¡Libres!

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Introducción

Hemos llegado al momento tan esperado.
Todos hemos estado esperando este momento desde que Dios llamó a Moisés en Éxodo 3.
Exodus 3:7–10 NBLA
Y el Señor dijo: «Ciertamente he visto la aflicción de Mi pueblo que está en Egipto, y he escuchado su clamor a causa de sus capataces, pues estoy consciente de sus sufrimientos. »Así que he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y para sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y espaciosa, a una tierra que mana leche y miel, al lugar de los cananeos, de los hititas, de los amorreos, de los ferezeos, de los heveos y de los jebuseos. »Y ahora, el clamor de los israelitas ha llegado hasta Mí, y además he visto la opresión con que los egipcios los oprimen. »Ahora pues, ven y te enviaré a Faraón, para que saques a Mi pueblo, a los israelitas, de Egipto»
Dios ha enviado las nueve plagas/golpes sobre Faraón y los egipcios.
Cada una de ellas fue una muestra del poder de Dios.
Dios estaba mostrando que él es más fuerte que los dioses de los egipcios (e.g., el dios rana, Nilo, sol, etc.).
Y estamos a tan solo unas cuantas horas del Éxodo de Israel.
Recordemos que la palabra éxodo significa “salida”.
Es la salida de Israel de la tierra de esclavitud.
Por tanto, hoy vamos a considerar:
Los juicios de Dios son verdaderos
La salvación de Dios es real

I. Los juicios de Dios son verdaderos

En la última ocasión vimos como Israel recibió orden de celebrar la primera Pascua del Señor.
Esta fue la fiesta establecida por Dios para ilustrar como un cordero inocente entregaba su vida para que la vida del primogénito dentro del hogar fuese librado de morir.
Durante la noche, Dios mismo descendería para herir con mortandad a todo Egipto.
Nadie se salvaría del juicio de Dios excepto aquellos que guardaron la fiesta de la Pascua.
Faraón tuvo una decisión que tomar.
Él podía haber evitado que su propio hijo muriera; pero prefirió darle la espalda a Dios.
Así como vinieron las primeras nueve plagas, así también caería el último golpe mortal.
Exodus 12:29–30 NBLA
Y a la medianoche, el Señor hirió a todo primogénito en la tierra de Egipto, desde el primogénito de Faraón que se sentaba sobre su trono, hasta el primogénito del cautivo que estaba en la cárcel, y todo primogénito del ganado. Faraón se levantó en la noche, él con todos sus siervos y todos los egipcios. Y se oyó un gran clamor en Egipto, porque no había hogar donde no hubiera alguien muerto.
Aquí vemos a Moisés confirmar que Dios mismo fue quien hirió a los Egipcios con la muerte de sus primogénitos.
Nadie fue exento del juicio de Dios.
El juicio de Dios se extendió a “el primogénito de Faraón que se sentaba sobre su trono, hasta el primogénito del cautivo que estaba en la cárcel”.
…y también fue herido “todo primogénito del ganado”.
Dios no había dado una amenaza hueca. Dios juzgaría a los egipcios tal como lo había declarado.
Por tanto aquí vemos a todo Egipto levantarse de noche para descubrir que sus primogénitos habían muerto.
Se escuchó un gran clamor como nunca antes se había escuchado.
El dolor embargó a todas las familias de Egipto.
El juez de toda la humanidad había ejecutado el juicio y este fue el resultado.
Esta triste escena debe servir como advertencia para toda la humanidad.
La Biblia nos enseña que todos los seres humanos hemos pecado delante de Dios y por tanto nos encontramos en condición de culpables delante de Dios.
La Biblia enseña que Dios va a juzgar a la humanidad entera.
Cada uno de nuestros actos están registrados y son del conocimiento de Dios.
Nada podemos ocultar ante los ojos del todopoderoso.
El libro del Apocalipsis nos presenta el momento del juicio universal de la humanidad:
Revelation 20:11–15 NBLA
Vi un gran trono blanco y a Aquel que estaba sentado en él, de cuya presencia huyeron la tierra y el cielo, y no se halló lugar para ellos. También vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie delante del trono, y los libros fueron abiertos. Otro libro fue abierto, que es el libro de la vida, y los muertos fueron juzgados por lo que estaba escrito en los libros, según sus obras. El mar entregó los muertos que estaban en él, y la Muerte y el Hades entregaron a los muertos que estaban en ellos. Y fueron juzgados, cada uno según sus obras. La Muerte y el Hades fueron arrojados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda: el lago de fuego. Y el que no se encontraba inscrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego.
Este pasaje nos enseña dos principios importantes:
Ningún ser humano escapará del juicio de Dios.
Los que han creído en Cristo Jesús tienen sus nombres escritos en el libro de la vida y por tanto no verán condenación.
Así como un día Dios derramó su juicio sobre los egipcios:
Después de varias advertencias...
Después de sus muestras de misericordia...
Así también un día será inevitable el juicio de Dios. Llegará el momento en que todos comparecerán ante la presencia de Dios.
Será un día terrible para muchos (los que no rindieron sus vidas a Jesús) pero también será un día de gran gozo para otros (los que tienen su nombre escrito en el libro de la vida).
Les invito a compartir la advertencia acerca del juicio de Dios.
No es un mensaje de odio ni de superioridad.
Es lo más amoroso que podemos hacer a aquellos que van a una eternidad de condenación - hablarles a tiempo; antes que sea demasiado tarde.

II. La salvación de Dios es real

Faraón y todo Egipto ha sido humillado por la mano de Dios.
Exodus 12:31–32 NBLA
Entonces Faraón llamó a Moisés y a Aarón aún de noche, y dijo: «Levántense y salgan de entre mi pueblo, ustedes y los israelitas. Vayan y adoren al Señor, como han dicho. »Tomen también sus ovejas y sus vacas, como han dicho, y váyanse, y bendíganme también a mí»
Faraón llama a Moisés y a Aarón y prácticamente los expulsa del país. Tal como Dios le había anunciado a Moisés.
Faraón los expulsa junto con todas sus familias y su ganado.
¡Ha llegado el momento de libertad!
Los egipcios están tan devastados por lo que ha sucedido que temen que seguirán muriendo si los israelitas no salen del país.
Exodus 12:33 NBLA
Y los egipcios apremiaban al pueblo, dándose prisa en echarlos de la tierra, porque decían: «Todos seremos muertos»
Pero, al igual que Faraón, a pesar de todo lo que ha había pasado, vemos que en la mayoría no hay arrepentimiento.
En la mayoría no hay una muestra genuina de confesión de sus faltas.
¡Quieren ser libres de las plagas, pero no quieren rendir sus vidas al Dios eterno!
El pueblo obedece a las instrucciones que recibieron de Moisés en Éxodo 3.21-22.
Los israelitas piden a sus vecinos objetos valiosos.
Los egipcios responden con gran generosidad.
Exodus 12:35–36 NBLA
Los israelitas hicieron según las instrucciones de Moisés, pues pidieron a los egipcios objetos de plata, objetos de oro y ropa. Y el Señor hizo que el pueblo se ganara el favor de los egipcios, que les concedieron lo que pedían. Así despojaron a los egipcios.
Israel sale de Egipto habiendo desposado al país.
Israel sale con el pago justo por tantos años de esclavitud.
Dios ha liberado a su pueblo y han salido con las manos llenas.
Los que habían estado tantos años con las manos vacías, como esclavos subyugados, los maltratados de Egipto, lo más vil de la tierra…ahora salen como gente noble, como la realeza, como gente adinerada, porque Dios los ha llevado de la miseria al triunfo.
Una cosa es que Israel por fin haya sido liberado de la esclavitud pero otra cosa es que hayan despojado a los Egipcios.
…y todo ha sido por la mano y voluntad de Dios.
Veamos el momento de su liberación.
Exodus 12:37–38 NBLA
Los israelitas salieron de Ramsés hacia Sucot, unos 600,000 hombres de a pie, sin contar los niños. Subió también con ellos una multitud mixta, junto con ovejas y vacas, una gran cantidad de ganado.
Con estas palabras tan sencillas somos testigos de la liberación de la nación.
Salieron 600,000 hombres (aproximadamente 1.2M en total).
Entre ellos habían mujeres, niños, ovejas, vacas, mucho más ganado.
Pero veamos una nota interesante:
“Subió también con ellos una multitud mixta”.
¿Quienes son esta multitud mixta?
No olvidemos que muchos los israelitas habían pasado 430 años de esclavos (37:40).
Durante este tiempo muchos de ellos habían comenzado a casarse con gente en Egipto.
Algunos de ellos se casaron con egipcios y otros con gente de otros pueblos que ahora vivían en Egipto.
Aquí vemos dos cosas:
Con el tiempo, muchas de estas personas serían motivo de problema para Israel. Serían un aguijón en su costado.
Numbers 11:4 NBLA
El populacho que estaba entre ellos tenía un deseo insaciable; y también los israelitas volvieron a llorar, y dijeron: «¿Quién nos dará carne para comer?
En este pasaje vemos como esta gente empezó a murmurar y quejarse de las penurias del desierto.
Estas personas habían salido de Egipto, pero la vida de Egipto no había salido de ellos.
Ellos habían salido de esta tierra, pero no se identificaban con el pueblo de Dios.
Vivían entre los israelitas pero no adoraban al pueblo de Israel.
Este principio lo vemos aun en la Iglesia de Cristo.
Hay muchos que forman parte de las congregaciones cristianas…pero que a final de cuentas no son pueblo de Dios.
Son personas que aunque tienen padres, hermanos, amigos que son creyentes, ellos no lo son.
No han tenido un encuentro con Dios y por tanto sus almas corren peligro pues no han rendido sus vidas a Dios.
Pero, entre esta multitud de personas vemos que muchos fueron gente sincera.
Muchos de ellos se habían cansado de la vida de los egipcios.
Habían abrazado una nueva vida, una nueva identidad, un nuevo pueblo, y un nuevo Dios (el único Dios verdadero).
Esta gente era parte del cumplimiento de la promesa que Dios le dio a Abraham:
Genesis 12:3 NBLA
»Bendeciré a los que te bendigan, Y al que te maldiga, maldeciré. En ti serán benditas todas las familias de la tierra».
Dios estaba trayendo salvación y esperanza aún en el Éxodo de Israel.
Así como el juicio de Dios fue verdadero, así también lo fue su salvación.
Exodus 12:40–41 NBLA
El tiempo que los israelitas vivieron en Egipto fue de 430 años. Y después de los 430 años, en aquel mismo día, todos los ejércitos del Señor salieron de la tierra de Egipto.
Después de 430 años ha llegado la salvación a Israel.
Después de tanto tiempo de cautiverio, Dios ha traído refrigerio, alivio, liberación a su pueblo.
Ese día Israel no salió de Egipto como gente subyugada, como gente esclava, como gente miserable y menospreciada.
Ese día Israel salió como un gran ejército dirigido por Dios mismo - el Dios de su liberación.
El mismo Dios que los libró a sus primogénitos.
Exodus 12:42 NBLA
Esta es noche de vigilia para el Señor por haberlos sacado de la tierra de Egipto. Esta noche es para el Señor, para ser guardada por todos los hijos de Israel por todas sus generaciones.
Por tanto, cada año Israel guardaría una vigilia recordando como Dios los libró de morir.
Recordando como Dios los rescató demostrando que él para siempre sería fiel a su promesa de salvar.
Hermanos, no tenemos que temer.
Dios ha prometido salvarnos.
Dios ha prometido rescatarnos.
Dios nos ha prometido la vida eterna.
Así como cumplió sus promesas con Israel así lo ha de cumplir con nosotros.

Conclusión

¿Cuál fue la primera comida que comieron los Israelitas en el desierto?
La respuesta la encontramos en Éxodo 12.39
Exodus 12:39 NBLA
De la masa que habían sacado de Egipto, cocieron tortas de panes sin levadura, pues no se había leudado, ya que al ser echados de Egipto, no pudieron demorarse ni preparar alimentos para sí mismos.
Comieron pan sin levadura.
Me imagino que fue el pan más delicioso que probaron en toda su vida.
No porque la harina fuera de mejor calidad, harina orgánica, o harina sobrenatural.
Debe haber sido como un manjar delicioso para ellos porque fue el primer bocado que probaron en su libertad.
No hay mejor comida que aquella que se come en la libertad.
Pero, a final de cuentas seguía siendo pan, y en este caso pan sin levadura.
Debe haber sido un pan denso.
Un pan sin sabor.
Un pan sin otros acompañamientos.
…pero a final de cuentas eran pan comida en la libertad.
Sin embargo, este no era su destino final.
Aún tenían mucho que recorrer.
Aún tenían mucho que vivir.
Aún tendrían pruebas durante su peregrinaje.
Eran ahora extranjeros y peregrinos caminando hasta su hogar final.
Habían tenido una pequeña prueba de lo que era vivir en libertado…pero la tierra prometida aun estaba a la distancia.
Debían seguir caminando.
Ahora solo comían pan sin levadura, pero pronto el pueblo llegaría a una tierra:
Exodus 3:17 NBLA
’Y he dicho: Los sacaré de la aflicción de Egipto a la tierra del cananeo, del hitita, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo, a una tierra que mana leche y miel’ ”.
Hermanos, hemos probado la bondad de Dios.
Hemos experimentado sus bendiciones.
Hemos sentido su presencia.
Hemos sido asombrados por su poder.
Dios nos ha sorprendido con su amor.
…pero es tan solo una pequeña prueba de lo que aun nos espera a los redimidos en el hogar celestial.
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