¿Cómo Podemos Saber si Dios va con Nosotros?
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Introducción
Introducción
En la escuela muchos de nosotros aprendimos que fue Cristobal Colón quien descubrió América.
Todos sabemos de la historia de como venía Colón en tres barcos - la Niña, la Pinta, y la Santa María.
Pero, han habido otros que afirman que no fue Colón quien descubrió América. Ellos dicen que no pudo haber sido él porque:
No sabía a donde iba.
Cuando llegó no sabía donde estaba.
Y cuando regresó a España no sabía donde había estado.
Colón fue un explorador, al igual que los hebreos; pero con una gran diferencia - los hebreos habían sido liberados de la esclavitud Egipcia para ir a tomar la tierra que Dios le había prometido al patriarca Abraham.
El día que salieron de Egipto, no había ningún hebreo que había conocido la tierra prometida.
Todos habían nacido en Egipto. Egipto era lo único que conocían.
Y ahora debían confiar en Dios desde el momento que salieron de Egipto.
Su caso…no sería el de Colón porque ellos iban guiados por la mano de Dios.
Pero, ahora debemos considerar, ¿qué seguridad tenían los hebreos que en efecto Dios estaba con ellos? Los hebreos habían salido de la única vida que conocían y lanzarse a lo desconocido - confiando solo en Dios.
Hoy, en nuestro pasaje, vemos tres formas mediante las cuales Dios le estaba mostrando a los hebreos que él iba con ellos y que no los abandonaría.
Dios los guió por el mejor camino
Los huesos de José fueron testimonio de que Dios iba con ellos
La columna era un testimonio visible de la presencia de Dios en medio de ellos.
I. Dios los guió por el mejor camino
I. Dios los guió por el mejor camino
Por lo general, el camino ideal para llegar a un destino es el camino más corto.
Para ir de Boise (si estamos en el centro) a Caldwell, el camino más corto y más rápido va a ser el 84.
En cambio, si vamos del centro a la Chinden que luego se hace el 20/26…nos desviaríamos, nos toparíamos con muchos semáforos, etc.
Pero, ¿qué tal si hubiese un accidente donde se derramó aceite o gasolina sobre el 84? Entonces, lo mejor sería tomar otra ruta.
Lo mismo vemos con los hebreos. Veamos el camino que tomaron:
Cuando Faraón dejó ir al pueblo, Dios no los guió por el camino de la tierra de los filisteos, aunque estaba cerca, porque dijo Dios: «No sea que el pueblo se arrepienta cuando vea guerra y se vuelva a Egipto».
Dios, pues, hizo que el pueblo diera un rodeo por el camino del desierto, hacia el Mar Rojo. En orden de batalla subieron los israelitas de la tierra de Egipto.
En lugar de que caminaran por el camino de la costa (conocido como el camino de la tierra de los filisteos) tomaron otra ruta.
El pueblo fue por el camino del desierto.
El camino ideal - por ser más directo / más corto - era el camino de la costa.
Es más, si pudiéramos verlo en el mapa nosotros mismos hubiéramos detenido a los hebreos diciéndoles que iban por mal camino. Seguramente se tardarían mucho más.
Pero, a partir de este detalle vemos a Dios mostrando que él va con su pueblo.
Tal vez si Moisés hubiera trazado el mapa de la ruta que tomarían elegirían la ruta de la costa.
Pero veamos lo que dice la Biblia - “Dios no los guió por el camino de la tierra de los filisteos”.
Era Dios mismo quien dio esta ruta alterna.
Fue Dios mismo, el mismo que los liberó, que los guió para tomar esta ruta alterna.
Dios, quien conoce todas las cosas, sabe que su pueblo necesita madurar, necesita fortalecerse, necesitan aclimatarse a su nueva vida.
Por tanto, no tendrían las fuerzas suficientes, ni estaban preparados para enfrentarse a los escuadrones de militares egipcios que controlaban varios puntos de revisión sobre el camino de la costa.
Dios sabía lo que estaba haciendo - Dios estaba mostrando que él iba con su pueblo y estaba velando por su bienestar.
Los hebreos fueron guiados por Dios por el camino del desierto y no tuvieron que enfrentar los escuadrones egipcios.
De haberlos visto seguramente se asombrarían de como Dios estuvo con ellos y los libró de perecer en el desierto.
Dios los guardó del peligro y así les mostró que él estaba con ellos.
Hermanos, Dios muestra que él está con nosotros en la manera que nos guarda del mal, nos libra del peligro, sostiene nuestra vida.
Esto no quiere decir que jamás tendremos enfermedad o accidente.
Esto no quiere decir que la vida será color de rosa.
Pero, si somos sinceros, Dios nos ha librado de situaciones adversas una y otra vez. Dios ha frenado el mal que muchas veces que querido venir sobre nosotros.
A muchos, Dios mismo los ha librado de la muerte.
…en esto Dios muestra que está con nosotros.
II. Los huesos de José fueron testimonio de que Dios iba con ellos
II. Los huesos de José fueron testimonio de que Dios iba con ellos
La segunda manera en que Dios mostró que él estaba con su pueblo es el sarcófago que llevaban en la caravana.
Este sarcófago contenía los huesos del patriarca José.
Moisés tomó consigo los huesos de José, pues este había hecho jurar solemnemente a los israelitas y dijo: «Ciertamente Dios los visitará, y entonces se llevarán de aquí mis huesos con ustedes»
En Génesis 50 antes de que José muriera le dijo a sus hermanos:
Y José dijo a sus hermanos: «Yo voy a morir, pero Dios ciertamente cuidará de ustedes y los hará subir de esta tierra a la tierra que Él prometió en juramento a Abraham, a Isaac y a Jacob»
Luego José hizo jurar a los hijos de Israel, diciendo: «Dios ciertamente los cuidará, y ustedes se llevarán mis huesos de aquí»
José confiaba en las promesa de Dios.
José sabía que el pueblo de Dios iba a estar 400 años en Egipto.
Pero, José sabía que Dios le había dado una promesa al padre Abraham.
Por tanto, José ordena a sus hermanos que cuando Dios cumpla sus promesas ellos deberán sacar sus huesos y llevarlos a la tierra que Dios les daría.
José no quería que sus restos estuvieran en una tierra de gente que no conocía a Dios.
José quería que sus restos descansaran en la tierra que Dios le daría a su pueblo.
Por tanto, ahora que DIos ha cumplido su promesa, Moisés recuerda la orden de Josué.
Van a la tumba fría donde se encuentran los restos de José.
Toman el sarcófago de José con mucho cuidado.
…y salen con él sobre sus hombros con destino a la tierra prometida.
Cada vez que el pueblo mira el sarcófago están mirando una señal visible que Dios cumplió parte de su promesa en sacarlos de la esclavitud y cumplirá por completo esa promesa cuando sean sepultados los restos de José en la tierra de la promesa.
III. La columna era un testimonio visible de la presencia de Dios en medio de ellos.
III. La columna era un testimonio visible de la presencia de Dios en medio de ellos.
En este pasaje encontramos una última señal que mostraba que Dios estaba con su pueblo.
Esta última quizá es la más clara, la más evidente, la más obvia de que la presencia de Dios iba con los hebreos.
El Señor iba delante de ellos, de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarlos, a fin de que anduvieran de día y de noche.
No quitó de delante del pueblo la columna de nube durante el día, ni la columna de fuego durante la noche.
Delante de los Israelitas iba una señal visible que todos la podían mirar.
Era una señal que ninguno podía negar pues estaba a la vista de todos.
Con ellos iba una columna que por el día era una columna de nube y por la noche se tornaba en una columna de fuego.
Esta señal iba al frente de ellos.
Pero, no era un fenómeno natural.
Era la presencia misma de Dios pues la Biblia nos dice que era Dios que iba delante de ellos en la columna.
Si alguno de los hebreos llegara a dudar si Dios estaba con ellos o no…lo único que necesitaban era buscar la columna.
Al ver la columna podrían decir - mira allí está Dios. Dios sigue al frente de nosotros.
No importaba si ellos sentían o no sentían la presencia de Dios en sus vidas.
No importaba si el día había sido difícil con un calor abrazador (pues iban en el desierto)…o se la noche había sido peligrosa y fría.
No importaba cuales hayan sido sus circunstancias; ellos tenían una señal que les testificaba que Dios estaba con ellos.
Esta bendita señal de la presencia de Dios les daba la seguridad que Dios estaba con ellos.
Conclusión
Conclusión
A final de cuentas, los hebreos tenían tres formas en las cuales el Dios de su liberación les estaba mostrando que él iba con ellos.
Dios iba con su pueblo y se los había hecho más que claro.
No podían dudar de ninguna manera si Dios iba al frente o no.
¿Pero qué señal / prueba tenemos nosotros de que Dios está con nosotros?
Tenemos las mismas señales:
En la primer señal vimos como Dios guió a su pueblo y los libró del peligro del camino de la costa.
Una y otra vez Dios ha demostrado que está con nosotros pues nos ha librado una y otra vez de distintos peligros.
En la segunda señal vimos que Dios fue fiel a su promesa de librar a Israel - por tanto ahora salían de Egipto con los restos de José para sepultarlos en la tierra de la promesa.
Nosotros hemos visto las promesas de Dios cumplirse en nuestra propia vida.
Dios ha sido nuestro sanador, nuestro consolador, nuestra fuerza, nuestro gozo, nuestra esperanza, nuestra vida misma.
Hemos visto como Dios cumple lo que ha prometido en su palabra.
Sin embargo, no tenemos una columna visible que demuestre que la presencia de Dios está con nosotros.
Pero, tenemos la seguridad que así como la columna habitaba en medio de los hebreos durante su peregrinación en el desierto, hubo un momento en la historia de la humanidad que el hijo de Dios tomó forma humana y habitó entre nosotros.
El hijo de Dios vino a la tierra y tomó forma humana - la gente lo miró, lo escuchó, lo palpó, estuvieron en su presencia.
Aunque nosotros no tenemos el privilegio de haber visto al Cristo resucitado, tenemos su palabra, en particular cuatro evangelios que nos hablan acerca del Verbo que se hizo carne, del Verbo que habitó entre nosotros, del Dios-hombre que hizo su morada entre la humanidad.
Tenemos la Palabra de Dios que nos testifica acerca de Cristo y nos da esta promesa:
»Vayan, pues, y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,
enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado; y ¡recuerden! Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo».