Tu lugar de pertenencia

Cosas en común

Es posible que compartamos cosas en común con los inconversos.

Fuimos compañeros de estudio/trabajo.

Le vamos al mismo equipo de fútbol.

Hemos jugado juntos en algún deporte.

Nos gusta la misma comida, la misma ropa, los mismos pasatiempos (guitarra, ajedrez, ver películas, ir a la playa, a la montaña)

Cuando alguien tiene el mismo tipo de humor que nosotros. Es decir, le hace reír el mismo tipo de cosas que nosotros.

Etc...

¿Cierto que nos sentimos bien cuando encontramos a alguien que comparte cosas en común con nosotros?

Pero la pregunta que debemos formularnos es: si encontramos un grupo de personas que tienen las mismas cosas en común que nosotros, la pregunta es: ¿si pertenecemos aquí?.

Convivimos con el mundo

Nos guste o no, pero convivimos diariamente con inconversos.

1 Corintios 5:9–10 RVR60

9 Os he escrito por carta, que no os juntéis con los fornicarios; 10 no absolutamente con los fornicarios de este mundo, o con los avaros, o con los ladrones, o con los idólatras; pues en tal caso os sería necesario salir del mundo.

Si estamos en la escuela o colegio, tenemos compañeros y profesores inconversos.

Si estamos trabajando, tenemos compañeros, jefes o clientes inconversos.

Si vamos a hacer mandados, en el súper, en el banco, haciendo fila, montados en el bus, etc, donde quiera que vayamos habrá inconversos.

Y dentro de todos ellos, habrán conocidos, amistades, que frecuentamos estar, por lo mencionado anteriormente sobre las cosas que ellos tendrán en común con nosotros.

Grandes Diferencias

Aún cuando tengamos mucho en común con alguien que es inconverso, lo cierto es que existen grandes diferencias entre ellos y nosotros.

(Tomar como ejemplo la imagen de la rodaja de mandarina en las cabezas de ajo) Aunque esta mandarina tiene el mismo tamaño y cabe perfectamente en en este espacio, sin embargo, su naturaleza es muy diferente.

La Biblia nos habla que la naturaleza de aquel que es cristiano y aquel que es inconverso, esa naturaleza es diferente:

1. Los cristianos son luz, los inconversos son tinieblas.

Juan 8:12 RVR60

12 Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.

Juan 3:20 RVR60

20 Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas.

2. Los cristianos pecan pero se arrepienten, los inconversos practican el pecado sin control.

1 Juan 3:8–10 RVR60

8 El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. 9 Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. 10 En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios.

3. Los cristianos aman de corazón, los inconversos se caracterizan por vivir odiando.

1 Juan 4:8 RVR60

8 El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.

4. Los cristianos buscan el alimento espiritual, los inconversos no les hace falta.

Juan 8:47 RVR60

47 El que es de Dios, las palabras de Dios oye; por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios.

5. Los cristianos les gusta congregarse, a los inconversos no les hace falta.

Salmo 122:1 RVR60

1 Yo me alegré con los que me decían: A la casa de Jehová iremos.

¿Perteneces al mundo?

Si perteneces al mundo, es porque eres del mundo, ¿como lo puedes comprobar?, si tu actuar hasta el día de hoy ha sido el mismo que los inconversos, significa que no eres de Dios.

Pero si en ti ha estado las cualidades del cristiano anteriormente mencionadas, pueden evidenciar que perteneces aquí, a la Iglesia, y por lo tanto a Dios.

Si eres de Dios, no intentes o pretendas encajar en un lugar al que no perteneces, sino juntate y convive con los que son de la misma familia de Dios.