Nadab y Abiu

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Introducción: ¿Conoce usted a Nadab y Abiu? ¿Conoce a alguien que se llame asi? Hay nombres en la Biblia que son sinónimos de desobediencia, pecado, rebeldía. Cain, Core, Edom, Acan, Acab, Herodes, Ananias y Zafira. Y usted puede agregar a esta lista a Nadab y Abiu. Leamos Levitico 10.
En levítico 9:24 el pueblo alabo a Dios cuando el fuego consumio la ofrenda del altar, en el capitulo 10 el fuego de Dios consumio a Nadab y Abiu pues Dios no aprobó el fuego extraño que ellos ofrecieron.
De aquí aprendemos en primer lugar cuan importante la santidad del Dios que adoramos. Nadab y Abiu ofrecieron a Dios “fuego extraño” algo que no agrado a Dios. El versículo 3 dice “en los que se acercan a mi me santificare”. Dios es santo y el no va permitir que su nombre sea ofendido. Se aprecia que Nadab y Abiú no captaron este tema, lo tomaron a la ligera, o no lo entendieron en su cabal significado. Por eso, Dios afirma que: “en los que se acercan a mí me santificaré” (v. 3). Era muy seria la enseñanza y los deberes encomendados a los israelitas (y también a los cristianos), porque mediante ellos, el Señor demostraba su carácter santo y la exigencia básica de que las personas fueran como él (11:44–45; 19:2; 20:26; 1 Pedro 1:16).
Si los individuos no cumplían su mandato (como sucedió aquí), de cualquier modo Dios mantendría intacto su carácter santo. Esta es una lección muy pertinente para los cristianos también. Recordemos que somos responsables de dar cuenta de todos nuestros actos al Padre. Y que hoy, igual que siempre, él quiere que celosamente vivamos de acuerdo a su carácter. De no hacerlo, podemos llegar a lamentarlo. No podemos ir en contra de la santidad de Dios sin sufrir las consecuencias. Vazquez, Bernardino: Estudios Bı́blicos ELA: Cómo Vivir En Santidad (Levı́tico). Puebla, Pue., México : Ediciones Las Américas, A. C., 1997, S. 41
Hemos compartido con el liderazgo una actitud que debe estar en la mente de aquellos que servimos al Señor en esta iglesia: LA OBEDIENCIA COMPLACIENTE. Esto es otra forma de decir santidad. El santo entonces es aquel que obedece complacientemente a su Señor. Lo contrario a esto se llama desobediencia, rebeldía.
Dios no puede premiar el pecado. Los seres humanos pecamos porque nos rebelamos contra la autoridad de la palabra de Dios sobre nuestra vida. A dicha conducta viciada se le llama desobediencia. Hay varias formas de desobediencia o incumplimiento de la voluntad de Dios:
La desobediencia activa: Es hacer cosas que van abierta y directamente contra la voluntad de Dios (véase el ejemplo de Acán en Josué 7).
La desobediencia pasiva: Es cuando entendemos nuestros deberes ante Dios y conscientemente los dejamos de hacer (Santiago 4:17).
La obediencia parcial: Sólo cumplimos parte de la voluntad de Dios o aquellas cosas que convienen a nuestra naturaleza pecaminosa, haciendo a un lado las esenciales (el caso de Saúl, 1 Samuel 15:10–22).
La obediencia aparente: Cuando cumplimos externamente los deberes religiosos, pero no hay en el corazón convicción genuina de agradar a Dios (el fariseísmo condenado por Jesús, Mateo 23:27).
La obediencia tardía: Hacemos lo que Dios quiere, pero fuera del tiempo idóneo (Esaú fue tardo en entender la voluntad de Dios, Hebreos 12:16–17).
La desobediencia “inocente”: Decimos que actuamos mal por ignorancia (de la ley, personas, o circunstancias, o por yerro involuntario). Aunque es posible que uno ofenda a Dios o al prójimo inconscientemente, como lo hizo Pablo en algún momento de su vida (1 Timoteo 1:12–13), normalmente no es así. Además, la ignorancia de la ley no nos exime de la responsabilidad por nuestros actos.
La desobediencia deliberada: Es cuando por falta de voluntad, fe, o por engañarse a uno mismo, se incumple la voluntad de Dios (el caso del profeta Jonás). A menudo se manifiesta cuando nos excusamos diciendo “es que no pude evitarlo” o “no me quedaba otra salida” o “era lo mejor para todos”. Una forma aún más ingrata de este tipo de desobediencia es cuando se responsabiliza a otros por algún pecado cometido (por ejemplo, cuando Adán cobardemente culpó a su mujer por su pecado, Génesis 3:12). Vazquez, Bernardino: Estudios Bı́blicos ELA: Cómo Vivir En Santidad (Levı́tico). Puebla, Pue., México : Ediciones Las Américas, A. C., 1997, S. 42
En tercer lugar aprendemos que estas actitudes pecaminosas son altamente transmisibles y debemos por todos los medios cuidarnos de tales actitudes. Dios ordeno a Aaron que se abstuviera de guardar luto y tocar el cadáver de sus hijos. Y Ordeno que sus cuerpos fueran sacados por otras personas que no tuvieran que ver con el oficio sacerdotal. El problema del pecado es que aunque este oculto puede contagiar la iglesia, afectando su santidad. Debemos desechar el pecado de la desobediencia de en medio de nosotros, y cualquier otro pecado porque afecta nuestra congregación.
Este es un año Santo para nuestra iglesia, el año de la consagración de nuestras vidas a Dios.
CONCLUSION: CONSAGREMOS EN SANTIDAD A DIOS NUESTRAS VIDAS EN ORACION.
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