Conociendo la Voluntad de Dios 2

Conociendo la Voluntad de Dios 2  •  Sermon  •  Submitted
0 ratings
· 117 views

Pide consejo y aprende a quién pedirlo

Notes
Transcript
La semana pasada empezamos el tema sobre cómo saber cuál es la voluntad de Dios en nuestras vidas, estudiamos que podemos entender SU voluntad como la Voluntad Providencial, Voluntad Moral y Voluntad Personal. Al buscar la voluntad de Dios nos encontramos con SU Presencia.
Hoy veremos ¿cómo saber cuál es SU voluntad cuando es algo urgente? Tengo que saberlo pronto, porque tengo que dar una respuesta en el trabajo, con el socio, etc. La historia que veremos nos dará una perspectiva clara de cómo podemos saber SU voluntad, la historia es tan clara que no tendríamos que comentarla mucho, al mismo tiempo es algo que frecuentemente pasamos por algo o no lo tomamos con seria consideración.
La verdad es que Dios quiere que sepas cuál es SU voluntad, más de lo que tú quieres saberla, así que por eso nos da una forma práctica para saber cuál es SU voluntad.
El primer rey de Israel se llamó: Saúl que no fue del todo fiel a Dios, después el rey es David que en términos generales le fue bien, después es rey Salomón, hijo de David. A él también le va bien al principio, después de un tiempo su corazón se fue tras su esposa y los dioses de ella.
Dios le da un mensaje más o menos así: “Salomón me has decepcionado porque me has deshonrado como Dios, pero por amor a tu papá David y para honrar la promesa que le hice, su descendencia seguirá en el trono, pero por ti ese reino se va a dividir. La mayor parte del reino será para otro rey y tú tendrás una parte pequeña, seguirá llamándose Israel, por amor a tu padre, además, esperará a que te mueras para dividir el reino”.
Por esos días Dios hace una promesa a alguien que no es de la familia de David: Jeroboán, y le dijo que Salomón se fue tras otros dioses y por eso el reino será dividido y la mayor parte la gobernará él: Jeroboán. Salomón se entera y no se pone nada contento, así que intenta matar a Jeroboán para que no ponga en peligro el reino de su hijo. Jeroboán huye a Egipto.
El tiempo pasa, Salomón muere, la gente pensó que lo más lógico es que su hijo Roboán sea el siguiente rey, toda la nación pensó que era buena idea. La lectura que haremos empieza en ese justo momento, cuando el país manda a sus representantes a dónde Roboán será proclamado rey de Israel, pero antes de proclamarlo le hacen una petición. Aquí empezamos:
Roboam fue a Siquem, donde todo Israel se había reunido para proclamarlo rey. Cuando Jeroboam, hijo de Nabat, se enteró de esto regresó de Egipto, donde había huido para escapar del rey Salomón. Entonces los líderes de Israel mandaron a llamar a Jeroboam, y él junto con toda la asamblea de Israel fueron a hablar con Roboam. —Su padre fue un amo muy duro —le dijeron—. Alivie los trabajos tan pesados y los impuestos tan altos que su padre impuso sobre nosotros. Entonces seremos sus leales súbditos.” (1º Reyes 12:1–4, NTV)
Si aligeras un poco la carga te serviremos lealmente. Tu padre siempre estuvo construyendo y nos hacía pagar más impuestos, nuestros hijos han trabajado desde niños, estamos agotados. Queremos que seas nuestro rey, pero por favor haz algo diferente a tu padre. Cuando seas rey, danos unos años exentos de impuestos y te serviremos lealmente.
Roboán tiene una decisión importante que tomar, le dicen ¡queremos que seas rey! Pero que seas diferente a tu padre. Quizá a nosotros nos pareciera una decisión fácil. ¡reduce los impuestos! El pueblo está dispuesto a servirle. Pero para él las cosas no son tan fácil. Si decía que sí, el pueblo lo podía ver como un rey débil, sin carácter, después le pedirían otra cosa y se vería obligado a ceder, quedaría secuestrado por su pueblo. Por otra parte, si dice que no, tendría que ser más duro que su padre para evitar que el pueblo se levante en armas.
Roboán era joven, sin experiencia, sin la sabiduría de su padre. Está frente los líderes que esperan una respuesta y para empezar hace algo sabio: ¡No se apresura!
Roboam les respondió: —Denme tres días para pensarlo; luego regresen y les daré una respuesta. Entonces el pueblo se retiró.” (1º Reyes 12:5, NTV)
Pide un poco de tiempo, ese es el primer principio para nosotros: 1) No te apresures. Toma tiempo, después hace algo que también necesitamos hacer. 2) Pide consejo. Consulta con otras personas. Dios habló por medio de esos hombres.
Después el rey Roboam consultó el asunto con los ancianos que habían sido consejeros de su padre Salomón. —¿Qué me aconsejan ustedes? —les preguntó—. ¿Cómo debo responder a este pueblo?” (1º Reyes 12:6, NTV)
Eran los ancianos que habían estado con su padre, lo habían visto cometer errores y las consecuencias, vieron las buenas decisiones y el resultado; así que podían hablar, porque conocían el tema. Los ancianos contestaron:
Los consejeros ancianos contestaron: —Si hoy se pone al servicio de este pueblo y les da una respuesta favorable, ellos siempre serán sus leales súbditos.” (1º Reyes 12:7, NTV)
Si aprendes a ser un líder humilde, que sirve al pueblo, el pueblo te servirá para siempre. Si Roboán hubiera hecho caso, la historia sería diferente para él y para la nación; sin embargo, hace algo que cambió la historia.
Sin embargo, Roboam rechazó el consejo de los ancianos y pidió, en cambio, la opinión de los jóvenes que se habían criado con él y que ahora eran sus consejeros.” (1º Reyes 12:8, NTV)
Llama a sus amigos, a quienes tienen mucho que perder si le va mal a Roboán, jóvenes sin experiencia, igual que él, eran aduladores, que decían lo que él quisiera.
Los jóvenes contestaron: —Así debería responder a esos que se quejan de todo y que quieren una carga más liviana: “¡Mi dedo meñique es más grueso que la cintura de mi padre!” (1º Reyes 12:10, NTV)
Diles que si creen que tu papá fue duro ¡tú serás más duro! Si creen que tu papá puso una carga pesada ¡esperen a ver la que tú les pondrás!
Así que 3 días después, el rey responder a los líderes rechazando el consejo de los ancianos y tomando el consejo de los jóvenes.
Tres días después, Jeroboam y toda la gente regresaron para conocer la decisión de Roboam, tal como el rey había ordenado. Entonces Roboam habló con dureza al pueblo porque rechazó el consejo de los ancianos y siguió el consejo de los más jóvenes. Así que le dijo al pueblo: «Mi padre les impuso cargas pesadas, ¡pero yo las haré aún más pesadas! Mi padre los golpeaba con látigos, ¡pero yo los azotaré con escorpiones!». Por lo tanto, el rey no prestó atención al pueblo. Este giro en la historia ocurrió por voluntad del Señor, porque cumplía el mensaje que el Señor le había dado a Jeroboam, hijo de Nabat, por medio del profeta Ahías de Silo.” (1º Reyes 12:12–15, NTV)
Aunque no es fácil de explicar, aquí vemos una ilustración de lo que es la Voluntad Providencial de Dios mezclada con la decisión que una persona toma. Parece que Roboán está destinado al fracaso pues el reino será dividido; pero Dios cumple Su voluntad providencial por medio de la decisión libre y voluntaria de Roboán.
Es un ejemplo de cómo las 2 se mezclan y nos recuerdan que hay algunas cosas que Dios va a hacer de todos modos, así que lo más sabio es cooperar con ÉL, pero el principio que vemos hoy es la importancia, lo valioso de pedir consejo. Uno de los instrumentos que Diosa usará en tu vida para guiarte es el consejo de otros creyentes.
Muchas veces tomamos decisiones sobre asuntos que están tan cerca de nosotros que no podemos ver claramente todo el panorama. Por estar demasiado cerca de los árboles no podemos ver el bosque, no podemos ser objetivos. Tenemos que tomar decisiones sobre las relaciones y en las relaciones siempre están involucradas las emociones y eso tiende a nublar nuestro juicio.
Al estar enamorado te das cuenta de eso, el amor es una neblina, bonita, pero neblina al fin y podemos tomar malas decisiones ¡hasta tontas! Porque no vemos claramente y no somos objetivos. Si la decisión involucra a la familia, también es difícil ser objetivo.
O tenemos que tomar decisiones fuera de nuestras capacidades o conocimientos. No tienes que ser un experto en todas las áreas. Quizá no eres bueno en las finanzas y de repente tienes la oportunidad de invertir. O tu negocio está creciendo y tienes problemas porque nunca habías crecido tanto. No puedes tomar buenas decisiones porque no sabes lo que tienes que saber para saber que estás tomando la decisión correcta.
Así que frecuentemente estarás frente situaciones complejas, nubladas por las emociones y por eso decides buscar a Dios en una tarde de quietud y meditación. Pero Dios nos ha dado herramientas efectivas. Te ha puesto cerca de alguien. Nos ha dado los unos a los otros. Así como ninguna parte del cuerpo funciona independientemente, así nos necesitamos unos a los otros para tomar decisiones. Si tan solo dejemos esta posibilidad como una regla en nuestra mente: “Dios creo que me puedes hablar por medio de las personas que me rodean: la autoridad que has puesto sobre mí, personas de experiencia en áreas que desconozco, y otras sabias que me rodean.” Si haces esto, te sorprenderá las muchas maneras que Dios tiene para comunicarse.
Pero hay algo más, la persona que habló más sobre pedir consejo y escucharlos es ¡el papá de Roboán! Salomón fue el hombre más sabio, no necesitaba escuchar a nadie más para tomar decisiones, podía seguir su “instinto” y estar bien la mayoría de las veces. Él te dice: Para poder escuchar a Dios…escucha a los demás. Veamos algunos ejemplos de lo que dice:
El sabio con gusto recibe instrucción, pero el necio que habla hasta por los codos caerá de narices.” (Proverbios 10:8, NTV)
Sin liderazgo sabio, la nación se hunde; la seguridad está en tener muchos consejeros.” (Proverbios 11:14, NTV)
Los necios creen que su propio camino es el correcto, pero los sabios prestan atención a otros.” (Proverbios 12:15, NTV)
Consigue todo el consejo y la instrucción que puedas, para que seas sabio por el resto de tu vida.” (Proverbios 19:20, NTV)
Los planes fracasan por falta de consejo; muchos consejeros traen éxito.” (Proverbios 15:22, NTV)
Durante la vida suceden muchas situaciones difíciles: el matrimonio, la familia, hijos, negocio, estudios, sociedades, etc. Antes de tomar una decisión, se te puede preguntar ¿lo consultaste con alguien más? ¿lo comentaste con alguien? Antes de firmar, empezar el negocio, tomar esa decisión que cambiará toda tu vida ¿lo has considerado con otras personas?
Tristemente muchos cristianos dicen: ¡no he platicado con nadie, pero…he orado! No han consultado. Ahora bien, claro que está bien orar ¡es necesario! Sin embargo, Dios nos dio los unos a los otros además de la oración.
Cuando platicas con alguien y tienes una actitud de aprendizaje, es asombroso los consejos que te pueden dar, que, si los hubieras escuchado antes, te habrías evitado muchos problemas.
Hay personas que han aprendido este principio y siempre consultan antes de tomar una decisión. Lo consultan, no lo hacen porque no sepan qué hacer, no lo hacen porque sean incapaces de tomar buenas decisiones, no se trata de un problema de coeficiente intelectual, pero son personas que quieren hacer la voluntad de Dios y hablan con un amigo, un consejero y de repente se dan cuenta de qué es lo que tienen que hacer. No es necesario que le digan a alguien ¡quiero que me hables de parte de Dios! Eso sería raro.
Es asombroso cuando conversas con alguien y de repente una palabra, una frase, la manera cómo lo dice, hay algo, y ahí tú sabes qué debes hacer. Todos necesitamos consejo, constantemente. Yo necesito consejo hasta para vestirme. Hay situaciones en que una sola palabra de otra persona cambia tu vida.
Quizá alguien diga: Me gustaría poder decir eso, pero la verdad es que el consejo que me dieron fue lo que me metió en este problema y ¡arruinó mi vida! el mal consejo que me dio me alejó de Dios. La verdad es que hay personas que sí dan malos consejos. Por eso ahora veremos los pasos para escoger a las personas con quienes hablar.
1. Personas que no tienen nada que perder al decirte la verdad.
Cuando se trata de escuchar a Dios, deben ser personas que no tienen nada que perder. Los amigos de Roboán tenían muchas cosas comprometidas. Tú y yo tenemos conocidos así, que dirán lo que queremos escuchar, no quieren dañar la relación o la confianza que les tienes.
2. Alguien que sea como quisieras ser o están en el camino de conseguirlo.
Yo quiero tener esa paciencia, me gustaría estar como tú estás. Quiero esa fortaleza que tú tienes ¡muéstrame el camino, ayúdame! El problema es cuando nos acercamos a personas que están igual o peor que nosotros. Llegas y le dice: “mi esposa me trata mal” y te dice: “tengo unas amigas que te quieren conocer”. Tienes que tomar una decisión financiera y si vas con alguien que no tiene idea, te dice: consíguete otra tarjeta de crédito y ¡listo!
No son malas personas, les puedes contar tus problemas, pueden orar juntos, pero no tienen idea del tema que les preguntaste, por eso es importante escoger a las personas adecuadas.
Lo que Roboán hizo primero: ir con los que estuvieron con su padre por 40 años, sabían de la materia, tenían conocimiento y el contexto para poder aconsejar; pero sus amigos, de la misma edad, no tenían esa experiencia, estaban igual o peor que él. Necesitamos personas que nos inspiran y que están como quisiéramos estar.
3. Hablar con más de una persona
La última tiene más que ver con la actitud.
4. Ir a esa plática estando dispuesto, sensible, sabiendo que Dios puede hablarte.
No se trata de que les digas: “mañana a las 7 pm Dios me va a hablar por medio de tu boca” ¡no se trata de eso! Dios sabe que necesito tomar una decisión, ayúdame, quiero saber tu opinión, tu consejo.
Hay veces que hablando con alguien de repente te dice una historia, una anécdota y de repente sabes que eso que dijo es lo que tienes que hacer.
Para terminar, hay 3 preguntas importantes:
1. ¿Algunas de las opciones que estoy considerando -hasta donde se- están fuera de los límites de Dios?
2. ¿Qué crees que sea lo más sabio que debo hacer? No se trata de que algo sea o no pecado, bueno o malo. Pero son decisiones importantes.
3. ¿Qué harías si fueras yo? Basado en tu experiencia ¿qué harías?
Si escoges con cuidado te vas a sorprender al ver cómo Dios quiere comunicarse contigo usando el cuerpo de Cristo. Sabes que hay razones para no querer hacer esto, o para no buscar otra persona para pedir ayuda, y el principal obstáculo es: El Orgullo. No quiero que piensen que no puedo decidir, especialmente entre hombres, preferimos perdernos en una ciudad antes que preguntar.
Creo que sabes que ¡no tienes que pensar que lo sabes todo! Reconocerlo te libera, porque es aceptar que necesitas el consejo y la experiencia de otras personas. Esa es una forma cómo Dios te quiere hablar si tan sólo dejas que te hable.
La razón por la que no quieres hablar con nadie es porque ¡ya sabes lo que vas a escuchar! Por eso no lo haces. Así que, cuando te des cuenta de que ya no pides consejo de las cosas importantes ¡cuidado! ¡detente, estás en peligro!
Palabra de Dios
Oremos
Related Media
See more
Related Sermons
See more