Convicciones firmes de Pablo
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· 505 viewsLa firme determinación de Pablo es respaldada por una esperanza gloriosa que supera los sufrimientos.
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Convicciones firmes de Pablo
Convicciones firmes de Pablo
Hechos de los Apóstoles 21:8–14 (RVR60)
8 Al otro día, saliendo Pablo y los que con él estábamos, fuimos a Cesarea; y entrando en casa de Felipe el evangelista, que era uno de los siete, posamos con él. 9 Este tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban. 10 Y permaneciendo nosotros allí algunos días, descendió de Judea un profeta llamado Agabo, 11 quien viniendo a vernos, tomó el cinto de Pablo, y atándose los pies y las manos, dijo: Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al varón de quien es este cinto, y le entregarán en manos de los gentiles. 12 Al oír esto, le rogamos nosotros y los de aquel lugar, que no subiese a Jerusalén. 13 Entonces Pablo respondió: ¿Qué hacéis llorando y quebrantándome el corazón? Porque yo estoy dispuesto no sólo a ser atado, mas aun a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús. 14 Y como no le pudimos persuadir, desistimos, diciendo: Hágase la voluntad del Señor.
Introducción
Introducción
En 1941 los Nazis llevaron a los judíos a campos de concentración a vivir en condiciones inhumanas. Ahí estaba el psiquiatra Viktor Frankl, quien trató de ayudar a sus compañeros a sobrellevar el sufrimiento.
La desesperanza provocó que muchos se entregaran a la muerte. Pero por el contrario, Frankl procuró darles esperanza para que pudieran soportar el martirio. Saber que aun había un propósito que debían cumplir en sus vidas, como el padre que aun debía reunirse con su hijo que había escapado de los Nazi.
En los textos que leímos, vemos al apóstol Pablo firme en su determinación de llegar a Jerusalén, a pesar de que sabía por El Espíritu Santo de que le esperaba Tribulación. Esto indica que Pablo tenía un propósito firme, el cual debía cumplir a pesar de las amenazas.
Propósito
Propósito
El ministerio de Pablo era guiado por el Espíritu Santo. En Hechos 20:16 Pablo se había propuesto llegar a Jerusalén para el día de pentecostés.
Incluso desde antes había pedido oración a la iglesia de Roma para que Dios lo guardara en Jerusalén y pudiera entregar la ofrenda a los santos. Romanos 15:30-31 “Pero os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que me ayudéis orando por mí a Dios, para que sea librado de los rebeldes que están en Judea, y que la ofrenda de mi servicio a los santos en Jerusalén sea acepta.”
Ir a Jerusalén era una orden de Dios con un propósito, por la cual Pablo no eludiría por ninguna razón.
Si somos guiados por El Espíritu Santo, tendremos la seguridad de lo que debemos hacer, a dónde debemos ir, sabiendo que Dios será exaltado en nuestras vidas. Romanos 8:14 “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.”
La profecía
La profecía
Una ves teniendo la convicción de ir a Jerusalén, en el camino El Espíritu Santo inspira a hermanos a revelar a Pablo que padecería en Jerusalén.
Al igual de Jesús, sabía que le esperaba tribulación en Jerusalén, lo cual venía a poner a prueba su determinación.
Primero los hermanos de Tiro: Hechos 21:4 “Y hallados los discípulos, nos quedamos allí siete días; y ellos decían a Pablo por el Espíritu, que no subiese a Jerusalén.”
Estos hermanos interpretaron el mensaje según su razonamiento y aconsejaron a Pablo según su opinión.
Luego Agabo: Hechos 21:10-11 “Y permaneciendo nosotros allí algunos días, descendió de Judea un profeta llamado Agabo, quien viniendo a vernos, tomó el cinto de Pablo, y atándose los pies y las manos, dijo: Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al varón de quien es este cinto, y le entregarán en manos de los gentiles.”
Agabo, profeta experimentado (Hechos 11), se limitó a declarar la palabra tal como El Espíritu lo revelaba sin emitir opinión.
* Nota aclaratoria: Juan El Bautista no es el último profeta Lucas 16:16 “La ley y los profetas eran hasta Juan; desde entonces el reino de Dios es anunciado, y todos se esfuerzan por entrar en él.” Lo que Jesús dijo fue que hasta Juan el mensaje predicado era la ley y los profetas, pero ahora es el evangelio. Hechos 15:32 Juan y Silas en Antioquía
Las profecías deben darse con temor, limitándose a declarar solamente lo que Dios manda a decir.
Por otro lado, estas profecías para Pablo eran una prueba de su fe para evaluar que tan firme era su convicción a sufrir por el Señor.
La persuasión
La persuasión
Los hermanos con las más sinceras intenciones querían evitar que Pablo viajara. Hechos 21:12 “Al oír esto, le rogamos nosotros y los de aquel lugar, que no subiese a Jerusalén.”
Nuestra limitación humana nos impide visualizar el propósito de Dios, por lo tanto, la reacción natural es evitar el dolor, sin considerar que es a través de dolor que somos perfeccionados.
Esto mismo le sucedió a Jesús con Pedro: Mateo 16:22 “Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca.” Mateo 16:23 “Pero Él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.”
Pero Pablo fue más suave en su respuesta: Hechos 21:13 “Entonces Pablo respondió: ¿Qué hacéis llorando y quebrantándome el corazón? Porque yo estoy dispuesto no sólo a ser atado, mas aun a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús.”
Cuando estamos viviendo en el propósito de Dios, debemos confiar que aun las tribulaciones son parte del proceso para nuestro crecimiento.
Nuestra actitud debe ser de confiar en Dios y dejar que el propósito de Dios se cumpla en nosotros. Hechos 21:14 “Y como no le pudimos persuadir, desistimos, diciendo: Hágase la voluntad del Señor.”
Conclusión
Conclusión
Pablo estaba dispuesto a enfrentar esta tribulación, considerándola solo un pequeño contratiempo en comparación con la gloria que debía de manifestarse al final.
Debía enfrentar esta tribulación para alcanzar la plenitud de la gloria de Dios en su vida, y el cumplimiento de su propósito. Lo cual le traería gran satisfacción. 2 Timoteo 4:7-8 “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.”
Ninguno de nosotros enfrentaría una dificulta sin un propósito, pero cuando tenemos claro nuestro propósito, estaremos dispuestos a enfrentar las dificultades, sabiendo que al final alcanzaremos la meta deseada. Como los judíos en los campos de concentración.
Se nos olvida Mateo 7:14 “porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.”
Debemos esforzarnos en el evangelio, teniendo presente que vale la pena el esfuerzo, al final alcanzaremos la meta anhelada, la salvación y vida eterna. Hechos 14:22 “confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.”