DECIMO TERCER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Antífona de entrada [Sal 47 (46):2]

Todos los pueblos, aplaudan.

¡Clama a Dios con gritos de alegría!

Colecta

Oh Dios, que por la gracia de la adopción

nos eligieron para ser hijos de luz, concédenos, oramos,

para que no estemos envueltos en la oscuridad del error

pero siempre se debe ver que está de pie en la luz brillante de la verdad.

Por medio de nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,

que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,

Dios, por los siglos de los siglos.

Oración sobre las ofrendas

Oh Dios, que cumple con gracia

los efectos de tus misterios,

concede, oramos,

que las escrituras por las que te servimos

puede ser digno de estos dones sagrados.

Por Cristo nuestro Señor.

Antífona de Comunión [Cf. Sal 103 (102):1]

Bendice al Señor, oh alma mía,

y todo dentro de mí, su santo nombre.

O: [Jn 17:20–21]

Oh Padre, rezo por ellos, para que sean uno en nosotros,

para que el mundo crea que me has enviado, dice el Señor.

Oración después de la Comunión

Que este sacrificio divino lo hemos ofrecido y recibido

llénanos de vida, oh Señor, oramos,

para que, atados a vosotros en una caridad duradera,

podemos dar frutos que duren para siempre.

Por Cristo nuestro Señor.[1]

[1] El Misal Romano: Renovado por Decreto del Santísimo Segundo Concilio Ecuménico del Vaticano, Promulgado por la Autoridad del Papa Pablo VI y Revisado bajo la dirección del Papa Juan Pablo II, Third Typical Edition (Washington D.C.: United States Conference of Catholic Bishops, 2011), pág. 473.