Bendice a tus hijos, honra a tus padres.
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Introducción:
Anécdotas, sucesos e ilustraciones (A LOS PADRES)
En una ocasión que enseñé a padres y madres, dos padres se acercaron a mí. Uno vivía en el río Mississippi. Era un hombre de gran riqueza, su hijo mayor había llegado a casa inconsciente. El hombre hizo todo lo que podía para reanimarlo, pero era vano. Pasaron unos momentos, y después de un terrible suspenso recuperó la conciencia.“Dios mío”, susurró el padre, “el doctor me dijo que te estabas muriendo”.“¡Oh!” dijo el chico, “nunca has orado por mí, padre; ¿Orarías por mi alma perdida ahora?”El padre lloró. Era cierto que nunca había orado, era un extraño para Dios. Y en poco tiempo esa alma, de la cual nunca se había orado, pasó a oscuridad eternidad.A partir de ese momento, el padre decía que daría toda su riqueza si tan solo pudiera traer a su hijo de vuelta por un momento para orar por él.¡Qué contraste con el otro padre! Él también tenía un hijo encantador, y un día regresó a su casa para encontrarlo a las puertas de la muerte. Su esposa lloraba y le decía:“Nuestro niño se está muriendo; solo está empeorado. Desearía que fueras a verlo”.El padre entró en la habitación y colocó su mano sobre la frente de su moribundo cuerpo, pudo sentir el sudor húmedo acumulándose allí; la mano fría y helada de la muerte tocaba los acordes de la vida.“¿Sabes, hijo mío, que estás muriendo?” preguntó el padre.“¿De verdad? ¿Es esto la muerte? ¿De verdad crees que me estoy muriendo?”“Sí, hijo mío, tu fin en la tierra está cerca”.“¿Y estaré con Jesús esta noche, padre?”“Sí, pronto estarás con el Salvador”.“Padre, no llores, porque cuando llegue allí iré directamente a Jesús y le diré que has estado intentando toda mi vida llevarme a Él”.Dios me ha dado tres hijos, y desde que tengo memoria, los he llevado a Cristo. Yo preferiría que ellos le dieran este mismo mensaje a Jesús, que durante toda su vida yo había tratado de llevarlos hacia Él en vez de buscar todas las coronas de la tierra; prefiero llevarlos a Jesús que darles la riqueza del mundo.
Como padre,
¿A que has estado dedicado? ¿Cual es la bendición que estas dejando a tus hijos?
¿A que has estado dedicado? ¿Cual es la bendición que estas dejando a tus hijos?
Como padres somos llamados a invocar el favor divino hacia nuestros hijos de manera que ellos puedan experimentar la bondad de Dios.
Como padres es nuestro deseo que ellos reciban los regalos o beneficios que Dios tiene preparados para su vida.
Pero es necesario que nosotros facilitemos que esas bendiciones lleguen a la vida de nuestros hijos al prepararlos para que las reciban.
En el libro de Hebreos capitulo 11, encontramos la lista de los héroes de la fe, dentro de esa lista hay dos padres que mediante la fe bendijeron la vida de sus hijos.
20 Por la fe bendijo Isaac a Jacob y a Esaú respecto a cosas venideras.
21 Por la fe Jacob, al morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyado sobre el extremo de su bordón.
De estos versículos aprendemos lo siguiente:
El acto de bendecir a nuestros hijos debe estar basados en las promesas de Dios para sus vidas.
El acto de bendecir a nuestros hijos debe estar basados en las promesas de Dios para sus vidas.
Cuando Jacob bendijo a los hijos de José no pensó en las riquezas que poseía para dejarles de herencia, él pensó en las promesas que Dios le había dado que era lo mas valioso que él podía transferirles.
4 y me dijo: He aquí yo te haré crecer, y te multiplicaré, y te pondré por estirpe de naciones; y daré esta tierra a tu descendencia después de ti por heredad perpetua.
La mayor bendición que podemos dar a nuestros hijos es que ellos también se conviertan en herederos de las promesas que recibimos por fe en Jesús. Esas promesas se hallan en la Palabra de Dios y ellos deben atesorarlas en su corazón.
El acto de bendecir la vida de nuestros hijos debe ser un acto de gracia.
El acto de bendecir la vida de nuestros hijos debe ser un acto de gracia.
Leemos primero que Isaac bendijo a Jacob y Esau y luego en el versículo 21 que Jacob bendijo a cada uno de los hijos de José.
Para poder bendecir la vida de nuestros hijos necesitamos la sublime gracia de Dios para que por elección divina y no nuestra podamos darles lo que ellos necesitan, sin establecer una tabla de méritos que ellos primero cumplan para bendecirles.
El acto de bendecir la vida de nuestros hijos debe ser una acto de fe.
El acto de bendecir la vida de nuestros hijos debe ser una acto de fe.
Dice La Escritura que por fe, Isaac bendijo a sus hijos con respecto a las cosas venideras.
1 Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
Para bendecir la vida de nuestros hijos debemos movernos en fe, ver las cosas que todavía no son pero que Dios ha preparado para su vida.
Tener un hijo debe ser un acto de fe total en Dios como proveedor, sustentador, sanador, director y guía de la vida de nuestros hijos.
El acto de bendecir la vida de nuestros hijos significa que hemos reconocido plenamente a Dios en sus vidas.
El acto de bendecir la vida de nuestros hijos significa que hemos reconocido plenamente a Dios en sus vidas.
Jacob adoró a su Dios apoyado en su bastón, él reconoció plenamente el poder y la presencia de Dios en el desarrollo de la bendición.
Ninguna bendición va a ser posible en la vida de nuestros hijos, si la misma no viene del Padre celestial.
Ahora miremos el mandamiento con promesa:
12 Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.
16 Honra a tu padre y a tu madre, como Jehová tu Dios te ha mandado, para que sean prolongados tus días, y para que te vaya bien sobre la tierra que Jehová tu Dios te da.
Como hijo, ¿A que has estado dedicado? ¿De que manera estás honrando a tus padres?
Como hijo, ¿A que has estado dedicado? ¿De que manera estás honrando a tus padres?
19 Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
20 El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta?
El problema es que a la generación de hoy no esta en la condición de este joven que se encontró con Jesús, que lo único que le faltaba era vender sus bienes y darlo a los pobres. Los jóvenes necesitan darse cuenta que tienen que honrar a sus padres.
Bosquejos para predicadores, Tomo 3 HONRA A TU PADRE Y A TU MADRE
Una vez leí que en el salón de medicina legal en Puerto Rico hay un letrero que, escrito debajo de un esqueleto, dice: «Lo que tú eres, yo lo fui una vez. Lo que soy, tú lo serás alguna vez. Trátame con cuidado.» Lo mismo podemos decir, hoy soy hijo, mañana seré padre. Como trate a mis padres, mis hijos me tratarán a mí. Amén.
Porque hoy tenemos muchos jóvenes que han elegido ser hijos que deshonran a su padre y a su madre, haciendo lo siguiente:
Al decidir lo que ellos hacen con sus vidas.
Al decidir lo que ellos hacen con sus vidas.
1. El hijo necio, «es tristeza de su madre»
1 Los proverbios de Salomón. El hijo sabio alegra al padre, Pero el hijo necio es tristeza de su madre.
2. El hijo vago, «El que duerme en tiempo de siega es hijo que avergüenza»
5 El que recoge en el verano es hombre entendido; El que duerme en el tiempo de la siega es hijo que avergüenza.
3. El hijo burlador, «Mas el burlador no escucha las reprensiones»
1 El hijo sabio recibe el consejo del padre; Mas el burlador no escucha las reprensiones.
4. El hijo que tiene malas compañías, «Mas el que es compañero de glotones avergüenza a su padre»
7 El que guarda la ley es hijo prudente; Mas el que es compañero de glotones avergüenza a su padre.
5. El hijo que ignora, «Mas el hombre necio menosprecia a su madre»
20 El hijo sabio alegra al padre; Mas el hombre necio menosprecia a su madre.
6. El hijo que toma lo ajeno, «El que roba a su padre y ahuyenta a su madre, es hijo que causa vergüenza y acarrea oprobio»
26 El que roba a su padre y ahuyenta a su madre, Es hijo que causa vergüenza y acarrea oprobio.
Tomado de Bosquejos para predicadores, Tomo 3 (HONRA A TU PADRE Y A TU MADRE)
Al decidir lo que ellos hacen con la vida de sus padres.
Al decidir lo que ellos hacen con la vida de sus padres.
1. Desechándoles en su ancianidad.
2. Despojándoles del respeto que se merecen.
3. Descuidándoles porque no tienen tiempo.
4. Dejándolos de ayudar económicamente.
Tomado de Bosquejos para predicadores, Tomo 3 (HONRA A TU PADRE Y A TU MADRE)