Acuérdate de lo que has recibido

Las 7 iglesias  •  Sermon  •  Submitted
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Asegurémonos de vivir realmente, no solo aparentar vivir.

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12Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga. (1 Corintios 10:12)
Somos el pueblo de Dios, la iglesia de Jesucristo, herederos de los pactos y las promesas de Dios. ¡Sí que somos especiales!
¡Ni lo dudes! ¡No lo niegues! Los que creemos en Jesús y le seguimos como sus discípulos somos muy especiales, y muy diferentes a los que no le tienen.
Pero justamente allí viene la advertencia: cuando uno recibe privilegios, como los muchos que los hijos de Dios hemos recibido y recibimos, podemos caer en el error de dar por sentado lo que tenemos, descansarnos en que “parece que todo va a estar bien” y bajar la guardia, exponiéndonos a los ataques espirituales que nos pueden hacer daño.
No, no debemos permitir que eso suceda.
¿Estás en Cristo? ¡Gloria a Dios!
¿Estás firme en Él? ¡Aleluya! ¡Qué bueno!
Pero tienes que recibir la advertencia de que tienes que estar atento, alerta, para no perder nada de lo que has recibido.
Apocalipsis 3:1–6 RVR60
1 Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice esto: Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto. 2 Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios. 3 Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti. 4 Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas. 5 El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles. 6 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.
Apocalipsis 3:1–6 NVI
1 »Escribe al ángel de la iglesia de Sardis: Esto dice el que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas: Conozco tus obras; tienes fama de estar vivo, pero en realidad estás muerto. 2 ¡Despierta! Reaviva lo que aún es rescatable, pues no he encontrado que tus obras sean perfectas delante de mi Dios. 3 Así que recuerda lo que has recibido y oído; obedécelo y arrepiéntete. Si no te mantienes despierto, cuando menos lo esperes caeré sobre ti como un ladrón. 4 Sin embargo, tienes en Sardis a unos cuantos que no se han manchado la ropa. Ellos, por ser dignos, andarán conmigo vestidos de blanco. 5 El que salga vencedor se vestirá de blanco. Jamás borraré su nombre del libro de la vida, sino que reconoceré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles. 6 El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.
Apocalipsis 3:1–6 NTV
1 »Escribe esta carta al ángel de la iglesia de Sardis. Este es el mensaje de aquél que tiene el Espíritu de Dios de siete aspectos y las siete estrellas: »Yo sé todo lo que haces y que tienes la fama de estar vivo, pero estás muerto. 2 ¡Despierta! Fortalece lo poco que te queda, porque hasta lo que queda está a punto de morir. Veo que tus acciones no cumplen con los requisitos de mi Dios. 3 Vuelve a lo que escuchaste y creíste al principio, y retenlo con firmeza. Arrepiéntete y regresa a mí. Si no despiertas, vendré a ti de repente, cuando menos lo esperes, como lo hace un ladrón. 4 »Sin embargo, hay algunos en la iglesia de Sardis que no se han manchado la ropa con maldad. Ellos caminarán conmigo vestidos de blanco, porque son dignos. 5 Todos los que salgan vencedores serán vestidos de blanco. Nunca borraré sus nombres del libro de la vida, sino que anunciaré delante de mi Padre y de sus ángeles que ellos me pertenecen. 6 »Todo el que tenga oídos para oír debe escuchar al Espíritu y entender lo que él dice a las iglesias.
Apocalipsis 3:1–6 NBLA
1 «Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete Espíritus de Dios y las siete estrellas, dice esto: ‘Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, pero estás muerto. 2 ’Ponte en vela y afirma las cosas que quedan, que estaban a punto de morir, porque no he hallado completas tus obras delante de Mi Dios. 3 ’Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; guárdalo y arrepiéntete. Por tanto, si no velas, vendré como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti. 4 ’Pero tienes unos pocos en Sardis que no han manchado sus vestiduras, y andarán conmigo vestidos de blanco, porque son dignos. 5 ’Así el vencedor será vestido de vestiduras blancas y no borraré su nombre del libro de la vida, y reconoceré su nombre delante de Mi Padre y delante de Sus ángeles. 6 ’El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias’ ”».
El Señor, nuestro Salvador y Dueño de nuestras vidas, quiere que escuchemos su voz. Y por eso nos escribió sus cartas de amor. Consideremos lo que le escribió a la iglesia en Sardis.
Apocalipsis 3:1 RVR60
1 Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice esto: Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto.
Apocalipsis 3:1 NVI
1 »Escribe al ángel de la iglesia de Sardis: Esto dice el que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas: Conozco tus obras; tienes fama de estar vivo, pero en realidad estás muerto.
Apocalipsis 3:1 NTV
1 »Escribe esta carta al ángel de la iglesia de Sardis. Este es el mensaje de aquél que tiene el Espíritu de Dios de siete aspectos y las siete estrellas: »Yo sé todo lo que haces y que tienes la fama de estar vivo, pero estás muerto.
Apocalipsis 3:1 NBLA
1 «Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete Espíritus de Dios y las siete estrellas, dice esto: ‘Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, pero estás muerto.
Esto es lo que dice de Sardis el Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado:
SARDIS. Antigua capital del reino de Lidia, a unos 80 km. al este de Esmirna, al pie del monte Tmolos. En el 546 a.C. Ciro derrotó a Creso, apoderándose de su capital, que vino a ser un centro de la administración persa. Después del paso de griegos y romanos, y bajo el dominio de estos últimos, Sardis fue destruida por un temblor de tierra en el 17 d.C. El emperador Tiberio la eximió de impuestos para facilitar su reconstrucción; tenía un barrio judío (Ant. 14:10, 24), y bien pronto tuvo una comunidad cristiana (Ap. 1:11; 3:1, 4). En la actualidad es un pueblo; allí se hallan las ruinas de un gran templo dedicado a Artemisa, del siglo IV a.C., y vestigios de un templo de Zeus, y los muros de una iglesia cristiana del siglo IV.
Su nombre actual es Sart.
Para el tiempo de Juan, la ciudad de Sardis estaba en decadencia, en decline, y al parecer lo mismo ocurría con la iglesia. Jesús reafirma su presencia y autoridad al dirigirles la carta. Se presenta como:
...El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas...
¿Siete espíritus?
4 Juan, a las siete iglesias que están en Asia: Gracia y paz a vosotros, del que es y que era y que ha de venir, y de los siete espíritus que están delante de su trono; 5y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre,… (Apocalipsis 1:4-5)
5 Y del trono salían relámpagos y truenos y voces; y delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los siete espíritus de Dios. (Apocalipsis 4:5)
¿Dios tiene siete espíritus? No caigamos en la confusión.
El Comentario Bíblico Mathew Henry dice:
De la misma manera que el candelabro de los siete brazos estaba entre el Arca del Pacto y el altar de los sacrificios, así también al Espíritu Santo se le nombra entre el Padre y el Hijo (v. 4b): «Y de los siete espíritus que están delante de (gr. enópion, a la vista de) su (del Padre) trono». Se trata aquí del Espíritu desplegado en siete, número de la perfección espiritual, número de Dios, siguiendo el modelo de Isaías 11:1, 2 y, en último término, del candelabro de los siete brazos, cuyas siete tazas estaban alimentadas por el aceite que servía de pábulo (comp. con Zac. 4) y que en la Biblia es símbolo del Espíritu Santo (comp. Is. 61:1 con 1 Jn. 2:20, 27).1
1 Matthew Henry y Francisco Lacueva, Comentario Bı́blico de Matthew Henry (08224 TERRASSA (Barcelona): Editorial CLIE, 1999), 1922.
Jesús está utilizando, en cierta manera, el lenguaje celestial. Si prestamos atención a lo escrito en el libro de Apocalipsis vamos a notar que el número siete (también el tres y el doce) se vuelven a repetir una y otra vez. Es una referencia a la perfección de Dios y un paralelismo con las siete iglesias mencionadas. Hay siete candeleros, se mencionan siete estrellas, y aquí se hace referencia a los siete espíritus de Dios. De todas maneras el Espíritu Santo es uno solo, aunque tiene muchas maneras de manifestarse, conforme a la multiforme gracia de Dios (1 Pedro 4:10). Una buena manera de presentarlo es como lo hizo Dios mismo inspirando a Isaías en su profecía:
1 Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces.2Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová. (Isaías 11:1-2)
Sigue diciendo Mathew Henry:
Cuando nos percatamos de que el 7 siempre comporta la idea de unidad y perfección, más bien que de diversidad, de forma que nos lleva a pensar en el Espíritu y en la Iglesia, más bien que en siete espíritus y siete iglesias, entonces tenemos a la vista una posible solución: … Los siete espíritus y las siete estrellas … son el Espíritu profético y el carácter celestial de la Iglesia, en la que el Espíritu da vida.1
1 Matthew Henry y Francisco Lacueva, Comentario Bı́blico de Matthew Henry (08224 TERRASSA (Barcelona): Editorial CLIE, 1999), 1922.
Reconozcamos a Jesús como el que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas. Jesús los tiene. Jesús controla la manifestación de su Espíritu y sostiene en sus manos a sus iglesias y su liderazgo.
¡Jesús es el Señor!
Él es quien dice esto
Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto.
Espera un momento: ¿qué falta aquí? Si recordamos de qué manera el Señor se comunica con las iglesias observaremos que la frase Yo conozco tus obras está en todas las cartas, transmitiendo su interés por lo que viven sus discípulos y su mirada atenta a la vida de su iglesia. Sí, Jesús conoce nuestras obras. El énfasis en las obras permanece intacto. Pero aquí, a diferencia de lo que sucede en las otras cartas falta la lista de cosas positivas que la iglesia está haciendo. ¿Te das cuenta?
De esta manera, la carta a Sardis aparece como la más negativa y triste de todas. Esto es algo que nadie quisiera escuchar de boca del que todo lo sabe y todo lo ve:
...tienes nombre de que vives, y estás muerto.
¿Cómo te sentirías si Jesús te dedicara estas palabras?
Este resulta ser el centro del mensaje del Maestro en esta carta, aquello a lo que debemos prestar mucha atención.
¿Puede una iglesia tener nombre de que está viva pero en realidad estar muerta?
A lo largo de mi vida, en algunas ocasiones he visto templos abandonados, y eso me ha dado mucha tristeza. Eran lugares donde se había adorado a Dios, y que sin embargo habían quedado vacíos, sin adoradores. Pero Jesús no se refería a eso: aquella iglesia sí tenía gente, liderazgo, personas, asistencia. ¡Pero estaba muerta!
¿Existirán hoy en día iglesias así?
¡Cuidado! La diferencia no radica en la doctrina que la iglesia profesa sino en sus obras. Recordemos que Jesús acaba de decir “Yo conozco tus obras”, no tus palabras o tus ideas. Son las obras las que hacen realmente la diferencia, y son aquello por lo que vamos a ser finalmente juzgados. ¡Prestemos atención a nuestras obras!
Pero una iglesia es, finalmente, la suma de las personas que la componen, ¿verdad? Entonces, ¿pueden haber personas que parezcan vivas pero estén muertas?
1 Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, 2en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, 3entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. (Efesios 2:1-3)
Sí, los “muertos vivientes” existen. Son las personas que no tienen a Cristo Jesús en sus vidas. Pero, ¿cómo una iglesia o una persona que va a la iglesia podría ser un “muerto viviente”?
Caras vemos, pero corazones no conocemos. Es fácil “aparentar”, por los motivos equivocados, que uno es salvo, espiritual, redimido. Pero solamente Cristo Jesús da vida.
¿No era esto lo que les sucedía a los fariseos del Nuevo Testamento? Conocían la Palabra, se congregaban fielmente, daban sus diezmos, oraban, “imponían respeto” y sin embargo estaban perdidos, se opusieron al Hijo de Dios teniéndolo materialmente frente a ellos y la mayoría no recibieron la salvación. Eran “muertos vivientes”.
Hay personas que asisten a una iglesia para agradar a otros, para recibir ciertos beneficios, para acallar sus conciencias… Sin embargo, la auténtica salvación se produce cuando una persona se dispone a dejarlo todo por Jesús, reconociendo que Él es el Hijo de Dios y nuestra única esperanza, el que cargó sobre sí mismo nuestros pecados en el madero para llenarnos de vida eterna por medio de su Espíritu Santo. Sin Jesús, por más religión que haya en una vida, no hay vida.
Se puede tener nombre de que uno vive, pero estar muerto.
¡Cuidado!
Esta es una severa advertencia de nuestro Señor.
¡Corre hoy mismo a Jesús, reconociendo tus pecados, volviéndote a Él y sometiéndote a Él como Señor y Salvador!
Apocalipsis 3:2–3 RVR60
2 Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios. 3 Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti.
Apocalipsis 3:2–3 NVI
2 ¡Despierta! Reaviva lo que aún es rescatable, pues no he encontrado que tus obras sean perfectas delante de mi Dios. 3 Así que recuerda lo que has recibido y oído; obedécelo y arrepiéntete. Si no te mantienes despierto, cuando menos lo esperes caeré sobre ti como un ladrón.
Apocalipsis 3:2–3 NTV
2 ¡Despierta! Fortalece lo poco que te queda, porque hasta lo que queda está a punto de morir. Veo que tus acciones no cumplen con los requisitos de mi Dios. 3 Vuelve a lo que escuchaste y creíste al principio, y retenlo con firmeza. Arrepiéntete y regresa a mí. Si no despiertas, vendré a ti de repente, cuando menos lo esperes, como lo hace un ladrón.
Apocalipsis 3:2–3 NBLA
2 ’Ponte en vela y afirma las cosas que quedan, que estaban a punto de morir, porque no he hallado completas tus obras delante de Mi Dios. 3 ’Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; guárdalo y arrepiéntete. Por tanto, si no velas, vendré como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti.
Jesús tiene un quíntuple remedio para esta iglesia, una quíntuple medicina que debe tomar para conservar la oportunidad de contar con la vida.
1. Sé vigilante...
Creo que todos sabemos lo que significa “ser vigilante”. Es un llamado a permanecer en estado de alerta, a no adormecerse cuando uno podría estar expuesto a determinadas amenazas.
La NTV y la NVI traducen esto como “¡Despierta!”, y se me ocurre que no podría haber grito más oportuno. Este es un llamado de urgencia a recuperar el estado de alerta para no perecer eternamente.
Esta es la palabra griega:
γρηγορέω, late pres., formed from pf. ἐγρήγορα (q.v.), to be or become fully awake, watch,1
1 Henry George Liddell, Robert Scott, et al., A Greek-English lexicon (Oxford: Clarendon Press, 1996), 360.
Sí, la palabra es “¡Despiértate!”.
¿Escuchas su voz? ¡Él nos está llamando también a nosotros, para que despertemos, para que no caigamos en el profundo error de la siesta que lleva a la muerte!
2. ...afirma las otras cosas que están para morir...
Gracias a Dios, todavía había en aquella iglesia algunas cosas con ciertos signos vitales. La mala noticia era que esas cosas estaban para morir. Les faltaba poco, corrían peligro inminente
¿Qué buenos signos vitales de salud espiritual tienes en tu vida?
El mandato de Jesús es afirma esas buenas cosas, fortalécelas, dótalas de firmeza, continuidad y perseverancia.
¿Oras? ¡No dejes de orar, aunque te sientas tentado a hacerlo!
¿Lees la Biblia? ¡Resiste a la tentación de hacer a un lado esa costumbre!
¿Te congregas? ¡No lo dejes! ¡Aférrate a ese hábito!
No dejes pasar esta fuerte Palabra de Jesús con respecto a esto, que conlleva su severa advertencia:
...porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios.
Una vez más, Jesús señala el error para traer sanidad. Jesús había estado mirando al funcionamiento de la iglesia, y en especial a sus obras (¿Observas el énfasis en las obras, que Jesús reitera una y otra vez?), y las cosas no estaban bien.
Fué lo que le sucedió al rey Nabucodonosor:
27 TEKEL: Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto. (Daniel 5:27)
Así como a él, el Señor nos pesa en balanzas espirituales y considera nuestra salud espiritual.
¿Cómo estás en la balanza espiritual del Señor? ¡Dios te está dando una oportunidad para volverte a Él!
3. Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído...
Sí, haz memoria. Hay muchas cosas buenas que has escuchado y que necesitas volver a considerar.
Dios, el perfecto Creador, nos ha dotado de una asombrosa computadora en nuestro cerebro. Allí somos capaces de retener muchas cosas, de las malas y de las buenas.
Aquí Jesús nos exhorta a recordar. ¿Qué debemos recordar? Lo que hemos recibido. Como aquellos cristianos en Sardis, nosotros también hemos recibido la buena Palabra de Dios, ha tocado nuestros corazones y nos ha conmovido de alguna manera. Por eso venimos a la Iglesia.
Hoy estamos siendo exhortados a hacer un ejercicio de memoria, para refrescarnos con aquello que ya hemos recibido. A veces la revelación de Dios no es nueva, pero no hemos aplicado o no estamos viviendo lo que ya nos dijo o nos reveló.
4. ...y guárdalo...
Esta es la exhortación a no conformarse con recordar. ¡No! ¡No te conformes con saber! ¡No te conformes con recordar! El verdadero truco está en la aplicación, en la puesta en práctica de lo que hemos oído. Presta cuidadosa atención para convertir tu conocimiento de las cosas espirituales en acciones. ¿Alguna vez alguien te enseñó que la mentira ofende a Dios? Convierte ese conocimiento en acciones. ¿Te enseñaron que leer la Palabra diariamente te fortalece? De nada servirá que lo sepas si no lo haces. ¡Guárdalo!
5. ...y arrepiéntete.
Es posible que al hacer este ejercicio de memoria, al recordar lo que has aprendido de Dios, el Espíritu Santo te haga notar que hay cosas que no estás cumpliendo. Tal vez no estás dando un buen testimonio con tus palabras y acciones como deberías, y el Espíritu del Señor te lo recuerda. ¿Qué hay que hacer? ¡Arrepentirse!
El llamado al arrepentimiento está en cada una de estas cartas, y es algo que la Palabra nos enfatiza una y otra vez.
μετανοέω, perceive afterwards or too late, opp. προνοέω, Epich. [280]; opp. προβουλεύομαι, Democr.66; concur subsequently, τισι BGU747i11 (ii a.d.).
2. change one’s mind or purpose, Pl.Euthd.279c, Men.Epit.72; μ. μὴ οὔτε .. τῶν χαλεπῶν ἔργων ᾖ τὸ .. ἄρχειν change one’s opinion and think that it is not .., X.Cyr.1.1.3.
3. repent, Antipho 2.4.12; ἐν τοῖς ἀνηκέστοις Id.5.91: freq. in Lxx and NT, Si.48.15, al.; ἀπὸ τῆς κακίας Act.Ap.8.22; ἐκ τῶν ἔργων Apoc.9.20; ἐπὶ τῇ ἀκαθαρσίᾳ 2Ep.Cor.12.21, cf. OGI751.9 (Amblada, ii b.c.); ἐπί τινι Luc.Salt.84, etc.; περί τινων Plu.Galb.6; τοῖς πεπραγμένοις Id.Agis19: c. part., μ. γενόμενος Ἕλλην Luc.Am.36.
4. c. acc., repent of, τὴν ἄφιξιν J.BJ4.4.5.1
1 Henry George Liddell, Robert Scott, et al., A Greek-English lexicon (Oxford: Clarendon Press, 1996), 1115.
El arrepentimiento, lo hemos enfatizado muchas veces, no consiste solamente en “sentirse mal” o “ponerse triste” porque uno se ha equivocado. Contiene el firme propósito de que no vuelva a ocurrir, la firme decisión de aprovechar la nueva oportunidad que se nos presenta. Cuando se nos dice “¡Arrepiéntete!” se nos está exhortando: “¡Cambia!”.
¿Qué puede suceder si no despertamos, si no afirmamos lo que nos queda de bueno, si no hacemos memoria para guardarlo y arrepentirnos?
...Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti.
En otras palabras, si no cambias, la venida del Señor te alcanzará desprevenido, sin preparación, y ya va a ser demasiado tarde para cambiar.
Jesús no es un ladrón. El ladrón es otro (Juan 10:10). La única referencia a la “venida como ladrón” tiene que ver con su segunda venida (Mateo 24:43; 1 Tesalonicenses 5:2-4; 2 Pedro 3:10).
Y sabes lo que les sucede a los que se duermen esperando la Segunda Venida de Jesús, ¿verdad?
5 Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. 6Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle! 7Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. 8Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. 9Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas. 10Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. 11Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! 12Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco. 13Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir. (Mateo 25:5-13)
El Señor llega a la medianoche de la historia. ¿Estás preparado?
Apocalipsis 3:4 RVR60
4 Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas.
Apocalipsis 3:4 NVI
4 Sin embargo, tienes en Sardis a unos cuantos que no se han manchado la ropa. Ellos, por ser dignos, andarán conmigo vestidos de blanco.
Apocalipsis 3:4 NTV
4 »Sin embargo, hay algunos en la iglesia de Sardis que no se han manchado la ropa con maldad. Ellos caminarán conmigo vestidos de blanco, porque son dignos.
Apocalipsis 3:4 NBLA
4 ’Pero tienes unos pocos en Sardis que no han manchado sus vestiduras, y andarán conmigo vestidos de blanco, porque son dignos.
Dios es un Juez justo, que no castiga a justos por pecadores.
¿Sabes que Él nos conoce a todos, y hace distinción entre unos y otros?
Aún en esta carta, la más dura de las cartas a las siete iglesias, Jesús hace la diferencia. Aún en aquella iglesia moribunda, caída en la tentación de la religión pero sin vida auténtica, había unas pocas personas que permanecían fieles.
¡Señor, habla así de mí! ¡Quiero ser una de esas personas, por favor! ¡Cueste lo que cueste, quiero estar entre ellos!
¿Obsrvaste cuál es su característica?
...no han manchado sus vestiduras...
Los que llegan a la presncia del Señor y le adoran, tienen vestiduras blancas.
9Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; 10y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero. (Apocalipsis 7:9-10)
¡Esta es la multitud a la que quieres pertenecer!
Las vestiduras blancas son el símbolo de la pureza, de la limpieza espiritual delante de Dios.
¿Nos merecemos tal vestimenta? De ninguna manera. El Señor Jesús al morir por nosotros nos limpió con su sangre y por Él es que podemos andar vestidos de blanco en su presencia. Pero de acuerdo a lo que Jesús le dice a la iglesia en Sardis, podríamos manchar nuestras vestiduras si no prestamos atención y tomamos en serio sus palabras.
¿Cómo está tu ropa espiritual? ¡Cuidado!
15 No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. 16Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. 17Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. (1 Juan 2:15-17)
Las personas que prestan atención y evitan mancharse con la contaminación del mundo reciben los privilegios: ...andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas.
¡De esos quiero ser! ¿Y tú?
Apocalipsis 3:5–6 RVR60
5 El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles. 6 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.
Apocalipsis 3:5–6 NVI
5 El que salga vencedor se vestirá de blanco. Jamás borraré su nombre del libro de la vida, sino que reconoceré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles. 6 El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.
Apocalipsis 3:5–6 NTV
5 Todos los que salgan vencedores serán vestidos de blanco. Nunca borraré sus nombres del libro de la vida, sino que anunciaré delante de mi Padre y de sus ángeles que ellos me pertenecen. 6 »Todo el que tenga oídos para oír debe escuchar al Espíritu y entender lo que él dice a las iglesias.
Apocalipsis 3:5–6 NBLA
5 ’Así el vencedor será vestido de vestiduras blancas y no borraré su nombre del libro de la vida, y reconoceré su nombre delante de Mi Padre y delante de Sus ángeles. 6 ’El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias’ ”».
Quiero ser de los que vencen, ¿Y tú? Quiero ser de los que enfrentan los obstáculos de la vida, superan las tentaciones de este mundo y perseveran para llegar con victoria a la ciudad celestial. ¿Has tomado también esta firme decisión o te vas a quedar por el camino?
Las promesas de Dios son para los que salen victoriosos frente a los desafíos de esta vida y la lucha espiritual de la que somos parte.
A Sardis, Jesús le presenta tres promesas para los que vencieren:
1. ...será vestido de vestiduras blancas;...
Será declarado “No culpable”. Será reconocido como limpio, puro, digno de entrar en la presencia del propio Dios.
¿Eres capaz de entender el inmenso alivio que representa esta promesa? Sí, allí en la Corte celestial, frente al Juez de todas las edades ante quien todos nos hemos de presentar y por la mediación de la defensa de nuestro Salvador Jesucristo, los que vencieren seremos declarados libres de culpa, eximidos, perdonados, limpios para siempre.
Esta promesa es la razón mucho más que suficiente para que tomemos la firme determinación de caminar seriamente con Jesús, sin apartarnos de Él y procurando que nuestras obras en Él sean aprobadas delante de nuestro Padre celestial.
2. ...no borraré su nombre del libro de la vida...
Solamente aquellos cuyos nombres estén escritos en el Libro de la Vida accederán a la ciudad celestial. ¿Está escrito allí tu nombre?
12 Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. 13Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. 14Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. 15Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego. (Apocalipsis 20:12-15)
¿Podrías, por favor, asegurarte de que tu nombre esté escrito en el Libro de la Vida y que no sea borrado de allí? Esta es una promesa para los que vencieren.
3. ...confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles.
Espera. Piénsalo. Imagina aquel momento en los lugares celestiales cuando Jesús declare a toda voz los nombres de sus redimidos. Esperarás pacientemente mientras los anuncia a todos esperando aquel momento en el que pronuncie el tuyo, para caer rendido a sus pies hecho un mar de lágrimas, lleno de gratitud por su inmensa misericordia.
8 Os digo que todo aquel que me confesare delante de los hombres, también el Hijo del Hombre le confesará delante de los ángeles de Dios; 9mas el que me negare delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios. (Lucas 12:8-9)
Tengamos en cuenta que esta confesión o negación de Jesús delante de los hombres tiene mucho más que ver con nuestras acciones, nuestras obras, que con nuestras palabras. No se trata de llamarle “Señor” sino de hacer su voluntad.
Simplemente,
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.
Sí, este mensaje es para nosotros. No te conformes con “escuchar”. Ve a preguntarle al Espíritu de Dios qué es lo que se aplica a tu vida. Si el Espíritu te muestra que “tienes nombre de que vives, y estás muerto”, ¡corre a Jesús! ¡Hoy es el día! ¡Arregla hoy mismo tu situación espiritual y prepárate para vivir con fidelidad delante de Él hasta que te llame a su presencia o venga por ti en las nubes!
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