EL PODER DE LA LUZ

La Luz fue creada de acuerdo al plan de Dios.

Génesis 1:1–2 RVR60

1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra. 2 Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.

Génesis 1:3–5 NTV

3 Entonces Dios dijo: «Que haya luz»; y hubo luz. 4 Y Dios vio que la luz era buena. Luego separó la luz de la oscuridad. 5 Dios llamó a la luz «día» y a la oscuridad «noche». Y pasó la tarde y llegó la mañana, así se cumplió el primer día.

Génesis 1:14–19 NTV

14 Entonces Dios dijo: «Que aparezcan luces en el cielo para separar el día de la noche; que sean señales para que marquen las estaciones, los días y los años. 15 Que esas luces en el cielo brillen sobre la tierra»; y eso fue lo que sucedió. 16 Dios hizo dos grandes luces: la más grande para que gobernara el día, y la más pequeña para que gobernara la noche. También hizo las estrellas. 17 Dios puso esas luces en el cielo para iluminar la tierra, 18 para que gobernaran el día y la noche, y para separar la luz de la oscuridad. Y Dios vio que esto era bueno. 19 Y pasó la tarde y llegó la mañana, así se cumplió el cuarto día.

Colosenses 1:15–17 NTV

15 Cristo es la imagen visible del Dios invisible. Él ya existía antes de que las cosas fueran creadas y es supremo sobre toda la creación 16 porque, por medio de él, Dios creó todo lo que existe en los lugares celestiales y en la tierra. Hizo las cosas que podemos ver y las que no podemos ver, tales como tronos, reinos, gobernantes y autoridades del mundo invisible. Todo fue creado por medio de él y para él. 17 Él ya existía antes de todas las cosas y mantiene unida toda la creación.

Génesis 1:27 NTV

27 Así que Dios creó a los seres humanos a su propia imagen. A imagen de Dios los creó; hombre y mujer los creó.

Dios es infinito en toda dirección y su imagen es la Luz pura y perfecta, el hombre y la mujer fueron creados a su imagen que no es la carne ni la sangre porque Dios nos creo para vivir en su Reino.

Génesis 3:9–11 NTV

9 Entonces el Señor Dios llamó al hombre: —¿Dónde estás? 10 El hombre contestó: —Te oí caminando por el huerto, así que me escondí. Tuve miedo porque estaba desnudo. 11 —¿Quién te dijo que estabas desnudo? —le preguntó el Señor Dios—. ¿Acaso has comido del fruto del árbol que te ordené que no comieras?

El hombre no podía ver su desnudez porque fueron hechos a la imagen de Dios, ellos eran luz y esa era la imagen que reflejaban de Dios.

Génesis 3:21 RVR60

21 Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió.

Éxodo 34:29 NTV

29 Cuando Moisés descendió del monte Sinaí con las dos tablas de piedra grabadas con las condiciones del pacto, no se daba cuenta de que su rostro resplandecía porque había hablado con el Señor.

Moisés estuvo delante de la más intensa fuente de luz del universo y el rostro de Moisés comenzó a hacer lo que hacia en el Edén.

Mateo 17:2 NTV

2 Mientras los hombres observaban, la apariencia de Jesús se transformó a tal punto que la cara le brillaba como el sol y su ropa se volvió tan blanca como la luz.

Lo pudieron ver como es en realidad Jesús, un ser de Luz.

Mateo 5:14–16 NTV

14 »Ustedes son la luz del mundo, como una ciudad en lo alto de una colina que no puede esconderse. 15 Nadie enciende una lámpara y luego la pone debajo de una canasta. En cambio, la coloca en un lugar alto donde ilumina a todos los que están en la casa. 16 De la misma manera, dejen que sus buenas acciones brillen a la vista de todos, para que todos alaben a su Padre celestial.

Dios es la fuente de Luz invisible, Jesús es la representación visible de esa Luz y tú eres lo visible de lo invisible.

Apocalipsis 19:8 RVR60

8 Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos.

Juan 12:46 TLA

46 Yo soy la luz que ha venido para alumbrar este mundo. El que cree en mí no vivirá en la oscuridad.

Mateo 13:43 TLA

43 Pero los que obedecen a Dios brillarán en el reino del Padre como brilla el sol. ¡Ustedes, si en verdad tienen oídos, presten atención!