Doctrinas de la Gracia
La perseverancia de los Santos
«Los que han sido aceptados por Dios en su Hijo Amado, eficazmente llamados y santificados por su Espíritu, no pueden caer total ni finalmente del estado de gracia, sino que ciertamente perseverarán en ella hasta el final y serán salvos eternamente»
Y ustedes que dicen: ¿La salvación se pierde?
Esta es una gran maravilla. Es algo maravilloso simplemente que un hombre sea cristiano, y una maravilla aun mayor que continúe siéndolo. Consideren la debilidad de la carne, la fuerza de la corrupción interna, la furia de la tentación satánica, las seducciones de las riquezas y el orgullo de la vida, el mundo y sus caminos: todas estas cosas están en contra nuestra, y sin embargo, he aquí, “es más grande Quien está a favor nuestro que todos los que están en contra,” y desafiando al pecado, y a Satanás, y a la muerte, y al infierno, el justo prosigue su camino.
Las doctrinas de la gracia son como una cadena: si tú crees en una de ellas entonces debes creer la siguiente, pues cada una implica a las demás; por tanto, yo digo que, quienes aceptan cualquiera de las doctrinas de la gracia, deben recibir esta doctrina también, como inherente a ellas.
La doctrina de la seguridad eterna fluye de la doctrina de la perseverancia de los santos de manera tan cierta como que Cristo murió por nuestros pecados.
Evidencia Bíblica
Evidencia Teológica
“[La gracia de Dios] que tanto comienza la fe del hombre, como la capacita para perseverar hasta el fin, no es dada con respecto a nuestros méritos, sino que es dada según su muy sumamente secreta y al mismo tiempo justa, sabia y benigna voluntad; puesto que aquellos a los que Él predestinó, a estos también llamó, con el llamamiento del que se dice: `los dones y el llamamiento de Dios son irrevocables´”