Los Ataques del Enemigo
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Introducción
Introducción
El pueblo de Dios, desde el huerto del Edén, ha vivido bajo las amenazas del maligno.
Nuestros padres Adán y Eva fueron atacados por el maligno, mediante la serpiente.
Desde que Lucifer fue lanzado de delante de la presencia de Dios, no ha descansado. Busca constantemente la forma de destruir a aquellos que Dios ha redimido.
Por eso la Biblia nos previene al decir:
Sean de espíritu sobrio, estén alerta. Su adversario, el diablo, anda al acecho como león rugiente, buscando a quien devorar.
Al continuar nuestro estudio en el libro del Éxodo nos encontramos con el momento que tanto hemos esperado.
Finalmente Moisés y Aarón han venido delante del Faraón para liberar al pueblo de Dios.
Este es el momento crucial.
Tal vez Moisés y Aarón habían imaginado/soñado lo que sucedería en estos momentos:
Después Moisés y Aarón fueron y dijeron a Faraón: «Así dice el Señor, Dios de Israel: “Deja ir a Mi pueblo para que me celebre una fiesta en el desierto”».
Seguramente ellos estaban esperando que Faraón cayera postrado ante ellos; lleno de terror.
Seguramente estaban esperando que Faraón inmediatamente hiciera caso a la orden de parte de Dios.
Pero, pareciera que lo único que lograron fue “alborotar el avispero”.
Vamos a ver hoy como el enemigo atacó al pueblo de Dios.
De hecho, el enemigo utiliza los mismos ataques del pasado para atacar al pueblo de Dios ahora.
Vamos a entender sus métodos para poder estar firmes/preparados para sus ataques.
Pero también vamos a ver la seguridad que Dios da en medio del ataque del maligno.
I. El ataque del maligno.
I. El ataque del maligno.
Moisés ha tenido una experiencia maravillosa sobre el monte Horeb.
Pudo ver la manifestación de la gloria de Dios sobre el zarza.
Pudo hablar con Dios.
Dios le mostró señales milagrosas para asegurar que Dios estaba con él.
Al llegar con los hebreos, Moisés y Aarón les contaron que el Dios de sus padres se le había aparecido a Moisés con el propósito de comisionarlo para liberar a su pueblo.
Es más, Moisés pudo hacer las señales milagrosas que Dios le había mostrado sobre el monte.
Entonces fueron Moisés y Aarón y reunieron a todos los ancianos de los israelitas,
Aarón les habló todas las palabras que Dios había hablado a Moisés. Este hizo entonces las señales en presencia del pueblo.
Ambos vienen emocionados, llenos de convicción, han tenido una experiencia con el Dios vivo, han visto su gloria, han visto la manifestación de su poder.
Y con esa misma convicción y emoción vienen ante Faraón para demandar la liberación de Israel.
El Faraón les responde de manera 100% negativa:
Pero Faraón dijo: «¿Quién es el Señor para que yo escuche Su voz y deje ir a Israel? No conozco al Señor, y además, no dejaré ir a Israel».
Faraón responde con burla ante Moisés y Aarón.
Moisés vino ante Faraón para decir que Dios demandaba la liberación de su pueblo.
Es posible que Faraón sienta que Moisés está rebajando a Faraón al implicar que hay una autoridad superior que tiene el derecho de dar ordenes al Faraón.
Así que el Faraón responde con: ¿Quién es el Señor?…No conozco al Señor.
Es como si dijera, no sé ni quien es.
No sabía que existía.
No tengo porque obedecer la orden de alguien que no conozco.
Aquí vemos la manera en que el enemigo llega a atacar al pueblo de Dios - negando la existencia de Dios, negando su realidad, negando que existe.
El ateísmo y pluralismo de hoy niega la existencia y exclusividad del Dios de la Biblia.
El ateísmo niega que existe mientras que el pluralismo dice que el Dios cristiano es uno entre tantos otros que existen.
Cada quien tiene el derecho de tener a su dios a su imagen y semejanza - no pueden los cristianos decir que solo su Dios existe porque eso es un insulto a todos aquellos que:
No creen en él y no creen en ningún otro dios.
No creen en él porque creen en otro dioses.
Vemos este ataque en:
Asuntos de moralidad. Decimos que el aborto es un pecado ante Dios porque es matar a un ser humano y Dios ha ordenado “no matarás”.
A esto responden: No tienes el derecho de imponer tus creencias religiosas sobre mí. Si tu quieres obedecer a tu Dios obedécelo pero yo no creo en él.
Asuntos de paternidad. Tratamos de enseñar nuestra fe a nuestros hijos pero ellos se resisten.
A esto responden: Mamá/papá está bien que tu quieras creer en Dios, pero yo simplemente no puedo o no quiero creer en él. Vive tu vida y yo vivo la mía.
Asuntos de ciudadanía. Algunos practican su fe (e.g., leer la Biblia, asistir al servicio de adoración, evangelizan) aunque vivan en países donde es ilegal.
A esto responden: Van a ir presos si siguen hablando de un dios que no existe. Este gobierno es ateo y su religión va en contra de los valores del estado.
Sea como sea, esta clase de ataque pretende herir al pueblo de Dios en negar la realidad de que Dios existe.
Quiere poner en duda la misma realidad de Dios.
Quiere poner en duda la convicción que realmente Dios existe.
Pero, al salmista ha anticipado el ataque del maligno al escribir:
El necio ha dicho en su corazón: «No hay Dios».
Todos se han corrompido, han cometido hechos abominables;
No hay quien haga el bien.
Moisés y Aarón reiteran la orden que han recibido de parte de Dios. Sin embargo, el Faraón se siente desafiado y desata su furia sobre el pueblo de Dios al aumentar la carga sobre el pueblo de Dios.
Pero el rey de Egipto les dijo: «Moisés y Aarón, ¿por qué apartan al pueblo de sus trabajos? Vuelvan a sus labores.
»Miren», añadió Faraón, «el pueblo de la tierra es mucho ahora, ¡y ustedes quieren que ellos cesen en sus labores!»
Faraón va a castigar al pueblo porque en su mente, eso de ir al desierto para adorar a Dios no es más que una excusa para dejar de trabajar.
Faraón ordena que los Israelitas sean obligados a producir la misma cantidad de ladrillos; pero ahora ya no se les proveerá paja para hacer los ladrillos. Ahora tendrán que buscarla ellos mismos.
Aquel mismo día, Faraón dio órdenes a los capataces que estaban sobre el pueblo, y a sus jefes y les dijo:
«Ya no darán, como antes, paja al pueblo para hacer ladrillos. Que vayan ellos y recojan paja por sí mismos.
»Pero exigirán de ellos la misma cantidad de ladrillos que hacían antes. No la disminuyan en lo más mínimo. Porque son perezosos, por eso claman y dicen: “Déjanos ir a ofrecer sacrificios a nuestro Dios”
La idea es que al tener ahora el trabajo de buscar paja, el pueblo tendrá que trabajar más horas.
Por lo menos así ya no tendrán tiempo para atender a las palabras de Moisés.
Lo terrible de esto es que era imposible que el pueblo pudiera soportar la carga aumentada sobre ellos. Los jefes de los israelitas recurrieron a los golpes para someterlos.
Y azotaban a los jefes de los israelitas que los capataces de Faraón habían puesto sobre ellos, diciéndoles: «¿Por qué no han terminado, ni ayer ni hoy, la cantidad de ladrillos requerida como antes?»
Vemos el ataque del maligno mediante estas pruebas físicas.
El sufrimiento que estaba viviendo el pueblo de Dios se debía a las artimañas del mismo maligno.
De hecho, en la Biblia encontramos pasajes que nos hablan de los ataques del maligno que vienen directos hacía el pueblo de Dios:
Sobre todo, tomen el escudo de la fe con el que podrán apagar todos los dardos encendidos del maligno.
En este ataque vemos que a pesar que Moisés y Aarón fueron obedientes a Dios, el resultado/respuesta de parte del maligno fue causarles dolor/pesar/sufrimiento/prueba.
No nos sorprendamos cuando creemos estar en el camino de Dios, caminando cerca de Dios, y de pronto nos encontramos atribulados.
Puede ser que el enemigo no está contento y está furioso. Por tanto va a buscar la manera de infundir desaliento y desánimo en nosotros - por tanto estamos aprevenidos!
Amados, no se sorprendan del fuego de prueba que en medio de ustedes ha venido para probarlos, como si alguna cosa extraña les estuviera aconteciendo.
Antes bien, en la medida en que comparten los padecimientos de Cristo, regocíjense, para que también en la revelación de Su gloria se regocijen con gran alegría.
Notemos otro ataque sutil de parte del enemigo del pueblo de Dios.
»Recárguese el trabajo sobre estos hombres, para que estén ocupados en él y no presten atención a palabras falsas»
Es el mismo engaño con el cual la serpiente pudo engañar a Eva.
En el caso de Eva, la serpiente puso en duda la palabra que Dios le había dado.
La serpiente era más astuta que cualquiera de los animales del campo que el Señor Dios había hecho. Y dijo a la mujer: «¿Conque Dios les ha dicho: “No comerán de ningún árbol del huerto”?».
Y la serpiente dijo a la mujer: «Ciertamente no morirán.
»Pues Dios sabe que el día que de él coman, se les abrirán los ojos y ustedes serán como Dios, conociendo el bien y el mal».
En este caso, el Faraón es contundente en decir que las palabras que Moisés y Aarón han hablado son completamente falsas, son mentira.
En otras palabras, Faraón está diciendo que Moisés y Aarón son mentirosos porque están hablando en nombre de un Dios que no existe.
El Dios de los hebreos no existe y por tanto no pudo haberlos enviado para liberar a Israel.
Las palabras que han dado aliento/animo a Israel no son más que inventos de hombre.
Es el mismo ataque que Satanás lanza contra el pueblo de Dios.
Nosotros somos el pueblo del libro.
Creemos que la Biblia es la misma palabra de Dios.
Creemos que la absoluta confiabilidad de la Biblia.
Pero a cuantos de nosotros nos han atacado diciendo que la Biblia no es más que historias, no es más que un libro escrito por hombres, no es más que un libro lleno de mentiras y contradicciones.
El mismo Satanás que estaba hablando por los labios del Faraón habla por medio de los que contradicen el mensaje de la Biblia y dudan de la veracidad de la palabra de Dios.
El diablo querrá susurrarnos al oído para que dejemos de confiar en lo que Dios nos ha dicho en su palabra.
II. La seguridad que Dios nos da.
II. La seguridad que Dios nos da.
Veamos la reacción de los israelitas y de Moisés y Aarón:
Éxodo 5:15-18: Se quejan ante el Faraón y reciben confirmación de su castigo.
Éxodo 5:19-21: Se quejan ante Moisés y Aarón:
Los jefes de los israelitas se dieron cuenta de que estaban en dificultades, cuando les dijeron: «No deben disminuir su cantidad diaria de ladrillos»
Al salir de la presencia de Faraón, se encontraron con Moisés y Aarón, que los estaban esperando,
y les dijeron: «Mire el Señor sobre ustedes y los juzgue, pues nos han hecho odiosos ante los ojos de Faraón y ante los ojos de sus siervos, poniéndoles una espada en la mano para que nos maten».
El pueblo de Dios parece haber perdido su fe y confianza.
Pero acaban de ver las señales, acaban de escuchar de como Moisés tuvo un encuentro con Dios, acaban de responder en adoración:
El pueblo creyó, y al oír que el Señor había visitado a los israelitas y había visto su aflicción, se postraron y adoraron.
Esto muestra como el hombre es flexible, es variable, es movido por las circunstancias.
No son diferentes a nosotros. Nos identificamos con ellos.
Todos hemos tenido momentos de extasis espiritual, nos hemos sentido cerca de Dios, hemos sentido la mano de Dios y de pronto viene el ataque del maligno y nos lleva al borde de la desesperación.
Vamos de la cima de la montaña al pantano.
Vamos de la gloria a la miseria en cuestión de minutos.
Es que somos humanos. Somos seres mortales. Somos carne. Somos debiles.
Pero, seguro que los hombres de Dios Moisés y Aarón van a reaccionar diferente.
Al fin y al cabo son los hombres que Dios eligió para este trabajo.
Seguramente ellos están libres del desanimo.
Seguramente tienen una fortaleza espiritual inigualable.
Pero, nos damos cuenta pronto de la realidad:
Entonces Moisés se volvió al Señor, y dijo: «Oh Señor, ¿por qué has hecho mal a este pueblo? ¿Por qué me enviaste?
»Pues desde que vine a Faraón a hablar en Tu nombre, él ha hecho mal a este pueblo, y Tú no has hecho nada por librar a Tu pueblo»
Vemos al hombre de Dios desesperado, derrotado, lleno de desanimo.
Lo vemos tan confundido que ahora acusa a Dios de no hacer nada por su pueblo.
¡No puede estar pasando esto!
Todos están desanimados incluyendo el líder del pueblo de Dios.
Sin embargo, el Dios de la gloria:
Si existe
Si considera el dolor de su pueblo cuando está bajo el ataque del maligno
Si es fiel a su palabra
Por tanto declara:
El Señor respondió a Moisés: «Ahora verás lo que haré a Faraón. Porque por la fuerza los dejará ir, y por la fuerza los echará de su tierra».
Dios reafirma la palabra que le dio a Moisés:
»Pero Yo sé que el rey de Egipto no los dejará ir, si no es por la fuerza.
»Pero Yo extenderé Mi mano y heriré a Egipto con todos los prodigios que haré en medio de él, y después de esto, los dejará ir.
Dios reitera su palabra.
Dios reitera que pueden confiar en su promesa.
Dios va a mostrar su brazo fuerte…pero ellos deben confiar en su palabra.
Amados hermanos, vamos a fallar.
Vamos a caer ante los ataques del maligno.
Vamos a sentirnos desanimados.
Somos débiles y lo hemos visto una y otra vez.
…pero la solución es la misma:
Reconocer que podemos confiar en la palabra de Dios.
Podemos confiar en sus promesas.
Podemos confiar en lo que hemos leído en la Biblia.
La Biblia es la palabra de Dios para nosotros y debemos aferrarnos a lo que Dios nos ha dicho.
Dios, en la Biblia, ha prometido estar con nosotros…y necesitamos aferrarnos a su promesa y creer en ella.
¿Porqué?
Porque Dios prometió resucitar a su hijo Jesucristo de entre los muertos.
Y por cuanto Cristo resucitó…si Dios pudo cumplir esa promesa - levantar a un muerto (después de tres días de fallecido) - puede cumplir cada una de sus promesas.