Observancia de la cena del Señor

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Para el cristiano hay “Fortaleza por medio de los Sacramentos”. (1) Son dados por el Señor, 23a; (2) Son recordatorios del sacrificio de Cristo, 23b–26....

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Introducción

La Cena del Señor es un memorial espiritual de la acción redentora de nuestro Señor, y un testimonio público de nuestra fe en Jesucristo. Por lo tanto, debiera celebrarse en una forma solemne, pero agradecida.

a. Participación indigna (11:27).

Pablo asevera que es posible comer este pan o beber esta copa del Señor indignamente. El adverbio indignamente (“sin darles su valor”, N.B.Esp.) se refiere a un equilibrio de pesas, de modo que significa “de valor desigual” o “inadecuadamente balanceado”. La actitud de la persona no balancea con la importancia de la ocasión. Si alguien participa de la Cena del Señor de manera ligera y frívola, sin reverencia y gratitud, o estando en pecado, o a la vez que manifiesta rencor contra un hermano creyente, está participando indignamente.
Este participar indignamente es ser culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. La palabra culpado (enochos; “reo”, VM., HA.) significa estar “expuesto a la acción penal de un hecho; aquí… (involucra) la culpa de su muerte”. En lugar de acercarse a la mesa con una actitud errónea o pecadora, el creyente debiera acercarse “con fe, y con la debida comprensión de todo lo que corresponde a un rito tan solemne”.

b. Examen espiritual (11:28).

Antes de participar en este servicio sagrado, pruébese cada uno a sí mismo con un severo autoestudio. El creyente debiera examinar, pues, sus motivos y acciones. Ciertamente nadie puede ganar la gracia y el perdón de Dios. Pero, por otro lado, un honrado autoexamen indicará si se aproxima o no a la sagrada mesa con motivos adecuados y en obediencia activa al Señor. La exhortación de Pablo es saludablemente positiva. No dice que uno se examine a sí mismo y abandone desesperado la mesa del Señor. Más bien aconseja que el hombre investigue su corazón y luego honestamente y con fe coma… del pan y beba de la copa.

c. Peligros de la irreverencia (11:29–30).

Porque el que come y bebe… sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí. La palabra krima (castigo, BJ.; sentencia, N.B.Esp.) significa “condenación”. Pablo no intenta declarar que una persona que se allega a la mesa sin las calificaciones espirituales propias está condenada eternamente. Quiere decir que esa acción le acarreará condenación y culpabilidad. Sin discernir el cuerpo del Señor significa que el adorador no ha sabido discernir entre el sagrado memorial de la Cena del Señor y otra clase de comidas.
El apóstol señala que como resultado del mal uso de la Cena del Señor hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen (30). Es demasiado fuerte afirmar que el resultado del mal uso de la Cena del Señor sea la condenación eterna, pero Pablo lanza una advertencia en el sentido de que podría venir sobre ellos el juicio de Dios trayendo enfermedad y aun la muerte física. Debilitados (asthenes) significa enfermedad; el término debilitados (arrostos) significa invalidez y achaques, mientras que la palabra duermen (koimaomai) se usa frecuentemente en el Nuevo Testamento para indicar “la muerte de los que pertenecen a Cristo”. Godet dice que Pablo está escribiendo sobre “un juicio de advertencia, específicamente infligido por Dios, tal como El lo envía para despertar a un hombre a la salvación”.

d. Participación reverente (11:31–34).

La manera de evitar el juicio de Dios es examinarnos a nosotros mismos (31) voluntaria y sinceramente. Pero aun cuando Dios envíe su juicio sobre el creyente, somos castigados por el Señor (32). Los juicios de Dios en estos casos no son duros castigos, sino símbolos de su amor. “Son enviados para apartarnos del camino equivocado, a fin de que no participemos en la condenación del mundo.”

Conlcusión

La manera adecuada de observar el sacramento es esperarnos unos a otros (33). Debían aguardar hasta que todos estuvieran reunidos, y entonces, consideradamente y con afecto fraternal, realizar la fiesta de amor. La recomendación final del verso 34 es nuevamente una advertencia a no considerar la Cena del Señor como una comida cualquiera. Si alguien tiene hambre, coma en su casa. El propósito de la Comunión es recordar a los creyentes la obra redentora de Cristo y traer a la iglesia un espíritu de unidad y amor.
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