y que tienen un propósito ¿cómo puedo superarlos? ¿cómo puedo estar por encima y atravesarlos sin que me arrastren? O ¿cuál es SU propósito en esto? Ahora vamos a ver otra palabra:
“pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia.” (Santiago 1:3, NVI)
Si sabes que tu fe producirá constancia, si tienes la certeza, la seguridad entonces puedes ver el problema con un espíritu positivo, sabiendo que eso está forjando tu fe, está aumentando tu resistencia, mejorando tu carácter y está construyendo de ti una persona madura. Y eso es una combinación profunda, rara, ganadora. Pero todo eso se da ¡sólo por medio de la prueba! Y la prueba es algo que no vamos a elegir, escoger de forma voluntaria, porque es doloroso, pero ¡tiene mucho valor!
Un escritor, veterano de guerra, periodista británico llamado Malcolm Muggeridge escribió en su libro “Testimonio del Siglo XX” lo siguiente: “Contrario a lo que pueda esperarse, veo hacia atrás las experiencias que en ese tiempo parecían especialmente desoladoras y dolorosas, con una satisfacción particular. Puedo decir con una verdad total, que todo lo que he aprendido en mis 75 años, todo lo que ha mejorado e iluminado mi existencia, ha sido a través de la aflicción y no a través de la felicidad. En otras palabras, si fuera posible eliminar la aflicción de nuestra existencia terrenal por medio de algún medicamento o alguna medicina, el resultado no sería hacer la vida deleitable, sino que sería demasiado banal, trivial para ser soportable”. Esto es profundo. Verso 5
“Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie.” (Santiago 1:5, NVI)
Pídela o sea que es algo con lo que no nacemos, no lo heredamos, no lo aprendes en un curso, no la adquirimos por estar cerca de alguien sabio, aunque ayuda. La sabiduría está en la mente de nuestro Dios y ÉL está deseoso de compartirla con nosotros, en esos tiempos cuando más lo necesitamos.
El verso dice: ¿necesitas sabiduría? ¡pídesela a Dios! Pero para eso primero debes reconocer que ¡la necesitas! Y si reconoces eso, la forma de pedirlo es con humildad.
Con todo lo ducho, no hay razón para desperdiciar una prueba. El secreto está en pedir la sabiduría que necesitas para superar esos momentos de adversidad.
Una palabra más: ¡Resiste! Es una palabra interesante, porque eso se nos pide hacer en las pruebas. No dice: siéntete miserable o has sentir miserables a quienes te rodean. Las soportamos y atravesamos con fortaleza y seguridad al saber que Dios está obrando. Dios nos ama y como resultado, somos receptores de su bendición y eso nos lleva a otra pregunta, la última. Una vez que aprendes estos secretos y los pones en práctica ¿qué sucede? Ese secreto lo aprendemos del verso 12:
“Dichoso el que resiste la tentación porque, al salir aprobado, recibirá la corona de la vida que Dios ha prometido a quienes lo aman.” (Santiago 1:12, NVI)
Entender este verso nos da una sensación de paz interior, nos amina a luchar en la siguiente prueba, pero a la manera de Dios en lugar de a nuestra manera. Eso es la bendición de Dios, nos damos cuenta de que nuestro carácter está siendo fortalecido, cultivado, vemos los beneficios que serán a largo plazo, aunque en este momento lo que estamos sintiendo es sólo la adversidad.
Después dice que recibiremos la corona de la vida que Dios ha prometido a quienes lo aman. ¿Sabes que cuando muramos y estemos ante nuestro Señor por SU gracia, hay coronas que ha reservado para nosotros? Se nombran 5 en el NT: La corona incorruptible, la corona de gozo, corona de justicia, corona de la vida y al final, la corona de gloria. 5 coronas diferentes.
Empecé hablando de quienes sufren por diversas razones, que han sido golpeadas, lastimadas por la adversidad (todos). Los cristianos tenemos la oportunidad de ser llamados: sabios, maduros a través de la adversidad. Eso deseo para todos nosotros. Que seamos sabios a través de los problemas cuando estos lleguen.
Podemos estar seguros de que Dios sabe por lo que estás pasando en este momento, sabe que crees que ya no aguantas y ÉL te promete guiarte; pero busca la sabiduría de Dios ¡pídesela! Y ÉL te la dará. Acércate a ÉL sabiendo que está trabajando para forjar tu carácter, para darte madurez en la vida que de otra manera te perderías.
Si nunca has confiado en Cristo, este es el lugar para comenzar. Quizá la prueba ha llegado para acercarte a ÉL y hacerte consciente de que no puedes controlar ni manejar la vida por tu cuenta. Necesitas al Salvador, ven a ÉL.
A través de todo, hemos aprendido a confiar en Jesús, confiar en Dios y hemos aprendido a confiar y depender de SU Palabra y de SU Espíritu Santo.
Palabra de Dios
Oremos