La Santidad: Nº2 - La batalla
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· 60 viewsUna serie de estudios sobre la "Santidad" entendiendo cuáles e su naturaleza, obstáculos, dificultades y raíces, tomando en cuenta el libro de J.C. Ryle "La Santidad".
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Introducción
Introducción
Los caballeros templarios fueron una de las más poderosas órdenes militares cristianas de la Edad Media. Su propósito original era proteger las vidas de los cristianos que peregrinaban a Jerusalén tras su conquista. Los caballeros templarios fueron acusados de herejía, sodomía y satanismo, pero han pasado a la historia por su arrojo y por su combatividad...
Cita bíblica: 1 Timoteo 6:12 “Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.”
I. El cristianismo verdadero es una batalla
I. El cristianismo verdadero es una batalla
Aquel que no considere que el verdadero cristianismo es una batalla necesita estudiar más la Biblia. Si queremos se santos tenemos que luchar, pues la batalla de cristiano es específica, es seria y es importante.
La batalla del cristiano
Cuando decimos que la batalla del cristiano es específica, es porque en la Palabra del Señor encontramos que la batalla del Cristiano es contra 3 cosas:
La carne
Pablo nos habla sobre la presencia de la naturaleza pecaminosa aún después de haber sido regenerados (Ro. 7:15-22). Si el creyente quiere vencer la carne debe tomar muy en serio lo que Jesucristo dijo: “Velad y orad para que no entréis en tentación, el espíritu está dispuesto pero la carne es débil Mr. 14:38”. Debemos tomar la actitud de Pablo y decir “Golpeo mi cuerpo y lo pongo ajo servidumbre (1 Co. 9:27)”. Recordando siempre que “los que son se Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos (Gá. 5:24)” y que por lo tanto debemos “hacer morir los terrenal en nosotros (Col. 3:5)”.
El mundo
Debemos resistirlo todos los días si queremos vencer al mundo. Esto lo lograremos recordando lo dicho por Jesús “¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? cualquiera pues que quiera ser amigo del mundo , se constituye enemigo de Dios (1 Jn. 2:15)”, “Si alguno ama al mundo el amor del Padre no está en él”. Así que nuestra determinación debe ser que “el mundo me es crucificado a mí y yo al mundo (Gá 6:14)” porque “todo aquel que es nacido de Dios vence al mundo (1 Jn. 5:4)”, por lo tanto, “no os conforméis a este siglo (Ro. 12:2)”
El diablo
El enemigo antiguo del hombre no ha muerto. Desde el principio del mundo está rodeando la tierra (Job 1:7) tratando de lograr la ruina del hombre. Pedro lo identifica como un León rugiente buscando a quién devorar (1 P. 5:8) Este es el padre de mentiras (Jn 8:44) él no descansa, así como pidió a los discípulos pide tu vida “Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo”. ¿Cómo vencerlo? poniéndose la armadura de Dios (Ef. 6:11).
La seriedad de la batalla del cristiano
No subestimes a estos enemigos, pues la batalla espiritual es seria. Debes recordar que la Palabra dice: Pelea la buena batalla (1 Ti. 6:12) Sufre penalidades como buen soldado (2 Ti. 2:3) vístete de la armadura (Ef. 6:11) Nuestra lucha no es contra sangre ni carne, sino con huestes espirituales de maldad (Ef. 6:11-13) Esforzaos a entrar por la puerta angosta (Lc. 13:24) Velad, estad firmes en la fe; portaos varonilmente, y esforzaos (1 Co. 16:13) Milita la buena milicia (1 Ti. 1:18-19).
Muchos toman más en serio las formas elementales de expresión externa de santidad que las formas esenciales de expresión interna de santidad. Es decir, luchan a garra y espada defendiendo que sólo debe cantarse himnos, que sólo deben estar con corbatas y faldas, cuando muchos se han olvidado o han dejado de ver el pecado de orgullo, presunción, avaricia, indecoro linguistico, etc.
La importancia de la batalla del cristiano
La batalla del cristiano no sólo es específica y seria, sino también de suma importancia. Es esta la forma en la que uno puede medirse si se está manteniendo en la linea de resistencia. De que su espíritu no está cediendo a la carne y que aún tiene sensibilidad del pecado.
II. El verdadero cristianismo es la batalla de la fe
II. El verdadero cristianismo es la batalla de la fe
El verdadero cristianismo no sólo es una batalla, sino que es la batalla de la fe. Es decir, la fe es aquello con lo cual la victoria es segura dado que el éxito depende de la fe.
Fe en la verdad de la Palabra escrita de Dios
¿Por qué lucha como lucha un cristiano? Por que ha comprendido los preceptos y mandatos de su Dios, ha quedado grabado en su corazón los principio éticos bíblicos. Vence porque tiene fe en la verdad de la Palabra de Dios escrita. Vence porque cree en su Palabra y lo que dice.
Fe en la Persona, Obra y Oficio del Señor Jesucristo
El verdadero cristianismo es la batalla de la fe, pues tiene fe en la persona, obra y oficio del Señor de Jesucristo. Es mirar a un gran Salvador, que lo ama, que dio su vida por él, que pagó sus deudas, que cargó con sus pecados, que llevó sus transgresiones, que resucitó por él y que pronto volverá.
Lo ve como aquel que es un Salvador poderoso, un Salvador intercesor, un Salvador comprensivo y cree que todo esto es para él. Mira a Jesús y pone todo su peso sobre él. Manteniendo su mirada en Cristo sigue luchando alegremente tal cual como él mantuvo la mirada en Pedro y siguió entregando su vida hasta ser consumada (Lc 22:61).
Fe en la presencia de Cristo y su pronta disposición para ayudar
Nada lo capacita para aguantar el cansancio de velar, luchar, y contender contra el pecado como la confianza interior de que Cristo está de su lado. Es es el escudo de la fe el que apaga todos los dardos de fuego del maligno. El hombre que puede decir “Yo sé en quién he creído” es el que puede decir en el momento de sufrimiento “no me avergüenzo”. YO ESTOY CON VOSOTROS.
III. El verdadero cristianismo es una buena batalla
III. El verdadero cristianismo es una buena batalla
Una guerra o una batalla nunca fue considerado algo bueno. Ante la percepción del mundo entero esto nunca será compatible, pero, cuando hablamos del cristianismo la batalla del cristiano es buena, y aquí hay tres motivos por los cuales la batalla es buena.
Porque se libra bajo el mejor de los generales
El lider que está al frente de la batalla juntamente con nosotros es Jesucristo, con una sabiduría perfecta, un amor infinito. Quien nunca falla cuando dirige. Es aquel que logró la victoria en la cruz habiendo obtenido eterna redención.
Porque se libra con la mejor de las ayudas
Escogidos por el Padre, lavados por la sangre de su Hijo y renovados por el Espíritu Santo. Es Espíritu es nuestro maestro, nuestro guía, es el nos convence del pecado para incluso no caer en él.
Porque se libra con la mejor de las promesas
Las promesas que tenemos de Él son:
El pecado no se enseñoreará de vosotros (Ro. 6:14)
El Dios de paz aplastará en breve a Satanás bajo nuestros pies (Ro. 16:20)
El que comenzó en vosotros la buena obra la perfeccionará (Fil 1:6)
Cuando pases por las aguas yo estaré contigo (Is. 43:2)
No perecerán jamás (Jn. 10:28)
No te dejaré ni te desampararé (He 13:5)
Estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, … ni lo presente, ni lo por venir,… nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro (Ro. 8:38-39)
Conclusión
Conclusión
“Luego se extendió el rumor de que Valiente-por-la-verdad había recibido un llamamiento por el mismo correo y, como prenda de que el aviso era verdad, “su cántaro se quebró junto a la fuente”. Comprendiendo esto, lo hizo saber a sus amigos.
—Ahora —dijo— voy a casa de mi Padre, y aunque con mucha dificultad he llegado hasta aquí, ya no me pesan los trabajos y molestias que el viaje me ha ocasionado. Dejo mi espada a aquel que me suceda en la peregrinación, y mi valor y pericia a quien pueda lograrlos. Llevaré conmigo mis huellas y cicatrices, para dar testimonio de que he peleado la batalla de Aquel que ahora será mi galardón.
En el día de su partida, muchos lo acompañaron a la ribera; y entrando en el río, exclamó:
—¡Oh muerte! ¿Dónde está tu aguijón? —y luego, sumergiéndose en las aguas—. ¡Oh sepulcro! ¿Dónde está tu victoria?
Con estas notas de triunfo alcanzó la otra orilla, donde lo recibieron a son de trompeta.”
- John Bunyan, La peregrina: Segunda parte de El progreso del peregrino, trans. Carlos Araujo García, Segunda edición. (Moral de Calatrava, Ciudad Real: Editorial Peregrino, 2012), 196.