Madres Ejemplares

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Introducción:

No podemos negar que la participación de la madre puede matcar para bien o para mal a los hijos que trae al mundo. Aún desde el embarazo su influencia está presente, es ella quien Dios ha escogido para transmitir los primeros sentimientos, los primeros impulsos, y no podemos dudar que en buena parte esa cercanía de 9 meses en promedio, determinen en mucho la personalidad, carácter y tremperamento del hijo, porsupuesto el trabajo formal comienza despues del nacimiento.

(1Sa 1:11) E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza.

(1Sa 1:12) Mientras ella oraba largamente delante de Jehová, Elí estaba observando la boca de ella.

(1Sa 1:13) Pero Ana hablaba en su corazón, y solamente se movían sus labios, y su voz no se oía; y Elí la tuvo por ebria.

(1Sa 1:14) Entonces le dijo Elí: ¿Hasta cuándo estarás ebria? Digiere tu vino.

(1Sa 1:15) Y Ana le respondió diciendo: No, señor mío; yo soy una mujer atribulada de espíritu; no he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma delante de Jehová.

(1Sa 1:16) No tengas a tu sierva por una mujer impía; porque por la magnitud de mis congojas y de mi aflicción he hablado hasta ahora.

(1Sa 1:17) Elí respondió y dijo: Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho.

(1Sa 1:18) Y ella dijo: Halle tu sierva gracia delante de tus ojos. Y se fue la mujer por su camino, y comió, y no estuvo más triste.

(1Sa 1:19) Y levantándose de mañana, adoraron delante de Jehová, y volvieron y fueron a su casa en Ramá. Y Elcana se llegó a Ana su mujer, y Jehová se acordó de ella.

(1Sa 1:20) Aconteció que al cumplirse el tiempo, después de haber concebido Ana, dio a luz un hijo, y le puso por nombre Samuel, diciendo: Por cuanto lo pedí a Jehová.

(1Sa 1:21) Después subió el varón Elcana con toda su familia, para ofrecer a Jehová el sacrificio acostumbrado y su voto.

(1Sa 1:22) Pero Ana no subió, sino dijo a su marido: Yo no subiré hasta que el niño sea destetado, para que lo lleve y sea presentado delante de Jehová, y se quede allá para siempre.

(1Sa 1:23) Y Elcana su marido le respondió: Haz lo que bien te parezca; quédate hasta que lo destetes; solamente que cumpla Jehová su palabra. Y se quedó la mujer, y crió a su hijo hasta que lo destetó.

(1Sa 1:24) Después que lo hubo destetado, lo llevó consigo, con tres becerros, un efa de harina, y una vasija de vino, y lo trajo a la casa de Jehová en Silo; y el niño era pequeño.

(1Sa 1:25) Y matando el becerro, trajeron el niño a Elí.

(1Sa 1:26) Y ella dijo: ¡Oh, señor mío! Vive tu alma, señor mío, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti orando a Jehová.

(1Sa 1:27) Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí.

(1Sa 1:28) Yo, pues, lo dedico también a Jehová; todos los días que viva, será de Jehová. Y adoró allí a Jehová.

(Mat 15:22) Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio.

(Mat 15:23) Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces tras nosotros.

(Mat 15:24) El respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.

(Mat 15:25) Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme!

(Mat 15:26) Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos.

(Mat 15:27) Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.

(Mat 15:28) Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora.

(Luc 1:24) Después de aquellos días concibió su mujer Elisabet, y se recluyó en casa por cinco meses, diciendo:

(Luc 1:25) Así ha hecho conmigo el Señor en los días en que se dignó quitar mi afrenta entre los hombres.

(Luc 1:26) Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,

(Luc 1:27) a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María.

(Luc 1:28) Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres.

(Luc 1:29) Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta.

(Luc 1:30) Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios.

(Luc 1:31) Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS.

(Luc 1:32) Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre;

(Luc 1:33) y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.

(Luc 1:34) Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón.

(Luc 1:35) Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.

(Luc 1:36) Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril;

(Luc 1:37) porque nada hay imposible para Dios.

(Luc 1:38) Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.

(Luc 1:39) En aquellos días, levantándose María, fue de prisa a la montaña, a una, a una ciudad de Judá;

(Luc 1:40) y entró en casa de Zacarías, y saludó a Elisabet.

(Luc 1:41) Y aconteció que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo,

(Luc 1:42) y exclamó a gran voz, y dijo: Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre.

(Luc 1:43) ¿Por qué se me concede esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí?

(Luc 1:44) Porque tan pronto como llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre.

(Luc 1:45) Y bienaventurada la que creyó, porque se cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor.

VEAMOS QUE SE NECESITA PARA SER UNA MADRE EJEMPLAR, EN PRIMER LUGAR:

I.- CUMPLIR SU PALABRA

a).- Na pidó un hijo, y prometió dedicarlo al servicio de Dios.

b).- Cuando lo tubo cumplió su palabra.

c),. Una madre así marca para bien la vida de sus hijos.

NOTA: Ana presentó su hijo al Señor con reconocimiento y gratitud por su bondad para contestar la oración. Lo que demos a Dios es lo que primero pedimos y recibimos de Él. Todas nuestras dádivas para Él primero fueron dádivas suyas para nosotros.

El niño Samuel demostró precozmente una piedad verdadera. Se debiera enseñar a los niñitos a adorar a Dios cuando son muy pequeños. Sus padres debieran enseñarlos en eso, llevarlos a eso y ponerlos a que lo hagan lo mejor que puedan; Dios los aceptará bondadosamente y les enseñará a hacerlo mejor.

II.- QUE SEPA INTRCEDER POR LOS HIJOS

a).- No todos los hijos son iguales.

b).- Una buena madre hará lo que sea necesario par obtener la liberación de su hijo.

NOTA: Deber de los padres es orar por sus hijos, y ser fervorosos para orar por ellos, especialmente por sus almas. ¿Tenéis un hijo, una hija, dolorosamente afligida con un demonio del orgulloso, un demonio inmundo, un demonio de maldad, que está cautivo por su voluntad? Este es un caso más deplorable que el de la posesión corporal, y debéis llevarlos por fe y oración a Cristo, que Él solo es capaz de sanarlos.

Lo mínimo de Cristo es precioso para un creyente, hasta las mismas migajas del Pan de vida. De todas las gracias, es la fe la que más honra a Cristo; por tanto, de todas las gracias, Cristo honra más a la fe. Él le sanó a la hija. Él habló y fue hecho. De aquí los que buscan ayuda del Señor, y no reciben respuesta de gracia, aprendan a convertir aun su indignidad y desaliento en ruegos de misericordia.

III.- SER TEMEROSA DE DIOS DESDE LA JUVENTUD.

a).- El caso sublime de Elizabeth y María.

CONCLUSIÓN: Recapitular y reflexionar. Citar algunos ejemplos de la vida, si estan a la mano.

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