EL BAUTISMO CRISTIANO

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Que significa el Bautismo Cristiano

El bautismo cristiano es el acto simbólico mediante el cual una persona que ha recibido al Señor Jesucristo demuestra públicamente que es un discípulo de Él.
El bautismo, por lo tanto, es un símbolo exterior de una transformación interior. Consiste en ser sumergido en agua y ser sacado de allí, confesando que se ha muerto y resucitado con Cristo.
La palabra “bautizar” proviene del término griego “BAPTIZO”, que significa “sumergir” o “hundir”. Esta palabra griega también se empleaba en el oficio de teñir tela en tinta. La tela o lana se sumergía o “bautizaba” totalmente en la tinta para quedar teñida.
Entendemos, por lo tanto, que el bautismo simboliza una identificación estrecha. Al bautizarse, el cristiano se ‘sumerge’ visiblemente en Cristo (Romanos 6:3) y en el Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia (1 Corintios 12:13). Esto quiere decir que el que se bautiza se identifica de forma visible con el Señor y con su Iglesia. Gal 2.20

Por que Bautizarse

Simplemente por que es un mandamiento del Señor.
Mateo 28:18–19 RVR60
18 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. 19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
Como ya lo habiamos mencionado es un símbolo exterior de una transformación interior
Los Cristianos del Primer Siglo tomaban muy enserio este mandamiento Hec 2.38, 41, 8.35,36.
Es mas, El Señor mismo Bautizaba Jn 3.22, 26, pero luego al parecer delego esto a los discipulos Jn 4.2.

Por qué es necesario ser creyente antes de ser bautizado?

El bautismo en agua es sencillamente un símbolo, una representación de lo que sucedió el día de tu conversión. Cuando una persona decide entregar su vida al Señor, le recibe en el corazón con toda sinceridad. En ese momento la persona ‘muere’ con Cristo, es ‘sepultada’ con Cristo, y ‘resucita’ con Cristo. A esto se le denomina IDENTIFICACIÓN con Cristo.
El Creyente publicamente esta diciendo que Murio con Cristo, Fue sepultado con Cristo y Ha resucitado con Cristo y no hay mas condenacion para èl. Rm 8.1.
Entendiendo esto, ¿qué razón habría para bautizar a una persona que aún no se ha entregado a Cristo?
El orden bíblico es: primero creer, luego bautizarse. Hacer discípulos y bautizarlos. Mt 28.18-19. Evidentemente sólo los que han tenido la experiencia espiritual pueden representarla en las aguas del bautismo. De otro modo estarían presentando ante Dios, la Iglesia y el mundo, una mentira.
El bautismo no te convierte en un discípulo sino que demuestra públicamente que YA ERES un discípulo.

Existen personas que se bautizaron y no son salvas?

Si existen muchas personas que han sido bautizadas, pero realmente no se han arrepentido de sus pecados ni han creido que Cristo es Señor y Salvador.
Hubo alguien llamado Simon el mago. Hec 8.9-24.
Hay alguna Mencion de Apolos Hec 18.24-28.
Demas fue uno de los que andaba con Pablo, pero luego se aparto. Posiblemente si el andubo con Pablo tuvo que estar bautizado. Col 4.14, Filemon 1.24, 2 Tim 4.9-10

Existen diferentes clases de bautismos

El bautismo de Juan el Bautista:
Juan el Bautista comenzó su ministerio antes que el Señor Jesucristo. Su objetivo era el de preparar el camino del Señor (Lucas 3:4), es decir, preparar al pueblo para que estuviese en condiciones de recibir a Jesucristo, el Mesías prometido. Juan predicaba el “bautismo del arrepentimiento” y bautizaba en el río Jordán a aquellos que se mostraban arrepentidos, los que producían “frutos dignos de arrepentimiento” (Lucas 3:3, 8).
Es de esperar que el perdón de pecados, que predicaba, venía por el arrepentimiento, y era un perdón temporal como el que se obtenía por sacrificios de animales bajo la ley (Hebreos 10:4). Todas las personas que eran bautizadas por Juan, eran luego guiadas a Jesucristo, “el Cordero de Dios que QUITA el pecado del mundo”, (Juan 1:29). Al creer en Cristo para salvación, estas personas eran bautizadas nuevamente con el bautismo cristiano (Hechos 19:3-5).
El bautismo del Espíritu Santo:
Después de su muerte y resurrección, encontramos que Jesucristo les promete a sus discípulos que serían “bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días” (Hechos 1:5). Este bautismo se cumplió unos días después, en la fiesta de Pentecostés, en el momento en el cual comenzó la Iglesia (Hechos 2). El alcance de este hecho histórico cobija a todos los creyentes desde ese momento en adelante (Efesios 1:13). Por lo tanto, ahora todo creyente participa del bautismo del Espíritu Santo al convertirse, es decir, al entrar a formar parte del Cuerpo de Cristo (1 Corintios 12:13). Si tienes inquietudes sobre el bautismo del Espíritu Santo estudia el Apéndice 3.
El bautismo cristiano (en agua):
Este es el bautismo instituido por el Señor Jesucristo y practicado por sus discípulos, como estudiamos en la lección anterior. Este es el bautismo en agua que Dios espera de todo cristiano. Es un acto simbólico que demuestra nuestra conversión, donde el nuevo discípulo es sumergido brevemente en agua, identificándose públicamente con la muerte, sepultura y resurrección del Señor Jesucristo.
Otros bautismos:
Si miramos cuidadosamente, encontraremos aún más bautismos en el Nuevo Testamento. El bautismo de Jesucristo, efectuado por Juan el Bautista, fue un bautismo especial, pues Cristo no tenía pecado de qué arrepentirse. Encontramos el “bautismo de fuego” (Mateo 3:11), que es un bautismo de juicio que aún no se ha cumplido, como lo explica el versículo que sigue (Mateo 3:12). También notamos que Jesús se refiere a su muerte como un bautismo (Lucas 12:50; Mateo 20:22).

Con qué son limpiados nuestros pecados

Existe la falsa idea que el bautismo cristiano es un instrumento para perdón o lavamiento de nuestros pecados. Aparentemente este error tiene su origen en la confusión del propósito de cada uno de los diferentes bautismos. El cristiano se bautiza porque YA HA SIDO PERDONADO.
Bajo la ley, Dios le exigía a los judíos la sangre de una víctima sacrificada cuando pecaban. Esto, con el fin de recordarles que “la paga del pecado es muerte”, y prepararles para el sacrificio supremo del Hijo de Dios “ofrecido una vez para siempre... por los pecados” (Hebreos 10:12). La Palabra de Dios es muy clara en este punto: es la sangre de nuestro Señor Jesucristo lo que nos limpia de nuestros pecados y no el bautismo. Miremos
1 Juan 1:7La sangre de Jesucristo, su Hijo, nos limpia de todo pecado” y Apocalipsis 1:5: “Jesucristo... nos lavó de nuestros pecados con su sangre”.
Entonces, ¿qué significan Hechos 2:38, Hechos 22:16 y 1 Pedro 3:21?
Hechos 2:38: Ya hemos visto como en el tiempo de los Hechos los creyentes se hacían bautizar inmediatamente. En este versículo, Pedro está exhortando a sus oyentes a dar dos pasos que, para ellos, serían simultáneos:
(1) arrepentimiento sincero (como primera e indispensable condición), y
(2) bautismo cristiano.
Tomando estos dos pasos al mismo tiempo, mostrarían públicamente su identificación con Cristo como Salvador. Esto conllevaría dos consecuencias:
(1) el perdón de pecados, y
(2) el don del Espíritu Santo.
Hechos 22:16: Ananías le dijo a Saulo: “Ahora, pues ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando Su nombre”. La conversión, o cambio interior de Saulo, ocurrió momentos después de caer al suelo en su viaje a Damasco, cuando tuvo un encuentro personal con Cristo (Hechos 9:4-6). Por lo tanto, cuando Ananías le visita unos días después, lo saluda diciéndole: “Hermano Saulo” (9:17). Es evidente entonces que Saulo ya había creído y, por lo tanto, ya había recibido su perdón antes de ser bautizado. Al visitarle, Ananías lo anima a que inmediatamente se bautice, demostrando su arrepentimiento, perdón y salvación, e identificándose públicamente con Jesucristo.
1 Pedro 3:21: Este versículo menciona la salvación del diluvio, de la cual gozaron Noé y su familia, y la relaciona con el bautismo cristiano. Pero notemos que aquí el diluvio simboliza el bautismo, y el bautismo simboliza la salvación. El apóstol nos deja muy en claro que la ceremonia exterior del bautismo no nos quita “las inmundicias de la carne” (es decir, los pecados), pero sí demuestra el deseo que tiene el bautizado de andar bien delante de Dios (Romanos 6:4).

Errores comunes con respecto al bautismo

“Me quiero bautizar para estar más seguro de mi salvación”. El bautismo no es una condición para ser salvo. Tampoco le añade seguridad a nuestra salvación. Si tienes dudas antes de ser bautizado, las tendrás después de ser bautizado. Nuestra salvación descansa completamente en la obra de Cristo por nosotros. Las dudas desaparecen y la confianza renace cuando empezamos a descansar sobre las promesas de Dios.
“Me quiero bautizar para recibir el Espíritu Santo”. El cristiano recibe el Espíritu Santo en el momento de su conversión. “Habiendo creído en Él (Jesucristo), fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa” (Efesios 1:13). Es imposible que un verdadero cristiano no tenga el Espíritu Santo. “Si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Él” (Rom. 8:9).
“Me quiero bautizar para sentirme más cerca del Señor”. El bautismo es sencillamente un paso de obediencia al Señor. No debemos atribuirle al bautismo un poder que las Escrituras no nos muestran. El bautismo trae consigo gozo (Hechos 8:39). Siempre hay gozo cuando decidimos obedecer al Señor.
“Me quiero bautizar para no tener tantas tentaciones”. La Biblia nos dice todo lo contrario: “Todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución” (2 Timoteo 3:12). Puesto que nuestra lucha no es contra “sangre y carne”, es decir, no es contra seres humanos, sino contra Satanás y sus huestes, podemos decir que después del bautismo puede venir mayor persecución de parte de Satanás. Recordemos que aun nuestro Señor Jesucristo fue tentado furiosamente. Dios no nos ha prometido que si somos cristianos obedientes seremos menos tentados, pero sí promete darnos “la salida” (1 Corintios 10:13). Además, el Señor le dijo a Pablo, y nos dice a nosotros: “Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad” (2 Corintios 12:9). No debemos temer. Podemos confiar plenamente en Cristo y su socorro cuando damos un paso de obediencia.
“Me quiero bautizar para hacerme miembro de una iglesia o denominación”. La única membrecía que reconoce el Nuevo Testamento es la de ser miembro del Cuerpo de Cristo (la Iglesia Universal). Esto ocurre cuando tú y yo nos entregamos a Cristo. El bautismo, por lo tanto, no nos hace miembros del Cuerpo de Cristo porque ya somos miembros. El bautismo tampoco nos hace miembros de una denominación, porque la Biblia no reconoce las denominaciones. Sin embargo, al ser bautizado, el creyente se identifica públicamente como seguidor de Cristo, y por tanto, se asocia visiblemente con un grupo de creyentes.
Rom 6.4.
Col 2.12
Jn 1.12.
Luc 23.42,43.
Mar 16.15-16.
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