La Libertad del cristiano

1 Corintios 8:9–13 (RVR60)

“9 Pero mirad que esta libertad vuestra no venga a ser tropezadero para los débiles. 10 Porque si alguno te ve a ti, que tienes conocimiento, sentado a la mesa en un lugar de ídolos, la conciencia de aquel que es débil, ¿no será estimulada a comer de lo sacrificado a los ídolos? 11 Y por el conocimiento tuyo, se perderá el hermano débil por quien Cristo murió. 12 De esta manera, pues, pecando contra los hermanos e hiriendo su débil conciencia, contra Cristo pecáis. 13 Por lo cual, si la comida le es a mi hermano ocasión de caer, no comeré carne jamás, para no poner tropiezo a mi hermano.”

Introducción

La iglesia de Corinto se caracterizaba por ser fervorosa y activa. Procuraban atender las enseñanzas bíblicas del apóstol Pablo y rechazar las enseñanzas legalistas.

Sin embargo, el apóstol les exhorta a que sean prudentes, pues aunque tienen libertades que los judaizantes no tienen, no deben permitir que la arrogancia y la desconsideración los dominen, y que esa libertad que gozaban no viniera a ser un obstáculo que hiciera caer a los hermanos débiles en la fe.

Pablo habla acerca de si les era licito comer carne sacrificados a ídolos. Él les hace ver que los ídolos nada son: 1 Corintios 8:4 “Acerca, pues, de las viandas que se sacrifican a los ídolos, sabemos que un ídolo nada es en el mundo, y que no hay más que un Dios.”

Pero debían de abstenerse por causa de la debilidad de algún hermano.

Considerados

“9 Pero mirad que esta libertad vuestra no venga a ser tropezadero para los débiles.”

Pablo enseña a la iglesia de Corinto que tiene la libertad de comer lo que desean, pero si el comer carne ofende a su hermano, por amor a él no debían hacerlo.

Tenemos libertad en Cristo, pero si somos guiados por el Espíritu Santo seremos prudentes en nuestro actuar, vestimenta y palabras para no ser tropiezo a nadie, pues en esto hay condenación: “Dijo Jesús a sus discípulos: Imposible es que no vengan tropiezos; mas ¡ay de aquel por quien vienen! ... Lucas 17:1–2”. La desconsideración se convierte en condenación.

Libres en Cristo

“…De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. Juan 8:34”. El pecado esclaviza, solo en Cristo puedes encontrar libertad.

Pero esta libertad no significa hacer lo que nos plazca, pues aquel que le da rienda suelta a sus pasiones está esclavizado al pecado.

La libertad de Cristo se manifiesta en el amor: “…Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. Lucas 10:27.” El amor es la regla que rige nuestra conducta. Libremente decidimos agradar a Dios y cuidar de no ofender a nuestro hermano.

El amor

Para poder permanecer en la libertad que Cristo nos ofrece debemos sujetarnos a su Palabra.

Todas las reglas de conducta que enseña la Biblia se fundamentan en el amor.

Cuando amamos no ofendemos, decepcionamos o herimos a nuestro prójimo; por lo tanto, todo lo que hacemos procura agradar a Dios, no forzadamente, sino voluntariamente.

Vemos entonces que si estamos en Cristo nuestra voluntad y acciones son regidas por Su amor, y no por reglas o normas humanas legalistas. Mateo 23:2–4 “2 En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. 3 Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen. 4 Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas.”

Conclusión

En resumen, la libertad del cristiano es regida por el amor, que todo lo que digamos y hagamos glorifique a Dios, de esa manera no estaremos expuestos a ofender a nuestro prójimo con nuestras acciones.

Velemos por la santidad y la armonía entre nosotros, y que nuestra libertad no venga ser tropiezo para el débil en la fe, mejor seamos canales de bendición, con humildad y amor compartamos el mensaje de salvación con el perdido.