La Santidad: Nº6 - Tres muertes en Gólgota
Serie: Santidad • Sermon • Submitted
0 ratings
· 27 viewsUna serie de estudios sobre la "Santidad" entendiendo cuáles e su naturaleza, obstáculos, dificultades y raíces, tomando en cuenta el libro de J.C. Ryle "La Santidad".
Notes
Transcript
Introducción
Introducción
Cita bíblica: Lucas 23:39-43 “Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros. Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación? Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo. Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.”
I. Muerte en pecado
I. Muerte en pecado
Todos hablamos del ladrón que se arrepintió, pero comencemos hablando sobre el ladrón que no se arrepintió, sino que murió en pecado. Tenemos las siguientes características de él.
Una vida en pecado
La Palabra nos muestra a un “malechor”, es decir, alguien dedicado a hacer lo malo ante la ley divina y humana. Alguien no sólo que lo hace por hacer, sino que le pone empeño en hacerlo, como un estilo de vida, no como algo fortuito. Él era un ladrón que robaba en el camino, eso lo comprendemos según Mateo 27:44 por el término con que se le desgina. Un ladrón violento.
Su vida no es condenada por la práctica del robo, sino por la incredulidad en su vida. Aquel que vive como quiere es porque vive como si no tuviera a quién rendirle cuentas. Esto será un problema cuando deje de respirar.
Ignorancia de la deidad
Ignorar la verdad, en este caso la deidad es un pecado muy grave porque es lo que lo lleva a la condenación al ser humano. De algo estaba seguro este ladrón, que el Cristo sería capaz de salvar la vida en las peores condiciones. El hecho de que Cristo no haya realizado eso en ese momento para demostrar que era el Cristo no significa que no lo era. El problema no estaba en la poca posibilidad de que Cristo pudiera hacerlo, sino en la falta de fe del ladrón de que sí podía hacerlo.
En otras palabras, lo que el ladrón estaba haciendo es negar la divinidad de Cristo mofándose con su argumentación.
Irreverencia a Dios
Obviamente que la argumentación estaban demostrando una irreverencia hacia Dios. Por eso el otro ladrón le cuestiona en forma retórica su poca reverencia ante Dios.
Como dijimos, aquel que vive como quiere es porque vivie como si no tuviera a quién rendirle cuentas, e ignorar la exitencia de DIos como aquel que juzgará a todos es grave, veamos el siguiente cuadro y lo que ilustra.
El análisis de Pascal sobre la condición humana lleva a su famoso argumento: “La Apuesta de Pascal”, mediante el cual espera inclinar la balanza en favor del teísmo. El fundador de la teoría de la probabilidad, Pascal sostiene que cuando las probabilidades de que Dios existe son uniformes, entonces el hombre prudente apostará que Dios existe. Esta es una apuesta que todos los hombres deben hacer: el juego está en progreso y se debe apostar. No hay opción de exclusión: ya te has unido al juego. ¿Cuál elegirás entonces, que Dios existe o que no? Pascal argumenta que dado que las probabilidades son equitativas, la razón no es violada al tomar cualquiera de las dos opciones; así que la razón no puede determinar qué apuesta hacer. Por lo tanto, la elección debe hacerse pragmáticamente en términos de maximizar la felicidad. Si uno apuesta que Dios existe y de hecho existe, uno ha ganado la vida eterna y la felicidad infinita. Si Él no existe, uno no ha perdido nada. Por otro lado, si uno apuesta que Dios no existe y de hecho existe, entonces uno ha sufrido una pérdida infinita. Si no existe, entonces uno no ha ganado nada. Por lo tanto, la única opción prudente es creer que Dios existe. - William L. Craig, Fe Razonable, 70
II. Muerte al pecado
II. Muerte al pecado
Estas es la segunda muerte que observamos en el Gólgota. Pero con muchísima diferencia en base a una desición.
Una vida en pecado
Ignorancia de la deidad a aceptación de la deidad
La evidencia bíblica también nos presenta a este como un personaje con vida en pecado, igual que el anterior, y como alguien que también ignoraba la deidad de Cristo. En Mateo 27:44 y Marcos 15:32 también este hablaba todo lo contrario a lo que vieron en la vida de Jesús.
Lo diferente de este personaje es que pasa de una negación a una aceptación. Primero, el ladrón llega a decir “Ni aún temes tú a Dios” muy probablemente esta referencia sea relacionada con Cristo. Decir que Cristo es Dios es una muestra clara de que el arrepentimiento ya había tenido lugar en su vida. Segundo, aceptó que su juicio era justo y tercero, concluye la vida perfecta de Cristo diciendo “este ningún mal hizo”.
Todo esto lo lleva a realizar su petición: “Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino”. Esta es la consumación de que ahora su vida ya no le pertenece, de que su dueño es Cristo.
Era un hombre malvado, un malhechor y un ladrón, si no es que un asesino. Lo sabemos porque sólo esta clase de delincuentes eran crucificados. Estaba sufriendo un castigo justo por haber quebrantado las leyes. Y así como había vivido malvadamente, parecía seguro que así moriría porque cuando fue crucificado, al principio injuriaba a Jesús.
Y era un hombre al borde de la muerte. Allí estaba, clavado en una cruz de la cual nunca bajaría con vida. Ya ni siquiera tenía fuerzas para mover las manos ni los pies. Sus horas estaban contadas, lo esperaba el sepulcro. Sólo había un paso entre él y la muerte.
Si hubo alguna vez un alma al borde del infierno, fue el alma de este ladrón. Si hubo alguna vez un caso que pareciera perdido, sin salida e irremediable, fue el de él. Si hubo alguna vez un hijo de Adán del que el diablo se aseguró de hacer suyo, fue este hombre. Si hubo alguna vez un pecador que estaba demasiado perdido como para ser salvo, fue este ladrón. No obstante, fue rescatado como “un tizón arrebatado del incendio” (Zac. 3:2). Si hubo alguna vez un pecador que parecía demasiado malo como para ser salvo, fue este hombre. No obstante, las puertas de misericordia se abrieron de par en par para él.
III. Muerte por el pecado
III. Muerte por el pecado
Sólo por muerte de Cristo, sólo por la gracia de Dios, sólo por la fe en él, gracias a Dios que podemos tener acceso a ese don perfecto. Tres personas murieron ese día, pero sólo un fue salvado y el otro condenado.
Conclusión
Conclusión
¿Cuál de los dos serás tú?
Lo unico que corresponde hacer para ser salvo es reconocer mi pecado, arrepentirme, confiar en Cristo como mi único y suficiente salvador y así ser salvado de la ira venidera. Cree en el Señor y serás salvo.