Cuando llegó el Mesías, Jesús declaró ser el Mesías prometido, en seguida fueron a la Escritura, pero no con humildad y listos para aprender sino para buscar apoyo a lo que ya pensaban de Jesús.
Más tarde Pablo escribió este pasaje para enseñarnos que fue lo que les paso a los judíos; ellos habían rehusado a ver esa verdad acerca de Cristo porque en su mente se habían embotado.