Leyes de homicidio involuntario y reclutamiento militar
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Leyes de homicidio involuntario y reclutamiento militar
Leyes de homicidio involuntario y reclutamiento militar
Deuteronomio 19:1–5
1 Cuando Jehová tu Dios destruya a las naciones cuya tierra Jehová tu Dios te da a ti, y tú las heredes, y habites en sus ciudades, y en sus casas; 2 te apartarás tres ciudades en medio de la tierra que Jehová tu Dios te da para que la poseas. 3 Arreglarás los caminos, y dividirás en tres partes la tierra que Jehová tu Dios te dará en heredad, y será para que todo homicida huya allí.
4 Y este es el caso del homicida que huirá allí, y vivirá: aquel que hiriere a su prójimo sin intención y sin haber tenido enemistad con él anteriormente; 5 como el que fuere con su prójimo al monte a cortar leña, y al dar su mano el golpe con el hacha para cortar algún leño, saltare el hierro del cabo, y diere contra su prójimo y éste muriere; aquél huirá a una de estas ciudades, y vivirá.
Introducción
Introducción
Las leyes de Dios para su pueblo, están basadas en la justicia perfecta de Dios.
Estas leyes sirven para que el hombre honre a Dios, se conduzca conforme a su voluntad, ame y respete a tu prójimo, y viva feliz en la tierra que Dios le da.
Veremos las leyes para quien comete homicidio, ya sea voluntario o involuntario.
Homicidio
Homicidio
En la ley de Moisés, se aplicaba la pena de muerte a que cometiere asesinato.
Éxodo 21:12 “El que hiriere a alguno, haciéndole así morir, él morirá.”
Esta ley viene desde que Dios salvó a Noé:
Génesis 9:6 “El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre.”
Ratificado en el sexto mandamiento: “No matarás” Éxodo 20:13 “No matarás.”
Sin embargo, cuando existía homicidio “involuntario”. El culpable podía huir a una de las ciudades de refugio que Dios estableció en el país de Israel.
Deuteronomio 19:2 “te apartarás tres ciudades en medio de la tierra que Jehová tu Dios te da para que la poseas.”
En la ciudad de refugio quedaría recluido hasta la muerte del sumo sacerdote, si salía de la ciudad de refugio, los parientes del asesinado podía cobrar venganza y matarlo sin ser culpables.
Aunque el homicidio fue accidental, debía pagar cierta condena, estar recluido en la ciudad de refugio lejos de su familia. Esto era como estar en la cárcel.
Hoy en día nuestras leyes también condenan el homicidio involuntario, con menos severidad que el homicidio voluntario.
Esto debe ser así porque es muy importante que estemos conscientes de que nuestras acciones no dañen a nuestro prójimo.
Veamos el ejemplo de la Biblia: Deuteronomio 19:5 “como el que fuere con su prójimo al monte a cortar leña, y al dar su mano el golpe con el hacha para cortar algún leño, saltare el hierro del cabo, y diere contra su prójimo y éste muriere; aquél huirá a una de estas ciudades, y vivirá;” Quien iba a cortar leña, debía verificar que su hacha estuviere en buenas condiciones.
Así mismo hoy día debemos respetar las reglas de seguridad para evitar ser culpados de homicidio involuntario.
El homicidio que no era culpado era el de la venganza de los parientes: Números 35:19 “El vengador de la sangre, él dará muerte al homicida; cuando lo encontrare, él lo matará.”
En nuestras leyes, una persona es inocente de homicidio cuando comprobare que fue en legitima defensa.
Testigos
Testigos
Deuteronomio 19:15 “No se tomará en cuenta a un solo testigo contra ninguno en cualquier delito ni en cualquier pecado, en relación con cualquiera ofensa cometida. Sólo por el testimonio de dos o tres testigos se mantendrá la acusación.”
Cuando una persona es acusada de un delito, debía hacerse un juicio, y podía ser condenado solo si verifican su delito como mínimo tres testigos.
Si se llega a determinar que los testigos son falsos, la condena que sufrirán será la que le sería imputada al acusado. Si restitución, si destierro o la muerte.
Deuteronomio 19:21 “Y no le compadecerás; vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie.”
Leyes sobre la guerra
Leyes sobre la guerra
Como es en la actualidad, si un país entra en guerra, todos los varones deberán prestar servicio militar obligatorio. Así los israelitas eran contados para saber cuantos soldados tenía listos para la guerra.
Pero existían excepciones para algunos soldados:
Deuteronomio 20:5-7 “Y los oficiales hablarán al pueblo, diciendo: ¿Quién ha edificado casa nueva, y no la ha estrenado? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la batalla, y algún otro la estrene. ¿Y quién ha plantado viña, y no ha disfrutado de ella? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la batalla, y algún otro la disfrute. ¿Y quién se ha desposado con mujer, y no la ha tomado? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la batalla, y algún otro la tome.”
Los que no han estrenado casa, los que no han disfrutado de sus cosechas y los recién casados, podían ser exonerados del servicio militar.
Pero también:
Deuteronomio 20:8 “Y volverán los oficiales a hablar al pueblo, y dirán: ¿Quién es hombre medroso y pusilánime? Vaya, y vuélvase a su casa, y no apoque el corazón de sus hermanos, como el corazón suyo.”
Los miedosos y cobardes también eran excluidos para que no desanimaran al ejército. Si alguien no cree, puede contaminar a los demás, esto fue lo que pasó en el desierto de Parán (Números 13)
Esto parecería una desventaja, pues mientras menos soldados hayan, menores serán sus posibilidades de ganar la guerra.
Sin embargo los Israelitas tenían una ventaja mayor: Deuteronomio 20:3-4 “y les dirá: Oye, Israel, vosotros os juntáis hoy en batalla contra vuestros enemigos; no desmaye vuestro corazón, no temáis, ni os azoréis, ni tampoco os desalentéis delante de ellos; porque Jehová vuestro Dios va con vosotros, para pelear por vosotros contra vuestros enemigos, para salvaros.”
Esta convicción daba valor al pueblo, por lo tanto, posiblemente era muy raro que un soldado desertara por temor o cobardía.
Lo que daba valor a un soldado para ir a la guerra era su amor por su Dios, su patria, su tierra y su familia.
Si tenemos fe en Dios y no tenemos temor, escuchará nuestras peticiones y nos responderá:
Santiago 1:6–7
6 Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. 7 No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor.
Conclusión
Conclusión
¿Deben los cristianos ir a la guerra?
Desde Génesis hasta Apocalipsis vamos a encontrar que en el mundo siempre habrán guerras. Dios condena el asesinato, pero avala la pena de muerte para los malvados. El sexto mandamiento “no matarás” se refiere al homicidio, pero vemos que en la ley se aplica pena de muerte.
Si en la segunda guerra mundial, Dios usó los ejércitos de los aliados para derrotar a Hiltler, que quería imponer un gobierno de terror e injusticia.
La pregunta que debemos hacernos. ¿Defenderíamos nuestra casa y nuestra familia si alguna persona mala quisiera robar o hacernos daño?
De la misma manera debemos amar y defender la tierra que Dios nos ha regalado.
Pero sobre todo debemos orar y bendecir nuestra tierra.
Salmos 122:6 “Pedid por la paz de Jerusalén; Sean prosperados los que te aman.” Así como Dios ordena a los israelitas orar por la paz de su tierra, así también nos ordena a nosotros hacer.
Si comparamos las leyes de Dios para su pueblo Israel con las leyes de nuestros países, vamos a encontrar que las de Dios son más simples y justas.