Cristo sabiduria de Dios II - Sabiduría Divina Vs. Humana
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pero para los que Dios ha llamado, lo mismo judíos que gentiles, Cristo es el poder de Dios y la sabiduría de Dios.
INTRO
INTRO
El domingo pasado establecimos que la sabiduría de Dios, no es el medio por el cual el mundo pueda conocerle, y que decidió salvar a los creyentes por la locura de la predicación.
La sabiduria de Dios es tan lejos como los cielos de la tierra, significando así que la sabiduria de Dios es muy distinta a la sabiduría humana.
Definimos que la sabiduría de Dios es indesifrable, insondable e inalcanzable. Y esta la razón por la cual muchas veces no entendemos lo que Dios está haciendo en nuestras vidas, por que no se puede entender con la mente, la intelegincia y la sabiduría humana.
Es ahí donde viene la frustración y los reclamos y los enojos con Dios como vimos el ejemplo de Job.
Pero terminamos descubriendo que esa sabiduría inalcanzable de Dios está en Cristo y cuando uno recibe a Cristo, tabién recibe toda esa sabiduría eterna.
Ahora vamos a ver como interactuan la sabiduría humana y la sabiduría de Dios.
La sabiduría humana una locura para Dios
La sabiduría humana una locura para Dios
Porque a los ojos de Dios la sabiduría de este mundo es locura. Como está escrito: «Él atrapa a los sabios en su propia astucia»;
y también dice: «El Señor conoce los pensamientos de los sabios y sabe que son absurdos.»
Es significativo que a menudo la gente más educada es la que menos toma en cuenta a Dios. Esto no es siempre el caso; algunos de los hombres más brillantes de la historia han sido cristianos (tales como Isaac Newton).
Un día, estudiantes en una de las clases de Albert Einstein estaba diciendo que habían decidido que no había Dios. Einstein les preguntó, cuanto conocimiento de todo el mundo tenían entre ellos colectivamente, como grupo. Los estudiantes discutieron por algún tiempo y decidieron que tenían 5% de todo el conocimiento humano entre ellos. Einstein pensó que su estimado era un poco generoso, pero les respondió: “¿Es posible que Dios exista en el 95% que no conoce?”
¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el erudito? ¿Dónde el filósofo de esta época? ¿No ha convertido Dios en locura la sabiduría de este mundo?
Por eso, una vez más asombraré a este pueblo con prodigios maravillosos; perecerá la sabiduría de sus sabios, y se esfumará la inteligencia de sus inteligentes.»
»“Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.
En vano me adoran; sus enseñanzas no son más que reglas humanas.”
Hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero que acaban por ser caminos de muerte.
La sabiduría de Dios en la práctica
La sabiduría de Dios en la práctica
Así que tengan cuidado de su manera de vivir. No vivan como necios sino como sabios,
¿Quién es sabio y entendido entre ustedes? Que lo demuestre con su buena conducta, mediante obras hechas con la humildad que le da su sabiduría.
Pero si ustedes tienen el corazón lleno de envidia y de ambición, ¿para qué presumir de sabiduría y andar falseando la verdad?
Semejante sabiduría no viene de lo alto, sino que es terrena, carnal, diabólica.
Y es que donde hay envidia y ambición, allí reina el desenfreno y la maldad sin límites.
En cambio, la sabiduría que desciende del cielo es ante todo pura, y además pacífica, bondadosa, dócil, llena de compasión y de buenos frutos, imparcial y sincera.
La madurez, el Espíritu y las palabras.
La madurez, el Espíritu y las palabras.
La madurez
La madurez
En cambio, hablamos con sabiduría entre los que han alcanzado madurez, pero no con la sabiduría de este mundo ni con la de sus gobernantes, los cuales terminarán en nada.
Más bien, exponemos el misterio de la sabiduría de Dios, una sabiduría que ha estado escondida y que Dios había destinado para nuestra gloria desde la eternidad.
Ninguno de los gobernantes de este mundo la entendió, porque de haberla entendido no habrían crucificado al Señor de la gloria.
Sin embargo, como está escrito: «Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente humana ha concebido lo que Dios ha preparado para quienes lo aman.»
El Espíritu
El Espíritu
Ahora bien, Dios nos ha revelado esto por medio de su Espíritu, pues el Espíritu lo examina todo, hasta las profundidades de Dios.
En efecto, ¿quién conoce los pensamientos del ser humano sino su propio espíritu que está en él? Así mismo, nadie conoce los pensamientos de Dios sino el Espíritu de Dios.
Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo sino el Espíritu que procede de Dios, para que entendamos lo que por su gracia él nos ha concedido.
Las palabras
Las palabras
Esto es precisamente de lo que hablamos, no con las palabras que enseña la sabiduría humana sino con las que enseña el Espíritu, de modo que expresamos verdades espirituales en términos espirituales.
»“Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.
En vano me adoran; sus enseñanzas no son más que reglas humanas.”
El que no tiene el Espíritu no acepta lo que procede del Espíritu de Dios, pues para él es locura. No puede entenderlo, porque hay que discernirlo espiritualmente.
En cambio, el que es espiritual lo juzga todo, aunque él mismo no está sujeto al juicio de nadie, porque
«¿quién ha conocido la mente del Señor para que pueda instruirlo?» Nosotros, por nuestra parte, tenemos la mente de Cristo.