La advertencia de Dios contra la idolatría (10)
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El Peligro De La Idolatría, 4:9-31.
El Peligro De La Idolatría, 4:9-31.
Título: La advertencia de Dios contra la idolatría, Dt 4:15-40
El gran privilegio de la revelación de Dios a Israel entrañaba una responsabilidad especial.
a. La revelación original debía ser recordada (4:9–14).
En su oportunidad y otra vez aquí en Deuteronomio, Moisés recuerda a la nación la revelación histórica de Dios en Horeb (10).
Los principales hechos debían ser conservados firmemente en el recuerdo y enseñados a través de las generaciones. Les recalcó especialmente la ausencia de cualquier forma que pudiera dar lugar a la idolatría. Los cristianos somos exactamente como Israel; constantemente tenemos que referirnos a la revelación original dada y conservar puros nuestra fe y servicio.
b. La revelación no debe ser corrompida con la idolatría (4:15–24).
En este párrafo se presentan las diferentes formas de idolatría. Israel fue advertido en contra de las esculturas (pesel, “esculpir”), imagen de figura alguna (16).
No debía copiarse ninguna forma o representación. La efigie de varón o hembra bien puede referirse a la exaltación del sexo en los cultos paganos, en los que los órganos sexuales eran adorados con ritos obscenos. Bestias, pájaros, insectos, reptiles y peces eran objeto de culto en Egipto y otras naciones (17–18).
El versículo 19 le prohibe a Israel adorar el sol, la luna y las estrellas que eran la influencia dominante en la religión caldea. ¿Qué significa, porque Jehová tu Dios los ha concedido a todos los pueblos debajo de todos los cielos?(19).
Algunos interpretan que esta forma de culto era permitida por Dios a las naciones que no tenían la revelación especial de Israel, como una etapa hacia el verdadero culto (cf. Hch. 14:16–17 “En las edades pasadas él ha dejado a todas las gentes andar en sus propios caminos;si bien no se dejó a sí mismo sin testimonio, haciendo bien, dándonos lluvias del cielo y tiempos fructíferos, llenando de sustento y de alegría nuestros corazones.” 17:30 “Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan;” ). Pero, para el pueblo escogido, inclinarse a ellos era considerado apostasía y repudio del pacto de Jehová(23) que los había librado.
Os sacó del horno de hierro (20) es una metáfora que significa terrible aflicción (cf. 1 R. 8:51; Is. 48:10; Jer. 11:4). Fuego consumidor… Dios celoso (24) indica un ardiente amor que no tolera rival y destruye todo lo contrario a su naturaleza. La alusión de Moisés al enojo del Señor con él, excluyéndolo de la tierra prometida vuelve a repetirse en este pasaje (21–22).
Dios no comparte su gloria con nadie.
El propósito haya sido recordar al pueblo que el Señor no puede ser burlado, e inducirlos a no olvidar el pacto cuando Moisés ya no estuviera con ellos para hacerlo cumplir.
c. Dios tratará con Israel sobre la base de la revelación (Dt 4:25–31).
Si los israelitas menospreciaban la única revelación concedida por Dios, El los castigaría; pero, si se arrepentían y retornaban a El sobre los términos del pacto, el Señor los restauraría.
Moisés previó el peligro del olvido en las futuras generaciones. Cuanto más avanzamos en años desde el día del convenio original, es mayor el peligro de la decadencia espiritual, a menos que se renueve el pacto en fresco advenimiento del Espíritu. La expresión traducida hayáis envejecido (25) contiene la idea de crecimiento y gastarse.
Esto puede suceder con aquellos que han entrado en la Canaán de la santidad de corazón. Al no renovar el pacto, su experiencia se envejece y pierden su herencia.
Moisés puso por testigos al cielo y a la tierra (26). Esto era una apelación al testimonio terrenal y celestial o una apelación poética al perenne fenómeno de la naturaleza que perdura a través de las pasajeras generaciones de los hombres. Afirma que el juicio será el resultado inevitable de cualquier forma de idolatría que rompa el pacto. Y que resultaría lo contrario de las bendiciones esperadas por la fiel observancia: ellos serían esparcidos entre los pueblos y reducidos en número (27).
Nuevamente caerían en el cautiverio de las naciones idólatras y al servirlas eventualmente serían esclavos de sus dioses, hechuras de hombre, ciegos, sordos e inanimados.
Pero el Dios que es fuego consumidor también es misericordioso y no se olvidará del pacto (31).
En el exilio escuchará el clamor de su pueblo, si desde allí lo buscaran de todo su corazón y de toda su alma(29) y se volvieran a Jehová su Dios y oyeran su voz (30).
Moisés, “como el primero y más grande de la larga sucesión de profetas”, tuvo una comprensión tan grande del carácter divino y de la fragilidad de su pueblo que estuvo dispuesto a dictar las normas de futuros acontecimientos. Además de esto, no hay duda de que como otros profetas, tuvo visiones extáticas del futuro.
El Privilegio De Pertenecer A Dios, 4:32-40