La Adoración que Dios Bendice
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Introducción
Introducción
Vamos a continuar esta mañana con nuestra serie expositiva del libro de Exodo. Hemos visto con detalle:
La esclavitud de Israel en Egipto
Como Dios les redimió por mano de moisés para traerlos a su monte santo en Sinaí.
Y como Dios les entrega aquí su ley para que ellos la tengan como una norma de vida, ahora que son el pueblo redimido de Jehová.
La ultima vez vimos la respuesta adecuada del pueblo a la entrega de la ley: ellos adoraron con temor reverente, manifestaron su deseo de obedecer a Dios y reconocieron su necesidad de un mediador para relacionarse con Dios.
Hoy veremos cómo a partir de ahora, Dios habla al pueblo por medio de Moisés. Y lo que Dios habla ahora desde Exodo 20:22 hasta Exodo 23:33 tiene que ver con la ley casuística o la ley descriptiva.
Esta fracción de Exodo ha sido llamada “El libro del pacto” dice:
Luego tomó el libro del pacto y lo leyó a oídos del pueblo, y ellos dijeron: «Todo lo que el Señor ha dicho haremos y obedeceremos».
Este libro del pacto, es la aplicación de los 10 mandamientos, o de la ley prescriptiva a varias situaciones de la vida en el Israel de entonces, aquí se tratan temas como: la adoración, la esclavitud, la pena capital, la propiedad privada, la justicia social y el amor al prójimo.
Esta ley casuística ha expirado con la venida de Cristo. La misma naturaleza de esta ley nos recuerda que es una ley temporal:
a diferencia de los 10 mandamientos que fueron pronunciados por Dios y escritos en piedra con su mano, esta ley fue escrita en pergaminos y leída por Moisés.
Esta ley es llamada ordenanzas, serán decisiones legales basadas en un precedente histórico, que le permitirán a los jueces aplicar los 10 mandamientos en situaciones específicas de este tiempo.
Mientras que los 10 mandamientos son absolutos universales y atemporales, el libro del pacto trata con casos específicos de una sociedad especifica cómo Israel.
Así que el Libro del Pacto aplica principios generales a circunstancias específicas y temporales.Para dar un ejemplo de esto, veamos lo que dice:
”Harás un altar de tierra para Mí, y sobre él sacrificarás tus holocaustos y tus ofrendas de paz, tus ovejas y tus bueyes. En todo lugar donde Yo haga recordar Mi nombre, vendré a ti y te bendeciré.
Para este mandamiento hay un precedente histórico, para el tiempo de los patriarcas, Dios estableció que los hombres luego de la caída podían acercarse él por medio de la fe y esta fe era expresada por medio sacrificios que se ofrecían en altares, recordando el sacrificio prometido por Dios en Genesis 3:15 y que fue tipificado con el sacrificio que Dios realizo para cubrir la verguenza de Adán y Eva.
De manera que los patriarcas se acercaban a Dios por la fe en el sacrificio de Dios, que estaba representado en los sacrificios que ellos ofrecían en altares de tierra, hasta el momento de la entrega de la ley, esta era la forma aceptable de acercarse a Dios. Pero mas adelante leemos:
sino que buscarán al Señor en el lugar en que el Señor su Dios escoja de todas sus tribus, para poner allí Su nombre para Su morada, y allí ustedes irán.
Dios dice que establecerá un solo lugar, un solo altar para que todo el pueblo ofrezcan sacrificios a él, este lugar sería el tabernáculo y luego el templo en el monte de Sion en Jerusalén. Esta manera de acercarse a Dios cambia radicalmente con la venida del Mesías, la iglesia adora en medio otras circusntancias históricas, luego la ley casuística tocante a la adoraciíon debe cambiar:
Porque cuando se cambia el sacerdocio, necesariamente ocurre también un cambio de la ley.
Jesus dice:
Jesús le dijo*: «Mujer, cree lo que te digo: la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adorarán ustedes al Padre. »Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. »Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque ciertamente a los tales el Padre busca que lo adoren.
De manera que los 10 mandamientos son absolutos morales eternos parta nuestra vida, mientras que el Libro del Pacto son las aplicaciones de esta ley a n contexto especifico.
Pero en estas aplicaciones hay sabiduría y hacemos bien cuando estudiamos esta ley y extraemos de ella principios generales y universales que podemos aplicar a nuestro contexto histórico.
Es lo que Pablo hizo al citar la ley casuística:
Pues en la ley de Moisés está escrito: «No pondrás bozal al buey cuando trilla». ¿Acaso le preocupan a Dios los bueyes? ¿O lo dice especialmente por nosotros? Sí, se escribió por nosotros, porque el que ara debe arar con esperanza, y el que trilla debe trillar con la esperanza de recibir de la cosecha.
Es una aplicación de una ley casuística de Deuteronomio 25:4, Pablo aplica un principio a su situación histórica particular, para enseñar que la iglesia debe pagar a los pastores que trabajan entre ellos para que vivan libres de preocupaciones mientras sirven a la iglesia.
Dios es un legislador sabio y tiene en cuenta las necesidades, los tiempos y las circusntancias de vida de su pueblo. Aprendemos pues que Dios quiere que sus mandamientos se integren en toda nuestra forma de vida, en nuestro contexto cultural, de manera que su ley afecte también nuestra sociedad en la medida que apliquemos sus principios. Nuestra fe no es algo que debamos vivir privadamente.
Por lo tanto, las diez palabras nos dan los principios fundamentales, el Libro del Pacto los aplica a contextos específicos.
Esta mañana aprenderemos en el prefacio de esta ley casuística, 4 principios que deben gobernar nuestra adoración a Dios:
Nuestra adoración debe ser ofrecida a Dios conforme a su palabra.
Nuestra adoración debe estar centrada en Dios
Nuestra adoración es posible solamente sobre la base del la obra de Cristo
Nuestra adoración debe ser ofrecida con pureza
Y veremos cómo una adoración ofrecida a Dios según estos principios, es el tipo de adoración que Dios bendice.
1. Nuestra adoración debe ser ofrecida a Dios conforme a su palabra.
1. Nuestra adoración debe ser ofrecida a Dios conforme a su palabra.
Entonces el Señor dijo a Moisés: «Así dirás a los israelitas: “Ustedes han visto que les he hablado desde el cielo.
Noten que Dios le recuerda a Israel por medio de Moisés que en el monte Sinaí ellos vieron a Dios, pero no de forma visible, lo vieron oyendo su voz que venía a ellos desde el cielo, cuando la nube de gloria descendió sobre el monte.
Fue de esta forma que Dios se reveló a ellos “Por medio de su palabra”, ellos no vieron ninguna figura.
Esta forma de revelación nos enseña la trascendencia de Dios, su voz no viene de esta creación, su voz no vino del monte que ardía en llamas, Él es trascendente y tuvo que condescender para darse a conocer a su pueblo redimido en el Sinaí.
Esto fue así desde el Jardín de Edén, Dios hablo a Adan con voz audible, le dio ordenanzas y estableció con él su pacto con estipulaciones y sentencias. Adan podía adorar a Dios, podía conocer a Dios porque Dios condescendió y se dio a conocer a él por medio de su palabra pactual.
Solo podemos adorar a Dios, conocerle, tener comunión intima con él, por que él ha condescendido y se ha dado a conocer por medio de su palabra. Dios ha hablado y nos ha dicho como debemos acercarnos a él, como debemos vivir para él.
Nuestra adoración debe estar gobernada por su palabra. Así dirás.... Moisés debe enseñar a Israel como ellos pueden adorarle.
Hermanos este es el primer principio que aprendemos en el texto, las Escrituras son nuestra regla para la adoración y también debe ser nuestra regla de fe. Ella nos dice cómo adorar y lo que debemos creer.
Cualquier cosa que no está ordenada en la Escritura, está prohibida como una ordenanza de culto. Ese es el principio regulador de la adoración expuesto en nuestros estándares de Westminster. La adoración que está de acuerdo con las Escrituras, es una adoración que se basa en los principios y ordenanzas de adoración establecidos en la Palabra de Dios y es totalmente consistente con ellos.
El segundo principio que aprendemos es:
2. Nuestra adoración debe estar centrada en Dios . Teo-Céntrica
2. Nuestra adoración debe estar centrada en Dios . Teo-Céntrica
Vemos en el texto dos leyes cáusticas que nos enseñan que la adoración debe estar centrada en Dios. Estas leyes tiene que ver con la aplicación de los primeros dos mandamientos al contexto histórico de Israel.
En aquellos días, la mayoría de los ídolos de las naciones paganas estaban hechos de plata y oro, eran imágenes para contemplar, eran un espectáculo para la vista por su diseño y ostentación.
En aquellos días, los incrédulos levantaban también altares para ofrecer sacrificios a sus deidades, estos altares los hacían con “piedras labradas” de la más alta calidad, le quitaban a la piedra toda aspereza para que luciera hermosa.
La adoración pagana era muy artística y ostentosa- Dios en este contraste ordena esto:
”No harán junto a Mí dioses de plata ni dioses de oro. No se los harán. ”Harás un altar de tierra para Mí, y sobre él sacrificarás tus holocaustos y tus ofrendas de paz, tus ovejas y tus bueyes. En todo lugar donde Yo haga recordar Mi nombre, vendré a ti y te bendeciré. ”Si me haces un altar de piedra, no lo construirás de piedras labradas. Porque si alzas tu cincel sobre él, lo profanarás.
Hermanos, el propósito de la adoración es glorificar al único Dios verdadero y esto es posible solo si adoramos como él lo ha establecido en su palabra. En la adoración, le atribuimos a Jehová la gloria debida a su nombre, le damos gracias por sus maravillosas obras en la creación y en la redención. Dado que ese es su propósito más elevado, la adoración no debe usarse como un medio para lograr algún otro fin.
La adoración debe ser (teocéntrica) y no centrada en el hombre (antropocéntrica). Él es la fuente y el objeto de la verdadera adoración. Es necesario , entonces, distinguir servicio de adoración del entretenimiento y las artes escénicas. Hoy en día nuestra cultura esta mas enfocada en el entretenimiento y por esta razón nos cuesta adorara Dios verdaderamente. El objetivo de la adoración no es entretener a la gente o dar expresión a su creatividad, sino glorificar al Dios trino.
Por esta razón no usamos imágenes en nuestro servicio a Dios:
“Dios no es el tipo de deidad que puede representarse adecuadamente en la forma de un ídolo. Él es el Dios que habla desde el Cielo. Los israelitas lo encontraron en la montaña en fuego y humo. Ellos experimentaron su esplendor y gloria. Las cosas de la tierra no pueden competir con las glorias del Cielo. Lo inmanente no puede rivalizar con lo trascendente”. Philip Graham.
Tampoco hacemos uso de las artes escénicas. Nuestra adoración debe ser sencilla, no ostentosa. Nuestra adoración debe estar pues centrada en Dios, por esto él es quien nos invita a adorarle por medio de su palabra cuando iniciamos el servicio, el es quien nos revela su santidad y nuestra condición para que humillados vengamos en arrepentimeinto y fe al mediador que nos a provisto (Su hijo Jesucristo), él es quien nos habla por medio de los cánticos, la lectura y la predicación, él es quien alimenta nuestra fe por medio de los sacramentos y el es quien nos bendice para que vivamos de acuerdo a su palabra el resto de semana al final del servicio de adoración.
Aquí tenemos los dos primeros principios: Nuestra adoración debe ser ofrecida a Dios conforme a su palabra y debe estar centrada en Dios, además aprendemos en nuestro texto, que:
3. Nuestra adoración es posible solamente sobre la base del la obra de Cristo
3. Nuestra adoración es posible solamente sobre la base del la obra de Cristo
Dios sabía que su pueblo no podría guardar perfectamente su ley, así que hace provisión para que ellos aun siendo pecadores, puedan tener comunión con él y adorarle en la hermosura de su santidad.
”Harás un altar de tierra para Mí, y sobre él sacrificarás tus holocaustos y tus ofrendas de paz, tus ovejas y tus bueyes. En todo lugar donde Yo haga recordar Mi nombre, vendré a ti y te bendeciré. ”Si me haces un altar de piedra, no lo construirás de piedras labradas. Porque si alzas tu cincel sobre él, lo profanarás.
La idea es que el adorador no pusiera su mirada en la belleza del altar, si no más bien en lo que se ofrecía en él “Holocaustos y ofrendas de paz”. Los ojos del adorador debían estar puestos en lo que pasaba en el altar. El altar era un lugar para hacer sacrificios. Aquí se hablan de dos tipos de sacrificios:
Holocaustos, u ofrendas elevadas (ver Lev. 1). Estas ofrendas eran consumidas completamente en el fuego que ardía sobre él altar. De esta manera se representaba a los ojos del adorador que la única manera de venir delante de Dios, era por medio de un sacrificio sustitutivo por el pecado. El animal sacrificado representaba al pecador y una vez este animal era consumido por fuego, el humo que ascendía representaba al pecador justificado ascendiendo a la presencia de Dios para adorarle en la hermosura de la santidad justificado por un sacrificio sustitutivo. Sobre la base de este sacrificio tipológico, el adorador podría adorara a Jehova y ascender al cielo.
La ofrenda de paz o de comunión (ver Lv. 3). La ofrenda de comunión también trataba con el pecado, pero tenía un énfasis diferente. Mostró qué tipo de relación tenía Dios con su pueblo una vez que se había hecho expiación por su pecado. Estas se ofrecían para agradecer a Dios por una bendición especial o una respuesta específica a la oración, o sin ningún motivo en particular, excepto para alabar a Dios por su gloria. Esta ofrenda fue un recordatorio tangible de que el pueblo ya no estaba separado de Dios, sino que tenía comunión con él. Por esta razón, la ofrenda no era consumida por el fuego completamente, era ofrecida a Dios la mejor parte del animal o la grosura y el adorador podía comer la otra parte para celebrar el favor de Dios. Esta ofrenda era una celebración gozosa, una especie de fiesta religiosa en la presencia de Dios. Era un momento de comunión con Dios, esta comunión era posible por causa del sacrificio que la ofrenda representaba.
Tanto el holocausto como la ofrenda de comunión eran la provisión de Dios para pecadores que necesitaban salvación. Estas ofrendas anticipaban la obra consumada de Cristo por nuestros pecados, él hizo expiación de una vez por todas por el pecado de su pueblo. Él es la ofrenda de comunión que nos reconcilió con Dios.
a quien Dios exhibió públicamente como propiciación por Su sangre a través de la fe, como demostración de Su justicia, porque en Su tolerancia, Dios pasó por alto los pecados cometidos anteriormente,
Nosotros tenemos un altar del cual no tienen derecho a comer los que sirven en el tabernáculo.
Esto explica por qué ya no necesitamos levantar altares y ofrecer sacrificios el día de hoy. El sacrificio ha sido ofrecido. Se ha hecho expiación. El compañerismo ha sido restaurado. Y es todo a través de Jesús y su muerte en la cruz.
Si queda algún sacrificio por ofrecer, es solo el sacrificio de vivir para la gloria de Dios. (Rom. 12:1). Jesús se ha ofrecido a sí mismo como sacrificio por nuestros pecados. Ahora es nuestro privilegio y gozo ofrecernos para su servicio:
Por tanto, ofrezcamos continuamente mediante Él, sacrificio de alabanza a Dios, es decir, el fruto de labios que confiesan Su nombre. Y no se olviden ustedes de hacer el bien y de la ayuda mutua, porque de tales sacrificios se agrada Dios.
Este es pues el principio que nos enseña Dios aquí. Nuestra adoración debe ser ofrecida por medio del mérito y la mediación de Jesús Cristo.
La Confesión de Fe de Westminster dice:
“La adoración religiosa debe ser dada a Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, y solamente a Él; no a los ángeles, ni a los santos, ni a ninguna otra criatura. Desde la caída, la adoración es a través de un Mediador, pero por la mediación de ningún otro, sino solamente por la de Cristo. Para que la adoración sea aceptable a Dios, debe ofrecerse sobre la base de la obra redentora de Cristo y mediante su intercesión sacerdotal”.
Es sólo "por medio de él" que tenemos "acceso por un solo Espíritu al Padre" (Efesios 2:18).
Debemos “ofrecer sacrificios espirituales agradables a Dios por medio de Jesucristo” (1 P. 2: 5).
Aquellos que están unidos a Cristo a través de la fe dada por el Espíritu son, en virtud de esa unión, participantes en la adoración del cielo donde Cristo sirve como nuestro sumo sacerdote (Heb. 8: 1).
Con “plena certeza de fe”, nos acercamos a Dios en el santuario celestial y lo adoramos “con reverencia y temor” (Hebreos 10: 19-22; 12:28).
El servicio de adoración cristiano es completamente trinitario. Es la adoración que el Padre busca, mediada por el Hijo y engendrada por el Espíritu.
Hemos visto:
Nuestra adoración debe ser ofrecida a Dios conforme a su palabra.
Nuestra adoración debe estar centrada en Dios
Nuestra adoración es posible solamente sobre la base del la obra de Cristo
4. Nuestra adoración debe ser ofrecida con pureza
4. Nuestra adoración debe ser ofrecida con pureza
”Y no subirás por gradas a Mi altar, para que tu desnudez no se descubra sobre él”
En este tiempo no se usaba ropa interior, los paganos hacían altares altos y escalonados, las partes de los sacerdotes quedaban al descubierto y la gente las podía ver, Dios prohibe aquí las gradas para no desviar la atención de la gente y evitar la inmoralidad en medio de su pueblo.
Los cultos cananeos, también promovían la prostitución en el templo como una práctica común para ganarse la buena voluntad de los dioses. Creían que los actos de promiscuidad en sus templos garantizarían la fertilidad de su gente, de su tierra y de sus animales. Dios prohibe estas practicas.
Esto nos señala el principio de la pureza en nuestra vida de adoración.
Sino que en efecto les escribí que no anduvieran en compañía de ninguno que, llamándose hermano, es una persona inmoral, o avaro, o idólatra, o difamador, o borracho, o estafador. Con esa persona, ni siquiera coman.
Conclusión:
Conclusión:
Cuando nuestra adoración es ofrecida a Dios conforme a su palabra, cuando esta centrada en él, cuando la ofrecemos sobre la base del mérito y la mediación de Cristo y nos guardamos en pureza, Dios vendrá y no bendecirá.
Esta es la adoración que Dios bendice Exodo 20:24:
”....En todo lugar donde Yo haga recordar Mi nombre, vendré a ti y te bendeciré.
Cada sitio se volvía sagrado en la biblia cuando Dios descendía para estar con los suyos y manifestar su gloria. Dios condescendía para cumplir con las promesas de su pacto.
La bendición de nuestra adoración la tenemos aquí, cuando el pacto de Dios es renovado cada vez que nos congregamos en su nombre, Dios viene y reafirma su compromiso de comunión eterna con nosotros.
»Porque donde están dos o tres reunidos en Mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos».
Jesús le dijo*: «Mujer, cree lo que te digo: la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adorarán ustedes al Padre. »Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. »Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque ciertamente a los tales el Padre busca que lo adoren. »Dios es espíritu, y los que lo adoran deben adorar en espíritu y en verdad».
Miren cuán bueno y cuán agradable es Que los hermanos habiten juntos en armonía. Es como el óleo precioso sobre la cabeza, El cual desciende sobre la barba, La barba de Aarón, Que desciende hasta el borde de sus vestiduras. Es como el rocío de Hermón, Que desciende sobre los montes de Sión; Porque allí mandó el Señor la bendición, la vida para siempre.
En nuestro servicio de adoración, hay un diálogo pactual entre Dios y su pueblo.
Dios nos invita a Adorarle y nosotros respondemos en gratitud.
Dios nos instruye a través de su Ley; nosotros respondemos con confesión del pecado.
Dios nos asegura el perdón; nosotros respondemos con alabanza.
Dios declara sus promesas en el evangelio predicado y aplicado, luego sella estas promesas en los sacramentos y luego nosotros respondemos con oraciones de intercesión y acción de gracias.
Dios nos bendice y nosotros respondemos con obediencia humilde.
Estos son algunos de los principios básicos de la adoración que Dios bendice. Estos principios deberían regular nuestros servicios de adoración. Nos ayudan a decidir qué hacer en la adoración y a saber por qué lo hacemos.
Oremos.
Nuestro Señor y Dios, te damos gracias por Tu Palabra y por Tu presencia con nosotros mientras adoramos tu santo nombre por lo méritos de Cristo nuestro señor. Bendícenos esta mañana y haz que Tu Nombre sea honrado y glorificado en medio de nosotros el día de hoy.