El impacto de las dos monedas

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Introducción:

Historia de la multiplicación de los panes y los pescados (1)
Hubo una vez un niño llamado Barak, de unos diez años de edad. Él escuchó de sus vecinos que esta mañana un famoso Maestro había venido al lago y hablaba a la gente. Barak fue donde estaba su madre.
_ Mamá, ¿Puedo ir al lago a escuchar al maestro?
_No hijo, es muy lejos. Tu padre no está en casa y tengo miedo de dejarte ir muy lejos. Es por lo menos una hora de camino.
_¡Oh. mamá, por favor! Voy a estar bien. ¡Tú sabes que ya tengo diez años!
_Hijo, es hora de comer y tú no has comido.
_Mamá, no tengo hambre! Por favor, por favor, ¡déjame ir!
_Muy bien, pero tienes que llevarte algo para comer.
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Foto 2
Historia de la viuda (2)
Jesús estaba sentado en el templo con su discípulos, observando a las personas que venían a depositar sus ofrendas.
Podemos imaginarnos a los ricos caminando hacia la caja del tesoro para depositar sus ofrendas. Se paraban rectos, inflados de orgullo, sosteniendo sus monedas de plata lo suficientemente alto para que cuando cayesen en el arca del tesoro produjese un sonoro “Clink” que llamase la atención.
¿ Puede imaginarse el disgusto de Jesús?
Entonces entró una viuda. No estaba erguida; en realidad no deseaba que nadie notase su presencia. Su ofrenda era muy pequeña, solamente dos pequeñas monedas ganadas ese día. Aunque sostuviese las monedas muy alto, estas no producirían un “Clink” al caer en el arca del tesoro. Pero eso no le importaba aunque lo que tenia era poco, esa viuda quería darlo para Dios.
Jesús sabía lo que pasaba. Él podía haber ido hacia la viuda y decirle:
“Querida mujer, Dios aprecia tu sacrificio, pero Él es dueño de todo el ganado de los montes y realmente no necesita tu dinero. Yo sé que estas dos monedas son todo lo que tienes, por lo tanto estás exonerada de esta ofrenda. Por favor, ve al mercado y compra algo de comer. Dios se preocupa por tus necesidades físicas. Muchas gracias, pero con la bendición de mi Padre, por favor ve y compra algo para ti”.
Sin embargo, eso no fue lo que hizo Jesús, sino al contrario, le permitió dar todo lo que ella tenía y ni siquiera le dijo: “En nombre de mi padre, muchas gracias”.
Ella salió, con la esperanza de que nadie la hubiese visto, pero Jesús la había visto y dijo algo muy profundo: “De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca.
Veamos lo que Jesús quiso decir al expresar que esta viuda di más que todos los demás. Por supuesto que la viuda dio proporcionalmente más, porque dio todo lo que tenía.
- Los ricos daban de sus riquezas, la viuda dio de su pobreza
- Los ricos no hicieron ningún sacrificio, la viudo hizo un sacrificio
- Los ricos podían comer después de ofrendar, la viuda seguiría hambrienta.
Todo esto es verdad, pero quiero proponer que esta viuda dio literalmente más dinero que todos los ricos. Usted podría decir: “No, ella dio solamente 2 monedas insignificantes y los ricos daban cantidades que valían cien o mil veces mas”
Esto es lo que yo pensaba hasta que aplique las matemáticas de Dios o lo que es igual el impacto que producen nuestros actos en manos de Dios: Veamos la siguiente ecuación.
Foto 3
Piensa en esto:
¿Cuántos millones de veces se ha multiplicado la ofrenda de la viuda en estos 2.000 años? Los cristianos a través de todas las generaciones han dado mas y mucho más como resultado del ejemplo de la viuda. Una mujer que sin saberlo no estaba inspirando a darlo todo.

Bibliografía:

1.- Artículo Libro “Si Jesús fueses alcalde por Bob Moffitt Pgn 231
2.- Artículo Libro “Si Jesús fueses alcalde por Bob Moffitt Pgn 234
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