El Malechor En La Cruz
(Luc 23:42) Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.
INTRODUCCIÓN: No podemos negar que para muchos el tema del arrepentimiento acompañado de la confesión, no se les da, es decir, hay personas que ponen en priomer lugar su familia, sus amigos, sus intereses, sus placeres antes que rendir su vida al Salvador. Muchos otros tienen miedo a lo que pasará, a lo desconocido, o miedo a perder la bendición de sus padres por dejar su religión. Resumiendo tenemos gente que teniendo la mejor de las oportunidades, en las mejores circunstancias, con testimonios tangibles y no le rinden su vida al Señor: POR ESA RAZÓN ES BUENO QUE HOY EXAMINEMOS LA DETERMINACIÓN CON LA QUE ESTE HOMBRE SE RINDE AL SEÑOR.
O. T. Analisemos los tres pasos que dió este hombre para alcanzar su salvación.
I.- RECONOCIÓ SUS CIRCUNSTANCIAS.
a).- Intentó ubicar a su compañero, sobre la razón por la que estaban allí.
(Luc 23:40) Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en
la misma condenación?
b).- En esta reflexión se incluye el mismo, además de exonerar al Señor de toda culpa:
(Luc 23:41) Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron
nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo.
C.M.H. Veremos que este caso es único si observamos los efectos nada comunes de la gracia de
Dios en este hombre. Él reprochó al otro por reírse de Cristo. Reconoció que merecía lo que le
hacían. Creyó que Jesús sufría injustamente. Observe su fe en esta oración.
II.- DEMOSTRÓ FE EN JESÚS, EN UNA SENCILLA ORACIÓN
a).- Primero resaltemos que cree en Jesús a pesar de las circunstancias.
CMH Cristo estaba sumido en lo hondo de la desgracia, sufriendo como un engañador sin ser
librado por su Padre. Hizo esta profesión antes que mostrara los prodigios, que dieron honra a los
sufrimientos de Cristo, y asombraron al centurión. Creyó en una vida venidera, y deseó ser feliz en
esa vida; no como el otro ladrón, que solo quería ser salvado de la cruz.
b).- Que es lo que contiene esa sencilla oración:
CMH Véase su humildad en esta oración. Todo lo que pide es, Señor, acuérdate de mí, dejando enteramente en manos de Jesús el cómo recordarlo. Así fue humillado en el arrepentimiento verdadero, y dio todos los frutos del arrepentimiento que permitieron sus circunstancias.
c).- Demostró más fe que los mismos discípulos: Hágase ahora contraste de esta brillante fe con la obscuridad de la mente de los apóstoles, que apenas llegaron a creer que su Señor moriría; quienes ahora casi se desesperaban por la muerte de Jesús, y casi sepultaban sus propias esperanzas con él. Considérense también las desventajas y la vida mala anteriores del hombre. Y entonces anótese cómo su fe se manifiesta, no en protestaciones: “Señor, no puedo dudar; estoy firmemente persuadido de que tú eres Señor de un reino, que la muerte no puede anular tu título ni impedir que tú lo asumas en tiempo debido”, etc., sino como no teniendo sombra de duda, y levantándose por encima de ella como una cuestión misma, no dice sino “Señor, acuérdate de mí, cuando vinieres”
III.- LA RESPUESTA DE JESÚS.
a).- El Señor no puede pasarse de largo cuando hay una fe así: Cristo en la cruz se muestra como Cristo en el trono. Aunque estaba en la lucha y agonía más grandes, aun así, tuvo piedad de un pobre penitente. Por este acto de gracia tenemos que comprender que Jesucristo murió para abrir el cielo a todos los creyentes penitentes y obedientes.
b).- Todas las respuestas del Señor para salvación son inmediatas:(Luc 23:43) Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.
c).- Lo máximo que un ser humano puede ofrecer al Señor es demostrar una fe sin reservas, la fe de este penitente fue como la coronación de un gran Rey ante el desafio de la misma muerte y en presencia de lo peor de la humanidad.
CONCLUSIÓN: Es un solo caso en la Escritura; debe enseñarnos a no desesperar de nada, y que nadie debiera desesperar; pero, para que no se cometa abuso se pone en contraste con el estado espantoso del otro ladrón que se endureció en la incredulidad, aunque tenía tan cerca al Salvador crucificado. Téngase la seguridad de que, en general, los hombres mueren como viven.
Lo importante ahora es saber que haremos con nuestro Salvador, que tributo le daremos, que honra le brindaremos al Rey de Reyes y Señor de Señores, quizás solo debamos decirle en plena humildad; ACUERTADE DE MI.