La Providencia de Dios en momentos dificiles

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Handley Moule, cuando era obispo de Durham, tuvo la tarea de visitar a los familiares de 170 mineros que habían muerto en un accidente minero. Mientras se preguntaba qué decirles, tomó un pequeño marcapáginas que su madre le había regalado. Mientras lo sostenía, en el reverso del marcapáginas tejido a mano había una maraña enredada. No había rima, ni razón, ni patrón, nada. Pero por el otro lado decía: 'Dios es amor'.
El mundo a veces nos parece una telaraña enredada. A menudo no podemos entender qué está pasando o por qué sufrimos de la forma en que lo hacemos. Pero la afirmación de Jesús y las Escrituras es que detrás de todo está el amor de Dios. Aunque las cosas nos parezcan muy difíciles de entender ahora, Dios está obrando sus amorosos propósitos en el mundo.
Ravi Zacharias recuerda una visita que hizo a un conocido lugar donde fabrican los mejores saris de bodas en el mundo: «Los vestidos se hacían con tal minuciosidad por el detalle, que esperaba encontrarme con un sistema de producción mediante una maquinaria asombrosa. Pero la imagen que tenía no podía distar más de la realidad. Cada sari se confeccionaba individualmente por un equipo compuesto por un padre y un hijo. El padre se sentaba por encima del hijo en una plataforma rodeada por varios carretes de hilo que entrelazaba entre sus dedos. El hijo tenía una sola tarea: a un gesto de su padre tenía que mover el telar de un lado a otro, y así una y otra vez. Esto se repetía durante horas hasta que un diseño magnífico comenzaba a emerger».
«Ciertamente, el hijo tenía la tarea más fácil; solo tenía que moverse cuando su padre hacía un gesto. Pero al servirse de aquel esfuerzo, el padre podía trabajar para realizar un fin que era muy elaborado. En todo el proceso, el padre tenía el diseño en su cabeza y hacía que los hilos adecuados se juntaran».
Ravi Zacharias termina la historia diciendo: «Solo Dios puede tejer un diseño partiendo de los hilos disparejos de nuestras vidas (sufrimientos, éxitos, alegrías o dolor de corazón) para acabar confeccionando un diseño magnífico. Puede que hoy, si te detienes y meditas sobre ello, veas que el Padre busca tejer un hermoso tapiz con tu vida».
Job dijo: «Vida y misericordia me concediste, y tu providencia guardó mi espíritu» (Job 10:12, RVA-2015). Todo lo que sucede en este mundo está dentro de los límites del trabajo que Dios está haciendo. «Providencia» significa la visión de Dios: la manera en la que anticipa y prepara las cosas para el futuro. «Providencia» es la manera en la que Dios guía y conduce la historia de la humanidad; Él está presente y está activo en el mundo, sosteniéndolo y gobernándolo.
También es la manera en la que Él guía y conduce tu vida personal e individualmente. Como escribió el apóstol Pablo: «Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito» (Romanos 8:28). Incluso tus fallos son utilizados por Él para el bien. Puedes estar seguro de la providencia de Dios en todas las circunstancias de tu vida y en los sucesos que ocurren a tu alrededor.
Dios puede tejer un patrón a partir de los hilos de nuestras vidas, incluidos el sufrimiento, las angustias e incluso nuestros errores, y hacer algo hermoso. Reflexiona hoy sobre el hecho de que, aunque tu situación sea desafiante, Dios está tejiendo su propósito para tu vida.
Salmos 72:1-20
1. Providencia y oración
Tus oraciones cambian las cosas. No solo afectan a tu propia vida sino que también afectan el curso de la historia.
La manera en la que la providencia y la oración interactúan es un misterio. De alguna manera extraordinaria, tus oraciones afectan el resultado de las cosas que pasan. Dios es soberano y hace cumplir sus designios a lo largo de la historia, y aun siendo soberano te hace parte del proceso de cumplirlos.
Este salmo es la oración de David por su hijo y sucesor, el rey Salomón. Era un poderoso recordatorio de su alto llamado, pero va más allá de lo que humanamente se puede alcanzar. Por ejemplo: «Durará con el sol y la luna, generación tras generación» (v.5, RVA-2015). Su reino es eterno y universal (v.8). Todo esto solo se cumplió, en última instancia, en la persona del Mesías, el hijo de Dios, Jesucristo.
Este salmo es una oración de bendición para el rey, y por medio de él, para que todo el pueblo sea bendecido con «prosperidad» (v.3, NTV). El que es buen líder se preocupará por los pobres y la justicia; como dice The message: «Defiende por favor al pobre, ayuda a los niños de los necesitados, sé duro con los tiranos crueles» (v.4, MSG). El salmo también es una oración para que por su política internacional «en su nombre las naciones se bendigan unas a otras» (v.17).
David proclama: «Que se ore por él sin cesar; que todos los días se le bendiga» (v.15b). Está claro que la bendición de Dios sobre el líder llegará cuando la gente ore por él. No sabemos cómo funciona esto, pero nos muestra que la oración cambia las cosas. En su providencia, Dios toma nuestras oraciones y las usa para traer bendición.
Señor, gracias porque la oración cambia las cosas. Oro por nuestros líderes que tú has puesto para gobernarnos. Dales gracia y sabiduría; enriquece sus vidas para que sean una fuente de fortaleza e inspiración y promuevan Tu honor y Tu gloria.
Hechos 7:20-43
2. Providencia y profecía
En este pasaje vemos la manera extraordinaria en la que Dios planeó y preparó la venida de Jesús. Dios en su providencia ve el futuro y así, de manera misteriosa, lo prepara y lo guía. Por lo tanto, puedes confiar en la providencia de Dios en todos los sucesos y circunstancia de tu vida.
El discurso de Esteban repasa las maneras en las que Dios ha guiado y cuidado la historia de Israel, preparando por medio de ella la venida de Jesús. En este tramo del discurso, se centra en particular en Moisés.
Moisés había dicho que Dios suscitaría un profeta como él (Deuteronomio 18:15). Pedro ya había aplicado esta declaración a Jesús (Hechos 3:22–23) y ahora Esteban lo hace también diciendo: «Este Moisés les dijo a los israelitas: “Dios hará surgir para ustedes, de entre sus propios hermanos, un profeta como yo”» (7:37).
Moisés fue un «arquetipo» de Cristo que prefiguró y preparó el camino para él. Entre Moisés y Jesús se dan al menos quince coincidencias:
Como Jesús, Moisés no era un bebé común (v.20). Las circunstancias del nacimiento de Moisés y Jesús fueron apropiadamente extraordinarias. Como Jesús (Mateo 2:16–17), Moisés nació en un momento en el que se asesinaba a los bebés recién nacidos (Hechos 7:19–21). Como Jesús (Lucas 2:40), Moisés destacó por su sabiduría (Hechos 7:22). Como Jesús (Juan 7:46), Moisés fue «poderoso en palabra y en obra» (Hechos 7:22). Como Jesús, Moisés vivió una temporada de preparación. Sabemos muy poco acerca de los primeros treinta años de la vida de ambos. Los dos pasaron tiempo siendo preparados para la tarea que les aguardaba (vv.22–23). Como Jesús (Juan 2:16), Moisés expresó una santa ira ante el pecado (Hechos 7:24). Pero, al contrario que Jesús, Moisés cometió un crimen. Pero Dios en su providencia, incluso utilizo aquel error. Como Jesús (Juan 1:11), Moisés fue enviado por Dios para rescatar a su pueblo, pero no fue reconocido como tal en su momento: «Moisés suponía que sus hermanos reconocerían que Dios iba a liberarlos por medio de él, pero ellos no lo comprendieron así» (Hechos 7:25). Como Jesús (2 Corintios 5:19), Moisés procuró la reconciliación. Moisés «trató de reconciliarlos» (Hechos 7:26). Como Jesús (Juan 5:22), Moisés es descrito como gobernador y juez. Se dijo de Moisés: «¿Y quién te nombró a ti gobernante y juez sobre nosotros?» (Hechos 7:27). Como Jesús (Lucas 3:22), Moisés escuchó la voz del Señor (Hechos 7:31). Como Jesús (Juan 1:14; 2:21), Moisés reconoció que el lugar santo no era una localización religiosa específica, sino allí donde Dios está presente. En el caso de Moisés lo estuvo en la zarza ardiente donde Dios declaro: «Estás pisando tierra santa» (Hechos 7:33). Como Jesús (Juan 8:36), Moisés liberó al pueblo de la opresión (Hechos 7:34). Como Jesús (4:11), Moisés fue incomprendido y rechazado por su propia gente: «Moisés, a quien habían rechazado... lo rechazaron» (7:35,39). Como Jesús (2 Corintios 1:10), Moisés consiguió liberar a su pueblo y así «los sacó de Egipto» (Hechos 7:36). Como Jesús (2:36), el rechazo hacia Moisés hizo recaer el juicio de Dios, pero acabó llevando a la victoria (7:42). Como lo explicó el apóstol Pedro en el día de Pentecostés: «Este Jesús, a quien ustedes crucificaron, Dios lo ha hecho Señor y Mesías» (Hechos 2:36).
Señor, gracias por la manera asombrosa y sorprendente en la que haces que se cumplan Tus propósitos a lo largo de la historia y por medio de Tus profetas como Moisés. Pongo hoy mi confianza en Tu providencia en todos los sucesos y circunstancias de mi vida.
2 Samuel 16:15-18:18
3. Providencia y protección
Puedes confiarle a Dios tu futuro, tu familia, tu iglesia y tu nación. El universo entero está en Sus manos y Él hace que se lleven a cabo Sus propósitos.
Dios está trabajando a lo largo de todos los sucesos humanos aquí descritos.
El consejo de Ajitofel «era como oír la palabra misma de Dios» (16:23). Para que podamos dar algún consejo valioso, tenemos que ser personas que consultan con el Señor de antemano, para saber lo que Dios está haciendo y cuál es Su voluntad.
Si Absalón hubiera seguido el consejo de Ajitofel, habría sido desastroso para David. En vez de eso, Absalón eligió ignorar el sabio consejo de Ajitofel y siguió el mal consejo de Husay.
En este pasaje vemos lo que Dios estaba haciendo en aquella situación. El cuidado providencial y la protección de Dios estaban sobre David «porque el Señor había determinado hacer fracasar el consejo de Ajitofel» (17:14). Aquella fue una respuesta al espíritu de la oración de David.
Vemos aquí como Dios es la mano que no se ve y que gobierna la historia. David y todo el resto de personas que formaban parte de aquel drama tuvieron un gran poder y una gran libertad para actuar, pero no fueron libres para actuar como si el Señor no estuviera allí.
Gracias Señor porque estás a cargo de la historia humana y Tú reinas gobiernando universo. Gracias porque trabajas en todas las cosas para el bien de aquellos que te aman y han sido llamados conforme a tu designio (Romanos 8:28).
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