La Séptima Trompeta
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Entonces el séptimo ángel tocó su trompeta, y hubo fuertes voces que gritaban en el cielo:
«Ahora el mundo ya es el reino de nuestro Señor y de su Cristo,
y él reinará por siempre y para siempre».
Los veinticuatro ancianos que estaban sentados en sus tronos delante de Dios se postraron rostro en tierra y lo adoraron, diciendo:
«Te damos gracias, Señor Dios, el Todopoderoso,
el que es y que siempre fue,
porque ahora has tomado tu gran poder
y has comenzado a reinar.
Las naciones se llenaron de ira,
pero ahora el tiempo de tu ira ha llegado.
Es tiempo de juzgar a los muertos
y de recompensar a tus siervos, los profetas,
y también a tu pueblo santo
y a todos los que temen tu nombre,
desde el menos importante hasta el más importante.
Es tiempo de destruir
a todos los que han causado destrucción en la tierra».
Después se abrió en el cielo el templo de Dios, y el arca de su pacto se podía ver dentro del templo. Salieron relámpagos, rugieron truenos y estruendos, y hubo un terremoto y una fuerte tormenta de granizo.
Introducción
Introducción
La pasada semana fuimos ánimos como iglesia, de la misma manera que fueron animadas las iglesias del primer siglo, a través de esta imagen de los dos testigos siendo aparentemente derrotados por la bestia y luego resucitados por el Señor.
Fuimos animados a perseverar en la fe:
Aún en medio de un mundo que se opone violenta y ferozmente a Dios, a su reino y su pueblo
Aún cuando en muchas ocasiones nos sintamos derrotados
Aún cuando nos sintamos que la iglesia ha perdido su efectividad y relevancia
Aún cuando nos sintamos que nuestros dones y ministerios han caducado
Fuimos animados a seguir perseverando:
No mirando nuestras circunstancias presentes, sino mirando a aquel día cuando nuestro Rey Jesús reinvindicará a Su Iglesia ante la mirada de todos sus enemigos
Con nuestra mirada en aquel día cuando escuchemos la voz de nuestro Rey decir: levántate y sube aquí arriba y mirra cómo pongo a nuestros enemigos debajo de nuestros pies
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Luego de un glorioso interludio, finalmente Juan escucha el sonar de la séptima y última trompeta.
Con este interludio fuimos animados como iglesia y como creyentes, a través de las imágenes del ángel y el librito y de los dos testigos, a seguir proclamando el evangelio de Jesucristo a tiempo y fuera de tiempo, en medio de la congregación de los Santos y en donde quiera que el Señor nos ha plantado, especialmente a medida que se acercan los días finales.
Mientras se acercan los días finales, como iglesia, no bajamos la guardia. No tomamos la actitud de que el mundo ya está perdido y sin remedio. Al contrario, redoblamos nuestros esfuerzos porque sabemos que aún hay muchas ovejas que tienen que escuchar la voz de su Pastor y seguirle. Que aún hay muchos hijos pródigos que tienen que regresar a la casa del Padre.
Aunque reconocemos que en los días finales el amor de muchos se enfriará, nosotros seguimos creyendo y proclamando que el amor de Dios aún sigue teniendo el mismo poder para alcanzar al perdido.
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Entonces el séptimo ángel tocó su trompeta, y hubo fuertes voces que gritaban en el cielo:
«Ahora el mundo ya es el reino de nuestro Señor y de su Cristo,
y él reinará por siempre y para siempre».
Ahora el mundo es el reino de Dios
Ahora el mundo es el reino de Dios
La séptima trompeta anuncia el fin, al igual que lo hacen las visiones de la séptima iglesia, del séptimo sello y eventualmente de la séptima copa.
Hemos dicho que esta carta se compone de varios ciclos de visiones paralelas acerca de la era de la iglesia y de los eventos del fin. Y que la diferencia es que cada uno revela nuevos aspectos o nuevas perspectivas.
A la séptima iglesia, Laodicea, el Señor le dice lo siguiente:
»¡Mira! Yo estoy a la puerta y llamo. Si oyes mi voz y abres la puerta, yo entraré y cenaremos juntos como amigos.
Todos los que salgan vencedores se sentarán conmigo en mi trono, tal como yo salí vencedor y me senté con mi Padre en su trono.
Cuando Cristo desata el séptimo sello Juan vio lo siguiente:
El humo del incienso, mezclado con las oraciones del pueblo santo de Dios, subió hasta la presencia de Dios desde el altar donde el ángel lo había derramado.
Entonces el ángel llenó el recipiente para quemar incienso con fuego del altar y lo lanzó sobre la tierra; y hubo truenos con gran estruendo, relámpagos y un gran terremoto.
Al igual que estas primeras dos visiones, ahora la séptima trompeta nos muestra un nuevo aspecto glorioso acerca del día final y de la consumación de todas las cosas.
La séptima trompeta nos muestra que el día final será caracterizado por el establecimiento del Reino de Dios sobre este mundo, junto con la derrota de todos sus enemigos y con la extinción de la muerte y la maldad.
Ahora el mundo ya es el reino de nuestro Señor y de su Cristo
Esto nos hace recordar las gloriosas palabras con las cuales Jesús inició su ministerio en esta tierra:
Matthew 4:17 (NTV)
...«Arrepiéntanse de sus pecados y vuelvan a Dios, porque el reino del cielo está cerca».
Fue en ese preciso momento cuando se inició la cuenta regresiva para el establecimiento final del reino de Dios.
Como diría Juan Luis Guerra: viene bajando, viene ya
La iglesia ha existido por 2,000 años en un intervalo, entre el reino de Dios ya está aquí, pero todavía no.
Por un lado podemos afirmar que ese reino ya está aquí porque como ciudadanos de ese reino, tú y yo, aunque vivimos en este mundo, vivimos bajos los valores del reino de Dios.
Los valores que gobiernan nuestra vida no son los del reino de este mundo, sino los del reino de Dios.
Podemos afirmar que ese reino ya está aquí porque aunque el príncipe de las tinieblas aún tiene permiso para gobernar a este mundo, por encima de él está el Rey Soberano del Universo sentado en su trono celestial y todo está sometido bajo su dominio y autoridad.
Sin embargo, a la misma vez podemos afirmar que ese reino aún no ha llegado. Que aún esperamos el establecimiento final de ese reino en este mundo. Que aún esperamos ese día cuando nuestros cuerpos mortales sean transformados, cuando la creación sea restaurada y el Rey mude su trono del cielo a esta tierra.
Entonces en ese día solo habrá un Rey sobre esta tierra y solo habrá un pueblo.
y Él reinará por siempre y para siempre
Entonces, ¿vamos para el cielo o el cielo viene a nosotros?
Entonces, ¿vamos para el cielo o el cielo viene a nosotros?
Tradicionalmente nos han enseñado que en el día final iremos al cielo.
Sin embargo, quiero plantearles una idea que vamos a seguir trabajando y expandiendo a medida que sigamos estudiando esta carta.
¿Vamos para el cielo o el cielo va a venir a nosotros? ¿Este mundo será destruido o será renovado? ¿El reino de los cielos se ha acercado o está en un lugar distante fuera de este mundo?
Me parece que contestarnos estas preguntas correctamente es crucial porque va a afectar la manera en que vivimos, la manera en que vemos la creación y la naturaleza y por ende, la manera en que proclamamos el evangelio.
¿Para qué luchar en esta vida para prosperar y echar pa’ ‘lante y tener un mejor futuro para mí y para mis hijas si al fin y al cabo todo esto será destruido?
¿Para qué esforzarme y luchar por formar una familia y procrear hijos si este mundo va de mal en peor?
¿Por qué esforzarme por ser un buen ciudadano y velar y trabajar por el bienestar de mi comunidad si un día me largo de aquí y ya no me verán más?
¿Para qué cuidar la naturaleza, los animales, la tierra, las plantas, el mar, los bosques, si al final todo será destruido?
¿Para qué esforzarnos por proclamar el evangelio a tiempo y fuera de tiempo si total, ya yo tengo mi pasaje asegurado para ir al cielo y pronto todo esto acabará?
¿Se dan cuenta de cómo nuestra interpretación de los últimos tiempos puede afectar significativamente nuestra cosmovisión y la manera en que vivimos hoy?
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16 Los veinticuatro ancianos que estaban sentados en sus tronos delante de Dios se postraron rostro en tierra y lo adoraron,
El Pueblo de Dios recibe a su Rey
El Pueblo de Dios recibe a su Rey
Esta no es la primera vez que Juan ve este glorioso espectáculo. Ya lo había visto en el capítulo 4 cuando tiene la visión del trono celestial. Justo después de haberle dicho a la Laodicea:
Todos los que salgan vencedores se sentarán conmigo en mi trono, tal como yo salí vencedor y me senté con mi Padre en su trono.
¿Recuerdan lo que representan los 24 ancianos?
Son una imagen gloriosa del pueblo redimido de Dios sentado junto a Él, reinando por siempre y para siempre. Son una imagen gloriosa de la Iglesia de Jesucristo, luego de su reinvindicación, exaltación y glorificación en el día final.
Son una imagen gloriosa que demuestra que no importa lo pecadores e indignos que nos sintamos hoy, un día recibiremos el inmerecido privilegio de sentarnos junto al Rey de reyes y Señor de señores.
Un día recibiremos un cuerpo nuevo, glorificado y santificado y ropa nueva, blanca y limpia, que nos hará totalmente dignos de estar ante su bendita y santa presencia y de sentarnos a su lado en el lugar de más alto honor.
No por nuestros méritos; no por nada que nosotros hayamos podido hacer, sino única y exclusivamente por los méritos de Jesucristo el Señor.
El apóstol Pablo va mucho más allá. Él nos vio ya sentados allí cuando le dijo a los efesios:
Pero Dios es tan rico en misericordia y nos amó tanto
que, a pesar de que estábamos muertos por causa de nuestros pecados, nos dio vida cuando levantó a Cristo de los muertos. (¡Es sólo por la gracia de Dios que ustedes han sido salvados!)
Pues nos levantó de los muertos junto con Cristo y nos sentó con él en los lugares celestiales, porque estamos unidos a Cristo Jesús.
Ciertamente su muerte y resurrección nos unió a Él por siempre y para siempre y ya nada ni nadie nos podrá separa de su amor.
Entonces al toque de la última trompeta los 24 ancianos se levantan de sus tronos, se postran rostro en tierra y con este acto reciben al Rey y le adoran.
No solo es espectacular lo que hacen sino lo que dicen.
Revelation 11:17 (NTV)
…«Te damos gracias, Señor Dios, el Todopoderoso, el que es y que siempre fue, porque ahora has tomado tu gran poder y has comenzado a reinar.
El día más y menos esperado
El día más y menos esperado
El día más esperado por unos y menos esperado por otros ha llegado. El día en que el Señor finalmente establezca su reino en este mundo.
Día que Abraham, Moisés y los profetas de antaño anunciaron.
Día al cual el Señor se refería cuando le prometió a su siervo Abraham que todos los pueblos y naciones de este mundo serían bendecidas por medio de su descendencia.
Día al cual el apóstol Pablo se refería cuando le escribe a los romanos:
Pues toda la creación espera con anhelo el día futuro en que Dios revelará quiénes son verdaderamente sus hijos.
Contra su propia voluntad, toda la creación quedó sujeta a la maldición de Dios. Sin embargo, con gran esperanza,
la creación espera el día en que se unirá junto con los hijos de Dios a la gloriosa libertad de la muerte y la descomposición.
Este es el día que anuncia e inicia el toque de la séptima trompeta.
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Las naciones se llenaron de ira, pero ahora el tiempo de tu ira ha llegado. Es tiempo de juzgar a los muertos y de recompensar a tus siervos, los profetas, y también a tu pueblo santo y a todos los que temen tu nombre, desde el menos importante hasta el más importante. Es tiempo de destruir a todos los que han causado destrucción en la tierra».
El día de la justicia final
El día de la justicia final
Este es el día cuando toda injusticia acabará.
Este es el día cuando el clamor de aquellos que están debajo del altar:
Apocalipsis 6:10 (NTV)
...«Oh, Soberano Señor, santo y verdadero, ¿cuánto tiempo hasta que juzgues a la gente de este mundo y tomes venganza de nuestra sangre por lo que nos han hecho?».
será contestado.
Por mucho tiempo las naciones hicieron lo que quisieron. Por mucho tiempo oprimieron al pobre, maltrataron al débil y engañaron al inocente.
Por mucho tiempo se comportaron pretendiendo ser los reyes soberanos y los dioses de este mundo.
Por mucho tiempo actuaron como bestias, invadiendo, dominando y destruyendo.
Entonces el día menos esperado les ha sobrevenido de repente; en un abrir y cerrar de ojos; como un huracán; como un terremoto; como ladrón en la noche.
Entonces, en vez humillarse, rendirse y arrepentirse ante el Rey supremo del universo, se enfurecen de frustración porque sus pretensiones han llegado a su fin. Porque el control y el poder que ejercían sobre sus súbditos se les ha sido removido para siempre. Ahora reaccionan como niños con perreta.
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Es evidente que Juan está pensando en el Salmo 2 cuando está redactando esta visión.
Es maravilloso pensar que desde la antiguedad ya el Salmista está pensando en este glorioso día.
Noten el sarcasmos y la burla del salmista.
¿Por qué se enojan tanto las naciones? ¿Por qué pierden el tiempo haciendo planes inútiles?
Los reyes de la tierra se preparan para la batalla, los gobernantes conspiran juntos en contra del Señor y en contra de su ungido.
«¡Rompamos las cadenas! —gritan—, ¡y liberémonos de ser esclavos de Dios!».
Pero el que gobierna en el cielo se ríe; el Señor se burla de ellos.
Después los reprende con enojo; los aterroriza con su intensa furia.
Pues el Señor declara: «He puesto a mi rey elegido en el trono de Jerusalén, en mi monte santo».
Este es el día del cual Daniel tuvo una visión cuando dijo:
Observé mientras colocaban unos tronos en su lugar, y el Anciano se sentó a juzgar. Su ropa era blanca como la nieve, su cabello se parecía a la lana más pura. Se sentó sobre un trono ardiente con ruedas en llamas;
y un río de fuego brotaba de su presencia. Millones de ángeles le atendían; muchos millones se pusieron de pie para servirle. Entonces comenzó la sesión del tribunal y se abrieron los libros.
Entonces los muertos serán juzgados. Los profetas y los que creyeron en Cristo serán recompensados. Los pequeños de este mundo serán exaltados y los grandes serán humillados. Y aquellos que destruyen la creación serán a su vez destruidos.
Entonces se cumplirán las palabras de Jesús.
Finalmente a los pobres en espíritu se les entregará el reino de los cielos. Los que lloran serán consolados. Los humildes heredarán la tierra. Los que tienen hambre y sed de justicia serán saciados. Los misericordiosos recibirán misericordia. Los de limpio corazón verán a Dios. Los que procuran la paz serán llamados hijos de Dios. Y aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia se le entregará el reino de los cielos.
Después se abrió en el cielo el templo de Dios, y el arca de su pacto se podía ver dentro del templo. Salieron relámpagos, rugieron truenos y estruendos, y hubo un terremoto y una fuerte tormenta de granizo.
En ese día la presencia de Dios será totalmente revelada y todo ojo le verá, no solo sus bienaventurados, sino también todos los que recibirán su castigo.
Conclusión
Conclusión
Que esta gloriosa imagen del día final fortalezca tu corazón y aumente tu fe.