Desconectarse para Reconectarse

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Enemigo: la multitarea

—Mamá —dijo el hijo— el día en que mi vida dependa de una máquina para mantenerme vivo, desconéctame.
La mamá se quedó pensando y le contestó: ¿eso incluye tu celular?
¿Por qué estamos tan cansados? De lo “macro” a lo “micro”.
Algunas respuestas a esta pregunta pueden ser: el trabajo, las ocupaciones del hogar, la atención de los hijos, el poco tiempo para descansar…todo esto se trata de tareas “macro”.
No hay duda de que debemos descansar para aliviar todas esas tareas, pero tenemos un enemigo silencioso, es tan sutil y pequeño que no consideramos su amenaza, sin embargo está acabando con la poca energía que nos queda.
Este pequeño enemigo se llama: “multitarea” (seguramente Ud. esperaba un nombre más demoniaco y tenebroso).
Hoy quisiera enseñarle a atrapar ese sutil y escurridizo enemigo que parece un zancudo en una noche fría.
Cuando decimos “multitarea” nos referimos a la aparente capacidad del ser humano de hacer varias cosas a la vez.
Ej. Estaba almorzando, revisando mis correos electrónicos, contestando unos mensajes de WhatsApp, anotando en mi agenda unos nuevos compromisos y pensando en la lista del súper que debía enviarle a mi esposa.
Multitarea…¿cuántas cosas podemos hacer bien, realmente bien, al mismo tiempo? Seguramente Ud. cree que muchas pero la verdad es que, lo que pasa dentro de nuestro cerebro, está provocando un desgaste muchas veces no percibido.

Distracción

La multitarea está alimentada y favorecida por la exposición que tenemos a los equipos electrónicos. No quiero satanizar las pantallas porque finalmente el problema es de nosotros, los usuarios de pantallas.
Hoy, un ser humano puede estar frente a múltiples pantallas al mismo tiempo: su computadora, su celular y una pantalla de Tv. Todo a la misma vez.
Podemos afirmar que somos una sociedad distraída. Vivimos de la multiplicidad de opciones y a estamos expuestos a una sobre exposición de cambios, colores, mensajes, luces y sonidos que saturan nuestra atención.
La distracción es un recurso para ayudarnos a pasar por malos momentos: saturación, desgaste, luto, ansiedad. Pero si no miramos a lo “micro” del asunto, la distracción podría convertirse en un enemigo peligroso.
Distraer es desviar tu atención. Es una ruptura en una linea que se está siguiendo.
Cuando nos distraemos cortamos el curso natural o continuo de algo.
La distracción es dividir la atención. Usted puede estar escuchando este mensaje y en el momento en que su celular le anuncia una notificación dejó de concentrarse en el mensaje y dividió su atención.
Siempre recuerde esto: si lo quieres hacer espléndido, haz una cosa; si lo quieres hacer bien, haz dos.
En lo que se refiere a la atención selectiva y sostenida, el cerebro solo puede hacer una cosa a la vez.

¿Perdimos la capacidad de concentrarnos?

La Biblia nos da un ejemplo de lo que nos puede pasar si no sabemos concentrarnos.
Deuteronomio 11:16 NBLA
16 »Tengan cuidado, no sea que se engañe su corazón y se desvíen y sirvan a otros dioses, y los adoren.
La RV traduce “desviarse” como “apartarse”, que significa también apartarse del camino o separarse de algo; también contempla la idea de desaparecer, incluso la de cortar la cabeza o esconder la cara.
“Desviarse” es justo lo que hacemos cuando nos salimos del camino correcto, según Deuteronomio, es cuando somos engañados y en lugar de servir a Dios servimos a otros dioses.
Servir a otros dioses es una distracción que nos saca del camino correcto.
Las distracciones hacen eso en nuestra vida diaria: nos desconectan de la concentración necesaria para llevar a cabo cualquier tarea.
Nos distraemos/apartamos/separamos/alejamos cuando hablamos teniendo el WhatsApp abierto para contestar.
Nos distraemos/apartamos/separamos/alejamos cuando cenamos teniendo una película o el noticiero puesto en la Tv.

La sobrecarga de las múltiples conexiones

En la era de las conexiones, la mejor forma de tomar la ruta del descanso es la desconexión.
Recuerde estos dos términos: cortisol y adrenalina.
Cuando nuestra atención está multiconectada se eleva en nuestro cerebro la producción de cortisol y adrenalina. ¿En qué se especializan esas hormonas?
El cortisol es la hormona del estrés. La adrenalina es la neurohormona de la lucha o huida. El cortisol predispone nuestro cuerpo a las sensaciones de estrés y la adrenalida tensa nuestros músculos preparándonos para enfrentar un ataque. Cuando esos niveles bajan porque ha pasado el peligro experimentamos una sensación de agotamiento y fatiga.
Las múltiples conexiones nos desgastan, nos hacen sentir más agobiados y nos impiden entrar en momentos de calma verdaderos.
Las múltiples conexiones nos entretienen y nos distraen pero a un costo muy elevado: someter la mente y el cuerpo a un desgaste constante y prolongado.
Dios es un Dios activo. Trabaja siempre y él mismo estableció para nosotros el descanso, la desconexión de las cosas importantes.
Génesis 2:1–2 (NVI)
1 Así quedaron terminados los cielos y la tierra, y todo lo que hay en ellos. 2 Al llegar el séptimo día, Dios descansó porque había terminado la obra que había emprendido.
Dios hizo lo creado pero, por importante que fuera lo que hacía, se detuvo, descansó. Ese fue un día de contemplación, de disfrute, de ver lo creado y maravillarse al punto de bendecirlo y santificarlo.
Si es tan importante desconectarse después de hacer las cosas importantes, imagínese lo importante que es desconectarse de lo menos importante, como las múltiples conexiones que mantenemos a través de nuestros equipos electrónicos.

De vuelta al “ser”

Recuerda esto: eres un ser integral, cuando te concentras en una cosa, pones todo de ti, todo lo que eres en eso que haces. Pero cuando empiezas a hacer múltiples cosas empiezas a dividirte, a distraerte, a separarte; ya no le pones todo de ti a lo que haces sino una parte.
Esto aplica para una conversación, para un estudio Bíblico, para disfrutar de una película, para hacer una tarea, para cocinar, para leer un libro, para escribir un mensaje.
Si a lo que haces no le pones toda tu atención no le están dando todo lo que puedes.
Desconectarse de las múltiples conexiones es la vía correcta para conectarnos con nosotros mismos.
El problema más serio de las múltiples no es que nos entregamos a medias o hacemos todo de forma mediocre sino que perdemos la naturalidad y fluidez para conectarnos con nosotros mismos.
Somos perfectos desconocidos. Nos miramos al espejo y no sabemos quiénes somos. Cuando nos preguntan quiénes somos recurrimos a los títulos y ocupaciones porque fuera de eso no somos nadie.
La mejor evidencia de lo que digo es que cuando tenemos que compartir nuestra vida con alguien más somos incapaces de mantener una relación real e íntima…porque no podemos compartir lo que no tenemos.
Necesitamos con urgencia reconectarnos con nosotros mismos y para que eso sea posible debemos desconectarnos de las múltiples conexiones.
Si las múltiples conexiones nos están matando, ¿cómo lidiamos con ellas y les ponemos límites para que no nos dañen?

Recomendaciones para desconectarnos

Mira la Tv., lee un libro o escucha música sin mantener tu celular en la mano.
Promueve al menos una comida al día en la que no se usen equipos electrónicos.
Sal a tomarte un café contigo, sin usar celular ni tener compañía.
Dedica tiempos de meditación en silencio, sin estímulo alguno.
Guarda el celular cuando estás conversando.
Practica esperar al menos una hora antes de ver tu celular en la mañana, cuando apenas te despiertas.
Practica la regla de los 7 minutos: cuando estés en tiempos “muertos” espera 7 minutos antes de usar alguna pantalla.

Conclusión

Job 37:14 NVI
14 »Espera un poco, Job, y escucha; ponte a pensar en las maravillas de Dios.
Eliú, uno de los amigos de Job, le da un gran consejo que sobresale para nosotros hoy, él le dice: Espera, escucha, piensa en las maravillas de Dios.
Para desconectarnos y reconectarnos con nosotros tenemos primero que reconectarnos con Dios.
Cuando encuentras a Dios, te encuentras a ti.
Cuando encuentras a Dios, encuentras la Ruta 27 y cuando encuentras la Ruta 27 llegas a zonas de descanso.
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