Mirando al Invisible; Mirando al Dios que Oye

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Introducción

Algunos conocemos casos de personas que vivieron en extrema pobreza/necesidad y que después de cierto tiempo lograron tener fortuna y fama. Algunos ejemplos:
Muy pocos conocemos el nombre María Dolores, pero muchos conocemos a su hijo Cristiano Ronaldo. Esta familia vivía en una de las zonas más pobres de Madeira, Portugal.
Era el cuarto hijo de la familia.
Su madre era ama de casa y eran muy pobres a causa del alcoholismo de su padre. Cuando su madre se dio cuenta que estaba embarazada de un cuarto hijo (ya tenía dos hijas y un hijo) fue al hospital para tratar de abortarlo.
Los medicos se negaron a practicar el aborto y ella recurrió a beber cerveza tibia y correr pues algunas mujeres habían podido abortar a sus hijos de esa manera.
Se logró el embarazo pero la familia siguió viviendo en extrema pobreza.
Pero, la mayoría de nosotros conocemos a Cristiano Ronaldo por ser parte del Manchester United de Inglaterra y uno de los futbolistas mejor pagados - con un ingreso de ~$27M en el 2022.
Estas son las historias que en ingles se conoce como “from rags to riches” o en español “de harapos a la riqueza”.
Pero son muy poco conocidas las historias que comienzan en riqueza/fortuna y termina en pobreza.
Existen ejemplos de personas que por una mala decisión, una mala inversión, un mal calculo - pierden toda su fortuna.
En la CDMX está “La casa del actor”. En esta casa hay alrededor de 70 habitaciones para actores de la tercera edad.
Es un lugar donde han estado actores que tal vez no administraron sus ganancias en la primavera de su carrera como actor y ahora dependen del sindicato de actores.
Es impresionante pensar que actores que parecían tenerlo todo, ahora dependen de un programa que en varias ocasiones sale en las noticias como en peligro de cerrarse porque los fondos están por agotarse.
Pero, es muy raro escuchar acerca de una persona que voluntariamente haya dejado una vida de lujo, de privilegio, y de comodidad - para vivir en necesidad, ambulando de un lugar a otro, sin la protección que su vida de privilegio de le ofrecía.
Sin embargo, este es el caso de Moisés. La semana pasada dejamos a Moisés adoptado dentro de la familia de Faraón, pero criado por su propia madre. El autor a los Hebreos describe su juventud de Moisés de esta manera:
Hechos de los Apóstoles 7:22 NBLA
»Moisés fue instruido en toda la sabiduría de los egipcios, y era un hombre poderoso en palabras y en hechos.
Vemos que Moisés conoció las mejores escuelas, fue instruido en todas las ciencias, fue un hombre preparado ya que era un príncipe de Egipto - su madre adoptiva era la hija del mismo Faraón.
Moisés conoció los lujos y las comodidades de los Egipcios.
Él podía ver la gran diferencia que había entre el hogar de su madre biológica (Jocabed) y el palacio de su madre (la hija del Faraón).
En su infancia, él día a día miraba quizá la vida difícil que vivía su madre Jocabed comparado con el aspecto juvenil de la hija de Faraón.
Eran dos vidas completamente distintas.
Una vida consistía de privilegios, manjares, comodidad, y deleites, mientras que la otra vida consistía en trabajo, cansancio, inseguridad, hambre, sed, y peligro.
Pero, llegó un día en que Moisés le dio la espalda a todo lo que había conocido hasta este punto - y dejó su vida de privilegio.
Hoy consideraremos el momento monumental en que Moisés abandona el palacio para ir en busca del Invisible - el Dios de los hebreos. Hoy veremos:
El llamado a abandonar los deleites de la tierra
El llamado a ser un extranjero en tierra ajena
El Dios que llama es el Dios de Israel

I. El llamado a abandonar los deleites de la tierra

El día de hoy veremos la narrativa de la vida de Moisés según Éxodo 2:11-25 pero lo veremos a la luz de las observaciones que nos da el autor a los Hebreos 11:24-27.
Éxodo 2:11 NBLA
En aquellos días, crecido ya Moisés, salió a donde sus hermanos y vio sus duros trabajos. Vio a un egipcio golpeando a un hebreo, a uno de sus hermanos.
Algo llevó a Moisés a salir del palacio donde él era conocido como uno de los príncipes de Egipto.
Este día que sale Moisés miró algo que conmovió su corazón.
Miró a un egipcio (uno de su pueblo adoptivo) que estaba golpeando a uno de sus propios hermanos (su gente biológica).
La Biblia no nos dice exactamente que fue lo que llevó a Moisés a reaccionar ante esta escena - solo nos dice lo que ocurrió - una tragedia:
Éxodo 2:12 NBLA
Entonces miró alrededor y cuando vio que no había nadie, mató al egipcio y lo escondió en la arena.
Moisés, el príncipe de Egipto, se había convertido en un asesino.
De hecho, la descripción que nos da muestra un poco el momento de tensión “cuando vio que no había nadie, mató al egipcio y lo escondió en la arena”.
Vemos que no fue en defensa propia pues el egipcio no estaba golpeando a Moisés.
Tampoco se nos dice que el egipcio era un oficial/mayordomo que estaba castigando al hebreo por su mal desempeño y que Moisés solo lo estaba defendiendo.
Lo que vemos es a un hombre que ya no puede negar su verdadera identidad. Hay un llamado que Moisés está recibiendo, es algo que no lo puede ignorar, es un llamado que no lo deja tranquilo.
El llamado lo está llevando a entender que él no pertenece a esta vida de lujos y deleites.
Él no no ha sido llamado para ser el príncipe de Egipto.
Él no ha sido llamado para gobernar sobre los egipcios y vivir alejado de los esclavos hebreos - entre los cuales se encuentran su madre, su padre, y sus hermanos Miriam y Aarón.
Por tanto, este día providencial sale Moisés como hubiera salido otros días y no puede seguir ignorando el sufrimiento de su pueblo.
No puede seguir ignorando que su propia gente está sufriendo bajo la mano dura de los Egipcios.
No puede ignorar que algún día los que estarán siendo golpeados son su propia familia.
Por tanto, Moisés reacciona de manera impulsiva causando la muerte del egipcio.
Seguramente fue una reacción incorrecta.
No hizo bien Moisés.
Moisés se convirtió en un asesino.
Sin embargo, está dispuesto a dejarlo todo por intervenir en la situación de su pueblo.
Moisés sabe que lo que ha hecho será castigado con muerte.
Moisés conocía las leyes de los Egipcios - ojo por ojo y diente por diente, vida por vida.
Es por eso que leemos:
Éxodo 2:15 NBLA
Al enterarse Faraón de lo que había pasado, trató de matar a Moisés. Pero Moisés huyó de la presencia de Faraón y se fue a vivir a la tierra de Madián, y allí se sentó junto a un pozo.
El Faraón debe aplicar la pena capital al crimen de Moisés.
Moisés debe morir.
Moisés debe ser ejecutado.
Moisés estaba consciente de las consecuencias de sus actos; y aunque fueron impulsivas, fueron drásticas, fueron incorrectas - ya no podía negar que algo lo estaba llamando a abandonar, cortar, romper por siempre con su vida como príncipe de Egipto.
¿Qué fue lo que llevó a Moisés a romper por siempre con su vida de privilegio?
Hebreos 11:24–25 NBLA
Por la fe Moisés, cuando ya era grande, rehusó ser llamado hijo de la hija de Faraón, escogiendo más bien ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los placeres temporales del pecado.
¿Qué fue lo que llevó a Moisés a preferir vivir una vida lejos de los deleites egipcios - que la Biblia los ve como deleites de “placer temporal de pecado”…?
¿Qué fue lo que llevó a Moisés a preferir vivir una vida de incertidumbre al lado de sus hermanos los hebreos en lugar de la vida de seguridad, fama, y fortuna que gozaba como príncipe de Egipto?
El autor a los Hebreos nos dice:
Hebreos 11:26–27 NBLA
Consideró como mayores riquezas el oprobio de Cristo que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe Moisés salió de Egipto sin temer la ira del rey, porque se mantuvo firme como viendo al Invisible.
Moisés tenía su mirada puesta en la recompensa.
Moisés sabía que estaba abandonando una vida de placer, de deleite, de abundancia, pero lo estaba abandonando por algo que era mil veces mejor - Moisés tenía su mirada puesta en la recompensa.
Moisés tenía puesta su mirada en el Dios Invisible.
Es cierto que Moisés había sido educado en las mejores escuelas egipcias, por los mejores maestros de Egipto, por los mejores eruditos del palacio real.
Sin embargo, de niño fue criado por su madre Jocabed.
Fue Jocabed quien la habló a Moisés del Dios de los hebreos.
Fue en esa casa humilde que Moisés conoció acerca del Dios de Israel.
Su madre seguramente aseguró que su hijo entendiera que en el palacio se encontraría con los dioses Egipcios - Osiris (el dios del lugar de los muertos, de la resurrección, y que controlaba los ciclos en que se desbordaba el Nilo), Horus (el dios de la guerra), Seth (el dios de la guerra), o Re (el dios del sol).
Pero, ella le enseñaría acerca del único Dios verdadero, el Dios de Abraham, Isaac, y Jacob.
Aquel que la Biblia dice que es el Dios invisible.
El Dios que es espíritu.
El Dios que no puede ser visto por ojos mortales.
El Dios creador del cielo y la tierra.
El Dios que gobierno en todo el universo.
Por tanto, Moisés creció sabiendo que el Dios de los hebreos era el verdadero Dios y no un ídolo mudo y muerto.
Así que Moisés rompe con su mundo de comodidad para ir en pos de aquel Dios verdadero, el Dios Invisible, el Dios de sus hermanos los hebreos.
Este es el mismo Dios que nosotros seguimos y servimos.
El cristiano es una persona que ha roto su relación con el mundo, con la religión falsa, con los ídolos, con el mundo de pecado para servir al Dios verdadero - al Dios invisible, al único Dios que existe, al Dios que gobierna el mundo entero.
El cristiano es una persona que adora a Dios con toda su mente y su corazón.
El cristiano es una persona que le ha dado la espalda al mundo, al pecado, a la carne, para servir y agradar al único y verdadero Dios.

II. El llamado a ser un extranjero en tierra ajena

Pero, al dejar Moisés el palacio real, él sabe que se ha convertido en un fugitivo.
Por tanto, sale huyendo al desierto de Madián. La Biblia nos dice como Moisés llega a sentarse junto al pozo (v. 15) porque sabe tarde temprano saldrán las mujeres para llenar sus cántaros.
Moisés tiene la fortuna de encontrarse con las siete hijas de Reuel, sacerdote de Madían. Este mismo Reuel en otros lugares de la Biblia aparece con el nombre Jethro (3.1) y Hobab.
Las defiende de los pastores que día a día las molestaban por sacar agua de este pozo.
Las hijas de Reuel llegan a su padre para contarle que un egipcio las ha librado de mano de los pastores. Reuel aprovecha la situación para llamar a Moisés y darle una de sus hijas en matrimonio.
Reuel ha encontrado un aliado que le puede apoyar - sobre todo porque solo tiene hijas y ningún hijo que pueda defender el honor y seguridad de esta familia.
Moisés se casa con una de las hijas - Séfora. Tiene un hijo:
Éxodo 2:21–22 NBLA
Moisés accedió a morar con aquel hombre, y este le dio su hija Séfora por mujer a Moisés. Ella dio a luz un hijo, y Moisés le puso por nombre Gersón, porque dijo: «Peregrino soy en tierra extranjera»
Le pone el nombre Gersón que se escucha como la palabra hebrea que significa expulsado o extranjero. Por eso dice Moisés: Peregrino soy en tierra extranjera.
Moisés reconoce que es doblemente extranjero. Es un egipcio viviendo en Madían - en una tierra lejos de donde fue criado.
Pero es doblemente extranjero porque cuando estaba en su palacio seguía siendo extranjero pues no era egipcio sino hijo de los hebreos.
Pero, ahora Moisés se mira a si mismo como un extranjero, un forastero, porque el mismo llamado que ha recibido de parte de Dios lo lleva a, según Hebreos, poner su mira en la recompensa, enfocar sus ojos como si mirando al Invisible.
Moisés sabe algo que todos los cristianos sabemos:
Este mundo no es nuestro hogar.
Egipto no era su hogar.
Madián no era su hogar.
Ningún desierto, ningún manantial, ningún palacio, ningún oasis, ningún lugar en esta tierra sería su hogar.
Moisés sabía que el llamado que Dios le hacía era un llamado de parte de Dios para vivir en moradas eternas no hechas por mano de hombre sino por la misma mano de Dios.
Todos los creyentes a lo largo de la historia de la humanidad hemos tenido esta firme convicción - el mundo no es mi hogar.
Hemos puesto nuestra mirada en Dios, en el Dios invisible, que tiene para nosotros cielo nuevo y tierra nueva donde no habrá más llanto, más tristeza, ni más dolor.
Esperamos la recompensa, morar con el Dios Invisible, donde no nuestra gente no estará viviendo bajo la opresión de la esclavitud.
Moisés esperaba la recompensa de un hogar donde ya no tendría que acordarse de que sus manos se habían manchado de sangre al matar al egipcio, ya no tendría que huir, ya no tendría que mirar a sus hermanos sufriendo.
Oh hermanos, temo que muchos hemos olvidado la esperanza que debemos mantener viva en nuestro interior - que este mundo no es nuestro hogar sino que algún día descenderá la Nueva Jerusalén, la santa ciudad, descenderá de los cielos y moraremos por siempre con el Señor.
Mientras tanto, somos extranjeros caminando hacía nuestro hogar al lado de nuestro Salvador.

III. El Dios que llama es el Dios de Israel

Algo que debemos entender es que aunque Moisés, en algunos capítulos, será el que irá al frente de Israel para salir de Egipto, no es Moisés quien ha de liberar a Israel.
A final de cuentas es un fugitivo.
Moisés, con sus propias fuerzas, no podrá contra el poder/autoridad del Faraón.
De hecho, podemos ver que su primer intento de hacer algo por su pueblo termina en fracaso.
No solo termina en fracaso sino que sus hermanos los hebreos no reconocen su autoridad.
Éxodo 2:13–14 NBLA
Al día siguiente salió y vio a dos hebreos que reñían, y dijo al culpable: «¿Por qué golpeas a tu compañero?» «¿Quién te ha puesto de príncipe o de juez sobre nosotros?», le respondió el culpable. «¿Estás pensando matarme como mataste al egipcio?». Entonces Moisés tuvo miedo, y dijo: «Ciertamente se ha divulgado lo sucedido»
Así que no será Moisés quién va a liberar a Israel. Él es un simple mortal. Será Dios mismo quien rescatará a su pueblo.
Éxodo 2:23 NBLA
Pasado mucho tiempo, murió el rey de Egipto. Los israelitas gemían a causa de la servidumbre, y clamaron. Su clamor subió a Dios, a causa de su servidumbre.
Moisés nos dice que el rey ha muerto. Pero notemos lo que describe en seguida: el pueblo gime a causa de su servidumbre, claman a Dios.
Es posible que se ha incrementado su dolor, sus trabajos forzados, etc.
El pueblo ahora clama a Dios pidiendo ser liberados - ya no pueden más.
Necesitan que Dios venga a su rescate.
¿Cuál es la respuesta de Dios?
Éxodo 2:24–25 NBLA
Dios oyó su gemido y se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob. Dios miró a los israelitas y los tuvo en cuenta.
Dios oye su gemido, Dios se acuerda de su pacto hecho con los padres, Dios mira a los israelitas, y Dios los toma en cuenta.
Todo lo hace Dios.
El pueblo solo clama a Dios pero ahora es Dios quien va a obrar a favor de su pueblo.
Dios ha escuchado el dolor, el sufrimiento, el lamento de su pueblo Israel y ahora los va a rescatar en base al pacto que hizo con los padres.
Dios es fiel a sus promesas y va a rescatarlos porque hizo una promesa.
Amados hermanos, siempre es Dios el que rescata.
Siempre es Dios en que obra a favor de su pueblo.
Esto debe darnos la seguridad:
Dios escucha nuestro dolor.
Dios escucha nuestro clamor.
Dios escucha nuestro sufrimiento.
Dios obra en base a las promesas hechas a su pueblo.
Dios obrará a nuestro favor en base al pacto nuevo hecho en la sangre de su amado hijo Jesucristo.
Por tanto, así como Dios mando un libertador (Moisés) para rescatar a Israel de la esclavitud egipcia.
Nosotros confesamos que hace 2,000 años Dios envió a su Hijo Jesucristo para rescatarnos de la ira de Dios, de la condenación, del infierno donde hubiéramos sido condenados por quebrantar la ley de Dios.
Él envió a su Hijo Jesucristo a morir en la cruz y así rescatarnos de la condenación eterna y así darnos la herencia, la recompensa de la vida eterna y reestablecer la relación del hombre con el Dios Invisible.
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