Deleite y fruto
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· 13 viewsTenemos que escoger bien de quienes nos rodeamos y en qué encontramos placer. Deléitate en la Ley del Señor
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¿En qué encuentras placer?
¿Qué comida te atrae?
¿Qué actividad te llena de alegría y paz?
No dejes librada al azar la decisión de cuál es la fuente de tu deleite. Elige bien y disponte a que tu vida produzca el resultado que Dios quiere.
Salmo 1 (RVR60)
1 Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,
Ni estuvo en camino de pecadores,
Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;
2 Sino que en la ley de Jehová está su delicia,
Y en su ley medita de día y de noche.
3 Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,
Que da su fruto en su tiempo,
Y su hoja no cae;
Y todo lo que hace, prosperará.
4 No así los malos,
Que son como el tamo que arrebata el viento.
5 Por tanto, no se levantarán los malos en el juicio,
Ni los pecadores en la congregación de los justos.
6 Porque Jehová conoce el camino de los justos;
Mas la senda de los malos perecerá.
1 Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los malvados,
ni se detiene en la senda de los pecadores
ni cultiva la amistad de los blasfemos,
2 sino que en la ley del Señor se deleita,
y día y noche medita en ella.
3 Es como el árbol
plantado a la orilla de un río
que, cuando llega su tiempo, da fruto
y sus hojas jamás se marchitan.
¡Todo cuanto hace prospera!
4 En cambio, los malvados
son como paja arrastrada por el viento.
5 Por eso no se sostendrán los malvados en el juicio,
ni los pecadores en la asamblea de los justos.
6 Porque el Señor cuida el camino de los justos,
mas la senda de los malos lleva a la perdición.
1 Qué alegría para los que
no siguen el consejo de malos,
ni andan con pecadores,
ni se juntan con burlones;
2 sino que se deleitan en la ley del Señor
meditando en ella día y noche.
3 Son como árboles plantados a la orilla de un río,
que siempre dan fruto en su tiempo.
Sus hojas nunca se marchitan,
y prosperan en todo lo que hacen.
4 ¡No sucede lo mismo con los malos!
Son como paja inútil que esparce el viento.
5 Serán condenados cuando llegue el juicio;
los pecadores no tendrán lugar entre los justos.
6 Pues el Señor cuida el sendero de los justos,
pero la senda de los malos lleva a la destrucción.
1 ¡Cuán bienaventurado es el hombre que no anda en el consejo de los impíos,
Ni se detiene en el camino de los pecadores,
Ni se sienta en la silla de los escarnecedores,
2 Sino que en la ley del Señor está su deleite,
Y en Su ley medita de día y de noche!
3 Será como árbol plantado junto a corrientes de agua,
Que da su fruto a su tiempo
Y su hoja no se marchita;
En todo lo que hace, prospera.
4 No así los impíos,
Que son como paja que se lleva el viento.
5 Por tanto, no se sostendrán los impíos en el juicio,
Ni los pecadores en la congregación de los justos.
6 Porque el Señor conoce el camino de los justos,
Pero el camino de los impíos perecerá.
I. Elige bien de quién rodearte
I. Elige bien de quién rodearte
Elige con quienes no relacionarte y de quienes sí rodearte.
1 Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los malvados,
ni se detiene en la senda de los pecadores
ni cultiva la amistad de los blasfemos,
1 Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,
Ni estuvo en camino de pecadores,
Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;
1 Qué alegría para los que
no siguen el consejo de malos,
ni andan con pecadores,
ni se juntan con burlones;
1 ¡Cuán bienaventurado es el hombre que no anda en el consejo de los impíos,
Ni se detiene en el camino de los pecadores,
Ni se sienta en la silla de los escarnecedores,
Importa — mucho — de quién te rodeas.
Cada persona escoge de quien rodearse en la vida.
Así que pregúntate, ¿quiénes son mis referentes, las personas con las que me comunico más, aquellos con quienes comparto mi vida?
20 El que anda con sabios, sabio será;
Mas el que se junta con necios será quebrantado.
20 El que con sabios anda, sabio se vuelve;
el que con necios se junta, saldrá mal parado.
20 Camina con sabios y te harás sabio;
júntate con necios y te meterás en dificultades.
20 El que anda con sabios será sabio,
Pero el compañero de los necios sufrirá daño.
Una de las obras que el Espíritu Santo hizo cuando fue derramado sobre la iglesia fue unir espontáneamente a los hijos de Dios. Jesús había orado por eso.
11 Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros.
11 Ya no voy a estar por más tiempo en el mundo, pero ellos están todavía en el mundo, y yo vuelvo a ti.
»Padre santo, protégelos con el poder de tu nombre, el nombre que me diste, para que sean uno, lo mismo que nosotros.
11 Ahora me voy del mundo; ellos se quedan en este mundo, pero yo voy a ti. Padre santo, tú me has dado tu nombre; ahora protégelos con el poder de tu nombre para que estén unidos como lo estamos nosotros.
11 »Ya no estoy en el mundo, pero ellos sí están en el mundo, y Yo voy a Ti. Padre santo, guárdalos en Tu nombre, el nombre que me has dado, para que sean uno, así como Nosotros somos uno.
En la iglesia no somos perfectos, ninguno de nosotros. Nuestras vidas han sido afectadas por el pecado y hemos sido quebrantados. Sin embargo, desde que creímos en Jesús, el Espíritu Santo de Dios está obrando en nosotros y nos llena de la sabiduría y la gracia de Dios. Sí, en estas vidas quebrantadas que hay a tu alrededor encontrarás a Dios obrando, para tu bien. Rodéate de aquellos en quienes Dios está obrando.
1 Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, 2 con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, 3 solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; 4 un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; 5 un Señor, una fe, un bautismo, 6 un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.
1 Por eso yo, que estoy preso por la causa del Señor, les ruego que vivan de una manera digna del llamamiento que han recibido, 2 siempre humildes y amables, pacientes, tolerantes unos con otros en amor. 3 Esfuércense por mantener la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz. 4 Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también fueron llamados a una sola esperanza; 5 un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo; 6 un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos y por medio de todos y en todos.
1 Por lo tanto, yo, prisionero por servir al Señor, les suplico que lleven una vida digna del llamado que han recibido de Dios, porque en verdad han sido llamados. 2 Sean siempre humildes y amables. Sean pacientes unos con otros y tolérense las faltas por amor. 3 Hagan todo lo posible por mantenerse unidos en el Espíritu y enlazados mediante la paz. 4 Pues hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, tal como ustedes fueron llamados a una misma esperanza gloriosa para el futuro. 5 Hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, 6 y un solo Dios y Padre de todos, quien está sobre todos y en todos, y vive por medio de todos.
1 Yo, pues, prisionero del Señor, les ruego que ustedes vivan de una manera digna de la vocación con que han sido llamados.
2 Que vivan con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, soportándose unos a otros en amor,
3 esforzándose por preservar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.
4 Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también ustedes fueron llamados en una misma esperanza de su vocación;
5 un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo,
6 un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos.
Hemos sido llamados a la unidad en Cristo.
Evita las malas compañías.
Elige profundizar tus relaciones con los hijos de Dios.
II. Encuentra placer en lo que realmente vale
II. Encuentra placer en lo que realmente vale
Ahora presta mucha atención. Nosotros hacemos el contraste entre relacionarnos con estos o aquellos. El Señor, inspirando al salmista, hace el contraste entre rodearse de malos consejeros o concentrarse en la Palabra de Dios.
2 Sino que en la ley de Jehová está su delicia,
Y en su ley medita de día y de noche.
2 sino que en la ley del Señor se deleita,
y día y noche medita en ella.
2 sino que se deleitan en la ley del Señor
meditando en ella día y noche.
2 Sino que en la ley del Señor está su deleite,
Y en Su ley medita de día y de noche!
Otra vez, ¿cuál es tu deleite?
¿Encuentras placer en la Palabra de Dios?
Si realmente te da placer la Palabra, no querrás pasar un día sin ella.
4 El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
4 Jesús le respondió:
—Escrito está: “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.”
4 Jesús le dijo:
—¡No! Las Escrituras dicen:
“La gente no vive sólo de pan,
sino de cada palabra que sale de la boca de Dios”.
4 Pero Jesús le respondió: «Escrito está: “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”».
La Palabra es alimento, necesaria, cotidiana. Seguro no te olvidas de comer, ¿verdad?
4 Deléitate asimismo en Jehová,
Y él te concederá las peticiones de tu corazón.
4 Deléitate en el Señor,
y él te concederá los deseos de tu corazón.
4 Deléitate en el Señor,
y él te concederá los deseos de tu corazón.
4 Pon tu delicia en el Señor,
Y Él te dará las peticiones de tu corazón.
Cuando Josué recibió el llamado de Dios para suceder a Moisés pudo haberse preguntado cómo iba a llevar adelante una tarea tan grande, tan por encima de la capacidad de cualquier ser humano. Dios le dijo como:
7 Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas. 8 Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. 9 Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.
7 Sólo te pido que tengas mucho valor y firmeza para obedecer toda la ley que mi siervo Moisés te ordenó. No te apartes de ella para nada; sólo así tendrás éxito dondequiera que vayas. 8 Recita siempre el libro de la ley y medita en él de día y de noche; cumple con cuidado todo lo que en él está escrito. Así prosperarás y tendrás éxito. 9 Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas.»
7 Sé fuerte y muy valiente. Ten cuidado de obedecer todas las instrucciones que Moisés te dio. No te desvíes de ellas ni a la derecha ni a la izquierda. Entonces te irá bien en todo lo que hagas. 8 Estudia constantemente este libro de instrucción. Medita en él de día y de noche para asegurarte de obedecer todo lo que allí está escrito. Sólo entonces prosperarás y te irá bien en todo lo que hagas. 9 Mi mandato es: “¡Sé fuerte y valiente! No tengas miedo ni te desanimes, porque el Señor tu Dios está contigo dondequiera que vayas”».
7 »Solamente sé fuerte y muy valiente. Cuídate de cumplir toda la ley que Moisés Mi siervo te mandó. No te desvíes de ella ni a la derecha ni a la izquierda, para que tengas éxito dondequiera que vayas.
8 »Este libro de la ley no se apartará de tu boca, sino que meditarás en él día y noche, para que cuides de hacer todo lo que en él está escrito. Porque entonces harás prosperar tu camino y tendrás éxito.
9 »¿No te lo he ordenado Yo? ¡Sé fuerte y valiente! No temas ni te acobardes, porque el Señor tu Dios estará contigo dondequiera que vayas».
La presencia de Dios y su Palabra no son castigo, ni son una manera de convencerlo a Dios de cuidarnos y bendecirnos.
Nos acercamos a Dios por el placer que nos da relacionarnos con Él.
María sentada a los pies del Maestro.
III. Concéntrate en permanecer y dar fruto
III. Concéntrate en permanecer y dar fruto
3 Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,
Que da su fruto en su tiempo,
Y su hoja no cae;
Y todo lo que hace, prosperará.
4 No así los malos,
Que son como el tamo que arrebata el viento.
5 Por tanto, no se levantarán los malos en el juicio,
Ni los pecadores en la congregación de los justos.
6 Porque Jehová conoce el camino de los justos;
Mas la senda de los malos perecerá.
3 Es como el árbol
plantado a la orilla de un río
que, cuando llega su tiempo, da fruto
y sus hojas jamás se marchitan.
¡Todo cuanto hace prospera!
4 En cambio, los malvados
son como paja arrastrada por el viento.
5 Por eso no se sostendrán los malvados en el juicio,
ni los pecadores en la asamblea de los justos.
6 Porque el Señor cuida el camino de los justos,
mas la senda de los malos lleva a la perdición.
3 Son como árboles plantados a la orilla de un río,
que siempre dan fruto en su tiempo.
Sus hojas nunca se marchitan,
y prosperan en todo lo que hacen.
4 ¡No sucede lo mismo con los malos!
Son como paja inútil que esparce el viento.
5 Serán condenados cuando llegue el juicio;
los pecadores no tendrán lugar entre los justos.
6 Pues el Señor cuida el sendero de los justos,
pero la senda de los malos lleva a la destrucción.
3 Será como árbol plantado junto a corrientes de agua,
Que da su fruto a su tiempo
Y su hoja no se marchita;
En todo lo que hace, prospera.
4 No así los impíos,
Que son como paja que se lleva el viento.
5 Por tanto, no se sostendrán los impíos en el juicio,
Ni los pecadores en la congregación de los justos.
6 Porque el Señor conoce el camino de los justos,
Pero el camino de los impíos perecerá.
Dios pone el énfasis en el resultado. Hay una consecuencia directa de cuál sea nuestra fuente de deleite.
Observa el contraste que se nos da aquí:
La persona que encuentra deleite en la Palabra de Dios encuentra una satisfacción profunda que le lleva a dar fruto.
¿Cuál es el fruto que estás dando?
Considera lo que el salmo dice de “los malos”. Son como paja que se lleva el viento. No tienen raíz ni producen fruto.
No quieras ser así. Dios quiere ayudarte a dar fruto.
¿Qué fruto estás dando?
5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.
5 »Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada.
5 »Ciertamente, yo soy la vid; ustedes son las ramas. Los que permanecen en mí y yo en ellos producirán mucho fruto porque, separados de mí, no pueden hacer nada.
5 »Yo soy la vid, ustedes los sarmientos; el que permanece en Mí y Yo en él, ese da mucho fruto, porque separados de Mí nada pueden hacer.
Dios habla de resultados eternos cuando permanecemos en Él y nos deleitamos en su Palabra.
Conclusión:
¿Con quién te estás juntando?
¿Cuál es la fuente de tu deleite?
¿Qué fruto estás dando?
Escoge bien.