Dios con nosotros

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Transcript
Propósito del sermón: Guiar a mi audiencia a la participación en la obra de Dios sabiendo que Él está totalmente involucrado.
Introducción
Hay consejos o palabras que ciertas personas nos dicen y quedan retumbando en nuestra mente. A veces son pequeñas frases pero que tienen el poder de dirigir toda nuestra vida hacia un rumbo.
Uno de esos consejos que impactó mi vida provino de un hermano llamado Pedro Gatto. Cuando yo era pastor de jóvenes y también lo era Pedro, quien tendría entonces como 40 años, le pregunté por consejos para guiar bien a los jóvenes. El hermano Pedro me dijo: El Padre está contigo, el Hijo está contigo, el Espíritu Santo está contigo ¿Qué mas necesitas?
Yo entendí que mi tiempo de consejería se había acabado en ese momento. Con el tiempo fui reconociendo la sabiduría con que el hermano Pedro me dijo esas palabras. Como pastor de jóvenes estaba tentado a buscar las cosas novedosas, a depender mas en las cosas humanamente posibles. Pedro me dirigió a Dios como la fuente de vitalidad para mi vida y ministerio. Cada vez que recuerdo su consejo, el cual tiene claro fundamento bíblico, mis energías por la obra de Dios son renovadas.
La verdad es que las palabras del hermano Pedro ya las había dicho alguien mas unos dos mil quinientos años atrás. El efecto de esas palabras fue sorprendente. Hoy vamos a ver las palabras del profeta Hageo en respuesta al primer mensaje que le dio al pueblo de Israel.
Lectura de Hageo 1:12-15
Oración
Contexto
Se ha dicho previamente que el libro de Hageo contiene cuatro mensajes que Dios le envió a Israel por medio del profeta Hageo. Se pueden reconocer fácilmente porque cada mensaje está fechado. Gracias a ello sabemos que la trayectoria profética de Hageo duró unos 3 meses y medio. Fue un tiempo breve pero muy eficiente para lograr el cambio que Dios le estaba exigiendo a su pueblo.
En el tiempo en que Hageo fue llamado a profetizar, el pueblo de Israel se encontraba en decadencia espiritual. Esto se hace notorio por la apatía que ellos tenían frente a la necesidad de reconstruir el templo. Habían regresado de su cautiverio en Babilonia, habían reconstruido el orden social y económico pero consideraban que no era tiempo de hacer lo necesario para restaurar la actividad religiosa. Esta situación solo reflejaba la prioridad que Dios tenía para ellos. Era evidente que su relación con Dios no era una prioridad.
Ya que el pueblo había adoptado tal actitud hacia Dios, el Señor también les dejó ver las consecuencias de sus actos. El bienestar económico del pueblo se empezó a ver afectado. A simple vista las dificultades económicas parecían ser culpa de fenómenos naturales como la falta de lluvia y los fuertes ventarrones. Mas a fondo, Dios les mandó decir por medio del profeta Hageo que Él estaba detrás de tales cosas. Así que el pueblo estaba recibiendo la disciplina de Dios por causa de sus pecados. Dios les mandó decir que tenían que pensar bien las cosas ¿Qué van a hacer al respecto?
Los versículos 12-15 van a tratar con la respuesta del pueblo al primer mensaje del profeta Hageo. En estos versículos observaremos una interesante dinámica entre lo que hace el pueblo por Dios y lo que hace Dios por su pueblo. Si bien es cierto que en el texto observaremos las acciones que corresponden al pueblo y las que corresponden a Dios, lo mas apropiado es verlas juntas porque así es la dinámica. Por esa razón hay un solo punto que quiero exponer. Esto es que el texto no enseña...

I. Trabajar junto a Dios (v. 12-15)

12 Y oyó Zorobabel hijo de Salatiel, y Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y todo el resto del pueblo, la voz de Jehová su Dios, y las palabras del profeta Hageo, como le había enviado Jehová su Dios;
Hay que notar con cuidado la palabra “oyó” al principio del versículo. Esta es una palabra importante, proviene de la palabra hebra שָׁמַע. El diccionario Strong dice que se refiere a oír inteligentemente. Otro diccionario define la palabra como “usar el sentido de escucha para procesar cierta información”. Debido a estas definiciones, la palabra se llega a traducir como atender u obedecer.
Vemos en el versículo que tanto los líderes como el resto del pueblo “oyó, obedeció” la voz del Señor. Esto es un ejemplo positivo para todos nosotros de lo que debemos hacer cuando escuchamos o leemos la palabra de Dios. Debemos de esforzarnos en atender la voz de Dios así como lo hizo el pueblo.
Es de recalcar este hecho del pueblo porque la tónica de Israel había sido no escuchar la voz de Dios a través de sus intermediarios.
Éxodo 6:9 LBLA
9 De esta manera habló Moisés a los hijos de Israel, pero ellos no escucharon a Moisés a causa del desaliento y de la dura servidumbre.
Deuteronomio 1:43 LBLA
43 Y os hablé, pero no quisisteis escuchar. Al contrario, os rebelasteis contra el mandamiento del Señor, y obrasteis con presunción, y subisteis a la región montañosa.
Jueces 2:17 LBLA
17 Con todo no escucharon a sus jueces, porque se prostituyeron siguiendo a otros dioses, y se postraron ante ellos. Se apartaron pronto del camino en que sus padres habían andado en obediencia a los mandamientos del Señor; no hicieron como sus padres.
Jeremías 11:10 LBLA
10 Se han vuelto a las iniquidades de sus antepasados, los cuales rehusaron escuchar mis palabras, y se han ido tras otros dioses para servirlos. La casa de Israel y la casa de Judá han violado mi pacto, que hice con sus padres.
La razón de que las personas no escuchen la voz del Señor en aquellos tiempos y ahora muestra cuan profunda es la afectación del pecado. Desde que Adán y Eva pecaron nuestra mente ha sido afectada de manera radical. Los cientos de años que han pasado no han hecho nada para mejorar esta condición del hombre. Se precisa del poder de Dios para que podamos escuchar. Ese poder obra en las personas cuando escuchan la palabra del Señor.
¿No les llama la atención que cuando el Señor Jesús sanó a un sordomudo lo hizo hablándole? (Mr. 7:33-35).
Es Dios quien por medio de su palabra obra para que escuchemos.
La palabra de Dios es poderosa para cumplir el propósito para el cual ha sido enviada.
Isaías 55:10–11 LBLA
10 Porque como descienden de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelven allá sino que riegan la tierra, haciéndola producir y germinar, dando semilla al sembrador y pan al que come, 11 así será mi palabra que sale de mi boca, no volverá a mí vacía sin haber realizado lo que deseo, y logrado el propósito para el cual la envié.
Vemos que en el caso del mensaje de Hageo, el propósito de la palabra de Dios era despertar a la nación de su letargo/adormecimiento espiritual.
Al final del v. 12 leemos que la predicación de Hageo también produjo temor.
y temió el pueblo delante de Jehová.
El temor a Dios es un indicador de lo que pensamos en lo profundo de nosotros acerca de Dios. Si no hay temor de Dios, por mas teología que conozcamos, significa que en el fondo no estamos reconociendo a Dios como se ha revelado en las Escrituras.
Así que el pueblo que temió delante de Dios le estaba reconociendo como Él se había revelado, como el Señor de los ejércitos. Ya hemos dicho que tal título denota la grandeza, majestad, poder y autoridad de Dios.
Ya que el pueblo respondió así al mensaje de Dios por medio de Hageo, sigue diciendo el versículo 13
13 Entonces Hageo, enviado de Jehová, habló por mandato de Jehová al pueblo, diciendo:
Noten ustedes el énfasis en que el mensaje de Hageo es el mensaje de Dios al pueblo. La misma idea ya la hemos notado en el v. 12. No hay que perder eso de vista. Siempre está latente la amenaza que para revitalizar una iglesia, un grupo de niños o un grupo de jóvenes necesitamos algo mas que la palabra. Debido a esto los líderes se van tras la novedad, lo que está funcionando en otros lugares. Lo que una iglesia necesita es que la palabra de Dios sea expuesta a través de sus siervos.
Dios sabe mejor que cualquiera qué necesitamos. Su palabra nos dice lo que realmente necesitamos escuchar, aunque a veces no es lo que nos gustaría escuchar. En el caso del pueblo de Israel, ahora que se habían propuesto escuchar/obedecer la voz de Dios, el mensaje era muy alentador.
Yo estoy con vosotros, dice Jehová.
¿Qué consuelo y aliento mas fuerte necesita el pueblo de Dios que saber que Dios está con él?
Toda la semana esta frase “Yo estoy con vosotros” me ha estado dando vueltas. Cada vez que lo pienso Dios me llena de paz y aliento.
Considero que todos los que estamos aquí hemos tenido que enfrentar ciertos desafíos donde la presencia de alguien nos ha brindado la seguridad y el aliento que necesitamos.
De niño un día mi papá me llevó a la playa para nadar en una zona un poco profunda. Me quitó el salvavidas y me soltó un poco diciéndome que debía intentar nadar. Yo entonces no sabía y me daba un poco de miedo pero como sabía que él estaba ahí, tenía la confianza de que cualquier cosa me podría ayudar. Tragué agua unas dos o tres veces pero ese día aprendí a nadar.
Seguro que usted tiene un momento así con alguien que se ha puesto a su lado y le ha dicho: tú intentalo, yo estoy contigo.
Dios no es esa clase de persona que pone a todos a trabajar y los mira de lejos. Dios es tan personal que uno de los nombres de Cristo es “Dios con nosotros” en heb. Immanuel (Is. 7:14). Dios es tan personal, que en la persona de Cristo hizo su tabernáculo entre nosotros (Jn. 1:14). Cristo dio su vida por nosotros para que podamos tener vida eterna, y vida eterna es tener una relación cercana con Dios y con Jesucristo (Jn 17:3).
Dios está cerca de los suyos, tan cerca que les puede decir “Yo estoy contigo”. En repetidas ocasiones Dios les dijo a sus siervos: “Yo estoy contigo”.
Dios le dijo a Jacob que estaría con él después de que éste huía de su hermano Esaú que lo quería matar.
Génesis 28:15 LBLA
15 He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que vayas y te haré volver a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he prometido.
Dios estuvo con José en medio de todas las dificultades que pasó después de que sus hermanos lo vendieron.
Génesis 39:2 LBLA
2 Y el Señor estaba con José, que llegó a ser un hombre próspero, y estaba en la casa de su amo el egipcio.
Dios le prometió estar con Moisés para sacar al pueblo de la esclavitud en Egipto y conducirle a la tierra de Canaán.
Éxodo 3:12 LBLA
12 Y Él dijo: Ciertamente yo estaré contigo, y la señal para ti de que soy yo el que te ha enviado será esta: cuando hayas sacado al pueblo de Egipto adoraréis a Dios en este monte.
Dios le prometió a Josué estar con él para realizar la conquista de Canaán.
Josué 1:5 LBLA
5 Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida. Así como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré ni te abandonaré.
Dios le dijo a Gedeón que iba a estar con él para enfrentar al ejército de los madianitas, el cual era muy superior en número.
Jueces 6:16 LBLA
16 Pero el Señor le dijo: Ciertamente yo estaré contigo, y derrotarás a Madián como a un solo hombre.
Dios estuvo con David para que pudiera hacer todas las hazañas que estan relatadas de él.
2º Samuel 7:9 LBLA
9 “Y he estado contigo por dondequiera que has ido y he exterminado a todos tus enemigos de delante de ti, y haré de ti un gran nombre como el nombre de los grandes que hay en la tierra.
Dios estuvo con Jeremías para llevar a cabo una larga y difícil labor profética en Israel.
Jeremías 1:8 LBLA
8 No tengas temor ante ellos, porque contigo estoy para librarte—declara el Señor.
Y... ¿qué les dice el Señor a todos aquellos que contribuyen de una u otra manera a la labor de hacer discípulos?
Mateo 28:19–20 LBLA
19 Id, pues, y haced discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, 20 enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado; y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.
Para cada temor, para cada angustia, para cada duda, para cada debilidad, Dios está con nosotros.
PIENSE EN ESTO
El único Dios verdadero que es perfecto, sabio, santo, justo, amoroso, misericordioso, dueño de todo, soberano, todopoderoso le dice “Yo estoy contigo”.
Oh amados hermanos, dejemos que las preciosas palabras de Dios apaguen todo dardo de fuego del enemigo que ha sido lanzado contra nosotros. Usted y yo somos pequeños y débiles pero nuestro gran y poderoso Dios se ha puesto de nuestro lado y nos ha dicho “Yo estoy contigo”.
Incluso si en este momento usted ha estado en rebeldía e indiferencia al Señor pero le pide perdón y se humilla ante Él, el Señor le dice “Yo estoy contigo”.
Isaías 57:15 NTV
15 El Alto y Majestuoso que vive en la eternidad, el Santo, dice: «Yo vivo en el lugar alto y santo con los de espíritu arrepentido y humilde. Restauro el espíritu destrozado del humilde y reavivo el valor de los que tienen un corazón arrepentido.
Lo único que nos podría impedir no palpar que Dios está con nosotros es si nosotros queremos aferrarnos a nuestro pecado e indiferencia. Fuera de eso, Dios ha provisto todo lo que necesitamos para estar en paz con Él. Dios nos ha provisto de su Hijo Jesucristo.
Sinceramente creo que una de las cosas mas importantes que necesitamos escuchar para dar el siguiente paso en nuestro trabajo para el Señor es saber que Dios nos dice “Yo estoy con ustedes”. Con ese mensaje hubo un renovado deseo y empeño del pueblo para poner manos a la obra.
14 Y despertó Jehová el espíritu de Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y el espíritu de Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y el espíritu de todo el resto del pueblo; y vinieron y trabajaron en la casa de Jehová de los ejércitos, su Dios,
Al principio del versículo leemos que Dios despertó el espíritu de los líderes y del resto del pueblo. Ese despertar proviene de la palabra que significa agitar, como se agita a alguien que está somnoliento, es decir, medio dormido y medio despierto. El pueblo fue sacudido y despertado con energías renovadas para su servicio a Dios.
Desde la predicación de Hageo hasta el momento de acción transcurrieron 23 días. Así nos dice el v. 15
15 en el día veinticuatro del mes sexto, en el segundo año del rey Darío.
Durante los 23 días se planificó y al final el pueblo puso manos a la obra.
Conclusión
La porción bíblica que acabamos de ver nos ha hecho notar como es que Dios está profundamente involucrado con nosotros en su obra. Por un lado notamos al pueblo escuchando con atención a la voz de Dios y poniendo manos a la obra. Por otro lado vemos a Dios infundiendo ánimo, vitalidad espiritual y diciéndoles “Yo estoy con ustedes”. Esta sinergia está bien resumida en las palabras del apóstol Pablo...
Filipenses 2:12–13 NTV
12 Queridos amigos, siempre siguieron mis instrucciones cuando estaba con ustedes; y ahora que estoy lejos, es aún más importante que lo hagan. Esfuércense por demostrar los resultados de su salvación obedeciendo a Dios con profunda reverencia y temor. 13 Pues Dios trabaja en ustedes y les da el deseo y el poder para que hagan lo que a él le agrada.
Hermanos, así como el pueblo de Israel nosotros también somos llamados a una obra, hacer discípulos. Dios está profundamente involucrado en esta tarea y también nos ha dicho “He aquí yo estoy con ustedes hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20).
¿Necesitamos algo mas?
Hay que ponernos a planear y echar manos a la obra.
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